martes, abril 20, 2010

Arqueología / Egipto: Carmen Pérez Die recibe Medalla de Oro del Consejo Supremo de Antigüedades

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La doctora encabeza una de las seis misiones españolas que trabajan en lugares distintos de aquel país. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de abril de 2010. (RanchoNEWS).- La arqueóloga española Carmen Pérez Die aún recuerda un atardecer del año 2000 en el que hizo uno de los descubrimientos más emocionantes de su carrera, una tumba adornada hace cuatro mil años con pinturas que habían desafiado al tiempo, informa desde El Cairo la agencia EFE.

«Era como si volviera a revivir el pasado. Estaba escuchando los cánticos, oía al sacerdote-lector, estaba oliendo el incienso. Fue una impresión muy fuerte, y no lo olvidaré nunca», recuerda Pérez en una entrevista con EFE.

La arqueóloga hizo sus declaraciones poco antes de recibir la Medalla de Oro del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias, una distinción reservada a pocos en un homenaje que Carmen Pérez comparte con otros seis renombrados arqueólogos internacionales.

Se trata de un reconocimiento a una labor que viene realizando en este país desde 1984, con numerosas campañas de excavaciones en Egipto y una pasión que arrastra desde que a los 5 años comenzó a enamorarse de los rincones del Museo Arqueológico.

Doctora en Historia y Geografía y especialista en egiptología, esta madrileña tuvo su primer contacto con Egipto cuando, en 1975, nada más terminar su carrera, estuvo un año trabajando como becaria del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Carmen Pérez Die dirige la excavación en Heracleópolis Magna, unos 120 kilómetros al sur de El Cairo, que fue capital de una de las regiones del Egipto de los faraones y en donde arqueólogos españoles están investigando ininterrumpidamente desde 1984.

Fue allí cuando la arqueóloga se topó hace diez años con la tumba de Hotep-Uadyet, un alto funcionario, «amigo único» y «amado del rey», entre otros títulos, que controlaba la estancia de una sustancia parecida a la mirra y que se utilizaba para ceremonias.

Carmen Pérez en sus labores en Egispto. (Foto: egiptología.com)

«La tumba estaba abierta por el techo, y estaba rellena de tierra. En el momento que empezamos a limpiarla comenzaron a salir las imágenes. Se trataba de una procesión de sacerdotes, con el difunto sentado a una mesa», recuerda ahora.

«Todo en colores rojos y amarillos, maravilloso. Pensé: 'Estoy devolviendo a la memoria a una persona de hace 4.000 años'», agrega.

Aunque en su larga carrera Carmen Pérez y el equipo que dirige han encontrado muchos otros objetos y han tenido hallazgos igual de importantes, la emoción de la memoria se la dedica exclusivamente a la tumba de Hotep-Uadyet.

Poco después del descubrimiento, la tumba fue clausurada y ya nadie puede visitarla, «a la espera de si, en algún momento, se quieren sacar las pinturas».

«Cuanto menos se toque mejor. Cuando se abra tendrá que ser para llevarla a algún sitio», agregó.

En la entrevista, la arqueóloga española habló sobre los esfuerzos de algunos países, como Egipto, para recuperar piezas claves de su historia, como el busto de Nefertiti, que se encuentra en Berlín, o la piedra Rossetta, en Londres.

Es un tema difícil de abordar, admite, pero entiende que países como Egipto «pidan sus obras maestras, pero también que los museos que las tienen no quieran desprenderse de ellas».

Por ejemplo, añade, hay piezas en España, todas ellas ingresadas legalmente como donaciones o como fruto de los trabajos españoles y que, según Pérez Die, sirven «para enseñar la civilización egipcia desde allí».

«Aquí tienen tanto, tanto, tanto, que no tendrían capacidad para exponerlo», agrega.

Carmen Pérez Die, ex directora del Museo Nacional de Arqueología, encabeza una de las seis misiones españolas que trabajan en lugares distintos de Egipto, con medio centenar de expertos, una labor en la que España está involucrada desde hace más de un siglo.

«Nos falta mucho por descubrir», dice la arqueóloga, que sostiene que debajo de las ciudades o los pueblos egipcios puede haber sitios aún escondidos que sólo esperan al paso del tiempo, porque «no se trata de hacer una arqueología total».

«Hay que dejar algo para el futuro», añade.

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