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El cómico reconquistará la pantalla grande cuando su hija, Rosalía Valdés, concluya la adaptación de La historia inédita de Tin Tan. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Ahora que la vida de Germán Valdés Tin Tan regrese a la pantalla grande, su hija, Rosalía Valdés, desea que Salma Hayek sea quien dé vida a la última esposa del actor fallecido: Rosalía Julián; «con ella pasó momentos hermosos. Le voy a regalar mi libro a Salma, a ver si le gusta la idea». Una nota de Ivett Salgado para Milenio:
«Salma es muy linda y tiene mucho terreno ganado; además, es mexicana y ha hecho producciones hermosas, como Frida. Si ligas a Frida Kahlo con Tin Tan encuentras similitudes, ambos fueron expositores de obras que trascendieron al tiempo», explicó Rosalía Valdés sobre su intención.
Respecto al parecido físico entre su madre y la actriz, Rosalía comentó que no lo hay del todo, salvo que «ambas son muy bellas, sólo que mi mamá era un poco más alta. Aunque eso qué importa, si Tom Cruise puede salir alto en sus películas, todos podemos», bromeó la hija del Pachuco.
Pero Rosalía no solo piensa en quién dará vida a su madre; de hecho, el rostro de Tin Tan para la ficción que ya se prepara desde hace unos meses será de un novel talento, «tiene que ser alguien desconocido, pero aún no sabemos quién.
«Estamos pensando en un chico de la frontera, alguien que entienda toda esa carga del contexto del norte; y ojo, no sé si será mexicano, el hecho es que debe entender la idiosincrasia mexicana a la perfección, de lo contrario, no será posible», añadió Valdés Julián.
Aunque el filme abordará la vida completa de Tin Tan, el final de sus días se mostrará como parte fundamental de la historia, y el puerto de Acapulco está inscrito en ella, «la parte romántica de mi padre se desarrolló aquí, Acapulco fue el lugar en el que más feliz vivió y quiero decir en esa película por qué», explicó.
Si bien la historia que podría comenzar su rodaje el próximo año no cuenta con un director definido, Rosalía adelantó que para el desarrollo del guión está asesorada por Marina Stavenhagen, quien recién concluyó su administración como directora de Imcine.
Dijo que la historia podría llegar a la pantalla en 2015.
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viernes, noviembre 30, 2012
jueves, noviembre 29, 2012
Literatura / Entrevista a José Manuel Caballero Bonald.
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El escrito español. (Foto: Gonzalo Arroyo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Reproducimos la entrevista que le hiciera Nuria Azancot publicada el 19 de enero de 2011 para El Cultural:
Ayer uno de nuestros más jóvenes poetas, José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926), intervino en el ciclo Maestros x Maestros organizado por la Residencia de Estudiantes para celebrar su centenario. Su maestro fue García Lorca, propuesto por los organizadores, aunque el propio Caballero Bonald lo hubiese elegido porque «fue un ejemplo esencial de penetración en la realidad». Hoy regresa a la Residencia para leer sus poemas.
¿De verdad le propusieron a Lorca como Maestro, no lo eligió usted?
No, pero yo también lo hubiera elegido, porque García Lorca ha supuesto para mí una enseñanza de adolescencia inolvidable. Yo empecé a leer a Lorca antes que a ningún otro poeta, en la antología inevitable de Gerardo Diego, en aquellos años oscuros y realmente la palabra de Lorca me llegó muy adentro, la tenía muy viva y siempre la he recordado como un ejemplo de penetración en la realidad y de dinamismo retórico y verbal.
Si dentro de unos años le propusieran el mismo juego, y participase en un ciclo como éste, ¿a qué poetas jóvenes elegiría como discípulos y amigos?
Hay dos o tres, pero yo elegiría a Antonio Lucas o a Pérez Azaústre, alguno de esos jóvenes a los que considero muy próximos, muy cercanos, aunque quizá, llegado a ese caso, titubearía mucho.
¿Cuál ha sido su relación con la Residencia de Estudiantes?
Siempre he estado bastante cerca, desde que empecé a compartir las experiencias que habían vivido allí Lorca, Alberti, Buñuel y Dalí. Sin embargo ha habido una parte de esa fama de la Residencia ligada a ese trío de Lorca-Dalí-Buñuel que me ha incomodado, sobre todo a través de lo que contaba Pepín Bello, que se había convertido en una especie de portavoz oficial de aquella juventud disparatada. Me molestaba un poco aquella especie de bromas de colegio mayor, pero poco a poco también fui penetrando más en el clima de la Residencia y en lo que supuso de regeneración cultural en aquellos años, sobre todo la figura de los directores de la Residencia, como Jiménez Fraud, y lo que representó también Giner de los Ríos en aquella Institución Libre de Enseñanza: todo aquello fue para mí un ejemplo y un ejemplo que he recordado siempre y sigo recordando como una especie de espacio cronológico en la cultura del siglo XIX y XX en España que no ha tenido parangón.
Ahora que está encendido el debate sobre la jubilación a los 67, resulta sorprendente que un poeta que hace tiempo sobrepasó esa edad esté más vital y creativo que nunca. ¿Cuál es el secreto?
No sé, a veces, cuando medito en mi edad y pienso que tengo 84 años, no entiendo muy bien por qué sigo teniendo entusiasmo como escritor, como poeta sobre todo. Pues esto me desconcierta. Creo que realmente soy muy viejo y sin embargo, me siento realmente pleno y muy lleno de vida para seguir escribiendo; estoy haciendo un nuevo poema, un libro nuevo que es un largo poema y lo tengo casi listo, y lo reviso y me siento muy animado y eso no parece concordar con mi edad. La última etapa de mi obra poética es la más intensa, donde he escrito más, he publicado tres libros o cuatro con bastante frecuecia, cuando antes tardaba una década de un libro a otro, prácticamente: Y no sé por qué me ha sobrevenido, así como he abandonado mucho la prosa, y sé que no voy a escribir ninguna novela más, ni otro libro de memorias. Me siento muy distanciado de la prosa novelística, de la narrativa, de las memorias, pero el verdadero ímpetu juvenil de la poesía me llena de vida.
¿Por qué parece que España es siempre mezquina con sus grandes poetas, y pienso, por ejemplo, en Muñoz Rojas o Carlos Edmundo de Ory?
Lo de Ory fue un gran ejemplo de eso, murió y apenas se le hizo caso. No lo entiendo, es un desdén que me irrita, me llena de iracundia contra la mentalidad general de un pueblo, de un país que desdeña a sus grandes figuras.
Este Fragmento de un libro inédito que a continuación reproducimos, está extraído del libro Ruido de muchas aguas, de José Manuel Caballero Bonald, con prólogo de Aurora Luque, publicado en la Colección Palabra de Honor, de la editorial Visor.
FRAGMENTO DE UN LIBRO INÉDITO
el lugar de las revelaciones ¿era aquel donde un día
abrí las cajas primordiales rompí el invicto sello el embozo perpetuo
hendí la piedra y sus fisuras me interné en la caverna estática del tiempo?
¿estaba acaso inserto en el no nunca el lugar de las revelaciones?
oh fronda oh fuego oh detrimento impuro de la invivida realidad
¿iba a poder testificarme allí en lo más intraducible
en lo más interino de los muchos lenguajes que la duda engendraba?
¿sabía yo ya entonces que toda realidad cincunvala el enigma
que estaba franqueando la luz propiciatoria que irradia de lo hermético?
y de esos lenguajes que el poder la codicia la sinrazón
fueron desmantelando ¿con qué triza qué gajo me quedé
qué estría de la malevolencia fragmentó el aparejo impuro del pasado
qué herramienta de humo qué espejismo usó entonces la vida
para reconstruir los desperfectos habidos en tamaña coyunda del idioma
mientras la percepción se desguazaba como un cadáver en su pudridero? [...]
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El escrito español. (Foto: Gonzalo Arroyo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Reproducimos la entrevista que le hiciera Nuria Azancot publicada el 19 de enero de 2011 para El Cultural:
Ayer uno de nuestros más jóvenes poetas, José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926), intervino en el ciclo Maestros x Maestros organizado por la Residencia de Estudiantes para celebrar su centenario. Su maestro fue García Lorca, propuesto por los organizadores, aunque el propio Caballero Bonald lo hubiese elegido porque «fue un ejemplo esencial de penetración en la realidad». Hoy regresa a la Residencia para leer sus poemas.
¿De verdad le propusieron a Lorca como Maestro, no lo eligió usted?
No, pero yo también lo hubiera elegido, porque García Lorca ha supuesto para mí una enseñanza de adolescencia inolvidable. Yo empecé a leer a Lorca antes que a ningún otro poeta, en la antología inevitable de Gerardo Diego, en aquellos años oscuros y realmente la palabra de Lorca me llegó muy adentro, la tenía muy viva y siempre la he recordado como un ejemplo de penetración en la realidad y de dinamismo retórico y verbal.
Si dentro de unos años le propusieran el mismo juego, y participase en un ciclo como éste, ¿a qué poetas jóvenes elegiría como discípulos y amigos?
Hay dos o tres, pero yo elegiría a Antonio Lucas o a Pérez Azaústre, alguno de esos jóvenes a los que considero muy próximos, muy cercanos, aunque quizá, llegado a ese caso, titubearía mucho.
¿Cuál ha sido su relación con la Residencia de Estudiantes?
Siempre he estado bastante cerca, desde que empecé a compartir las experiencias que habían vivido allí Lorca, Alberti, Buñuel y Dalí. Sin embargo ha habido una parte de esa fama de la Residencia ligada a ese trío de Lorca-Dalí-Buñuel que me ha incomodado, sobre todo a través de lo que contaba Pepín Bello, que se había convertido en una especie de portavoz oficial de aquella juventud disparatada. Me molestaba un poco aquella especie de bromas de colegio mayor, pero poco a poco también fui penetrando más en el clima de la Residencia y en lo que supuso de regeneración cultural en aquellos años, sobre todo la figura de los directores de la Residencia, como Jiménez Fraud, y lo que representó también Giner de los Ríos en aquella Institución Libre de Enseñanza: todo aquello fue para mí un ejemplo y un ejemplo que he recordado siempre y sigo recordando como una especie de espacio cronológico en la cultura del siglo XIX y XX en España que no ha tenido parangón.
Ahora que está encendido el debate sobre la jubilación a los 67, resulta sorprendente que un poeta que hace tiempo sobrepasó esa edad esté más vital y creativo que nunca. ¿Cuál es el secreto?
No sé, a veces, cuando medito en mi edad y pienso que tengo 84 años, no entiendo muy bien por qué sigo teniendo entusiasmo como escritor, como poeta sobre todo. Pues esto me desconcierta. Creo que realmente soy muy viejo y sin embargo, me siento realmente pleno y muy lleno de vida para seguir escribiendo; estoy haciendo un nuevo poema, un libro nuevo que es un largo poema y lo tengo casi listo, y lo reviso y me siento muy animado y eso no parece concordar con mi edad. La última etapa de mi obra poética es la más intensa, donde he escrito más, he publicado tres libros o cuatro con bastante frecuecia, cuando antes tardaba una década de un libro a otro, prácticamente: Y no sé por qué me ha sobrevenido, así como he abandonado mucho la prosa, y sé que no voy a escribir ninguna novela más, ni otro libro de memorias. Me siento muy distanciado de la prosa novelística, de la narrativa, de las memorias, pero el verdadero ímpetu juvenil de la poesía me llena de vida.
¿Por qué parece que España es siempre mezquina con sus grandes poetas, y pienso, por ejemplo, en Muñoz Rojas o Carlos Edmundo de Ory?
Lo de Ory fue un gran ejemplo de eso, murió y apenas se le hizo caso. No lo entiendo, es un desdén que me irrita, me llena de iracundia contra la mentalidad general de un pueblo, de un país que desdeña a sus grandes figuras.
Este Fragmento de un libro inédito que a continuación reproducimos, está extraído del libro Ruido de muchas aguas, de José Manuel Caballero Bonald, con prólogo de Aurora Luque, publicado en la Colección Palabra de Honor, de la editorial Visor.
FRAGMENTO DE UN LIBRO INÉDITO
el lugar de las revelaciones ¿era aquel donde un día
abrí las cajas primordiales rompí el invicto sello el embozo perpetuo
hendí la piedra y sus fisuras me interné en la caverna estática del tiempo?
¿estaba acaso inserto en el no nunca el lugar de las revelaciones?
oh fronda oh fuego oh detrimento impuro de la invivida realidad
¿iba a poder testificarme allí en lo más intraducible
en lo más interino de los muchos lenguajes que la duda engendraba?
¿sabía yo ya entonces que toda realidad cincunvala el enigma
que estaba franqueando la luz propiciatoria que irradia de lo hermético?
y de esos lenguajes que el poder la codicia la sinrazón
fueron desmantelando ¿con qué triza qué gajo me quedé
qué estría de la malevolencia fragmentó el aparejo impuro del pasado
qué herramienta de humo qué espejismo usó entonces la vida
para reconstruir los desperfectos habidos en tamaña coyunda del idioma
mientras la percepción se desguazaba como un cadáver en su pudridero? [...]
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Textos / Benjamín Prado: «Pepe Caballero»
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«¿Merezco yo gritar mientras escribo /sin saber hacia quién, cómplice / de mi propio atestado, y se me llena / de impune virulencia la razón?'. » Documental. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Reproducimos el texto de Benjamín Prado dedicado a José Manuel Caballero Bonald con motivo de que se le concediera el Premio Miguel de Cervantes publicado en El País:
Todos los escritores que es José Manuel Caballero Bonald, y también él mismo, merecen el premio Miguel de Cervantes. Sus dos volúmenes de memorias, Tiempo de guerras perdidas (1995) y La costumbre de vivir (2001), aparte de un ejemplo sublime de la elegante y afilada escritura de su autor, son también, junto con los libros biográficos de su amigo y compañero Carlos Barral, una obra imprescindible tanto para entrar en la cocina de la Generación del 50 como para saber de qué forma se malvivía en la España llena de lápices rojos y policías grises de la postguerra. Entre sus novelas, hay dos que para mí condensan los dos extremos de su estilo, la indagación lingüística y la capacidad de contar, que son Campo de Agramante en o En la casa del padre. Sus libros de poemas también podrían dividirse en dos, los más irracionalistas y los más comunicativos; ambos son sobresalientes, aunque yo prefiero los segundos y entre ellos la trilogía que forman Diario de Argónida (1997), Manual de infractores (2005) y La noche no tiene paredes (2009). Es asombroso, por otra parte, que un hombre de su edad pueda mantener intactos tanto su capacidad de protesta, patente en esos tres tomos, como sus ganas de descubrir y ahondar nuevos caminos en su obra, como hace el ese tour de forcé que es su último trabajo, Entreguerras (2012). Por eso decía al principio también merece este galardón, y todos los que le den, desde el punto de vista personal, por su integridad, su lucidez y su valentía.
Finalmente, señalaría que este Cervantes es una medalla en la solapa de Caballero Bonald y una lámpara en la de la Real Academia Española, que le cerró dos veces sus puertas a este maestro indiscutible de nuestro idioma. Y me gustaría que con el impulso que un reconocimiento de esta naturaleza supone, la Fundación dedicada a él en Jerez de la Frontera, logre salvarse de la quema infernal que asola a la ciudad andaluza. Las llamas la están cercando, pero tal vez este premio Miguel de Cervantes sea agua caída del cielo, si es que alguien tan poco dado a las iglesias como Pepe Caballero me permite la metáfora.
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«¿Merezco yo gritar mientras escribo /sin saber hacia quién, cómplice / de mi propio atestado, y se me llena / de impune virulencia la razón?'. » Documental. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Reproducimos el texto de Benjamín Prado dedicado a José Manuel Caballero Bonald con motivo de que se le concediera el Premio Miguel de Cervantes publicado en El País:
Todos los escritores que es José Manuel Caballero Bonald, y también él mismo, merecen el premio Miguel de Cervantes. Sus dos volúmenes de memorias, Tiempo de guerras perdidas (1995) y La costumbre de vivir (2001), aparte de un ejemplo sublime de la elegante y afilada escritura de su autor, son también, junto con los libros biográficos de su amigo y compañero Carlos Barral, una obra imprescindible tanto para entrar en la cocina de la Generación del 50 como para saber de qué forma se malvivía en la España llena de lápices rojos y policías grises de la postguerra. Entre sus novelas, hay dos que para mí condensan los dos extremos de su estilo, la indagación lingüística y la capacidad de contar, que son Campo de Agramante en o En la casa del padre. Sus libros de poemas también podrían dividirse en dos, los más irracionalistas y los más comunicativos; ambos son sobresalientes, aunque yo prefiero los segundos y entre ellos la trilogía que forman Diario de Argónida (1997), Manual de infractores (2005) y La noche no tiene paredes (2009). Es asombroso, por otra parte, que un hombre de su edad pueda mantener intactos tanto su capacidad de protesta, patente en esos tres tomos, como sus ganas de descubrir y ahondar nuevos caminos en su obra, como hace el ese tour de forcé que es su último trabajo, Entreguerras (2012). Por eso decía al principio también merece este galardón, y todos los que le den, desde el punto de vista personal, por su integridad, su lucidez y su valentía.
Finalmente, señalaría que este Cervantes es una medalla en la solapa de Caballero Bonald y una lámpara en la de la Real Academia Española, que le cerró dos veces sus puertas a este maestro indiscutible de nuestro idioma. Y me gustaría que con el impulso que un reconocimiento de esta naturaleza supone, la Fundación dedicada a él en Jerez de la Frontera, logre salvarse de la quema infernal que asola a la ciudad andaluza. Las llamas la están cercando, pero tal vez este premio Miguel de Cervantes sea agua caída del cielo, si es que alguien tan poco dado a las iglesias como Pepe Caballero me permite la metáfora.
