.
El escritor en la ciudad de México (Foto: Yazmín Ortega Cortés)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de abril 2012. (RanchoNEWS).- El viajero siempre está en el ojo del huracán, asevera el escritor Cees Nooteboom, candidato habitual al Premio Nobel de Literatura, quien ha destacado por sus relatos de nómada por los cinco continentes. Una nota de Alondra Flores para La Jornada:
El mundo se mueve todo el tiempo, tú te mueves también. Pero una vez en la habitación del hotel, por ejemplo en Nueva Delhi o Bangkok, estás de cierta manera en el ojo del huracán porque hay silencio, dice.
El también novelista, poeta, ensayista, traductor e hispanista holandés visita nuestro país para participar en el Festival Internacional de Poesía y Prosa, hoy por la noche en la Ciudadela.
«Cuando yo tenía 17 años dejé la casa de mi madre haciendo autoestop y de cierta manera no he vuelto. Ahora soy un poco viejo, pero hago la misma cosa», dice el escritor de 78 años, quien se ha dedicado a observar el mundo por más de medio siglo. Creo que siempre hemos sido una nación de navegantes, dice con respecto a su país. Motivos divinos dan vida a sus dos próximos libros a publicarse, adelanta: un peregrinar fotográfico en Japón por 33 templos viejísimos, del año mil o anteriores, dedicados a la diosa budista de la Merced y 73 cartas a Poseidón, dios griego del mar. ¿Qué piensan los dioses de nosotros?, es una de las cuestiones, «¿somos tristes porque debemos morir o son celosos los dioses de que nosotros podemos morir?, ¿qué no ha visto Poseidón descender?, en este siglo ha visto pasar el Titanic, también las monedas que ha tirado Borges, y a lo mejor vio los pies de Cristo andando sobre el agua».
Viajar y escribir
Cees Nooteboom, nacido en La Haya en 1933, narra sus experiencias en un español muy peculiar, personalísimo. Habla de su tiempo compartido a lo largo del año con estancias veraniegas en la isla de Menorca, otros cuatro meses en un sitio alejado en Alemania, retirado para leer y escribir a mano sobre grandes cuadernos españoles de actas, el resto del tiempo en su quehacer de trotamundos.
Dicen que el mundo es más pequeño. Esto no es verdad. Cuando jóvenes me dicen que todo ya está conocido, respondo que de ninguna manera y recuerda una anécdota, cuando en la frontera de Argentina y Bolivia se encontró con una fila de miles de mujeres, todas con un saco de cemento en la espalda, incomprensible, una escena bíblica, cosas de éstas no están en el GPS.
Y entonces diserta: uno no puede captar el mundo en lemas fáciles, el mundo es de una complicación fantástica y para mí muy agradable.
Creador de una la literatura que ilusiona a las personas con cosas imposibles, también ha marcado un sendero particular en su narrativa de viajes.«Yo me dejo caer en algún sitio. Y después prosigo y soy muchas veces más estilístico o impresionista, esto enfatiza una diferencia en la tradición del libro de viajes, que lo hace diferente a otros autores anglosajones, quienes de cierta manera hacen una aventura con un hilo conductor fácil a seguir, como ir del puente más al norte hasta el sur».
Pero también he escrito 10 novelas, explica en el salón donde se ha reunido con periodistas mexicanos a conversar. Aunque, acepta, hay cierta influencia entre ambos géneros, por ejemplo, en su novela Perdido el paraíso, donde dos mujeres brasileñas viajan a Australia, no hubiera podido escribir un libro así si no conociera esos países.
Por supuesto, también destaca la poesía, la cual es la esencia más difícil de hablar. En la casa de la poesía hay diferentes habitaciones. Pero yo solamente puedo escribir una sola, no soy Pessoa. Y creo que leer poesía es muy importante para escritores de ficción, porque las palabras se aventuran en lo desconocido y dicen cosas.
Los peligros de los viajeros y de los autores son diferentes; por ejemplo, los primeros son de vez en cuando prácticos, y narra cuando fue arrestado en África por no parar en su bicicleta ante el paso del automóvil del presidente. En cambio, los de los autores son mentales. Y entonces confiesa cierta envidia por autores como Vladimir Nabokov o William Faulkner, yo a lo mejor soy celoso de estos señores que tenían tanto en la cabeza, en referencia a obras planeadas antes de ser escritas, yo solamente tengo unas ideas generales, casi nada.
La palabra encrucijada, difícil de discernirr en su mente políglota, es un reto del viajero y del escritor. Pero, son momentos de simplemente escribir y no pensar si la idea es buena o no.
Sobre la famosa página en blanco, dice: un escritor es un ser muy solitario cuando está en su habitación donde escribe, porque ya no hay nada. Y el milagro es que después de un rato, uno, dos, tres meses, hay palabras.
Respecto de México, dice, estuvo aquí durante las elecciones hace seis años, cuando ustedes por un momento tenían dos presidentes y no sé cómo acabó esa historia. Es probable que su curiosidad quede resuelta, pues una de las cosas que hizo muy temprano fue comprar periódicos, entre ellos La Jornada. Gracias a Dios puedo leer su idioma y saber más. En Europa, lo que leemos de México es sobre drogas, los crímenes y víctimas que son periodistas. El año pasado estuve en Medellín, Colombia, donde se han mejorado mucho las cosas. Uno no se puede creer que eso también pase aquí y sea tan fuerte.
Relata que ha visitado el país algunas veces, fue a un festival en Chiapas, ha viajado por Yucatán y por la costa del Pacífico. Ha escrito sobre México en diversos libros de viajes.
Me gusta viajar y escribir. En mi vida he podido combinar las dos cosas. No sabría de otra existencia mejor. Es duro de vez en cuando, acepta con la satisfacción de un voyerista que retrata al mundo.
REGRESAR A LA REVISTA