jueves, septiembre 19, 2013

Festival Internacional Chihuahua / «Calaveras bailan música electrónica», reseña del espectáculo «Posada, la luz de un genio»

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Momento del espectáculo. (Foto: JMV / RanchoNEWS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de septiembre de 2013. (RMV / RanchoNEWS).- Un grato homenaje al artista José Guadalupe Posada ofreció el Instituto Cultural de Aguascalientes con la producción «Posada, la luz de un genio», que fue presentado hoy en el Teatro Víctor Hugo Rascón Banda del Centro Cultural Paso del Norte.

El espectáculo multidisciplinario, dirigido por Beto Gtz, desarrolla durante una hora y 20 minutos, sin intermedio, cerca de veinte cuadros (casi mudos) en los que se repasa las diferentes facetas artísticas de Posada.

Danza contemporánea, danza y música (en vivo) tradicional mexicana, música electrónica y comedia (incluyendo mímica) fueron conjugados alegremente durante la presentación, salvo por la introducción (un poco lenta y densa a nuestro juicio).

El personaje de José Guadalupe Posada, un actor bien seleccionado dada su semejanza fisonómica, sirvió de hilo conductor del espectáculo, que se distinguió por su inteligente empleo de la iluminación, la bien lograda realización audiovisual (salvo la proyección de un rótulo equivocado) y el buen desempeño de bailarines, músicos y actores, 36 artistas en escena, la mayoría vestidos de calaveras.

Así vemos a Posada en su taller rodeado de calaveras, visitado por la Catrina. Luego seguiría un cuadro donde las calaveras bailan con espejos que reflejan su luz al público, un cuadro muy plástico y bien logrado.

Después vendría un cuadro con un sarcófago iluminado que cargan las calaveras, un zapateado mientras una Catrina canta El jinete, seguido de un baile –con música electrónica– de las calaveras.

Después de información histórica en la pantalla nos situamos en el porfiriato, un vals y un corrido norteño; de nuevo las calaveras hacen un par números de danza contemporánea con música electrónica.

Siguió un extenso cuadro con el tema de la diversión de Carpa que concluyó con una danza alusiva a la corrida de toros y un baile flamenco.

Después vimos un baile de la época que termina en un asesinato y que da lugar a un repaso de la obra de Posada publicada en su «Gaceta Callejera»; enseguida un divertidísimo cuadro sobre el fin del mundo, pronosticado con el fin de siglo («El mundo se va a volver toditito chicharón», se leía un rótulo, tomado de una publicación de Posada, en la pantalla), que termina con las calaveras bailando un ritmo caribeño con una melodía que emplea como estribillo «Se va a acabar el mundo».

Tras reproducir con un par de actores el famoso grabado del beso de un soldado revolucionario a su soldadera, vendría la conclusión con un baile muy alegre en un homenaje al mural de Diego Rivera titulado «Domingo en la Alameda», en el que es retratado Posada.

El espectáculo funciona como un homenaje provocativo, porque resulta difícil no reflexionar sobre Posada como artista, y queda –en lo personal– la impresión que era un agudo observador de su tiempo, con un gran talento. Si el espectáculo hubiera fracasado hubiera valido la pena con tan sólo ver las finas líneas de los grabados de Posada proyectados en la amplitud que da el teatro Rascón Banda.

Y bien se decía al iniciar la presentación: «Posada es un símbolo dentro del arte mexicano».

Esta noche él nos lo ha recordado.

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Jaime Moreno Valenzuela








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