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Literatura / España: El Cervantes premia a Caballero Bonald
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El poeta la pasada primavera. (Foto: J.M. Ferrer)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El Premio Miguel de Cervantes se ha rendido a la obra del narrador, poeta y ensayista José Manuel Caballero Bonald. A sus 86 años, el escritor de Jerez de La Frontera (1926) ha sido distinguido hoy con el galardón más importante de las letras en español. El premio, de alguna manera, palía una de sus grandes decepciones: no haber entrado en la Real Academia Española (RAE). El anuncio fue hecho por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, acompañado por la escritora Ana María Matute (ganadora en 2010), el académico Darío Villanueva y el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. Una nota de Winston Manrique Sabogal / Tereixa Constenla para El País:
Precisamente fue el secretario de la RAE, Darío Villanueva, que actuó como presidente del jurado, quien ha glosado la figura del poeta: «Su primera dedicación fue poética y la ha mantenido viva hasta hoy mismo. No ha guardado la pluma y sigue presente en nuestro repertorio de hoy. Fue evolucionando hacia una novela que nunca renunció a la poesía de la palabra, es un fabulador de historias y un maestro en el uso del idioma». Villanueva destacó también su tradición memorialística y su proyección iberoamericana.
Concedido por el Ministerio de Cultura, a propuesta de las 22 Academias de la Lengua de habla hispana, el premio está dotado con 125.000 euros. El galardón reconoce la obra creadora de uno de los autores clave de la literatura hispanohablante desde los años cincuenta, que ha vivido en España y América Latina. Pertenece a una estirpe de escritores activos, inquietos y sin miedo a la exploración de las palabras por su significado y sonido en busca de borrar las fronteras de los géneros literarios.
Este reconocimiento le llega a Caballero Bonald cuando se cumplen 60 años de su primer poemario, Las adivinaciones, y 50 de su debut novelístico, Dos días de septiembre. El escritor jerezano es uno de los sobrevivientes de la llamada «generación del cincuenta», de la que formaban parte autores como Juan García Hortelano, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez.
Es uno de los pocos premios importantes que le faltaban a Caballero Bonald que ha obtenido el Nacional de las Letras (2005), el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004), además de tres veces el de la Crítica, por los poemarios Las horas muertas (1959) y Descrédito del héroe (1977) y por la novela Ágata ojo de gato (1974).
Precisamente este año el escritor ha publicado el que dice será su último libro: Entreguerras (Seix Barral). Una especie de autobiografía construida en un solo poema de 3.000 versos. «Ahí está todo lo que he escrito y todo lo que he vivido, ahí está como el compendio de mi literatura y mi vida y eso le da un valor estético especial», contó el autor en una entrevista a este diario. El próximo año publicará Oficio de lector, un volumen que reúne sus ensayos sobre la literatura: reseñas, prólogos y conferencias inéditas que revelan las predilecciones literarias de su autor: desde Cervantes o Juan de la Cruz a Juan Ramón Jiménez o Gabriel Miró, desde Góngora o Quevedo a Mallarmé o Kafka, desde Juan Carlos Onetti o Álvaro Cunqueiro a César Vallejo o José Ángel Valente.
Tal vez más conocido por el gran público como poeta, Caballero Bonald ha dicho que la poesía es «una mezcla de música y matemáticas». Se refiere a la búsqueda incesante del poeta no sólo por plasmar una idea sino por hallar aquellas palabras que mejor combinen o sirvan para transmitir lo que el autor quiere desde del significado y la sonoridad. Según el crítico y escritor José-Carlos Mainer, se trata de un autor que «sabe que la literatura es fundamentalmente asunto de manipulación de palabras. En unos casos, se provoca una explosión deslumbradora y en otros, una explosión retardada y con ecos: fulminante y explosivo son los mismos».
José Manuel Caballero Bonald se une a la lista de 35 premiados como Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Dámaso Alonso, María Zambrano, Octavio Paz o Nicanor Parra que lo obtuvo el año pasado.
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El poeta la pasada primavera. (Foto: J.M. Ferrer)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El Premio Miguel de Cervantes se ha rendido a la obra del narrador, poeta y ensayista José Manuel Caballero Bonald. A sus 86 años, el escritor de Jerez de La Frontera (1926) ha sido distinguido hoy con el galardón más importante de las letras en español. El premio, de alguna manera, palía una de sus grandes decepciones: no haber entrado en la Real Academia Española (RAE). El anuncio fue hecho por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, acompañado por la escritora Ana María Matute (ganadora en 2010), el académico Darío Villanueva y el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. Una nota de Winston Manrique Sabogal / Tereixa Constenla para El País:
Precisamente fue el secretario de la RAE, Darío Villanueva, que actuó como presidente del jurado, quien ha glosado la figura del poeta: «Su primera dedicación fue poética y la ha mantenido viva hasta hoy mismo. No ha guardado la pluma y sigue presente en nuestro repertorio de hoy. Fue evolucionando hacia una novela que nunca renunció a la poesía de la palabra, es un fabulador de historias y un maestro en el uso del idioma». Villanueva destacó también su tradición memorialística y su proyección iberoamericana.
Concedido por el Ministerio de Cultura, a propuesta de las 22 Academias de la Lengua de habla hispana, el premio está dotado con 125.000 euros. El galardón reconoce la obra creadora de uno de los autores clave de la literatura hispanohablante desde los años cincuenta, que ha vivido en España y América Latina. Pertenece a una estirpe de escritores activos, inquietos y sin miedo a la exploración de las palabras por su significado y sonido en busca de borrar las fronteras de los géneros literarios.
Este reconocimiento le llega a Caballero Bonald cuando se cumplen 60 años de su primer poemario, Las adivinaciones, y 50 de su debut novelístico, Dos días de septiembre. El escritor jerezano es uno de los sobrevivientes de la llamada «generación del cincuenta», de la que formaban parte autores como Juan García Hortelano, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez.
Es uno de los pocos premios importantes que le faltaban a Caballero Bonald que ha obtenido el Nacional de las Letras (2005), el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004), además de tres veces el de la Crítica, por los poemarios Las horas muertas (1959) y Descrédito del héroe (1977) y por la novela Ágata ojo de gato (1974).
Precisamente este año el escritor ha publicado el que dice será su último libro: Entreguerras (Seix Barral). Una especie de autobiografía construida en un solo poema de 3.000 versos. «Ahí está todo lo que he escrito y todo lo que he vivido, ahí está como el compendio de mi literatura y mi vida y eso le da un valor estético especial», contó el autor en una entrevista a este diario. El próximo año publicará Oficio de lector, un volumen que reúne sus ensayos sobre la literatura: reseñas, prólogos y conferencias inéditas que revelan las predilecciones literarias de su autor: desde Cervantes o Juan de la Cruz a Juan Ramón Jiménez o Gabriel Miró, desde Góngora o Quevedo a Mallarmé o Kafka, desde Juan Carlos Onetti o Álvaro Cunqueiro a César Vallejo o José Ángel Valente.
Tal vez más conocido por el gran público como poeta, Caballero Bonald ha dicho que la poesía es «una mezcla de música y matemáticas». Se refiere a la búsqueda incesante del poeta no sólo por plasmar una idea sino por hallar aquellas palabras que mejor combinen o sirvan para transmitir lo que el autor quiere desde del significado y la sonoridad. Según el crítico y escritor José-Carlos Mainer, se trata de un autor que «sabe que la literatura es fundamentalmente asunto de manipulación de palabras. En unos casos, se provoca una explosión deslumbradora y en otros, una explosión retardada y con ecos: fulminante y explosivo son los mismos».
José Manuel Caballero Bonald se une a la lista de 35 premiados como Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Dámaso Alonso, María Zambrano, Octavio Paz o Nicanor Parra que lo obtuvo el año pasado.
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Libros / México: «Gabo periodista» es presentado en la FIL
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El escritor colombiano. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El periodismo, «el mejor oficio del mundo», tiene un maestro en el arte de la hipérbole. «La regla fundamental de la escritura de Gabriel García Márquez es la exageración. El copia la exageración de la realidad.» Eso dice Sergio Ramírez en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), durante la presentación de Gabo periodista, una antología de los mejores textos periodísticos del gran cronista colombiano del siglo XX, seleccionada y comentada por Jon Lee Anderson, Martín Caparrós, Alma Guillermoprieto, Antonio Muñoz Molina, Juan Cruz, Juan Villoro, Alex Grijelmo y Héctor Abad Faciolince, entre otros escritores y cronistas del singular grupo de amigos o «compinches polígrafos» del Premio Nobel de Literatura. Publicado conjuntamente por Fondo de Cultura Económica, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), el libro de más de 500 páginas incluye además reflexiones sobre su obra e influencia como periodista, una entrevista a Mercedes Barcha –la esposa del escritor– realizada por Héctor Feliciano; una investigación cronológica de su labor periodística, fotografías poco conocidas de distintas etapas de la vida del autor de Cien años de soledad y un emotivo epílogo de Jaime Abello Banfi, director de la FNPI. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
«El periodismo ha sido su vida tanto como la literatura –escribe Feliciano en las primeras páginas de Gabo periodista–. El periodismo no agota y seca las cualidades literarias del escritor colombiano, sino que, todo lo contrario, lo potencia y lo acompaña forjándose. A menudo, parecería que las semillas de lo que se ha llamado ‘realismo mágico’ o de las concepciones largas y laberínticas del tiempo en sus novelas se encuentran ya en sus crónicas. Separar el periodismo de su literatura sería comparable a hacerlo con el de Martí, el de Darío o el de Azorín.» Abello Banfi también rechaza la escisión entre literatura y periodismo. «Gabo nunca quiso separar la experiencia de novelista de ficción y la periodística», subraya el director de la FNPI y confiesa que se quedó con las ganas de hacer un segundo volumen. «Los habitantes de la ciudad nos habíamos acostumbrado a la garganta metálica que anunciaba el toque de queda». Así empieza el primer escrito periodístico de García Márquez, publicado en El Universal de Cartagena el 21 de mayo de 1948. Abad Faciolince eligió este artículo y uno más del «período cartagenero» porque «son mucho más poéticos que otra cosa», «un oasis de libertad donde él simplemente hacía lo que se le daba la gana». El triunfo completo de Gabo –opina Abad Faciolince– es que «siempre lo leemos, sin saber bien por qué, hasta la última letra».
Villoro optó por un puñado de «textos costeños» –publicados en periódicos de Barranquilla y Cartagena de 1948 a 1953– que ponen en juego «las posibilidades imaginativas de lo real». Un ejemplo es el artículo «Era una vaca cualquiera», en el que «descubre la maravilla de que un martes sin gracia se convierta en un domingo repentino por obra de una vaca». Jon Lee Anderson, en cambio, prefirió las peripecias del cronista colombiano enviado a Ginebra como corresponsal de El espectador, en 1955, para cubrir la reunión cumbre de jefes de Estado. «Gabo salpica sus textos con pequeñas anécdotas que destacan lo absolutamente ridículo de la cumbre: un pavo real errante se aparece ante la puerta del augusto palacio en donde tiene lugar el encuentro y detiene momentáneamente el acto; más tarde, el pavo real aparece en medio del tráfico», repasa el cronista norteamericano. La famosa columna «¿Una entrevista? No, gracias», publicada en El espectador el 12 de julio de 1981, fue una de las elegidas por Grijelmo. Ramírez celebra la crónica que el colombiano escribió sobre la toma del Palacio Nacional en Managua –ejecutada el 22 de agosto de 1978 por un comando guerrillero del Frente Sandinista– sin haber estado nunca en Nicaragua porque «copia la exageración de la realidad».
«El único miedo que los latinos confesamos sin vergüenza, y hasta con un cierto orgullo machista, es el miedo al avión», se lee en «Seamos machos: hablemos del miedo al avión», publicada en El País de España en octubre de 1980, columna elegida por Caparrós. «El final es perfecto, y cumple con la condición de dejar en el lector la sensación –que cualquier milpalabrista sabe falsa– de que podría decir mucho más si no fuera porque se está quedando sin espacio, porque ha llegado al tope de sus mil palabras». Partidario enfático del artículo «25.000 mil millones de kilómetros cuadrados sin una sola flor» –sobre la desolación de la Luna y los planetas más alejados del sistema solar–, Muñoz Molina plantea que mientras otros escritores predican, reflexionan, hacen de críticos literarios o de gurús políticos cuando colaboran en periódicos, Gabo «no parecería tener otro propósito que el de contar una buena historia, la mejor historia posible cada semana». Feliciano le pregunta a la mujer de Gabo –que suele repetir que «los periodistas le buscan siempre demasiadas patas al gato»– cuál es el libro que prefiere de García Márquez: «Cien años de soledad (...) me lo he leído tres veces. Es una maravilla», afirma.
¿Y cómo anda la memoria de Gabo? Por más paradójico que suene, de eso no se habla. Consuelo Sáizar, la presidenta del Conaculta, subió a su cuenta de Twitter una foto del momento en que le entregaron la antología de sus textos periodísticos. «Está en casa, tranquilo y jubilado, pasándolo muy bien y en buenas condiciones para tener 85 años», cuenta Abello Banfi. Al recibir el ejemplar del libro –que se publicará en la Argentina y en otros países de América latina durante 2013 y 2014–, García Márquez agradeció y brindó con champaña. «Esto es para que dure», auguró el narrador cuya chispa iluminó el lenguaje.
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El escritor colombiano. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El periodismo, «el mejor oficio del mundo», tiene un maestro en el arte de la hipérbole. «La regla fundamental de la escritura de Gabriel García Márquez es la exageración. El copia la exageración de la realidad.» Eso dice Sergio Ramírez en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), durante la presentación de Gabo periodista, una antología de los mejores textos periodísticos del gran cronista colombiano del siglo XX, seleccionada y comentada por Jon Lee Anderson, Martín Caparrós, Alma Guillermoprieto, Antonio Muñoz Molina, Juan Cruz, Juan Villoro, Alex Grijelmo y Héctor Abad Faciolince, entre otros escritores y cronistas del singular grupo de amigos o «compinches polígrafos» del Premio Nobel de Literatura. Publicado conjuntamente por Fondo de Cultura Económica, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), el libro de más de 500 páginas incluye además reflexiones sobre su obra e influencia como periodista, una entrevista a Mercedes Barcha –la esposa del escritor– realizada por Héctor Feliciano; una investigación cronológica de su labor periodística, fotografías poco conocidas de distintas etapas de la vida del autor de Cien años de soledad y un emotivo epílogo de Jaime Abello Banfi, director de la FNPI. Una nota de Silvina Friera para Página/12:
«El periodismo ha sido su vida tanto como la literatura –escribe Feliciano en las primeras páginas de Gabo periodista–. El periodismo no agota y seca las cualidades literarias del escritor colombiano, sino que, todo lo contrario, lo potencia y lo acompaña forjándose. A menudo, parecería que las semillas de lo que se ha llamado ‘realismo mágico’ o de las concepciones largas y laberínticas del tiempo en sus novelas se encuentran ya en sus crónicas. Separar el periodismo de su literatura sería comparable a hacerlo con el de Martí, el de Darío o el de Azorín.» Abello Banfi también rechaza la escisión entre literatura y periodismo. «Gabo nunca quiso separar la experiencia de novelista de ficción y la periodística», subraya el director de la FNPI y confiesa que se quedó con las ganas de hacer un segundo volumen. «Los habitantes de la ciudad nos habíamos acostumbrado a la garganta metálica que anunciaba el toque de queda». Así empieza el primer escrito periodístico de García Márquez, publicado en El Universal de Cartagena el 21 de mayo de 1948. Abad Faciolince eligió este artículo y uno más del «período cartagenero» porque «son mucho más poéticos que otra cosa», «un oasis de libertad donde él simplemente hacía lo que se le daba la gana». El triunfo completo de Gabo –opina Abad Faciolince– es que «siempre lo leemos, sin saber bien por qué, hasta la última letra».
Villoro optó por un puñado de «textos costeños» –publicados en periódicos de Barranquilla y Cartagena de 1948 a 1953– que ponen en juego «las posibilidades imaginativas de lo real». Un ejemplo es el artículo «Era una vaca cualquiera», en el que «descubre la maravilla de que un martes sin gracia se convierta en un domingo repentino por obra de una vaca». Jon Lee Anderson, en cambio, prefirió las peripecias del cronista colombiano enviado a Ginebra como corresponsal de El espectador, en 1955, para cubrir la reunión cumbre de jefes de Estado. «Gabo salpica sus textos con pequeñas anécdotas que destacan lo absolutamente ridículo de la cumbre: un pavo real errante se aparece ante la puerta del augusto palacio en donde tiene lugar el encuentro y detiene momentáneamente el acto; más tarde, el pavo real aparece en medio del tráfico», repasa el cronista norteamericano. La famosa columna «¿Una entrevista? No, gracias», publicada en El espectador el 12 de julio de 1981, fue una de las elegidas por Grijelmo. Ramírez celebra la crónica que el colombiano escribió sobre la toma del Palacio Nacional en Managua –ejecutada el 22 de agosto de 1978 por un comando guerrillero del Frente Sandinista– sin haber estado nunca en Nicaragua porque «copia la exageración de la realidad».
«El único miedo que los latinos confesamos sin vergüenza, y hasta con un cierto orgullo machista, es el miedo al avión», se lee en «Seamos machos: hablemos del miedo al avión», publicada en El País de España en octubre de 1980, columna elegida por Caparrós. «El final es perfecto, y cumple con la condición de dejar en el lector la sensación –que cualquier milpalabrista sabe falsa– de que podría decir mucho más si no fuera porque se está quedando sin espacio, porque ha llegado al tope de sus mil palabras». Partidario enfático del artículo «25.000 mil millones de kilómetros cuadrados sin una sola flor» –sobre la desolación de la Luna y los planetas más alejados del sistema solar–, Muñoz Molina plantea que mientras otros escritores predican, reflexionan, hacen de críticos literarios o de gurús políticos cuando colaboran en periódicos, Gabo «no parecería tener otro propósito que el de contar una buena historia, la mejor historia posible cada semana». Feliciano le pregunta a la mujer de Gabo –que suele repetir que «los periodistas le buscan siempre demasiadas patas al gato»– cuál es el libro que prefiere de García Márquez: «Cien años de soledad (...) me lo he leído tres veces. Es una maravilla», afirma.
