lunes, febrero 21, 2011

Obituario / Eric Ramírez Cahue

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El violinista con la Sinfónica Juvenil, en el Teatro del Estado de Xalapa. (Foto: Archivo/Diario de Xalapa)

C iudad Juárez, Chihuahua, 22 de febrero 2011. (RanchoNEWS).- El músico xalapeño Eric Ramírez Cahue, reconocido internacionalmente como Eric Cahue, era un artista de inquebrantable decisión y objetivos claros. Además, era hombre de visión por demás objetiva. Por lo mismo, se oponía a que el talento xalapeño se entregase indiscriminadamente a la labor de «hueseo» en la ciudad de México. Así lo hizo saber a un funcionario de la Universidad Veracruzana, cuando éste le propuso que incrustara a Inti Bullón en la Sinfónica de Minería. Una nota de Jorge Vázquez Pacheco para el Diario de Xalapa:

«¿De verdad quiere usted ayudar a este joven violista? Entonces no lo mande a Minería; consiga que sea becado para que se perfeccione en Europa y que allá desarrolle adecuadamente su talento...», fue la dura observación de Eric que, por cierto, no tuvo una agradable recepción.

Sus compañeros de generación recuerdan a Eric como un inteligente alumno de Carlos Marrufo en la Facultad de Música de la UV, donde también se preparó bajo la guía de Rino Brunello y Stephani Chase. Ganador por concurso, en dos ocasiones, de sendas oportunidades para actuar como solista con la Sinfónica de Xalapa, se definía como un inteligente ejecutante, lo que le permitió integrarse prontamente a las orquestas sinfónicas de Xalapa, Bajío y Guanajuato, antes de pasar a ser concertino en Morelia y Monterrey.

Desde 1990 se integró a la Sinfónica Nacional, en la fila de primeros violines, para después ocupar el puesto de principal de segundos violines en la misma agrupación. Al momento de su desaparición se desempeñaba como principal de violas de la Orquesta de Cámara de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM y de la Sinfónica de Minería.

Con una trayectoria importante en el extranjero (Portugal, Francia, Estados Unidos, Canadá, Sudamérica), Eric proyectaba la personalidad de un artista forjado –y formado– con todas las de la ley. Con el Cuarteto de la ciudad de México registró para la fonografía, como solista, el Concierto para viola de Henri Casadesus. Bajo los auspicios del Instituto de Artes de Liverpool y del Grupo IntegrArte, grabó un disco con obras de Manuel M. Ponce, Debussy, Massenet, Kreisler y Paganini en aquella ciudad inglesa. Su realización más reciente, Baroque Journey, contiene obras de Leclair, Ponce y Haendel. En sus planes inmediatos se contaba una serie de registros fonográficos con patrocinio del gobierno del Estado de Veracruz.

Durante el año pasado y en el Instituto Superior de Música, Antonio Tornero tuvo a bien invitar a Eric para tomar parte en el calendario de música de cámara y como solista con la Sinfónica Juvenil. En estos acontecimientos dejó constancia de un profesionalismo intachable, de indudable intuición musical y aseada técnica.

Hoy sólo podremos evocar todas las virtudes que le eran propias. La tragedia se ha abatido sobre una personalidad destacadísima del arte musical, como si todas las desgracias ocurridas recientemente no hayan sido suficientes.

A Eric le ha correspondido la desdicha de ser víctima de aquella vorágine de violencia que impera en una ciudad que, según dicen, cuenta con «el mejor alcalde del mundo»; un enunciado que movería a la risa si no fuera por sus espeluznantes consecuencias. Nuestro querido amigo ha sido ultimado arteramente, ante la mirada de los defensores de un sistema gubernamental que muestra día a día su clara ineficiencia para otorgar un mínimo de seguridad a sus ciudadanos.

Desearíamos estar al lado de Eric en estos terribles momentos, aunque ya no sea capaz de vernos. Quisiéramos que supiera del vacío que deja entre nosotros, de la rabia que nos invade cuando no queda más que pasar de la impotencia a la resignación. Decirle, aunque no nos escuche, que siempre será recordado gratamente y que su desgracia funcionará para que estrechemos entre nosotros, más aún, los lazos de amistad y bondad piadosa que deben unificarnos ante la fragilidad de la vida y la brutalidad de quienes la agreden y desprecian.

Eric, querido Maestro... Nunca te olvidaremos.

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