jueves, mayo 18, 2006

El 22.º Festival Internacional de Poesía de Barcelona


Palau de la Música

ROSA MARIA PIÑOL

B arcelona, España.18/05/2006. (La Vanguardia).- El 22.º Festival Internacional de Poesía de Barcelona volverá a dejar claro hoy, en el Palau de la Música (21 h), que la palabra poética es un lenguaje común entre los pueblos, un nexo cultural por encima de identidades diversas e incluso de regímenes políticos dispares. Así, sobre el escenario del auditorio modernista convivirán autores procedentes de tres países hoy políticamente enfrentados: Estados Unidos, Iraq e Irán.

La voluntad de que este certamen, que pone cada año broche de oro a la semana Barcelona Poesia, ofrezca una "propuesta poliédrica y transversal" que muestre "la diversidad poética del planeta" ha estado en el ánimo de la organización. Y así lo plasma la nómina de autores convocados por Víctor Obiols, director del festival. Un grupo en el que tiene un peso especial el continente asiático, con tres representantes: el chino Zhang Zao, el tibetano Jangbu y el turco Ilhan Berk. Además del violoncelista camboyano Sonny Thet, que ha creado unos breves interludios musicales inspirados en la estética de cada poeta y que enmarca en la world music.

Ayer, en la presentación del certamen, los autores resumieron sus respectivas formas de concebir la poesía y hablaron de la relación de ésta con la política y el compromiso. "Los gobiernos son sensibles a lo que dicen los poetas, y por eso muchos están exiliados. Pero hoy la poesía tiene otro gran enemigo, y es el mal gusto imperante", dijo Zhang. La iraní Nahid Kabirí explicó que su obra refleja la situación de los seres humanos en su país y que sus poemas están llenos de "mensajes de paz, amor y libertad". Añadió que "aunque no hagas expresamente poesía de combate, la política se te infiltra hasta lo más íntimo, y te sientes perseguido pese a no alzar la voz". El iraquí Ronny Someck, que desde niño ha vivido en Israel y recita en hebreo, describió con una metáfora la situación de su país natal: "Allí el poeta es como el pianista del saloon en los western: no actúa en una sala de conciertos, sino en un sucio local que huele permanentemente a pólvora".

La presencia más exótica será la del tibetano Jangbu, quien ayer se congratuló de poder hacer oír en un festival como éste su idioma, "que está en peligro de desaparición". Y el poeta más veterano es el turco Ilhan Berk, traductor de Rimbaud y autor muy premiado en su país, de quien el año pasado se tradujo en España la obra Mar de Galilea.

Completarán la presencia extranjera otras tres mujeres: la argentina Ana Becciu, la rusa Xènia Dyakonova -joven autora de 21 años que actualmente vive en Barcelona- y la norteamericana Eleni Sikelianós. Dyakonova explicó que compone su poesía "procurando mirar el mundo y la realidad con ojos infantiles, sorprendidos e ingenuos". Por su parte, Sikelianós recordó que en Estados Unidos tienen "líderes poéticos", lo que compensa un poco "la falta de líderes políticos".

La poesía en lengua castellana estará representada por César Antonio Molina, actual director del Instituto Cervantes. Y el catalán, la lengua anfitriona del festival, sonará en las voces de tres poetas: dos de ellos, valores consolidados como son Lluís Solà (premio Nacional de la Crítica 2002) y Miquel de Palol, y el tercero, Martí Sales, uno de los nombres emergentes de las últimas hornadas poéticas.