¿Y cómo anda la memoria de Gabo? Por más paradójico que suene, de eso no se habla. Consuelo Sáizar, la presidenta del Conaculta, subió a su cuenta de Twitter una foto del momento en que le entregaron la antología de sus textos periodísticos. «Está en casa, tranquilo y jubilado, pasándolo muy bien y en buenas condiciones para tener 85 años», cuenta Abello Banfi. Al recibir el ejemplar del libro –que se publicará en la Argentina y en otros países de América latina durante 2013 y 2014–, García Márquez agradeció y brindó con champaña. «Esto es para que dure», auguró el narrador cuya chispa iluminó el lenguaje.
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Noticias / México: Grañén Porrúa recibe homenaje al bibliófilo en la FIL Guadalajara
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El reconocimiento otorgado a los «amorosos del libro objeto», reconoce a Grañén por el trabajo para mejorar condiciones de archivos y bibliotecas. (Foto: Notimex)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- María Isabel Grañén Porrúa recibió la víspera el Homenaje al Bibliófilo, reconocimiento que otorga la FIL de Guadalajara a los «amorosos del libro objeto» y que en esta ocasión reconoce a quien es la cuarta generación de una familia emblemática en el mundo editorial. Una entrega de Notimex:
Sergio López Ruelas, coordinador de Bibliotecas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), afirmó que el hecho de que Grañén Porrúa se convierta en la primera mujer que recibe este homenaje fue la mejor elección.
«Ahora su nombre está ligado, entre otros, al de Andrés Henestrosa, Ernesto de la Torre Villar, José Luis Martínez y su muy querido amigo Elías Trabulse, que también han recibido este reconocimiento», indicó.
Subrayó que crear este homenaje, el del bibliófilo en la FIL, es darle un premio a los amorosos del objeto libro, dar el primer reconocimiento a una mujer en la persona de la doctora Grañén Porrúa «es un acierto al pie de la letra».
Por su parte, el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, destacó que gracias al maravilloso trabajo para mejorar las condiciones de archivos y bibliotecas mexicanas, Grañén se hizo merecedora de este premio.
Jaime Cuadriello, profesor e investigador de la UNAM, dio a conocer una semblanza de la homenajeada y dijo que «la bibliofilia de María Isabel no es un acto previsible de manía retentiva y autoplacentera, sino de manifestación pública y humana proyectada más allá de las estanterías y patente en su trabajo cotidiano».
Resaltó que ella ha sido en su ámbito profesional una autora de trabajos referenciales sobre los impresores novohispanos y sus estrategias técnicas y gráficas, particularmente entre los empresarios tipográficos y grabadores del siglo XVI.
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El reconocimiento otorgado a los «amorosos del libro objeto», reconoce a Grañén por el trabajo para mejorar condiciones de archivos y bibliotecas. (Foto: Notimex)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- María Isabel Grañén Porrúa recibió la víspera el Homenaje al Bibliófilo, reconocimiento que otorga la FIL de Guadalajara a los «amorosos del libro objeto» y que en esta ocasión reconoce a quien es la cuarta generación de una familia emblemática en el mundo editorial. Una entrega de Notimex:
Sergio López Ruelas, coordinador de Bibliotecas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), afirmó que el hecho de que Grañén Porrúa se convierta en la primera mujer que recibe este homenaje fue la mejor elección.
«Ahora su nombre está ligado, entre otros, al de Andrés Henestrosa, Ernesto de la Torre Villar, José Luis Martínez y su muy querido amigo Elías Trabulse, que también han recibido este reconocimiento», indicó.
Subrayó que crear este homenaje, el del bibliófilo en la FIL, es darle un premio a los amorosos del objeto libro, dar el primer reconocimiento a una mujer en la persona de la doctora Grañén Porrúa «es un acierto al pie de la letra».
Por su parte, el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, destacó que gracias al maravilloso trabajo para mejorar las condiciones de archivos y bibliotecas mexicanas, Grañén se hizo merecedora de este premio.
Jaime Cuadriello, profesor e investigador de la UNAM, dio a conocer una semblanza de la homenajeada y dijo que «la bibliofilia de María Isabel no es un acto previsible de manía retentiva y autoplacentera, sino de manifestación pública y humana proyectada más allá de las estanterías y patente en su trabajo cotidiano».
Resaltó que ella ha sido en su ámbito profesional una autora de trabajos referenciales sobre los impresores novohispanos y sus estrategias técnicas y gráficas, particularmente entre los empresarios tipográficos y grabadores del siglo XVI.
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miércoles, noviembre 28, 2012
Literatura / México: Betina González ganadora del premio Tusquets de novela
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Escribió su novela mientras cursaba el doctorado en Literatura Latinoamericana en Pittsburgh. (Foto: Página/12)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- La bella alegría animal de la adolescencia se escurre en los puños del tiempo. «Tener 16 años era tener un corazón de piedra», dice López, alumna de un colegio religioso plagado de leyendas escabrosas y peligros inminentes. Betina González, la joven que fue dark y quería romper todo, la rara, la looser, es la ganadora del Premio Tusquets con Las poseídas, novela gótica experimental que pone la lupa sobre la pérdida de la inocencia de tres jóvenes en la década del ’80, durante la transición democrática. El jurado –integrado por Juan Marsé, Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez, Fernando Aramburu y Beatriz de Moura– destacó «la destreza con que la autora teje una trama que combina géneros y elementos diversos» en la recreación del despertar sexual de la adolescencia y la actitud desafiante ante la herencia de los adultos, con una escritura «envolvente y original de altísima calidad literaria». «El centro de la historia no es la dictadura –aclara la flamante ganadora a Página/12–. Pero para mí es importante porque la novela no sería igual si transcurriera en otra época. Hablar frontalmente de la dictadura era imposible para mí porque no la viví.» Una nota de Silvina Friera para Página/12:
En uno de los bares de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), González cuenta detalles de un libro que considera «muy diferente» y «más arriesgado». Apostó por una escritura transparente a pesar de la oscuridad del tema. Felisa Wilmer es la alumna nueva, la excéntrica de actitud rebelde y mal comportamiento que ingresa en escena para revolver el metódico avispero de un colegio religioso. Las criaturas que no se pueden clasificar generan problemas. Pronto esta extraña deviene un imán tan misterioso como fascinante para López, la narradora «looser y resentida» de la novela. Lo único autobiográfico de Las poseídas es que la escritora estudió en una escuela católica y ese universo le dio letra para componer una atmósfera opresiva. La autora de Arte menor –Premio Clarín de Novela en 2006– y Juegos de playa escribió su última novela mientras cursaba el doctorado en Literatura Latinoamericana en Pittsburgh (Estados Unidos), el lugar en el mundo donde vivió los últimos ocho años de su vida. «Me apareció una voz, la de la narradora López, y dejé todo. Realmente viví esta novela como un arrebato; con otros libros no me pasó lo mismo. Lo más intuitivo, lo que menos controlo, tiene que ver con mi escritura», subraya la narradora, que acaba de cumplir 40 años.
En Pittsburgh hay «más ciervos que personas»; es una ciudad muy oscura. Y nieva todo el tiempo. «Lo gótico de la novela debe haber venido del ambiente en el que estaba», sugiere González medio en broma, medio en serio. «La novela me rescató de la esterilidad de la escritura del doctorado, tan académica y nociva; era un momento deprimente para mí». Se pueden capitalizar las circunstancias más adversas. Betina lo hizo cuando les sacó el jugo a los textos menores del siglo XIX que leyó para la disertación de su doctorado. «Hay textos góticos que no se conocen mucho. Cuando se habla del gótico latinoamericano, la mayoría piensa en Las fuerzas extrañas de (Leopoldo) Lugones. Pero cuando empezás a revolver el arcón, hay montones de novelas sorprendentes. Aluísio Azevedo, un escritor brasileño, tiene una novela buenísima, Os demônios, que se trata de un personaje que se levanta en Río de Janeiro, sabe que es mediodía por equis razones, pero es de noche. Y toda la trama tiene que ver con la ciudad que se está degradando. El gótico fue un movimiento que tuvo muchas novelas menores de las que se burlaba Jane Austen. Creo que en algo me sirvió el doctorado», admite.
¿El gótico le permite que en Las poseídas aparezca el contexto político de modo oblicuo?
Sí, aparecen los cadáveres NN que se desenterraban todo el tiempo y la teoría de los «dos demonios»; noticias de las que se hablaba en la televisión. Hay una escena bastante fuerte que es la relación que tuvo la Iglesia Católica al apañar la actuación de los militares durante la dictadura. Aparece cuando a las alumnas –ya en democracia– las llevan a una excursión a la base aérea del Palomar. En las instituciones, en las familias, en los colegios, la dictadura no se derrumbó de un día para el otro. La escuela es una especie de microuniverso simbólico en el que todo se va enrareciendo, se van destapando cosas o se va haciendo evidente la coyuntura del país. Y también se hace evidente la pérdida de la inocencia, una de las lecturas posibles de Las poseídas. Acudir al gótico o al terror tangencialmente me permitía contar otra historia de la post dictadura, que tiene que ver con cómo se formó la juventud de la transición democrática.
¿Cómo fue ser joven en los ’80?
Yo era bastante looser, estaba más del lado looser que de la winner (risas). Era la época del dark y yo era una chica dark, una adolescente depresiva; algo de esto está en la novela. Quizá hay algunas de mis vivencias de los años ’80. Recuerdo un recital de The Cure. En ese recital la gente rompió todo, tiraron botellazos a los músicos, incendiaron una guitarra, hubo robos en la cancha de Ferro. Era salir de la dictadura y querer romper todo. Querer de repente hacer todo lo que no habían podido hacer los otros ni nosotros, pero sin saber qué romper ni qué hacer. Yo viví mucho esta contradicción. No te podías afiliar a un partido político porque había un descreimiento total sobre la militancia. Esa idea estaba clausurada para nosotros, pero a la vez se quería romper por romper. Me parece que esta tensión está en la novela, que se percibe. Era raro enterarte de todas las cosas de las que no se hablaba...
El murmullo en el café de la FIL sofoca el timbre de voz de González. «Yo leí el Nunca más a los doce años –recuerda–. Lo tenía mi abuela en su casa, como un libro más en su biblioteca. No es que los adultos me lo dieron o alguien me explicó antes. Lo agarré y lo leí. Me impactó tanto que me acuerdo que fui a decirles a mis viejos: ‘¿Estaba pasando todo esto y no nos contaban?’. Como muchos de mi generación, les enrostramos a los padres cómo era posible que dijeran que no sabían nada. Nos dimos cuenta no sólo del ocultamiento oficial, sino del silencio de muchas familias. Todas las cosas que habíamos vivido de chiquitos tenían por detrás la masacre de la dictadura, pero pensábamos que estábamos seguros y que el mundo era lindo, cuando era una especie de horror camuflado. ‘No saber’ era muy difícil».
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Escribió su novela mientras cursaba el doctorado en Literatura Latinoamericana en Pittsburgh. (Foto: Página/12)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- La bella alegría animal de la adolescencia se escurre en los puños del tiempo. «Tener 16 años era tener un corazón de piedra», dice López, alumna de un colegio religioso plagado de leyendas escabrosas y peligros inminentes. Betina González, la joven que fue dark y quería romper todo, la rara, la looser, es la ganadora del Premio Tusquets con Las poseídas, novela gótica experimental que pone la lupa sobre la pérdida de la inocencia de tres jóvenes en la década del ’80, durante la transición democrática. El jurado –integrado por Juan Marsé, Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez, Fernando Aramburu y Beatriz de Moura– destacó «la destreza con que la autora teje una trama que combina géneros y elementos diversos» en la recreación del despertar sexual de la adolescencia y la actitud desafiante ante la herencia de los adultos, con una escritura «envolvente y original de altísima calidad literaria». «El centro de la historia no es la dictadura –aclara la flamante ganadora a Página/12–. Pero para mí es importante porque la novela no sería igual si transcurriera en otra época. Hablar frontalmente de la dictadura era imposible para mí porque no la viví.» Una nota de Silvina Friera para Página/12:
En uno de los bares de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), González cuenta detalles de un libro que considera «muy diferente» y «más arriesgado». Apostó por una escritura transparente a pesar de la oscuridad del tema. Felisa Wilmer es la alumna nueva, la excéntrica de actitud rebelde y mal comportamiento que ingresa en escena para revolver el metódico avispero de un colegio religioso. Las criaturas que no se pueden clasificar generan problemas. Pronto esta extraña deviene un imán tan misterioso como fascinante para López, la narradora «looser y resentida» de la novela. Lo único autobiográfico de Las poseídas es que la escritora estudió en una escuela católica y ese universo le dio letra para componer una atmósfera opresiva. La autora de Arte menor –Premio Clarín de Novela en 2006– y Juegos de playa escribió su última novela mientras cursaba el doctorado en Literatura Latinoamericana en Pittsburgh (Estados Unidos), el lugar en el mundo donde vivió los últimos ocho años de su vida. «Me apareció una voz, la de la narradora López, y dejé todo. Realmente viví esta novela como un arrebato; con otros libros no me pasó lo mismo. Lo más intuitivo, lo que menos controlo, tiene que ver con mi escritura», subraya la narradora, que acaba de cumplir 40 años.
En Pittsburgh hay «más ciervos que personas»; es una ciudad muy oscura. Y nieva todo el tiempo. «Lo gótico de la novela debe haber venido del ambiente en el que estaba», sugiere González medio en broma, medio en serio. «La novela me rescató de la esterilidad de la escritura del doctorado, tan académica y nociva; era un momento deprimente para mí». Se pueden capitalizar las circunstancias más adversas. Betina lo hizo cuando les sacó el jugo a los textos menores del siglo XIX que leyó para la disertación de su doctorado. «Hay textos góticos que no se conocen mucho. Cuando se habla del gótico latinoamericano, la mayoría piensa en Las fuerzas extrañas de (Leopoldo) Lugones. Pero cuando empezás a revolver el arcón, hay montones de novelas sorprendentes. Aluísio Azevedo, un escritor brasileño, tiene una novela buenísima, Os demônios, que se trata de un personaje que se levanta en Río de Janeiro, sabe que es mediodía por equis razones, pero es de noche. Y toda la trama tiene que ver con la ciudad que se está degradando. El gótico fue un movimiento que tuvo muchas novelas menores de las que se burlaba Jane Austen. Creo que en algo me sirvió el doctorado», admite.
¿El gótico le permite que en Las poseídas aparezca el contexto político de modo oblicuo?
Sí, aparecen los cadáveres NN que se desenterraban todo el tiempo y la teoría de los «dos demonios»; noticias de las que se hablaba en la televisión. Hay una escena bastante fuerte que es la relación que tuvo la Iglesia Católica al apañar la actuación de los militares durante la dictadura. Aparece cuando a las alumnas –ya en democracia– las llevan a una excursión a la base aérea del Palomar. En las instituciones, en las familias, en los colegios, la dictadura no se derrumbó de un día para el otro. La escuela es una especie de microuniverso simbólico en el que todo se va enrareciendo, se van destapando cosas o se va haciendo evidente la coyuntura del país. Y también se hace evidente la pérdida de la inocencia, una de las lecturas posibles de Las poseídas. Acudir al gótico o al terror tangencialmente me permitía contar otra historia de la post dictadura, que tiene que ver con cómo se formó la juventud de la transición democrática.
¿Cómo fue ser joven en los ’80?
Yo era bastante looser, estaba más del lado looser que de la winner (risas). Era la época del dark y yo era una chica dark, una adolescente depresiva; algo de esto está en la novela. Quizá hay algunas de mis vivencias de los años ’80. Recuerdo un recital de The Cure. En ese recital la gente rompió todo, tiraron botellazos a los músicos, incendiaron una guitarra, hubo robos en la cancha de Ferro. Era salir de la dictadura y querer romper todo. Querer de repente hacer todo lo que no habían podido hacer los otros ni nosotros, pero sin saber qué romper ni qué hacer. Yo viví mucho esta contradicción. No te podías afiliar a un partido político porque había un descreimiento total sobre la militancia. Esa idea estaba clausurada para nosotros, pero a la vez se quería romper por romper. Me parece que esta tensión está en la novela, que se percibe. Era raro enterarte de todas las cosas de las que no se hablaba...
El murmullo en el café de la FIL sofoca el timbre de voz de González. «Yo leí el Nunca más a los doce años –recuerda–. Lo tenía mi abuela en su casa, como un libro más en su biblioteca. No es que los adultos me lo dieron o alguien me explicó antes. Lo agarré y lo leí. Me impactó tanto que me acuerdo que fui a decirles a mis viejos: ‘¿Estaba pasando todo esto y no nos contaban?’. Como muchos de mi generación, les enrostramos a los padres cómo era posible que dijeran que no sabían nada. Nos dimos cuenta no sólo del ocultamiento oficial, sino del silencio de muchas familias. Todas las cosas que habíamos vivido de chiquitos tenían por detrás la masacre de la dictadura, pero pensábamos que estábamos seguros y que el mundo era lindo, cuando era una especie de horror camuflado. ‘No saber’ era muy difícil».
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Arte Público / Colombia: La primera bienal de muralismo transforma Cali en un gran lienzo
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La I Bienal de Muralismo se realizó, hasta el pasado 15 de noviembre, con el objetivo de desarrollar una alternativa tangible a los artistas. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Cali fue, por primera ocasión, sede de una Bienal de Muralismo. La ciudad colombiana gestó un movimiento cultural y de responsabilidad social al albergar, en diversos espacios, a artistas plásticos. Una nota de la redacción de Excelsior:
La I Bienal de Muralismo se realizó, hasta el pasado 15 de noviembre, con el objetivo de desarrollar una alternativa tangible a los artistas que buscan transformar algunos muros de la ciudad en espacios para artes plásticas.
En la Bienal participaron países como México, Argentina, Alemania, Ecuador, Cuba, Uruguay, Perú, Venezuela, Chile, Brasil, Holanda, Sudáfrica, Italia, Francia, Estados Unidos, Paraguay, Canadá y Eslovaquia.
Las paredes antes pintadas de color blanco, ahora narran historias gráficas elaboradas con pintura, vinilo, aerosol y otros materiales que forman parte de la enorme gama de posibilidades que expone el arte del muralismo.
