viernes, marzo 08, 2013

Arquitectura / Entrevista a Emilio Ambasz

«La arquitectura tendría que estar en los museos pero como no es así, pues lo hago yo». (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 8 de marzo de 2013. (RanchoNEWS).- Hace poco más de un año Emilio Ambasz (Argentina, 1943) entró en el mundo del arte español por la puerta grande: el Museo Reina Sofía le dedicó la primera retrospectiva de su obra y diseños industriales. Sus arquitecturas verdes entraron en la tercera planta del edificio Sabatini y muchos nos acercamos por primera vez a uno de los arquitectos pioneros de la arquitectura sostenible: «Cuando empecé en esto mis colegas me miraban como a un bicho raro», dice. Fue ganador del concurso para la Expo de Sevilla en 1992 y tiene varios proyectos construidos en nuestro país así como importantes proyectos en todo el mundo. Pero antes de dedicarse de lleno a la práctica de la arquitectura pasó por el departamento de arquitectura y diseño del MoMA de Nueva York (1969-1976), representó a Estados Unidos en la Bienal de Venecia (1976) y comisarió importantes exposiciones. «Ya entonces empecé a pensar en un Museo dedicado a la arquitectura y el diseño. Me ha quedado el tic del curador», dice en la entrevista de Paula Achiaga para El Cultural:

37 años después Ambasz ya tiene su museo que, de nuevo, tiene su origen en el Reina Sofía: «Fue en la cena tras la inauguración de mi exposición cuando hablando con Ana Botella del tema me sugirió hacerlo en Madrid, pero el edificio que entonces podía ofrecer no era el adecuado. Ahora me han propuesto éste del Paseo del Prado 30 que me parece perfecto».

A pesar de todo, la obra a va ser enorme y casi con toda seguridad van a tener que echar abajo el edificio entero, ¿no es un inmueble protegido por ninguna normativa como muchos de los del Paseo del Prado?

Es un edificio construido hacia 1925 con una regulación muy rara. El edificio no estaba protegido pero sí su fachada estructural. Pero hace tiempo que el ayuntamiento cambio esto de modo que ahora no hay ningún problema. La cuestión es que no tiene escaleras de emergencias, tiene algunas estructuras internas que obligarían a hacer las salas muy estrechas... No se adapta mucho a lo que necesitamos por lo que seguramente haya que tirarlo.

¿Y por qué España?

Tuve tentación de hacerlo en Nueva York, en frente del MoMA, pero al final no cuajó. Soy ciudadano español y me siento un poco obligado, siento admiración por España y hacer este gesto aquí creo que da más confianza a la gente que hacerlo e en Nueva York. Me gusta hacerlo aquí y nunca hago lo que no me gusta.

Argentina, su país de origen, nunca fue una opción: «Yo les regale el proyecto del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y les llevó 14 años hacerlo, no quiero esperar tanto ahora». Nos explica que entonces lo hizo para proteger la colección de arte argentino de los 50 y 60 que había donado el coleccionista Ignacio Pirovano y que los herederos reclamaban porque el museo no tenía espacio para mostrarla. Ambasz proyectó la ampliación de la antigua fábrica de cigarros sede del museo y remodeló gran parte de lo existente.

Ha sido comisario del MoMA por lo que sabe bien la importancia cada vez mayor de la arquitectura para los museos de arte contemporáneo, ¿por qué entonces separarla en un centro a parte?

Claro que la arquitectura tendría que estar en los museos pero como no es así, pues lo hago yo. Creo que la misión del arquitecto es proponer modelos de existencia mejor que lo presente, y cuando lo consigue puede llamarse arte y ese arte debe de estar en un museo.

En su museo vamos a ver exposiciones de arquitectura, diseño industrial y urbanismo. Nos explica que lo complicado de este tipo de muestras es la presentación y que para que una exposición de estas características funcione hay que recrear a la perfección de ese espacio, maquetas, películas, fotografías y dibujos nunca cubren la posibilidad del proyecto en sí mismo. «En las obras de arte lo caro es el transporte y el seguro pero en las exposiciones de arquitectura lo caro es la reconstrucción, la recreación», explica.

¿Para cuándo la inauguración?

Todavía tienen que aprobar el proyecto final, por parte del Ayuntamiento ya está casi todo listo, ahora falta lo que afecta a la Comunidad de Madrid y luego presentar el proyecto final. Espero poder hacer una preinauguración en diciembre del 2014.

Quiere que una de las primeras exposiciones recupere a «héroes ignorados de la arquitectura y el urbanismo moderno, no muy antiguos, más bien del pasado inmediato», y nombra al argentino Amancio Williams, al brasileño Sergio Bernardes, al norteamericano Paul Nelson o al francés Eugene Henard. También tiene prevista una muestra de arquitectura latinoamericana de 1945 al 2015 que traería del MoMA de Nueva York. Además lecturas críticas, conferencias, talleres y simposios que convertirán al MAADU (que ya tiene siglas) en el referente de la arquitectura teórica y práctica. O a eso aspira.

En cuanto a sus características formales, lo que más ha trascendido es ese jardín vertical que alojará en sus dos fachadas y que son marca de la casa. Aunque ya dijeron en la presentación que nada tienen que ver con el cercano de Caixa Forum, no deja de ser curioso que a pocos metros de allí haya otra pared verde, la diseñada por el francés Patrick Blanc hace unos años. «Hace 37 años que hago jardines verticales, admiro el trabajo de Blanc pero esto es otra cosa. Tener esas plantas en la fachada no es algo estético simplemente, eliminan la carga calórica del edificio por lo que se reduce calefacción en invierno y aire acondicionado en verano».

Arquitectura y naturaleza... hay muchos referentes, ¿cuáles son los suyos?

Todo parte de una imagen con la que me topé al principio, yo no quería alterar el paisaje y me di cuenta de que de ese modo ahorraba energía y no se cambiaba el panorama. Y de esa imagen inicial desarrollé un método. La gran tragedia es cuando la palabra llega antes que la imagen, yo pienso con imágenes... Picasso no fue consciente del cubismo hasta que lo tenía pintado y luego se pusieron a pensar... Las imágenes se enriquecen, con el tiempo cambian la realidad y se integran y se convierten en estereotipos.

Aunque es pronto para aventurarse, ¿habrá director del museo?

Primero lo haré yo y luego me aburriré y se lo dejaré a otro -dice con media sonrisa.

Pues como director de un museo en la milla del arte madrileña va a codearse con el director del Prado, del Thyssen o del Reina Sofía...

Soy chiquito desde que era chiquito y no me asuntan los grandes -termina bromeando.

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