martes, septiembre 17, 2013

Noticias / México: Homenaje a Alfredo López Austin

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El historiador mexicano. (Foto: INAH)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 4 de septiembre de 2013. (RanchoNEWS).- México rinde hoy un homenaje al historiador Alfredo López Austin, quien compagina en la actualidad su fascinación por divulgar los mitos mesoamericanos con la enseñanza, pasiones que lo han acompañado desde hace cinco décadas, informa la agencia EFE desde la Ciudad de México.

López Austin (1936, Ciudad Juárez) cambió las leyes por la historia, y a su Chihuahua natal por la capital mexicana por una llamada del antropólogo Miguel León-Portilla para trabajar en el Instituto de Investigaciones Históricas.

«Alfredo era un abogado muy prestigiado y decidió venirse aquí a Ciudad de México a ganar una miseria», dijo la esposa de López Austin, Martha Luján.

Una decisión de la que «no se ha arrepentido nunca» porque, gracias a ella, cursó la licenciatura de Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ha sido «muy feliz».

Sin embargo, ese pasado «provinciano», como a López Austin le gusta recalcar en las distancias cortas, marcó el resto de su vida.

De los trayectos largos en familia en ferrocarril, recordó la sensación de ese «niño provinciano" que visitaba los museos, pero que «soñando con el desierto».

«Pasé la mitad de tiempo de niño en la ciudad y la mitad en el desierto, me formé en ese ambiente y así soy», relató el historiador en el marco de un homenaje en su honor que se lleva a cabo esta semana en la capital mexicana.

De su estancia en Chihuahua y sus primeras experiencias como profesor, el sociólogo José María Calderón, entonces alumno de López Austin, recordó que era «difícil encontrar una voz tan cercana a los estudiantes» como la suya.

«Por su calvicie prematura (López Austin tenía entonces 26 años) y por la claridad de sus intervenciones se ganó el apodo del foco», comentó en tono jocoso.

Aunque solo ejerció como abogado durante tres años, el derecho influyó en la formación de López Austin porque le enseñó a buscar raíces lógicas en la cultura, y aprendió a acercarse al mito y a la religión desde su funcionalidad y razón de ser.

Historiador de la antigua religión mesoamericana, es uno de los más destacados investigadores de las manifestaciones míticas y rituales del mundo prehispánico, un entusiasmo que aún sigue patente en sus clases.

«La historia nos ayuda a conocer lo que somos: si no nos conocemos, no alcanzamos a ver el mundo», precisó el historiador.

Mientras el mundo académico alaba sus aportaciones al conocimiento del México antiguo, sus alumnos destacan su «generosidad» para compartir su sabiduría.

María del Carmen Valberde, alumna de López Austin en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó «su calidad humana (...) y la generosidad para compartir lo que sabe».

«Yo estoy en el mundo mesoamericano por Alfredo», apuntó, y destacó que es fundamental que los maestros, además de impartir su cátedra, estén comprometidos con algo.

Sobre el papel del profesor en la actualidad y las actuales manifestaciones contra de la reforma educativa, López Austin cuestionó la separación que existe entre quienes son maestros y quienes «desde fuera han de legislar sobre la vida cotidiana que no conocen».

«La tarea del maestro sigue siendo primordial y lo ideal sería que en el momento de legislar sobre su vida, ellos fueran los protagonistas principales en esa legislación», agregó.

López Austin ha publicado más de 30 libros como autor, editor y coordinador, entre ellos Hombre-dios: religión y política en el mundo náhuatl, El conejo en la cara de la luna: ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana o Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas.

Su trayectoria y su labor en el mundo académico ha sido reconocida con el Premio Universidad Nacional (1993); la medalla y diploma del Senado de la Universidad de Varsovia, Polonia (2008); el Linda Échele Award, de la Universidad de Texas (Estados Unidos).

En el homenaje se presentó el libro Alfredo López Austin Vida y Obra y se inauguró en el Museo Nacional de Antropología e Historia de la capital mexicana una retrospectiva del historiador con fotografías personales, objetos, libros y piezas prehispánicas.

La crónica de Leticia Sánchez Medel de Milenio

«Es un México que languidece, desangrado por las empresas voraces, por sus gobernantes, y por el crimen organizado. Parece haberse perdido toda esperanza, creo sin embargo, que podemos estar esperanzados de que algo quede de esperanza, nuestras grandes instituciones formadoras, son hoy más necesarias que nunca, la lucha debe intensificarse, si lo pasos de viejo aún sirven, hay que seguir en el camino, sigamos caminando», sostuvo en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario.

Al finalizar el segundo día del Coloquio organizado en su honor, –con la participación de Eduardo Matos Moctezuma, José Rubén Romero, Yolotl González, Elizabeth H. Boone y Guilhem Olivier y Xavier Noguez–, el investigador emérito de la Máxima Casa de Estudios, dijo que en el pasado, México vivió también tiempos difíciles: tempos cargados de desigualdades, pero con esperanzas, cargado de injusticias, pero con esperanzas, cargado de problemas, pero con esperanzas.

Era un México que reclamaba una lucha constante, por el logro de las más justas relaciones sociales y había la esperanza de su transformación.

«Hoy con motivo de esta entrañable ‘fiesta de la amistad’ regreso al problema de la pertinencia de continuar en el camino. Mi sed de aprendizaje no se ha saciado ni aminora mi gusto por el diálogo con mis maestros, mis compañeros, mis alumnos a quienes tengo en la categoría de colegas y amigos», concluyó quien escribiera el libro El pasado indígena y Monte Sagrado. Templo Mayor, en coautoría con su hijo, el arqueólogo, Leonardo López Luján.

Las reflexiones de López Luján no sólo provocaron una fuerte y nutrida ovación, la cual concluyó con un estruendoso ¡Goya!, con el que cimbró el auditorio.

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