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La I Bienal de Muralismo se realizó, hasta el pasado 15 de noviembre, con el objetivo de desarrollar una alternativa tangible a los artistas. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Cali fue, por primera ocasión, sede de una Bienal de Muralismo. La ciudad colombiana gestó un movimiento cultural y de responsabilidad social al albergar, en diversos espacios, a artistas plásticos. Una nota de la redacción de Excelsior:
La I Bienal de Muralismo se realizó, hasta el pasado 15 de noviembre, con el objetivo de desarrollar una alternativa tangible a los artistas que buscan transformar algunos muros de la ciudad en espacios para artes plásticas.
En la Bienal participaron países como México, Argentina, Alemania, Ecuador, Cuba, Uruguay, Perú, Venezuela, Chile, Brasil, Holanda, Sudáfrica, Italia, Francia, Estados Unidos, Paraguay, Canadá y Eslovaquia.
Las paredes antes pintadas de color blanco, ahora narran historias gráficas elaboradas con pintura, vinilo, aerosol y otros materiales que forman parte de la enorme gama de posibilidades que expone el arte del muralismo.
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martes, noviembre 27, 2012
Literatura / México: Múltiples homenajes a Carlos Fuentes en la FIL
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El escritor mexicano. (Foto: Carolina Camps)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El viento de Carlos Fuentes sopla como una corriente transparente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). No era extraño cruzárselo en la Expo, el predio ferial, cuando presentaba un libro, participaba de un coloquio literario, de un debate o una conferencia. Como un viejo amigo que anda siempre por el mismo lugar, el autor de La muerte de Artemio Cruz tenía asistencia casi perfecta en la FIL. Los homenajes son una manera de iluminar y conectar el pasado y el presente, lo vivido y leído, lo dicho y escrito en una textura donde la profusión de elogios corre el riesgo de convertir al escritor en una mera estampita que sólo reclama veneración. «Carlos era el escritor que quería abarcarlo todo y que llenaba nuestro corazón abriéndonos el suyo», dice Luisa Valenzuela durante la presentación de Federico en su balcón (Alfaguara), novela póstuma considerada un testamento «personal y humano» del gran narrador mexicano. Ricardo Lagos, ex presidente de Chile –el país invitado de honor de esta edición–, lo define como «la conciencia latinoamericana», un narrador que exaltó la lengua que une a los países iberoamericanos. El ensayista mexicano Federico Reyes-Heroles subraya que Fuentes encontró en el lenguaje español «una cadena que nos permite ser conscientes de una hermandad cultural por la cual tanto peleó; por eso su empeño en mostrar el rico mosaico que Latinoamérica brindaba a sus lectores». Una nota de Silvina Friera para Página/12:
Extrañar es el verbo más conjugado por las salas y pasillos de la Expo. Lo extrañan amigos, intelectuales, lectores, políticos, artistas. Héctor Aguilar Camín, moderador de uno de los homenajes, repite una sensación compartida: la nostalgia que genera su ausencia. «Tenemos nostalgia de Fuentes, el infatigable promotor cultural, el inventor de la noción del ‘boom’ y el gran embajador del español ante otras lenguas y culturas; nostalgia de Fuentes el historiador, el actor estelar de la conciencia latinoamericana durante el último siglo». El escritor cubano Rafael Rojas recuerda que el autor de La región más transparente vivió «los tres ’68»: el parisino, el checo y el de Tlatelolco. «A pesar de ser parte de la nueva izquierda social de aquellos tiempos, criticó el socialismo de Europa del Este y de la Revolución cubana, pero sí apoyó a otros movimientos de izquierda como la revolución sandinista en Nicaragua y el gobierno de Salvador Allende en Chile.»
La piel del autor de Aura puesta en primer plano, a contraluz, mordisqueando los detalles del intelectual que creyó –según Lagos– que la región podía ser mejor, «de un político que decidió no serlo». El ex presidente chileno pondera la «transparencia» del discurso de Fuentes, «un orador claro, envidiado por políticos mediocres que no han podido establecer un vínculo entre el poder y la política para hacer visible a América latina ante los ojos del mundo». En uno de los homenajes más concurridos –con más de 500 personas–, Lagos postula una certeza: el mundo conoce a América latina sólo por su cultura. «La relación entre el poder y la política para generar una conciencia latinoamericana y un lenguaje común frente a otras regiones del mundo no está a la altura de la conciencia cultural, porque en el mundo existimos por nuestra cultura, pero en política no existimos y es un tema para preocuparse», advierte el político chileno en una declaración polémica que puede dar tela para cortar sobre qué implica «existir» en política. «Nos engañó, se veía tan bien; yo charlé con él un día antes de su muerte, gozoso, con tantos proyectos en la mente, con tantos asuntos pendientes, tantas preocupaciones sobre América latina, Estados Unidos, Barack Obama, las elecciones, los latinoamericanos, que nos hizo creer que era inmortal», agrega Reyes-Heroles, presidente del consejo rector de Transparencia Mexicana.
La pícara sonrisa de Elena Poniatowska asoma por ese rostro de luna llena. Lo conoció hace 56 años, «antes de que él supiera que iba a ser escritor; íbamos a los mismos bailes y me sacaba a bailar, pero lo hacía muy mal». La narradora mexicana –también homenajeada en esta edición de la feria por sus 80 años– plantea que Fuentes «quiso remontarse en el tiempo, expandir nuestras fronteras, atravesar los siglos, convertir su escritura en el espacio que nos separa de Europa y lo logró». Su mayor apuesta está en Terra nostra (1975) y en la voluminosa Cristóbal Nonato (1987), de 563 páginas. «Se la jugó a lo largo de los años, con una obra infinita que rebasa México y arrolla a toda la novelística anterior y quizá a la que esté por venir», afirma Poniatowska al tiempo que evoca que Fuentes giraba a 197 revoluciones por hora. «Él era Balzac y Kafka, Dos Passos y Faulkner, y a todos los grandes que fueron sus contemporáneos les agradeció que escribieran a su lado: a William Styron, a Milan Kundera y a Susan Sontag y, sobre todo, a Salman Rushdie». Luisa Valenzuela lo conoció en París, «hace mil años», junto a Silvia Lemus, la mujer y «telonera» del escritor. La narradora argentina –que presentó La máscara sarda, su última novela, en la FIL– agradece las puertas que le abrió el autor de La silla del águila –ese «caleidoscopio sublime» de facetas incontables– al declararla «heredera» de la literatura latinoamericana. «A pesar de ser un hombre de mundo, nunca perdió el acento mexicano», observa Valenzuela.
¿Cómo mirar y apreciar todos los escritores posibles que hay en el conjunto de sus libros? «Fuentes creó puentes por medio de su obra entre los países de América, y también con España y Portugal», opina el periodista español Juan Cruz. El nicaragüense Sergio Ramírez reconoce que envidiaba su «inglés elegante e impecable». El autor de Margarita, está linda la mar –novela con la que ganó la primera edición del Premio Alfaguara y cuyo título fue sugerencia de Fuentes– lo describe «atildado siempre, la corbata bien puesta, caballero de figurín de moda británico, dispuesto a la risa a la menor provocación, la edad sólo presente en el timbre un poco cascado de su voz cuando se ponía frente al micrófono». Ramírez aclara que la «generosidad literaria» fue esencial en Fuentes, punta de lanza que le permitió transitar «sin estridencias» desde una amistad con los más viejos autores del «boom» hasta con los más jóvenes contemporáneos suyos. «Fuentes era un narrador que escribiendo y polemizando se revestía de lozanía juvenil –agrega–. Siguió publicando como si callarse o dejar de escribir fuera la muerte».
Aunque la coexistencia armónica se presienta un ideal irrealizable, en Fuentes habitaban el novelista, el ensayista, el crítico, el intelectual comprometido, el artista. En la póstuma Federico en su balcón se despliegan todos los Fuentes posibles. Reyes-Heroles la califica de «experimento narrativo» que –como toda la obra del gran narrador mexicano del siglo XX– encierra dilemas éticos interesantes que van desde «el mal como algo necesario para darle sentido a la vida» hasta la vejez y la decadencia. «Todo transcurre en un balcón, como una lengua de la casa que se burla de la calle», pondera Valenzuela. «Es un texto difícil pero ameno, en un libro donde el tema de base es el poder, la imaginación y las sombras».
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El escritor mexicano. (Foto: Carolina Camps)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- El viento de Carlos Fuentes sopla como una corriente transparente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). No era extraño cruzárselo en la Expo, el predio ferial, cuando presentaba un libro, participaba de un coloquio literario, de un debate o una conferencia. Como un viejo amigo que anda siempre por el mismo lugar, el autor de La muerte de Artemio Cruz tenía asistencia casi perfecta en la FIL. Los homenajes son una manera de iluminar y conectar el pasado y el presente, lo vivido y leído, lo dicho y escrito en una textura donde la profusión de elogios corre el riesgo de convertir al escritor en una mera estampita que sólo reclama veneración. «Carlos era el escritor que quería abarcarlo todo y que llenaba nuestro corazón abriéndonos el suyo», dice Luisa Valenzuela durante la presentación de Federico en su balcón (Alfaguara), novela póstuma considerada un testamento «personal y humano» del gran narrador mexicano. Ricardo Lagos, ex presidente de Chile –el país invitado de honor de esta edición–, lo define como «la conciencia latinoamericana», un narrador que exaltó la lengua que une a los países iberoamericanos. El ensayista mexicano Federico Reyes-Heroles subraya que Fuentes encontró en el lenguaje español «una cadena que nos permite ser conscientes de una hermandad cultural por la cual tanto peleó; por eso su empeño en mostrar el rico mosaico que Latinoamérica brindaba a sus lectores». Una nota de Silvina Friera para Página/12:
Extrañar es el verbo más conjugado por las salas y pasillos de la Expo. Lo extrañan amigos, intelectuales, lectores, políticos, artistas. Héctor Aguilar Camín, moderador de uno de los homenajes, repite una sensación compartida: la nostalgia que genera su ausencia. «Tenemos nostalgia de Fuentes, el infatigable promotor cultural, el inventor de la noción del ‘boom’ y el gran embajador del español ante otras lenguas y culturas; nostalgia de Fuentes el historiador, el actor estelar de la conciencia latinoamericana durante el último siglo». El escritor cubano Rafael Rojas recuerda que el autor de La región más transparente vivió «los tres ’68»: el parisino, el checo y el de Tlatelolco. «A pesar de ser parte de la nueva izquierda social de aquellos tiempos, criticó el socialismo de Europa del Este y de la Revolución cubana, pero sí apoyó a otros movimientos de izquierda como la revolución sandinista en Nicaragua y el gobierno de Salvador Allende en Chile.»
La piel del autor de Aura puesta en primer plano, a contraluz, mordisqueando los detalles del intelectual que creyó –según Lagos– que la región podía ser mejor, «de un político que decidió no serlo». El ex presidente chileno pondera la «transparencia» del discurso de Fuentes, «un orador claro, envidiado por políticos mediocres que no han podido establecer un vínculo entre el poder y la política para hacer visible a América latina ante los ojos del mundo». En uno de los homenajes más concurridos –con más de 500 personas–, Lagos postula una certeza: el mundo conoce a América latina sólo por su cultura. «La relación entre el poder y la política para generar una conciencia latinoamericana y un lenguaje común frente a otras regiones del mundo no está a la altura de la conciencia cultural, porque en el mundo existimos por nuestra cultura, pero en política no existimos y es un tema para preocuparse», advierte el político chileno en una declaración polémica que puede dar tela para cortar sobre qué implica «existir» en política. «Nos engañó, se veía tan bien; yo charlé con él un día antes de su muerte, gozoso, con tantos proyectos en la mente, con tantos asuntos pendientes, tantas preocupaciones sobre América latina, Estados Unidos, Barack Obama, las elecciones, los latinoamericanos, que nos hizo creer que era inmortal», agrega Reyes-Heroles, presidente del consejo rector de Transparencia Mexicana.
La pícara sonrisa de Elena Poniatowska asoma por ese rostro de luna llena. Lo conoció hace 56 años, «antes de que él supiera que iba a ser escritor; íbamos a los mismos bailes y me sacaba a bailar, pero lo hacía muy mal». La narradora mexicana –también homenajeada en esta edición de la feria por sus 80 años– plantea que Fuentes «quiso remontarse en el tiempo, expandir nuestras fronteras, atravesar los siglos, convertir su escritura en el espacio que nos separa de Europa y lo logró». Su mayor apuesta está en Terra nostra (1975) y en la voluminosa Cristóbal Nonato (1987), de 563 páginas. «Se la jugó a lo largo de los años, con una obra infinita que rebasa México y arrolla a toda la novelística anterior y quizá a la que esté por venir», afirma Poniatowska al tiempo que evoca que Fuentes giraba a 197 revoluciones por hora. «Él era Balzac y Kafka, Dos Passos y Faulkner, y a todos los grandes que fueron sus contemporáneos les agradeció que escribieran a su lado: a William Styron, a Milan Kundera y a Susan Sontag y, sobre todo, a Salman Rushdie». Luisa Valenzuela lo conoció en París, «hace mil años», junto a Silvia Lemus, la mujer y «telonera» del escritor. La narradora argentina –que presentó La máscara sarda, su última novela, en la FIL– agradece las puertas que le abrió el autor de La silla del águila –ese «caleidoscopio sublime» de facetas incontables– al declararla «heredera» de la literatura latinoamericana. «A pesar de ser un hombre de mundo, nunca perdió el acento mexicano», observa Valenzuela.
¿Cómo mirar y apreciar todos los escritores posibles que hay en el conjunto de sus libros? «Fuentes creó puentes por medio de su obra entre los países de América, y también con España y Portugal», opina el periodista español Juan Cruz. El nicaragüense Sergio Ramírez reconoce que envidiaba su «inglés elegante e impecable». El autor de Margarita, está linda la mar –novela con la que ganó la primera edición del Premio Alfaguara y cuyo título fue sugerencia de Fuentes– lo describe «atildado siempre, la corbata bien puesta, caballero de figurín de moda británico, dispuesto a la risa a la menor provocación, la edad sólo presente en el timbre un poco cascado de su voz cuando se ponía frente al micrófono». Ramírez aclara que la «generosidad literaria» fue esencial en Fuentes, punta de lanza que le permitió transitar «sin estridencias» desde una amistad con los más viejos autores del «boom» hasta con los más jóvenes contemporáneos suyos. «Fuentes era un narrador que escribiendo y polemizando se revestía de lozanía juvenil –agrega–. Siguió publicando como si callarse o dejar de escribir fuera la muerte».
Aunque la coexistencia armónica se presienta un ideal irrealizable, en Fuentes habitaban el novelista, el ensayista, el crítico, el intelectual comprometido, el artista. En la póstuma Federico en su balcón se despliegan todos los Fuentes posibles. Reyes-Heroles la califica de «experimento narrativo» que –como toda la obra del gran narrador mexicano del siglo XX– encierra dilemas éticos interesantes que van desde «el mal como algo necesario para darle sentido a la vida» hasta la vejez y la decadencia. «Todo transcurre en un balcón, como una lengua de la casa que se burla de la calle», pondera Valenzuela. «Es un texto difícil pero ameno, en un libro donde el tema de base es el poder, la imaginación y las sombras».
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Ciencia y Salud / España: Un vistazo al «corazón» del virus de la gripe
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Detalle de la estructura tridimensional descrita. (Foto: Science)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Para los virus de la gripe, los humanos somos un viejo conocido. Saben bien cómo funcionamos, qué tienen que hacer para hacerse fuertes en nuestro organismo, cómo «renovarse» cada año para enfrentarse a las vacunas. Una nota de Cristina G. Lucio para El Mundo:
A la ciencia le está costando un poco más destapar las múltiples caras de este patógeno, aunque, poco a poco, vamos aprendiendo a conocerle. La última pista sobre su forma de actuar la da esta semana en Science Express un equipo de investigadores españoles.
Su trabajo, el culmen de más de 10 años en el laboratorio, ha permitido demostrar cómo es la estructura molecular de la «maquinaria» interna que permite replicarse a los virus.
El «corazón» de los virus está compuesto por ocho segmentos de ácido ribonucleico (ARN) que componen el código genético del virus y están asociados a varias proteínas virales y una enzima polimerasa. Estos complejos, denominados ribonucleoproteínas, son los encargados de la replicación del virus; es decir, de «producir» nuevas copias de sí mismos que, posteriormente, contribuirán a diseminar la infección.
Hasta ahora, definir la estructura de esa «maquinaria» había supuesto un desafío para la ciencia. Pero un equipo conjunto dirigido por Jaime Martín-Benito, del Departamento de Estructura de Macromoléculas, y Juan Ortín, del Departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), ha conseguido desentrañarla.
Su trabajo ha revelado la estructura tridimensional en doble hélice de esa maquinaria molecular y ha descrito cómo es la interacción entre ARN, proteínas y polimerasa en el interior de las ribonucleoproteínas.
«Podemos establecer un símil con los cromosomas en nuestro genoma. Lo que hemos conseguido es describir cómo están organizadas estas máquinas que, salvando las distancias, se asemejan a un cromosoma y que son las que permiten la transcripción y la replicación de los virus de la gripe», explica Martín-Benito a El Mundo.
Ampliar el arsenal terapéutico
La investigación abre la puerta a nuevas armas farmacológicas contra la gripe que sean capaces de «frenar» la multiplicación de los virus una vez que llegan al organismo. Los únicos medicamentos aprobados frente a la gripe –oseltamivir y zanamivir– actúan inhibiendo una proteína clave para la diseminación de la infección; pero, hasta ahora, no se ha autorizado ningún fármaco que impida la replicación de los virus.
A corto plazo, este trabajo también permitirá plantear modelos experimentales para examinar en el laboratorio cómo se produce la replicación viral. «A partir de ahora tenemos una plataforma sobre la que poder construir», aclara Ortín.
Los investigadores han trabajado con un subtipo de virus de la gripe tipo A (un H1N1 distinto al que generó la pandemia en 2009), aunque creen que el modelo es extrapolable «a todos los subtipos de ese mismo grupo».
La revista científica publica en el mismo número un trabajo dirigido por Ian Wilson, del Instituto de Investigación Scripps (EEUU) que, simultáneamente, también ha demostrado la estructura tridimensional de las ribonucleoproteínas.
«Es totalmente casual», comentan los investigadores, ya que no han mantenido ningún contacto de colaboración con el otro grupo.
Un comentario que acompaña a la publicación de estas investigaciones en la revista científica alaba el hallazgo y asegura que tendrá un «tremendo impacto» y ayudará a «elevar la comprensión de la biología y la estructura del virus de la gripe a un nuevo nivel».
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Detalle de la estructura tridimensional descrita. (Foto: Science)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Para los virus de la gripe, los humanos somos un viejo conocido. Saben bien cómo funcionamos, qué tienen que hacer para hacerse fuertes en nuestro organismo, cómo «renovarse» cada año para enfrentarse a las vacunas. Una nota de Cristina G. Lucio para El Mundo:
A la ciencia le está costando un poco más destapar las múltiples caras de este patógeno, aunque, poco a poco, vamos aprendiendo a conocerle. La última pista sobre su forma de actuar la da esta semana en Science Express un equipo de investigadores españoles.
Su trabajo, el culmen de más de 10 años en el laboratorio, ha permitido demostrar cómo es la estructura molecular de la «maquinaria» interna que permite replicarse a los virus.
El «corazón» de los virus está compuesto por ocho segmentos de ácido ribonucleico (ARN) que componen el código genético del virus y están asociados a varias proteínas virales y una enzima polimerasa. Estos complejos, denominados ribonucleoproteínas, son los encargados de la replicación del virus; es decir, de «producir» nuevas copias de sí mismos que, posteriormente, contribuirán a diseminar la infección.
Hasta ahora, definir la estructura de esa «maquinaria» había supuesto un desafío para la ciencia. Pero un equipo conjunto dirigido por Jaime Martín-Benito, del Departamento de Estructura de Macromoléculas, y Juan Ortín, del Departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), ha conseguido desentrañarla.
Su trabajo ha revelado la estructura tridimensional en doble hélice de esa maquinaria molecular y ha descrito cómo es la interacción entre ARN, proteínas y polimerasa en el interior de las ribonucleoproteínas.
«Podemos establecer un símil con los cromosomas en nuestro genoma. Lo que hemos conseguido es describir cómo están organizadas estas máquinas que, salvando las distancias, se asemejan a un cromosoma y que son las que permiten la transcripción y la replicación de los virus de la gripe», explica Martín-Benito a El Mundo.
Ampliar el arsenal terapéutico
La investigación abre la puerta a nuevas armas farmacológicas contra la gripe que sean capaces de «frenar» la multiplicación de los virus una vez que llegan al organismo. Los únicos medicamentos aprobados frente a la gripe –oseltamivir y zanamivir– actúan inhibiendo una proteína clave para la diseminación de la infección; pero, hasta ahora, no se ha autorizado ningún fármaco que impida la replicación de los virus.
A corto plazo, este trabajo también permitirá plantear modelos experimentales para examinar en el laboratorio cómo se produce la replicación viral. «A partir de ahora tenemos una plataforma sobre la que poder construir», aclara Ortín.
Los investigadores han trabajado con un subtipo de virus de la gripe tipo A (un H1N1 distinto al que generó la pandemia en 2009), aunque creen que el modelo es extrapolable «a todos los subtipos de ese mismo grupo».
La revista científica publica en el mismo número un trabajo dirigido por Ian Wilson, del Instituto de Investigación Scripps (EEUU) que, simultáneamente, también ha demostrado la estructura tridimensional de las ribonucleoproteínas.
«Es totalmente casual», comentan los investigadores, ya que no han mantenido ningún contacto de colaboración con el otro grupo.
Un comentario que acompaña a la publicación de estas investigaciones en la revista científica alaba el hallazgo y asegura que tendrá un «tremendo impacto» y ayudará a «elevar la comprensión de la biología y la estructura del virus de la gripe a un nuevo nivel».
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Medios / México: Reverdece el periodismo creativo en AL, pero no está en los diarios, declara Sergio Ramírez
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El escritor publicará el próximo año el libro de cuentos Flores oscuras. (Foto: Arturo Campos Cedillo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Las crisis crean oportunidades, y aun cuando existe un reverdecimiento de géneros como la crónica, los diarios van a tener que cambiar su perspectiva de cómo están construidos por dentro. Los periódicos ya no pueden seguir pretendiendo que informan, porque uno ya no se da cuenta de lo que ocurre en el mundo a través de ellos, advierte el escritor y periodista nicaragüense Sergio Ramírez, quien presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su libro Historias para ser contadas, el cual reúne sus artículos periodísticos. Una nota de Erica Montaño Garfias para La Jornada:
«Hay un florecimiento del periodismo creativo en América Latina. Hace poco estuve en la ciudad de México, en el segundo encuentro de Cronistas de Indias, que reunió a jóvenes que sobre todo escriben, esta crónica creativa, no el periodismo tradicional, sino de moda, deporte, pobreza, lo que sea, pero con esta garra del periodista que quiere presentar algo nuevo».
«Esta es la gran oportunidad; se han publicado antologías muy buenas, por ejemplo la de Darío Jaramillo; hay grandes, estupendos cronistas que a la vez son literatos, como Juan Villoro, quien es capaz de escribir sobre deportes, así como libros tan buenos como Arrecife; otro es Jon Lee Anderson, un verdadero literato cuando escribe».
Se vive un fenómeno de reverdecimiento del buen periodismo, pero que no se está publicando en los diarios, sino en las revistas, que quizá no tienen gran circulación, añade el narrador y colaborador de La Jornada, quien el próximo año publicará su libro de cuentos Flores oscuras (Alfaguara).
Internet ha cambiado las reglas del juego, mientras los periódicos siguen publicando en sus versiones impresas las cotizaciones de la bolsa o el estado del tiempo, que ya es información muerta cuando uno la lee.
Éste es el momento «de encontrar nuevos ángulos, de explorar la información, lo que está ocurriendo: si hay un golpe de Estado en África para mí ya no será noticia, pero qué hay detrás, qué se puede explorar más allá de esa noticia, cuáles son los antecedentes, el trasfondo. Ése me parece que es el verdadero periodismo y lo fue en el siglo XIX.
«El gran florecimiento de la crónica a finales de ese siglo fue con los escritores modernistas, quienes eran grandes cronistas: Gutiérrez Nájera, Amado Nervo, Rubén Darío, Leopoldo Lugones; esos eran poetas, pero además muy buenos periodistas, porque también escribían crónicas con estilo literario. Hay que relerlos y deberían ser leídos en las escuelas de periodismo, en las redacciones», subraya quien fue vicepresidente de Nicaragua y hoy uno de los principales invitados a la FIL, donde ya participó en el homenaje a Carlos Fuentes y estará este martes en la presentación del libro Gabo periodista, a las 19 horas en el salón 5 de la Expo Guadalajara.
Historias para ser contadas (Universidad de Nuevo León) incluye «artículos de reflexión de lo que veo, de lo que hay alrededor. Comencé a escribir artículos muy temprano en mi vida. Creo que el primero lo escribí a los 14 años, en 1956: se cumplía el centenario de la Batalla de San Jacinto, cuando los nicaragüenses derrotaron a la tropas invasoras de William Walker, y escribí un texto sobre eso. El periódico me lo publicó sin saber mi edad. Empecé a escribir ficción y artículos de prensa con la misma motivación: la necesidad de comunicar a los demás lo que uno piensa que es importante, que es singular y que los demás se están perdiendo de saber. Me parece que los principios de la escritura son los mismos, y siguen siendo válidos: lo que motiva a un periodista a indagar, a ir a fuentes y descubrir algo, es lo mismo que el escritor de ficción hace, sólo que bajo reglas diferentes, obviamente, la regla de la ficción es la mentira y la del periodismo la verdad».
¿Le tocó ser periodista de nota diaria?
Nunca. Es algo que añoro. No tuve esa formación. La tuve como abogado en Nicaragua no había escuelas de periodismo. Me habría gustado mucho entrenarme en las redacciones de los periódicos. Cuando estudiaba teníamos un radionoticiario, pero yo no reporteaba. Leía las noticias, las editaba, las escribía, pero no las reporteaba.
Trabajo de campo en Haití
«Cuando vino la Revolución no volví a escribir más artículos de prensa y tampoco libros de ficción, más que Castigo divino cuando me tocó escribirlo. Al salir de esta turbulencia de la política, a finales de los 90, retomé mis artículos. La única vez que me ha tocado hacer trabajo de campo fue cuando un diario español me pidió participar en un programa con Médicos sin Fronteras que se llamó La tierra del olvido. Me dieron a elegir entre varios países y escogí Haití, porque nunca había estado ahí. Fui por una semana, me asignaron un fotógrafo y nos fuimos a explorar; me metí en lugares donde no debía. Ese trabajo me fascinó y a la vez me deprimió: cuando el avión se fue de Puerto Príncipe veía aquel territorio como una especie de país maldito, porque había ocurrido el terremoto, había pasado un huracán, en estos días hay una peste de cólera. Es como un país que cayó a una zanja y no puede salir. Entonces escribí un reportaje que se llama La piedra bajo el sol, que se publicó en la revista de dicho diario español, y cuando vino el terremoto me preguntaron que si quería escribir otro sobre lo que Haití había sido cuando estuve y lo que ya no era. Escribí La piedra remecida. Me gustaría repetir la experiencia, me gusta ese trabajo».
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El escritor publicará el próximo año el libro de cuentos Flores oscuras. (Foto: Arturo Campos Cedillo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Las crisis crean oportunidades, y aun cuando existe un reverdecimiento de géneros como la crónica, los diarios van a tener que cambiar su perspectiva de cómo están construidos por dentro. Los periódicos ya no pueden seguir pretendiendo que informan, porque uno ya no se da cuenta de lo que ocurre en el mundo a través de ellos, advierte el escritor y periodista nicaragüense Sergio Ramírez, quien presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su libro Historias para ser contadas, el cual reúne sus artículos periodísticos. Una nota de Erica Montaño Garfias para La Jornada:
«Hay un florecimiento del periodismo creativo en América Latina. Hace poco estuve en la ciudad de México, en el segundo encuentro de Cronistas de Indias, que reunió a jóvenes que sobre todo escriben, esta crónica creativa, no el periodismo tradicional, sino de moda, deporte, pobreza, lo que sea, pero con esta garra del periodista que quiere presentar algo nuevo».
«Esta es la gran oportunidad; se han publicado antologías muy buenas, por ejemplo la de Darío Jaramillo; hay grandes, estupendos cronistas que a la vez son literatos, como Juan Villoro, quien es capaz de escribir sobre deportes, así como libros tan buenos como Arrecife; otro es Jon Lee Anderson, un verdadero literato cuando escribe».
Se vive un fenómeno de reverdecimiento del buen periodismo, pero que no se está publicando en los diarios, sino en las revistas, que quizá no tienen gran circulación, añade el narrador y colaborador de La Jornada, quien el próximo año publicará su libro de cuentos Flores oscuras (Alfaguara).
Internet ha cambiado las reglas del juego, mientras los periódicos siguen publicando en sus versiones impresas las cotizaciones de la bolsa o el estado del tiempo, que ya es información muerta cuando uno la lee.
Éste es el momento «de encontrar nuevos ángulos, de explorar la información, lo que está ocurriendo: si hay un golpe de Estado en África para mí ya no será noticia, pero qué hay detrás, qué se puede explorar más allá de esa noticia, cuáles son los antecedentes, el trasfondo. Ése me parece que es el verdadero periodismo y lo fue en el siglo XIX.
«El gran florecimiento de la crónica a finales de ese siglo fue con los escritores modernistas, quienes eran grandes cronistas: Gutiérrez Nájera, Amado Nervo, Rubén Darío, Leopoldo Lugones; esos eran poetas, pero además muy buenos periodistas, porque también escribían crónicas con estilo literario. Hay que relerlos y deberían ser leídos en las escuelas de periodismo, en las redacciones», subraya quien fue vicepresidente de Nicaragua y hoy uno de los principales invitados a la FIL, donde ya participó en el homenaje a Carlos Fuentes y estará este martes en la presentación del libro Gabo periodista, a las 19 horas en el salón 5 de la Expo Guadalajara.
Historias para ser contadas (Universidad de Nuevo León) incluye «artículos de reflexión de lo que veo, de lo que hay alrededor. Comencé a escribir artículos muy temprano en mi vida. Creo que el primero lo escribí a los 14 años, en 1956: se cumplía el centenario de la Batalla de San Jacinto, cuando los nicaragüenses derrotaron a la tropas invasoras de William Walker, y escribí un texto sobre eso. El periódico me lo publicó sin saber mi edad. Empecé a escribir ficción y artículos de prensa con la misma motivación: la necesidad de comunicar a los demás lo que uno piensa que es importante, que es singular y que los demás se están perdiendo de saber. Me parece que los principios de la escritura son los mismos, y siguen siendo válidos: lo que motiva a un periodista a indagar, a ir a fuentes y descubrir algo, es lo mismo que el escritor de ficción hace, sólo que bajo reglas diferentes, obviamente, la regla de la ficción es la mentira y la del periodismo la verdad».
¿Le tocó ser periodista de nota diaria?
Nunca. Es algo que añoro. No tuve esa formación. La tuve como abogado en Nicaragua no había escuelas de periodismo. Me habría gustado mucho entrenarme en las redacciones de los periódicos. Cuando estudiaba teníamos un radionoticiario, pero yo no reporteaba. Leía las noticias, las editaba, las escribía, pero no las reporteaba.
Trabajo de campo en Haití
«Cuando vino la Revolución no volví a escribir más artículos de prensa y tampoco libros de ficción, más que Castigo divino cuando me tocó escribirlo. Al salir de esta turbulencia de la política, a finales de los 90, retomé mis artículos. La única vez que me ha tocado hacer trabajo de campo fue cuando un diario español me pidió participar en un programa con Médicos sin Fronteras que se llamó La tierra del olvido. Me dieron a elegir entre varios países y escogí Haití, porque nunca había estado ahí. Fui por una semana, me asignaron un fotógrafo y nos fuimos a explorar; me metí en lugares donde no debía. Ese trabajo me fascinó y a la vez me deprimió: cuando el avión se fue de Puerto Príncipe veía aquel territorio como una especie de país maldito, porque había ocurrido el terremoto, había pasado un huracán, en estos días hay una peste de cólera. Es como un país que cayó a una zanja y no puede salir. Entonces escribí un reportaje que se llama La piedra bajo el sol, que se publicó en la revista de dicho diario español, y cuando vino el terremoto me preguntaron que si quería escribir otro sobre lo que Haití había sido cuando estuve y lo que ya no era. Escribí La piedra remecida. Me gustaría repetir la experiencia, me gusta ese trabajo».
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Ciencia y Salud / Inglaterra: Expertos creen posible medir cuánto tiempo vivirá una persona
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Ilustración tomada de la Web. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Una prueba de sangre para determinar la velocidad del envejecimiento ha funcionado en una población de aves silvestres, lo cual sustenta la idea de que la técnica pueda predecir con precisión la extensión natural de la vida de seres humanos. Una nota de Steve Connor para The Independent traducida por Jorge Anaya.
Esta nueva investigación representa la primera vez que se ha usado con éxito una prueba de envejecimiento en animales que viven fuera de un ambiente de laboratorio.
La prueba mide la longitud promedio de minúsculas estructuras en la punta de los cromosomas, llamadas telómeros, que según se sabe se acortan cada vez que se divide una célula durante la vida de un organismo.
Se cree que los telómeros actúan como relojes internos que dan un cálculo más preciso de la verdadera edad biológica de una persona, más que la cronológica. Esto ha llevado a algunos expertos a sugerir que se pueden usar las pruebas de telómeros para calcular cuánto les queda de vida si mueren de causas naturales.
De hecho, por lo menos una empresa ofrece ya una prueba de sangre por 400 libras (unos 8 mil 320 pesos) en el Reino Unido a personas interesadas en saber con qué rapidez envejecen, con base en la longitud promedio de los telómeros. Estas pruebas se han usado extensamente en experimentos con animales, y ahora unos científicos las aplicaron a una población aislada de aves canoras que vive en las islas Seychelles.
Vimos que la longitud de los telómeros es un mejor indicador de la expectativa de vida que la edad cronológica. Al medir su longitud tenemos forma de estimar la edad biológica de un individuo, cuánto ha usado de su vida, comentó David Richardson, de la Universidad de East Anglia, en Gran Bretaña.
Los investigadores midieron la longitud promedio de los telómeros de 320 ejemplares de la curruca de las Seychelles, en la isla Cousin, que los ornitólogos han estudiado durante 20 años. Nuestros resultados aportan la primera evidencia clara e inequívoca de una relación entre la longitud de los telómeros y la mortalidad en estado silvestre, y sustancian la predicción de que la longitud de los telómeros y la tasa de acortamiento pueden servir de indicador de la edad biológica, más allá de la cronológica, sostiene el estudio, publicado en la revista Molecular Ecology.
Estudiar una población de aves silvestres era importante porque no había depredadores naturales y la migración era escasa. Queríamos entender qué ocurre a lo largo de toda una vida, así que la curruca de las Seychelles es un sujeto ideal de investigación, señaló el doctor Richardson. «Investigamos si a determinada edad la longitud de los telómeros puede predecir una muerte inminente. Descubrimos que telómeros cortos cuyo tamaño se reduce con rapidez eran un buen indicador de que el ave moriría en el curso de un año. También descubrimos que individuos con telómeros más largos vivían más tiempo en general.
«Antes se creía que el acortamiento de los telómeros ocurría a tasa constante en los individuos, y que su longitud podía servir de reloj interno para medir la edad cronológica de los organismos en estado silvestre. Sin embargo, si bien los telómeros sí se acortan con la edad cronológica, la tasa a la cual esto ocurre difiere entre individuos de la misma edad. Esto obedece a que los individuos experimentan diferentes cantidades de estrés biológico, debido a los retos y esfuerzos que enfrentan en la vida. La longitud de los telómeros se puede utilizar para medir la cantidad de daño que un individuo ha acumulado a lo largo de su vida», añadió.
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Ilustración tomada de la Web. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Una prueba de sangre para determinar la velocidad del envejecimiento ha funcionado en una población de aves silvestres, lo cual sustenta la idea de que la técnica pueda predecir con precisión la extensión natural de la vida de seres humanos. Una nota de Steve Connor para The Independent traducida por Jorge Anaya.
Esta nueva investigación representa la primera vez que se ha usado con éxito una prueba de envejecimiento en animales que viven fuera de un ambiente de laboratorio.
La prueba mide la longitud promedio de minúsculas estructuras en la punta de los cromosomas, llamadas telómeros, que según se sabe se acortan cada vez que se divide una célula durante la vida de un organismo.
Se cree que los telómeros actúan como relojes internos que dan un cálculo más preciso de la verdadera edad biológica de una persona, más que la cronológica. Esto ha llevado a algunos expertos a sugerir que se pueden usar las pruebas de telómeros para calcular cuánto les queda de vida si mueren de causas naturales.
De hecho, por lo menos una empresa ofrece ya una prueba de sangre por 400 libras (unos 8 mil 320 pesos) en el Reino Unido a personas interesadas en saber con qué rapidez envejecen, con base en la longitud promedio de los telómeros. Estas pruebas se han usado extensamente en experimentos con animales, y ahora unos científicos las aplicaron a una población aislada de aves canoras que vive en las islas Seychelles.
Vimos que la longitud de los telómeros es un mejor indicador de la expectativa de vida que la edad cronológica. Al medir su longitud tenemos forma de estimar la edad biológica de un individuo, cuánto ha usado de su vida, comentó David Richardson, de la Universidad de East Anglia, en Gran Bretaña.
Los investigadores midieron la longitud promedio de los telómeros de 320 ejemplares de la curruca de las Seychelles, en la isla Cousin, que los ornitólogos han estudiado durante 20 años. Nuestros resultados aportan la primera evidencia clara e inequívoca de una relación entre la longitud de los telómeros y la mortalidad en estado silvestre, y sustancian la predicción de que la longitud de los telómeros y la tasa de acortamiento pueden servir de indicador de la edad biológica, más allá de la cronológica, sostiene el estudio, publicado en la revista Molecular Ecology.
Estudiar una población de aves silvestres era importante porque no había depredadores naturales y la migración era escasa. Queríamos entender qué ocurre a lo largo de toda una vida, así que la curruca de las Seychelles es un sujeto ideal de investigación, señaló el doctor Richardson. «Investigamos si a determinada edad la longitud de los telómeros puede predecir una muerte inminente. Descubrimos que telómeros cortos cuyo tamaño se reduce con rapidez eran un buen indicador de que el ave moriría en el curso de un año. También descubrimos que individuos con telómeros más largos vivían más tiempo en general.
«Antes se creía que el acortamiento de los telómeros ocurría a tasa constante en los individuos, y que su longitud podía servir de reloj interno para medir la edad cronológica de los organismos en estado silvestre. Sin embargo, si bien los telómeros sí se acortan con la edad cronológica, la tasa a la cual esto ocurre difiere entre individuos de la misma edad. Esto obedece a que los individuos experimentan diferentes cantidades de estrés biológico, debido a los retos y esfuerzos que enfrentan en la vida. La longitud de los telómeros se puede utilizar para medir la cantidad de daño que un individuo ha acumulado a lo largo de su vida», añadió.
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viernes, noviembre 23, 2012
Poesía / España: Nueva York, imán de poetas
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Dibujo de Rafael Alberti que ilustra Poeta en Nueva York. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Con unos versos sobre las aves que, confundidas por la luz, chocaban contra Estatua de la Libertad en 1895, el ingeniero, abogado y escritor catalán Melchor de Palau inauguró una peculiar tradición temática en la poesía española. Desde entonces, sobrevolando categorías generacionales y estéticas, más de 200 poetas españoles han tratado el brillo y las sombras de esa ciudad. Una nota de Andrea Aguilar para El País:
En Geometría y angustia. Poetas españoles en Nueva York (Fundación José Manuel Lara) e Historia poética de Nueva York en la España Contemporánea (Cátedra) Julio Neira rastrea esta presencia a través de un recorrido cronológico que abarca hasta el 2011. «Es una constante a lo largo de todo el siglo. El tratamiento es tanto positivo, resaltando la libertad y el crisol de culturas, como negativo, en denuncia de un sistema que no tiene en cuenta a los más desfavorecidos. También se da la mirada simultánea», explicaba el profesor Neira durante la presentación de su ensayo en octubre en el Instituto Cervantes de Nueva York. «Pero esto no es un caso cerrado, en los primeros 12 años del siglo XXI el número de poetas que han tratado la ciudad es igual al de quienes lo abordaron a lo largo de todo el siglo XX. Ha pasado de ser una novedad a ser un clásico». Aunque ha excluido a poetas latinoamericanos, Neira incluye a autores, como Cristina Peri Rossi o Andrés Neuman, que a pesar de haber nacido en otros países, están afincados en España desde hace tiempo.
El complemento a este estudio lo ha presentado Neira, en compañía de Luis García Montero, en Madrid, a través del poemario en el cual ha recopilado casi 150 poemas de una treintena de escritores: desde Ruben Darío y Federico García Lorca, hasta Felipe Benítez Reyes, pasando por Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez. El volumen está dividido en varios capítulos que establecen una cartografía sobre la ciudad y lo que inspira: La llegada, Geografías, La ciudad del cheque, Culturas y Despedidas. En la presentación del libro, Fabulosa como un leviatán, el profesor, deja claro, casi desde el comienzo, que «en la formación de la tradición de Nueva York en nuestra poesía hubo de tener influencia decisiva el Diario de un poeta recién casado, de Juan Ramón Jiménez, que en 1917 daba cuenta poética de su viaje y estancia nupcial en esa ciudad el año anterior».
En el ensayo Historia poética de Nueva York... –definido por su autor como un censo de textos poéticos– la fijación por la ciudad queda enmarcada dentro del cambio social del siglo XX y el nacimiento de la poesía urbana. Del flâneur de Baudelaire se llega a la megalópolis moderna, metáfora perfecta de la vida contemporánea y de la angustia del hombre, encarnada en la ciudad de los rascacielos. Si Walt Whitman y Hart Crane son dos referentes fundamentales en la tradición poética americana que trataron Nueva York en sus versos, en la española destaca la influencia de tres textos clave en la poesía contemporánea que transcurren en esta ciudad, a cargo de Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y, más adelante, José Hierro.
Diario de un poeta recién casado, un libro resultado del viaje que Juan Ramón Jiménez emprende a Nueva York en 1916 para casarse con Zenobia Camprubí, rompe la primera lanza y marca una nueva hoja de ruta para la poesía española. El poeta de Moguer desembarca apenas unos meses después de la muerte de Rubén Darío, figura fundamental del modernismo, que había abandonado esta urbe a orillas del río Hudson poco antes, enfermo y arruinado. Darío también trató Nueva York en poemas como La gran cosmópolis. Meditaciones de madrugada. Con Diario de un poeta recién casado —un libro que al final de su vida reconoció que era su favorito porque «nunca se pone viejo»— Juan Ramón da un giro radical. «Recibe sensaciones nuevas y descubre las posibilidades expresivas del verso libre y del habla coloquial. Y aunque se muestra crítico, no recibe las imágenes de Nueva York como amenaza», dice el poeta Luis Muñoz, profesor en la Universidad de Iowa, cuyo trabajo también aparece recogido en el estudio de Neira.
José Moreno Villa es otro que llega a Nueva York persiguiendo el amor, pero el desenlace de su historia, registrado en verso y prosa, no es tan feliz. Alberti en Cal y Canto de 1928 habla de la ciudad aún sin haberla visitado –en 1935 se exiliaría allí–, y un año después, en 1929, Lorca llega a Harlem. Su estancia coincide con el crack de la bolsa y el granadino ofrece una visión mucho más descarnada, cruel y, a pesar de todo, bella de la ciudad. «Nada más poético y terrible que la lucha de los rascacielos con el cielo que los cubre», dijo en una conferencia a su vuelta España, en la que presentó por primera vez algunos de los versos que quedarían reunidos en Poeta en Nueva York, que marca un trascendental punto de inflexión, y que la próxima primavera será homenajeado en el Instituto Cervantes y la New York Public Library.
La guerra forzó al exilio a muchos como Francisco Gíner de los Ríos. Miembros de la Generación del 27 llegaron a las aulas de las universidades estadounidenses y Neira recoge algunas de las impresiones que tuvieron a su paso por Nueva York, como la carta de Pedro Salinas a su esposa: «Se reconfirma mi impresión Marg. Oriental y violenta es Nueva York». También queda recogido el trabajo de otros exiliados como Concha Zardoya, Gonzalo Sobejano o Joaquín Casalduero que en las décadas siguientes seguirían llegando y escribiendo sobre la ciudad. Con la llegada de la democracia, el círculo sigue creciendo con poetas que llegan por motivos laborales como Dionisio Cañas y otros que pasan impartiendo o recibiendo clases, como Julia Uceda. José Hierro publica Cuadernos de Nueva York en 1998, e inaugura una nueva senda.
Neira destaca el peso que ejerce la cultura estadounidense en todos los planos y la apertura de España a partir de la Transición, señalando a Luis García Montero como uno de los poetas que más ha viajado y tratado esta ciudad. De forma real o literaria, los poetas españoles hoy retratan con fijación Nueva York, convertida en «meta obligada de un peregrinaje artístico e intelectual, cuando no comercial de los más jóvenes», escribe Neira. Las lecturas poéticas se suceden en universidades e instituciones; se abren nuevos diálogos y perspectivas. Los atentados de las torres gemelas es el acontecimiento al que le han dedicado más poemas en español sobre Nueva York. Luis Muñoz encuentra la clave neoyorquina en el ritmo: «La sobre-excitación es la situación ideal para un poeta».
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Dibujo de Rafael Alberti que ilustra Poeta en Nueva York. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Con unos versos sobre las aves que, confundidas por la luz, chocaban contra Estatua de la Libertad en 1895, el ingeniero, abogado y escritor catalán Melchor de Palau inauguró una peculiar tradición temática en la poesía española. Desde entonces, sobrevolando categorías generacionales y estéticas, más de 200 poetas españoles han tratado el brillo y las sombras de esa ciudad. Una nota de Andrea Aguilar para El País:
En Geometría y angustia. Poetas españoles en Nueva York (Fundación José Manuel Lara) e Historia poética de Nueva York en la España Contemporánea (Cátedra) Julio Neira rastrea esta presencia a través de un recorrido cronológico que abarca hasta el 2011. «Es una constante a lo largo de todo el siglo. El tratamiento es tanto positivo, resaltando la libertad y el crisol de culturas, como negativo, en denuncia de un sistema que no tiene en cuenta a los más desfavorecidos. También se da la mirada simultánea», explicaba el profesor Neira durante la presentación de su ensayo en octubre en el Instituto Cervantes de Nueva York. «Pero esto no es un caso cerrado, en los primeros 12 años del siglo XXI el número de poetas que han tratado la ciudad es igual al de quienes lo abordaron a lo largo de todo el siglo XX. Ha pasado de ser una novedad a ser un clásico». Aunque ha excluido a poetas latinoamericanos, Neira incluye a autores, como Cristina Peri Rossi o Andrés Neuman, que a pesar de haber nacido en otros países, están afincados en España desde hace tiempo.
El complemento a este estudio lo ha presentado Neira, en compañía de Luis García Montero, en Madrid, a través del poemario en el cual ha recopilado casi 150 poemas de una treintena de escritores: desde Ruben Darío y Federico García Lorca, hasta Felipe Benítez Reyes, pasando por Luis Cernuda y Juan Ramón Jiménez. El volumen está dividido en varios capítulos que establecen una cartografía sobre la ciudad y lo que inspira: La llegada, Geografías, La ciudad del cheque, Culturas y Despedidas. En la presentación del libro, Fabulosa como un leviatán, el profesor, deja claro, casi desde el comienzo, que «en la formación de la tradición de Nueva York en nuestra poesía hubo de tener influencia decisiva el Diario de un poeta recién casado, de Juan Ramón Jiménez, que en 1917 daba cuenta poética de su viaje y estancia nupcial en esa ciudad el año anterior».
En el ensayo Historia poética de Nueva York... –definido por su autor como un censo de textos poéticos– la fijación por la ciudad queda enmarcada dentro del cambio social del siglo XX y el nacimiento de la poesía urbana. Del flâneur de Baudelaire se llega a la megalópolis moderna, metáfora perfecta de la vida contemporánea y de la angustia del hombre, encarnada en la ciudad de los rascacielos. Si Walt Whitman y Hart Crane son dos referentes fundamentales en la tradición poética americana que trataron Nueva York en sus versos, en la española destaca la influencia de tres textos clave en la poesía contemporánea que transcurren en esta ciudad, a cargo de Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y, más adelante, José Hierro.
Diario de un poeta recién casado, un libro resultado del viaje que Juan Ramón Jiménez emprende a Nueva York en 1916 para casarse con Zenobia Camprubí, rompe la primera lanza y marca una nueva hoja de ruta para la poesía española. El poeta de Moguer desembarca apenas unos meses después de la muerte de Rubén Darío, figura fundamental del modernismo, que había abandonado esta urbe a orillas del río Hudson poco antes, enfermo y arruinado. Darío también trató Nueva York en poemas como La gran cosmópolis. Meditaciones de madrugada. Con Diario de un poeta recién casado —un libro que al final de su vida reconoció que era su favorito porque «nunca se pone viejo»— Juan Ramón da un giro radical. «Recibe sensaciones nuevas y descubre las posibilidades expresivas del verso libre y del habla coloquial. Y aunque se muestra crítico, no recibe las imágenes de Nueva York como amenaza», dice el poeta Luis Muñoz, profesor en la Universidad de Iowa, cuyo trabajo también aparece recogido en el estudio de Neira.
José Moreno Villa es otro que llega a Nueva York persiguiendo el amor, pero el desenlace de su historia, registrado en verso y prosa, no es tan feliz. Alberti en Cal y Canto de 1928 habla de la ciudad aún sin haberla visitado –en 1935 se exiliaría allí–, y un año después, en 1929, Lorca llega a Harlem. Su estancia coincide con el crack de la bolsa y el granadino ofrece una visión mucho más descarnada, cruel y, a pesar de todo, bella de la ciudad. «Nada más poético y terrible que la lucha de los rascacielos con el cielo que los cubre», dijo en una conferencia a su vuelta España, en la que presentó por primera vez algunos de los versos que quedarían reunidos en Poeta en Nueva York, que marca un trascendental punto de inflexión, y que la próxima primavera será homenajeado en el Instituto Cervantes y la New York Public Library.
La guerra forzó al exilio a muchos como Francisco Gíner de los Ríos. Miembros de la Generación del 27 llegaron a las aulas de las universidades estadounidenses y Neira recoge algunas de las impresiones que tuvieron a su paso por Nueva York, como la carta de Pedro Salinas a su esposa: «Se reconfirma mi impresión Marg. Oriental y violenta es Nueva York». También queda recogido el trabajo de otros exiliados como Concha Zardoya, Gonzalo Sobejano o Joaquín Casalduero que en las décadas siguientes seguirían llegando y escribiendo sobre la ciudad. Con la llegada de la democracia, el círculo sigue creciendo con poetas que llegan por motivos laborales como Dionisio Cañas y otros que pasan impartiendo o recibiendo clases, como Julia Uceda. José Hierro publica Cuadernos de Nueva York en 1998, e inaugura una nueva senda.
Neira destaca el peso que ejerce la cultura estadounidense en todos los planos y la apertura de España a partir de la Transición, señalando a Luis García Montero como uno de los poetas que más ha viajado y tratado esta ciudad. De forma real o literaria, los poetas españoles hoy retratan con fijación Nueva York, convertida en «meta obligada de un peregrinaje artístico e intelectual, cuando no comercial de los más jóvenes», escribe Neira. Las lecturas poéticas se suceden en universidades e instituciones; se abren nuevos diálogos y perspectivas. Los atentados de las torres gemelas es el acontecimiento al que le han dedicado más poemas en español sobre Nueva York. Luis Muñoz encuentra la clave neoyorquina en el ritmo: «La sobre-excitación es la situación ideal para un poeta».
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Caricatura / España: «El dinero en The New Yorker. La economía en viñetas»
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Alex Gregory, años 2000. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- «Quiero que me devuelvan mi burbuja», se lamentan dos ejecutivos que, claramente, han vivido tiempos mejores y ahora ahogan sus penas en la barra de un bar. Esa frase nunca la pronunciaría un romántico. A esta categoría pertenecemos todos aquellos que no nos labramos «grandes fortunas en Wall Street», escribe Malcolm Gladwell en el prólogo de El dinero en The New Yorker. La economía en viñetas (Libros del Asteroide). Es decir, casi todos. A ella también pertenecen los periodistas y dibujantes del semanario estadounidense. «Ninguno de nosotros se ve reflejado en ese tipo que se desgañita en mitad de una fiesta proclamando a gritos cómo se forró en el otoño de 2007. No estábamos invitados. Estábamos en casa releyendo Middlemarch». Cuando en The New Yorker piensan en el dinero, señala Gladwell, suelen acabar «bromeando sobre la cuestión». Una nota de Virginia Collera para El País:
El dinero en The New Yorker es una antología que reúne más de 400 viñetas humorísticas publicadas en la revista desde su aparición en 1925 hasta 2009. Por aquel entonces nuestra crisis, esta crisis, acababa de empezar, pero basta una hojeada para ver que la recesión, los rescates, las burbujas o los abusos de Wall Street sobre los que han bromeado durante décadas no han perdido un ápice de vigencia. «Señorita Apgar, aquí decimos recesión, no depresión», dibujaba Alan Dunn en los años treinta. «Caballeros, nuestra tarea consiste en persuadir al gobierno de que la solución ideal a cualquier problema sigue pasando por inyectar más dinero», rezaba una viñeta de Ed Fisher publicada en los setenta.
¿Tienen los realistas, aquellos que quieren que el mundo se adecue a los principios empresariales, su propio libro de viñetas?, se pregunta Gladwell. «Es posible. Pero me apuesto lo que quieran a que no es ni la mitad de bueno que este. No todos podemos tener la misma gracia. La postura cómica es una elección; es la recompensa que obtenemos por mirar al mundo de una manera muy concreta [...] El romántico puede reírse y, en los tiempos que corren, no parece una mala idea».
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Alex Gregory, años 2000. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- «Quiero que me devuelvan mi burbuja», se lamentan dos ejecutivos que, claramente, han vivido tiempos mejores y ahora ahogan sus penas en la barra de un bar. Esa frase nunca la pronunciaría un romántico. A esta categoría pertenecemos todos aquellos que no nos labramos «grandes fortunas en Wall Street», escribe Malcolm Gladwell en el prólogo de El dinero en The New Yorker. La economía en viñetas (Libros del Asteroide). Es decir, casi todos. A ella también pertenecen los periodistas y dibujantes del semanario estadounidense. «Ninguno de nosotros se ve reflejado en ese tipo que se desgañita en mitad de una fiesta proclamando a gritos cómo se forró en el otoño de 2007. No estábamos invitados. Estábamos en casa releyendo Middlemarch». Cuando en The New Yorker piensan en el dinero, señala Gladwell, suelen acabar «bromeando sobre la cuestión». Una nota de Virginia Collera para El País:
El dinero en The New Yorker es una antología que reúne más de 400 viñetas humorísticas publicadas en la revista desde su aparición en 1925 hasta 2009. Por aquel entonces nuestra crisis, esta crisis, acababa de empezar, pero basta una hojeada para ver que la recesión, los rescates, las burbujas o los abusos de Wall Street sobre los que han bromeado durante décadas no han perdido un ápice de vigencia. «Señorita Apgar, aquí decimos recesión, no depresión», dibujaba Alan Dunn en los años treinta. «Caballeros, nuestra tarea consiste en persuadir al gobierno de que la solución ideal a cualquier problema sigue pasando por inyectar más dinero», rezaba una viñeta de Ed Fisher publicada en los setenta.
¿Tienen los realistas, aquellos que quieren que el mundo se adecue a los principios empresariales, su propio libro de viñetas?, se pregunta Gladwell. «Es posible. Pero me apuesto lo que quieran a que no es ni la mitad de bueno que este. No todos podemos tener la misma gracia. La postura cómica es una elección; es la recompensa que obtenemos por mirar al mundo de una manera muy concreta [...] El romántico puede reírse y, en los tiempos que corren, no parece una mala idea».
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Arquitectura / España: Un atlas recoge la arquitectura del siglo XXI más emblemática
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Norman Foster y la maqueta de la obra. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Las obras arquitectónicas más emblemáticas construidas desde 2005 en los cinco continentes se plasman en el Atlas de Arquitecturas del siglo XXI (Fundación BBVA), compuesto por cuatro volúmenes. Una entrega de EFE:
Se trata de casi un millar de construcciones, 247 recogidas en detalle y el resto de forma más general, acompañadas de fotografías y comentadas por expertos, explicó ayer en la presentación del atlas Luis Fernández Galiano, arquitecto y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid.
Especialistas de las distintas regiones seleccionaron las obras y proyectos más significativos realizados desde 2005, «por lo que se inscriben en la etapa de la prosperidad económica, que está dando paso a una arquitectura de la necesidad, más austera y solidaria».
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Norman Foster y la maqueta de la obra. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Las obras arquitectónicas más emblemáticas construidas desde 2005 en los cinco continentes se plasman en el Atlas de Arquitecturas del siglo XXI (Fundación BBVA), compuesto por cuatro volúmenes. Una entrega de EFE:
Se trata de casi un millar de construcciones, 247 recogidas en detalle y el resto de forma más general, acompañadas de fotografías y comentadas por expertos, explicó ayer en la presentación del atlas Luis Fernández Galiano, arquitecto y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid.
Especialistas de las distintas regiones seleccionaron las obras y proyectos más significativos realizados desde 2005, «por lo que se inscriben en la etapa de la prosperidad económica, que está dando paso a una arquitectura de la necesidad, más austera y solidaria».
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Obituario / Pablo Pérez-Mínguez
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El fotógrafo español ante una de sus obras, un retrato del cineasta Pedro Almodóvar. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).-. Las fotos de Pablo Pérez-Mínguez, fallecido esta noche en Madrid a los 65 años, retrataron en estridente tecnicolor (o brillante cutrelux, que diría él) la explosión cultural y festiva de la movida madrileña. En los lugares míticos de aquel tiempo (finales de los setenta y primeros ochenta) y aquel lugar (una ciudad desmelenada tras la muerte de Franco), siempre se podía contar con su tenaz presencia con una cámara al cuello. Una nota de Iker Seisdedos para El País:
Por eso, sus archivos, atesorados en la casa familiar de la calle Montesquinza (y en parte publicados por Lunwerg en 2006 en Mi Movida) sirven de fidedigno y asombroso recuento de quienes protagonizaron aquellos días con sus noches: de músicos como Bernardo Bonezzi, de los Zombies, o Antonio Vega a artistas (Guillermo Pérez-Villalta o Sigfrido Martín Begué), fotógrafos (Alberto García-Alix u Ouka-Leele), cineastas (Pedro Almodóvar), actores (Cecilia Roth o Antonio Banderas) diseñadores de moda (Antonio Alvarado o Manuel Piña) u otros personajes de la vida disparatada (Fabio McNamara).
Cuando no se juntaban en el piso señorial donde vivía Pérez-Mínguez (que siempre firmó como PPM), este desplazaba su torrencial entusiasmo y contagioso vitalismo a lugares clave, como el apartamento de los Costus en Malasaña, la sala de conciertos Rock-Ola, la galería de Fernando Vijande o el rastro madrileño. «Quería ser fotógrafo de estrellas, de Sylvie Vartan y Joan Baez», explicaba a este diario en una entrevista de 2006, año en el que recibió el Premio Nacional de Fotografía. «Mi padre sacaba la máquina cuando había celebraciones. Eso hacía de aquellos momentos algo especial. Entonces, pensé, si siempre tengo una cámara, siempre será maravilloso. ¡Y fue verdad!».
La puerta a aquel «mundo de modernas» (como le gustaba definirlo con socarronería de afable grandullón) se la abrió Javier Pérez-Grueso, artista multifacético y entonces miembro de Radio Futura. Pero antes, PPM había fundado en 1971 junto al diseñador, y gran amigo, Carlos Serrano, Nueva Lente, revolucionaria revista de fotografía que iluminó con un flash de experimentación y desparpajo la noche del tardofranquismo.
La revista cerró a finales de los 70, pero llegaron otras, y empezó una fiesta que deslumbró al mundo. Con el humo de las velas sobrevinieron a mediados de los ochenta los años en los que PPM repartía su tiempo entre su trabajo para la industria discográfica y el más transgresor o personal: desde su particular subversión del santoral, a los fototextos, para los que hacía sostener a sus retratados frases que rezaban en letras de molde máximas como «Todo vale» o «Anacrónico Total».
«A finales de los noventa me convertí en el 'incombustible' fotógrafo. Luego pasé a ser 'mítico'. ¡Y en 2001, morí!», dijo en aquella entrevista blandiendo un diccionario de fotografía en el que, efectivamente, se consignaba su fallecimiento en 2001. Once años después, cuando habría de cumplirse lo inevitable, y tras una «una fatal y rápida» enfermedad, según han explicado a Efe fuentes cercanas a su familia, esa aún era su forma de enfrentarse a la vida, sin darle (ni darse) demasiada importancia.
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El fotógrafo español ante una de sus obras, un retrato del cineasta Pedro Almodóvar. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).-. Las fotos de Pablo Pérez-Mínguez, fallecido esta noche en Madrid a los 65 años, retrataron en estridente tecnicolor (o brillante cutrelux, que diría él) la explosión cultural y festiva de la movida madrileña. En los lugares míticos de aquel tiempo (finales de los setenta y primeros ochenta) y aquel lugar (una ciudad desmelenada tras la muerte de Franco), siempre se podía contar con su tenaz presencia con una cámara al cuello. Una nota de Iker Seisdedos para El País:
Por eso, sus archivos, atesorados en la casa familiar de la calle Montesquinza (y en parte publicados por Lunwerg en 2006 en Mi Movida) sirven de fidedigno y asombroso recuento de quienes protagonizaron aquellos días con sus noches: de músicos como Bernardo Bonezzi, de los Zombies, o Antonio Vega a artistas (Guillermo Pérez-Villalta o Sigfrido Martín Begué), fotógrafos (Alberto García-Alix u Ouka-Leele), cineastas (Pedro Almodóvar), actores (Cecilia Roth o Antonio Banderas) diseñadores de moda (Antonio Alvarado o Manuel Piña) u otros personajes de la vida disparatada (Fabio McNamara).
Cuando no se juntaban en el piso señorial donde vivía Pérez-Mínguez (que siempre firmó como PPM), este desplazaba su torrencial entusiasmo y contagioso vitalismo a lugares clave, como el apartamento de los Costus en Malasaña, la sala de conciertos Rock-Ola, la galería de Fernando Vijande o el rastro madrileño. «Quería ser fotógrafo de estrellas, de Sylvie Vartan y Joan Baez», explicaba a este diario en una entrevista de 2006, año en el que recibió el Premio Nacional de Fotografía. «Mi padre sacaba la máquina cuando había celebraciones. Eso hacía de aquellos momentos algo especial. Entonces, pensé, si siempre tengo una cámara, siempre será maravilloso. ¡Y fue verdad!».
La puerta a aquel «mundo de modernas» (como le gustaba definirlo con socarronería de afable grandullón) se la abrió Javier Pérez-Grueso, artista multifacético y entonces miembro de Radio Futura. Pero antes, PPM había fundado en 1971 junto al diseñador, y gran amigo, Carlos Serrano, Nueva Lente, revolucionaria revista de fotografía que iluminó con un flash de experimentación y desparpajo la noche del tardofranquismo.
La revista cerró a finales de los 70, pero llegaron otras, y empezó una fiesta que deslumbró al mundo. Con el humo de las velas sobrevinieron a mediados de los ochenta los años en los que PPM repartía su tiempo entre su trabajo para la industria discográfica y el más transgresor o personal: desde su particular subversión del santoral, a los fototextos, para los que hacía sostener a sus retratados frases que rezaban en letras de molde máximas como «Todo vale» o «Anacrónico Total».
«A finales de los noventa me convertí en el 'incombustible' fotógrafo. Luego pasé a ser 'mítico'. ¡Y en 2001, morí!», dijo en aquella entrevista blandiendo un diccionario de fotografía en el que, efectivamente, se consignaba su fallecimiento en 2001. Once años después, cuando habría de cumplirse lo inevitable, y tras una «una fatal y rápida» enfermedad, según han explicado a Efe fuentes cercanas a su familia, esa aún era su forma de enfrentarse a la vida, sin darle (ni darse) demasiada importancia.
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jueves, noviembre 22, 2012
Cine / Entrevista a Paula de Luque
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La cineasta argentina. (Foto: Guadalupe Lombardo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Cuando Jorge «Topo» Devoto y el diputado Fernando «Chino» Navarro le ofrecieron, en su carácter de productores, dirigir una película sobre Néstor Kirchner, después de que la que había realizado Israel Adrián Caetano no los convenciera, Paula de Luque se sintió muy honrada de que hubieran pensado en ella. En ese momento, la cineasta se preguntó por qué filmar una película sobre Néstor Kirchner, un político tan abordado por el periodismo televisivo, pero aclara que «sin desmerecer el lenguaje de la tele, es un medio que utiliza el trazo grueso, porque trabaja sobre la noticia, sobre el día a día». Su largometraje, pensó en ese momento, debía tener, obviamente, lenguaje cinematográfico. Con el correr del tiempo, a la directora de El vestido y Juan y Eva se le fue aclarando el panorama respecto de cómo y por qué contar esa historia. «La peli tiene un argumento, pero yo la cuento con herramientas del documental, porque no es un documento ya que no está tratado con una cámara equidistante que solamente mira aquello que sucede. Es imposible no involucrarse. Y están mi mirada y mi postura y hay otras miradas y otras posturas, porque se trata justamente de mi propio tiempo», confiesa la realizadora, quien también reconoce que si bien les pone «garra» a todas sus películas, en este caso fue un compromiso mayor «abordar la figura adorada y querida por millones de personas». Y le puso una atención especial «a no herir a la familia, a no poner la cámara donde pudiera doler». «No quise ser invasiva ni ponerme a mí por delante del personaje», expresa De Luque en la entrevista de Oscar Ranzani para Página/12:
Este documental nació a partir de la muerte de Néstor Kirchner. ¿Buscó que se llenara de vitalidad al establecer un recorrido por su historia?
Sí, exactamente. Busqué que no fuera un obituario, que no fuera del orden de llorar la muerte. Creo que los que lloramos la muerte de Néstor no necesitábamos que yo hiciera una película para seguir machacando con golpes bajos porque es una forma fácil de hacer llorar al público. Aparte, el cine es presente perpetuo, en el sentido de que lo que está sucediendo en la pantalla es ahora y no es mañana ni ayer. Si bien muchos testimonios que me han dado señalaban: «Ahí se sentaba», «Ahí estaba», yo evité la silla vacía. Evité todo lugar que él ocupaba y que ahora está vacío porque me parecía del orden del golpe bajo, no solamente para el público sino para la familia. Por eso, estoy muy agradecida de que la Presidenta haya notado mi respeto. Estoy agradecida y duermo tranquila porque se trata de su familia y con eso no se juega. Más allá de las creencias políticas, para la familia, Kirchner es una persona de su sangre. Y con eso no se juega ni se especula.
Juan y Eva y Néstor Kirchner, ¿tienen en común que las dos abordan a los personajes históricos alejados del mito, como humanos que eran?
Sí, creo eso. De igual modo, es tan vigente el debate sobre kirchnerismo y antikirchnerismo en este escenario político que es imposible que no se cuele. No siento que tenga la obligación de ser equidistante, independiente y neutral a tal punto de hacer un documental de observación –que ahora está de moda y que me dejaría bien parada con ciertos críticos– sobre algo tan presente, tan vigente y que ha tocado mi propia vida y la de todos mis contemporáneos. No soy neutral porque soy una directora de cine. Tengo este oficio, no soy periodista. Entiendo que el periodismo tenga que ser más objetivo porque es inherente informar, pero yo soy una directora. Y siempre hay una mirada: la única realidad es la subjetividad. Por supuesto que hice una película con mi mirada, como hice una película con mi mirada sobre el amor en El vestido, que no le influye en la vida a nadie. Entiendo que los antikirchneristas no se tienen que sentir ofendidos porque no los ataco.
Si Juan y Eva era ante todo una historia de amor, la de Juan Perón y María Eva Duarte, antes del nacimiento del peronismo, ¿Néstor Kirchner es la historia de un militante?
Sí, es la historia de un militante. También es la historia del amor, porque creo que Néstor entregó su vida por el amor a su propia causa. No digo que se murió por eso, que no es lo mismo. Se murió porque tenía un problema en el corazón, pobre. Pero creo que forzó su cuerpo hasta el límite y entregó todo lo que tenía a esa causa. La verdad es que no especuló. Puede haber habido errores. No soy quién para decirlo, porque hacer una película sobre Néstor no me eleva a la categoría de historiadora ni de analista política. No tengo estatura para eso. Soy una ciudadana, me dedico al cine y desde mi obra hago una película, como Fito Páez –diferenciándome de él, a quien no le llego ni a los talones– hizo una canción sobre Maradona. Humildemente, es mi versión sobre Néstor. Y no pretendo que sea la versión oficial sobre Néstor. Por eso digo que nadie me bajó línea. De igual modo, agradezco que guste.
Antes de comenzar a filmarla, le dijo a este cronista que usted quería «que sea una película del pueblo». Con el documental terminado, ¿cree que ese deseo puede ser una realidad?
Lo que pasa es que el escenario cambió desde que yo empecé a hacer la película hasta ahora. En ese momento, declaré eso en el sentido del pueblo que amó a Néstor Kirchner. El pueblo somos todos. De los que amamos a Néstor y de los que no lo aman también se compone el pueblo. Y, en ese sentido, sostengo que es una película para el pueblo porque el pueblo, como el público, no es un concepto estático sino dinámico, y está compuesto por miles y miles de miradas, por suerte, diversas y subjetivas. Creo que hice una película para todos, en el sentido de que aquellos que no estén de acuerdo la pueden debatir, también.
Es cierto que usted siempre dijo que no es una película sólo para kirchneristas. ¿Cómo imagina la recepción en general, a qué aspira y cuál es su deseo?
Mi deseo es que la vea la mayor cantidad de gente posible, como cada vez que hago una película. Mi deseo es que a la película le vaya bien. Si dijera otra cosa, sería una mentirosa o una arrogante. Ojalá que le vaya bien. Tampoco es algo que esté en mis manos. Soy honesta conmigo misma porque hice la película que quería hacer. No hice una película especulando para quedar bien con unos y con otros. Hice la película que a mí me parece. Mi punto de vista está expuesto. Y después, también estoy acostumbrada, porque me dedico al cine, a que a algunas personas les guste y a otras no lo que uno hace. Y forma parte del juego.
Hablar de la historia de Néstor Kirchner es también hablar de una parte de la historia del país. Tal vez por eso pueda ser vista por personas que no adhieran a sus ideas, ¿no?
Claro, que no adhieren al kirchnerismo y, a lo mejor, personas a las que no les interesa la política. Conozco mucha gente de otras profesiones que son súper buena gente y que, por ahí, no están tan informados o que no están tan ligados a lo social, o que no tienen una postura tomada y que han venido a la avant première y les gustó mucho. Han disfrutado mucho. Y también pensando en las nuevas generaciones, porque son chicos que por ahí no saben. También me puse en los zapatos y en la mirada de un extranjero, aunque la gente de América latina conoce más. Pero, ¿quién era Néstor Kirchner? Esto lo pueden contar miles y, después, cada uno saca su conclusión. Porque libros sobre los personajes públicos hay un montón y también miles de miradas posibles. Esta es una mirada sobre Néstor. ¿Quién era Néstor? Bueno, ésta es mi mirada sobre Néstor. Por eso digo que no tiene una equidistancia del orden de lo periodístico.
Los grandes medios se dedican sistemáticamente a atacar a los artistas que coinciden ideológicamente con este gobierno como si eso fuese inmoral. ¿Cree que puede pasar algo así en su caso o es algo que no le preocupa?
No es que no me preocupe: me hago cargo de los costos. Todo tiene un costo en la vida; si uno es neutral, también tiene un costo. Uno es una construcción de sí mismo. Y yo me fui comprometiendo y asumo ese compromiso. El límite es la agresión personal, porque del lado del antikirchnerismo, se me cae la mandíbula de asombro al ver que no responden con argumentos políticos sino con insultos. Ahí no dan ganas de contestar porque no es una discusión. Ahora, si me insultan directamente a mí, la verdad es que me duele. ¿Qué necesidad hay de hacer doler porque no pensamos igual? No soy arrogante. Digo, si no insulto a nadie, ¿por qué me insultan en Twitter? ¿Qué necesidad hay de hacerme doler? Si aquellos que me insultan quieren hacerme doler, les digo públicamente que lo logran. A mí me duele cuando me insultan, porque yo no insulto a nadie. Simplemente digo lo que pienso en un país libre.
Al ver tanto material sobre Néstor Kirchner para realizar la película, ¿cambió su mirada en algo, se potenciaron sus convicciones?
Sí, se potenciaron completamente las convicciones acerca del personaje porque ratifiqué un montón de cosas. Entrevisté a mucha gente para hacer esta película, a la familia y a gente incluso cuyo testimonio después no quedó. También a su maestra de primer grado, de la que quedó un pedacito. Y los testimonios y una investigación muy grande dan cuenta de quién era Néstor antes de ser presidente. Todo me fue ratificando que Néstor gobernaba como era. Y está el tema de llevar sus convicciones al límite. Es que hay que sentir el viento del sur en el cuerpo. Viajé al sur no solamente para entrevistar gente sino para sentir ese viento en el cuerpo. Es fuertísimo. O te voltea o te hacés más fuerte.
El paisaje es una referencia también a su lugar, porque aparece muchas veces. Y vacío, no como alguien lo transita...
Es la subjetiva de un viaje. Por eso, alguna tomas están hechas en subjetiva de modo tal que no veamos la ausencia. Quería una película llena de vida, como era Néstor.
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La cineasta argentina. (Foto: Guadalupe Lombardo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- Cuando Jorge «Topo» Devoto y el diputado Fernando «Chino» Navarro le ofrecieron, en su carácter de productores, dirigir una película sobre Néstor Kirchner, después de que la que había realizado Israel Adrián Caetano no los convenciera, Paula de Luque se sintió muy honrada de que hubieran pensado en ella. En ese momento, la cineasta se preguntó por qué filmar una película sobre Néstor Kirchner, un político tan abordado por el periodismo televisivo, pero aclara que «sin desmerecer el lenguaje de la tele, es un medio que utiliza el trazo grueso, porque trabaja sobre la noticia, sobre el día a día». Su largometraje, pensó en ese momento, debía tener, obviamente, lenguaje cinematográfico. Con el correr del tiempo, a la directora de El vestido y Juan y Eva se le fue aclarando el panorama respecto de cómo y por qué contar esa historia. «La peli tiene un argumento, pero yo la cuento con herramientas del documental, porque no es un documento ya que no está tratado con una cámara equidistante que solamente mira aquello que sucede. Es imposible no involucrarse. Y están mi mirada y mi postura y hay otras miradas y otras posturas, porque se trata justamente de mi propio tiempo», confiesa la realizadora, quien también reconoce que si bien les pone «garra» a todas sus películas, en este caso fue un compromiso mayor «abordar la figura adorada y querida por millones de personas». Y le puso una atención especial «a no herir a la familia, a no poner la cámara donde pudiera doler». «No quise ser invasiva ni ponerme a mí por delante del personaje», expresa De Luque en la entrevista de Oscar Ranzani para Página/12:
Este documental nació a partir de la muerte de Néstor Kirchner. ¿Buscó que se llenara de vitalidad al establecer un recorrido por su historia?
Sí, exactamente. Busqué que no fuera un obituario, que no fuera del orden de llorar la muerte. Creo que los que lloramos la muerte de Néstor no necesitábamos que yo hiciera una película para seguir machacando con golpes bajos porque es una forma fácil de hacer llorar al público. Aparte, el cine es presente perpetuo, en el sentido de que lo que está sucediendo en la pantalla es ahora y no es mañana ni ayer. Si bien muchos testimonios que me han dado señalaban: «Ahí se sentaba», «Ahí estaba», yo evité la silla vacía. Evité todo lugar que él ocupaba y que ahora está vacío porque me parecía del orden del golpe bajo, no solamente para el público sino para la familia. Por eso, estoy muy agradecida de que la Presidenta haya notado mi respeto. Estoy agradecida y duermo tranquila porque se trata de su familia y con eso no se juega. Más allá de las creencias políticas, para la familia, Kirchner es una persona de su sangre. Y con eso no se juega ni se especula.
Juan y Eva y Néstor Kirchner, ¿tienen en común que las dos abordan a los personajes históricos alejados del mito, como humanos que eran?
Sí, creo eso. De igual modo, es tan vigente el debate sobre kirchnerismo y antikirchnerismo en este escenario político que es imposible que no se cuele. No siento que tenga la obligación de ser equidistante, independiente y neutral a tal punto de hacer un documental de observación –que ahora está de moda y que me dejaría bien parada con ciertos críticos– sobre algo tan presente, tan vigente y que ha tocado mi propia vida y la de todos mis contemporáneos. No soy neutral porque soy una directora de cine. Tengo este oficio, no soy periodista. Entiendo que el periodismo tenga que ser más objetivo porque es inherente informar, pero yo soy una directora. Y siempre hay una mirada: la única realidad es la subjetividad. Por supuesto que hice una película con mi mirada, como hice una película con mi mirada sobre el amor en El vestido, que no le influye en la vida a nadie. Entiendo que los antikirchneristas no se tienen que sentir ofendidos porque no los ataco.
Si Juan y Eva era ante todo una historia de amor, la de Juan Perón y María Eva Duarte, antes del nacimiento del peronismo, ¿Néstor Kirchner es la historia de un militante?
Sí, es la historia de un militante. También es la historia del amor, porque creo que Néstor entregó su vida por el amor a su propia causa. No digo que se murió por eso, que no es lo mismo. Se murió porque tenía un problema en el corazón, pobre. Pero creo que forzó su cuerpo hasta el límite y entregó todo lo que tenía a esa causa. La verdad es que no especuló. Puede haber habido errores. No soy quién para decirlo, porque hacer una película sobre Néstor no me eleva a la categoría de historiadora ni de analista política. No tengo estatura para eso. Soy una ciudadana, me dedico al cine y desde mi obra hago una película, como Fito Páez –diferenciándome de él, a quien no le llego ni a los talones– hizo una canción sobre Maradona. Humildemente, es mi versión sobre Néstor. Y no pretendo que sea la versión oficial sobre Néstor. Por eso digo que nadie me bajó línea. De igual modo, agradezco que guste.
Antes de comenzar a filmarla, le dijo a este cronista que usted quería «que sea una película del pueblo». Con el documental terminado, ¿cree que ese deseo puede ser una realidad?
Lo que pasa es que el escenario cambió desde que yo empecé a hacer la película hasta ahora. En ese momento, declaré eso en el sentido del pueblo que amó a Néstor Kirchner. El pueblo somos todos. De los que amamos a Néstor y de los que no lo aman también se compone el pueblo. Y, en ese sentido, sostengo que es una película para el pueblo porque el pueblo, como el público, no es un concepto estático sino dinámico, y está compuesto por miles y miles de miradas, por suerte, diversas y subjetivas. Creo que hice una película para todos, en el sentido de que aquellos que no estén de acuerdo la pueden debatir, también.
Es cierto que usted siempre dijo que no es una película sólo para kirchneristas. ¿Cómo imagina la recepción en general, a qué aspira y cuál es su deseo?
Mi deseo es que la vea la mayor cantidad de gente posible, como cada vez que hago una película. Mi deseo es que a la película le vaya bien. Si dijera otra cosa, sería una mentirosa o una arrogante. Ojalá que le vaya bien. Tampoco es algo que esté en mis manos. Soy honesta conmigo misma porque hice la película que quería hacer. No hice una película especulando para quedar bien con unos y con otros. Hice la película que a mí me parece. Mi punto de vista está expuesto. Y después, también estoy acostumbrada, porque me dedico al cine, a que a algunas personas les guste y a otras no lo que uno hace. Y forma parte del juego.
Hablar de la historia de Néstor Kirchner es también hablar de una parte de la historia del país. Tal vez por eso pueda ser vista por personas que no adhieran a sus ideas, ¿no?
Claro, que no adhieren al kirchnerismo y, a lo mejor, personas a las que no les interesa la política. Conozco mucha gente de otras profesiones que son súper buena gente y que, por ahí, no están tan informados o que no están tan ligados a lo social, o que no tienen una postura tomada y que han venido a la avant première y les gustó mucho. Han disfrutado mucho. Y también pensando en las nuevas generaciones, porque son chicos que por ahí no saben. También me puse en los zapatos y en la mirada de un extranjero, aunque la gente de América latina conoce más. Pero, ¿quién era Néstor Kirchner? Esto lo pueden contar miles y, después, cada uno saca su conclusión. Porque libros sobre los personajes públicos hay un montón y también miles de miradas posibles. Esta es una mirada sobre Néstor. ¿Quién era Néstor? Bueno, ésta es mi mirada sobre Néstor. Por eso digo que no tiene una equidistancia del orden de lo periodístico.
Los grandes medios se dedican sistemáticamente a atacar a los artistas que coinciden ideológicamente con este gobierno como si eso fuese inmoral. ¿Cree que puede pasar algo así en su caso o es algo que no le preocupa?
No es que no me preocupe: me hago cargo de los costos. Todo tiene un costo en la vida; si uno es neutral, también tiene un costo. Uno es una construcción de sí mismo. Y yo me fui comprometiendo y asumo ese compromiso. El límite es la agresión personal, porque del lado del antikirchnerismo, se me cae la mandíbula de asombro al ver que no responden con argumentos políticos sino con insultos. Ahí no dan ganas de contestar porque no es una discusión. Ahora, si me insultan directamente a mí, la verdad es que me duele. ¿Qué necesidad hay de hacer doler porque no pensamos igual? No soy arrogante. Digo, si no insulto a nadie, ¿por qué me insultan en Twitter? ¿Qué necesidad hay de hacerme doler? Si aquellos que me insultan quieren hacerme doler, les digo públicamente que lo logran. A mí me duele cuando me insultan, porque yo no insulto a nadie. Simplemente digo lo que pienso en un país libre.
Al ver tanto material sobre Néstor Kirchner para realizar la película, ¿cambió su mirada en algo, se potenciaron sus convicciones?
Sí, se potenciaron completamente las convicciones acerca del personaje porque ratifiqué un montón de cosas. Entrevisté a mucha gente para hacer esta película, a la familia y a gente incluso cuyo testimonio después no quedó. También a su maestra de primer grado, de la que quedó un pedacito. Y los testimonios y una investigación muy grande dan cuenta de quién era Néstor antes de ser presidente. Todo me fue ratificando que Néstor gobernaba como era. Y está el tema de llevar sus convicciones al límite. Es que hay que sentir el viento del sur en el cuerpo. Viajé al sur no solamente para entrevistar gente sino para sentir ese viento en el cuerpo. Es fuertísimo. O te voltea o te hacés más fuerte.
El paisaje es una referencia también a su lugar, porque aparece muchas veces. Y vacío, no como alguien lo transita...
Es la subjetiva de un viaje. Por eso, alguna tomas están hechas en subjetiva de modo tal que no veamos la ausencia. Quería una película llena de vida, como era Néstor.
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Teatro / México: La obra «Aves y cenizas», de Verónica Olmedo
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Escena del montaje que retoma la danza ritual mapuche llamada choyque purrum, el cual concluirá temporada el 2 de diciembre. (Foto: Francisco Olvera)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- «Para vergüenza de todos», es la sentencia y el grito ahogado con el que culmina el montaje de Aves y cenizas, el cual retoma la danza ritual mapuche llamada choyque purrum para documentar desde una dimensión mítica, el drama y la tragedia de la activista social Marisela Escobedo, quien por exigir justicia tras la muerte de su hija Rubí Marisol, también fue asesinada; quedando impune el caso, toda vez que el victimario confeso por el homicidio de la adolescente fue puesto en libertad. Una nota de Carlos Paul para La Jornada:
Con producción binacional México-Chile, Aves y cenizas, escrita y dirigida por Verónica Olmedo, documenta lo ocurrido a Marisela Escobedo, como un caso representativo de miles de madres y padres de hijas e hijos desaparecidos, quienes demandan respuestas a un sistema de procuración e impartición de justicia, donde ésta se vuelve cada vez más esquiva.
Justicia denegada
Para Olmedo, se trata de un tema doloroso que debe ser expuesto, pues vivimos en el país una situación a la que no le ve final.
«Es una escenificación con elementos rituales, en la que se integran distintos estilos de actuación, así como confesiones y discursos personales de los actores, que van entretejiendo dentro de un formato de juego teatral la ficción, la realidad y el proceso de creación de un personaje».
Esa conjunción revive en la memoria de los espectadores el caso y tratan de ayudar a comprender el drama de Marisela Escobedo, quien enfrentó la pérdida de su hija, al mundo y al asesino, así como a una procuración de justicia que «por no haber pruebas contundentes» permitió la libertad del homicida confeso.
Con la participación en vivo del ensamble El Grito sobre el escenario –un círculo de ocho metros de diámetro, repleto con ropa de mujer–, el cual simboliza lugares desérticos, del norte del país, donde se han hallado y se siguen encontrando mujeres violentadas y asesinadas, explicó la autora.
«De esa jaula desértica con pajareras, se desprenden los actores, personajes y situaciones, para reconstruir sus búsquedas y ansias de justicia, su impulso de querer llegar a los jueces, a los agentes del Ministerio Público, a la verdad de las cosas y que, como muchos otros padres, no llegan a ser escuchados», comentó Olmedo.
Por eso, el personaje de Marisela Escobedo culmina en un grito ahogado: «Toqué todas las puertas y nadie fue capaz de responderme. Para vergüenza de todos».
Aves y cenizas se presenta jueves y viernes, a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas, en el teatro Julio Jiménez Rueda (avenida de la República 154, colonia Tabacalera, Metro Hidalgo), donde concluirá temporada el 2 de diciembre. Luego, en el mismo horario, tendrá cuatro funciones en el teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco, esquina Tlalpan), del 6 al 9 de diciembre.
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Escena del montaje que retoma la danza ritual mapuche llamada choyque purrum, el cual concluirá temporada el 2 de diciembre. (Foto: Francisco Olvera)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2012. (RanchoNEWS).- «Para vergüenza de todos», es la sentencia y el grito ahogado con el que culmina el montaje de Aves y cenizas, el cual retoma la danza ritual mapuche llamada choyque purrum para documentar desde una dimensión mítica, el drama y la tragedia de la activista social Marisela Escobedo, quien por exigir justicia tras la muerte de su hija Rubí Marisol, también fue asesinada; quedando impune el caso, toda vez que el victimario confeso por el homicidio de la adolescente fue puesto en libertad. Una nota de Carlos Paul para La Jornada:
Con producción binacional México-Chile, Aves y cenizas, escrita y dirigida por Verónica Olmedo, documenta lo ocurrido a Marisela Escobedo, como un caso representativo de miles de madres y padres de hijas e hijos desaparecidos, quienes demandan respuestas a un sistema de procuración e impartición de justicia, donde ésta se vuelve cada vez más esquiva.
Justicia denegada
Para Olmedo, se trata de un tema doloroso que debe ser expuesto, pues vivimos en el país una situación a la que no le ve final.
«Es una escenificación con elementos rituales, en la que se integran distintos estilos de actuación, así como confesiones y discursos personales de los actores, que van entretejiendo dentro de un formato de juego teatral la ficción, la realidad y el proceso de creación de un personaje».
Esa conjunción revive en la memoria de los espectadores el caso y tratan de ayudar a comprender el drama de Marisela Escobedo, quien enfrentó la pérdida de su hija, al mundo y al asesino, así como a una procuración de justicia que «por no haber pruebas contundentes» permitió la libertad del homicida confeso.
Con la participación en vivo del ensamble El Grito sobre el escenario –un círculo de ocho metros de diámetro, repleto con ropa de mujer–, el cual simboliza lugares desérticos, del norte del país, donde se han hallado y se siguen encontrando mujeres violentadas y asesinadas, explicó la autora.
«De esa jaula desértica con pajareras, se desprenden los actores, personajes y situaciones, para reconstruir sus búsquedas y ansias de justicia, su impulso de querer llegar a los jueces, a los agentes del Ministerio Público, a la verdad de las cosas y que, como muchos otros padres, no llegan a ser escuchados», comentó Olmedo.
Por eso, el personaje de Marisela Escobedo culmina en un grito ahogado: «Toqué todas las puertas y nadie fue capaz de responderme. Para vergüenza de todos».
Aves y cenizas se presenta jueves y viernes, a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas, en el teatro Julio Jiménez Rueda (avenida de la República 154, colonia Tabacalera, Metro Hidalgo), donde concluirá temporada el 2 de diciembre. Luego, en el mismo horario, tendrá cuatro funciones en el teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco, esquina Tlalpan), del 6 al 9 de diciembre.
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