viernes, noviembre 15, 2013

Fotografía / Entrevista a Michael Tsegaye

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Imagen de la serie Autumn. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de noviembre de 2013. (RanchoNEWS).- Michael Tsegaye es uno de los fotógrafos más prolífico y con más prestigio de Etiopía. Nació en 1975 y en la actualidad vive y trabaja en Addis Abeba. Realizó estudios de pintura en 2002 en la Universidad de dicha ciudad pero tuvo que abandonarlos por culpa de una alergia al oleo. Este obstáculo,afortunadamente, no le desanimó. Y en su lugar decidió iniciar una nueva carrera profesional en la fotografía. Una pasión que finalmente se ha convertido en su modo de vida. Karen Obling y Andreas Hansen lo entrevistan para El País:

Tsegaye tiene una forma particular de expresarse gracias a la imagen. Sus fotografías muestran fuertes rasgos de su formación pictórica. La composición, la luz pero sobre todo el elemento estético caracterizan su trabajo así como una gran sensibilidad y curiosidad por el mundo que le rodea. Muchos de sus proyectos tienen que ver con Etiopía, con la cultura y las tradiciones etíopes. Nos invita a mirar su país a través de sus ojos trasladándonos hasta lugares, ambientes y personas que descubren la diversidad y complejidad de su tierra.

El trabajo de Tsegaye explora un variado surtido de temas y universos centrándose sobre todo en Etiopía, así como también en asuntos candentes de la actualidad mundial como por ejemplo el desarrollo urbano, la prostitución, el medio ambiente, etc. Algunas de sus series como Ankober (2007), Afar (2011) o North Road (2008), nos trasladan a diversas regiones de Etiopía capturando la esencia de estos lugares y las personas que allí viven.

En Chasms of the Soul: A Shattered Witness (2010), Tsegaye indaga en la tradición de los entierros etíopes logrando alcanzar, bajo su cuidada interpretación y análisis, un nuevo nivel y evocando toda una nueva dimensión de la pérdida y la muerte. En Working Girl I y II (2009), el fotógrafo enfoca su cámara sobre las prostitutas de un determinado barrio de la capital Addis Abeba. En muchos aspectos, estas meretrices viven una vida muy dura e indigna teniendo que buscar trabajo en la calle lo que convierte su profesión en un asunto público. Pero no es su vida pública lo que le interesa a Tsegaye. Entre las características de estas series y de muchos otros de sus trabajos, sus inclinaciones se inclinan a dar un enfoque más personal e íntimo. Le gusta traspasar fronteras y acercarse más a las personas que fotografía para que éstas desfilen ante él sin vergüenza y muestren su verdadero yo.

Este enfoque es evidente en su reciente serie de fotografías Autumn, una colección de retratos de una generación de ancianos etíopes. Acercándose demasiado a los protagonistas, Tsegaye invade su espacio personal, los despoja de sus máscaras, arrastrando al espectador hasta su universo privado. Caras marcadas por el tiempo; pelo canoso, miradas circunspectas... y un espacio mínimo alrededor de cada uno de ellos.

Parece como si nos acercáramos a su intimidad por lo que uno necesita alejarse un poco para comprender plenamente e interpretar a la persona que aparece en la fotografía. Son unas fotografías duras, atractivas y bien realizadas que alcanzan dimensiones estéticas extremas y que consiguen contar la historia, la vida y la identidad de una generación. Michael Tsegaye nos muestra la fotografía como arte.En su máxima expresión. Los retratos se graban en nuestra mente. Los observamos haciéndonos todo tipo de preguntas, queriendo volver una vez más a mirarlos detenidamente para descubrir nuevos aspectos. Él crea el punctum, tal como el gran Roland Barthes explicaba en su teoría de la fotografía y la semiótica. Sus fotografías impresionan. Nuestra imaginación se asombra. ¿Quiénes son estas personas? ¿Cuál es la historia de sus vidas? ¿Qué experiencias han tenido durante su larga vida? ¿Qué esconden sus arrugas? ¿Qué ocultan sus sonrisas titubeantes y sus miradas melancólicas? Nadie más que los protagonistas inmortalizados de la serie Autumn conoce las respuestas a estas preguntas.Y nosotros nos quedaremos siempre preguntando e imaginando las respuestas. Por eso, he querido que Michael respondiera algunasde estas cuestiones sobre Autumn.

¿Qué te ha motivado para fotografiar a personas ancianas? 

Es un proyecto que tenía desde hace mucho tiempo. Todas las personas ancianas me parecen interesantes. Probablemente yo también acabaré como ellos. Eso es algo que he aceptado. Además, me parece que la textura de sus rostros es única y reveladora.

La luz y la composición destacan como elementos importantes en esta serie. ¿Cuál es el resultado estético que deseabas conseguir?

Me interesaba capturar la intensidad de la mirada y que hubiera una fuerte conexión entre nosotros. Sintonía. Quería resaltar la identidad de cada uno y lo que la vida significa para ellos.

Hacer fotografías en Etiopía no siempre es una tarea fácil ya que en cierto modo es un país donde no está bien visto. ¿Cómo fue tu experiencia retratando a este grupo de personas que probablemente son los más reacios a serlo?

 Al contrario. En todos los países hay lugares donde no se puede hacer fotografías. Tal vez aquí son más estrictos porque no permiten fotografiar palacios, instalaciones militares y bancos. La pornografía también está prohibida. Pero con la gente es diferente. Puede que al principio se muestren reservados cuando por primera vez se les pregunta si se les puede hacer una foto, pero a la mayoría de las personas les gusta ser fotografiadas. Casi todos tienen un álbum de fotos en su casa, una imagen familiar o un retrato colgado en la pared; una fotografía del día de la graduación o una del de la boda. La fotografía forma parte de nuestra cultura. Si, por ejemplo, alguien visita a un amigo o un pariente, le darán un álbum de fotografías para ojearlas mientras se prepara la merienda o la comida. Por tanto, no me atrevería a decir que los ancianos etíopes disfruten menos que otros siendo fotografiados.

¿Cómo se comportaron en las sesiones?

Estaban entusiasmados. Probablemente porque yo soy una persona amable. Además, me cayeron bien. Cuando terminamos me dieron un abrazo y se lanzaron sobre mí para bendecirme. En nuestra cultura esto es algo maravilloso.

Acercas mucho tu cámara a las personas creando retratos íntimos e intensos. ¿Por qué tan cerca? 

Me gusta invadir los espacios personales y hacer que la gente se sienta incómoda. Y entonces, como no pueden hacer otra cosa, se relajan y son ellos mismos. La máscara cae. Se rasga el velo y en ese momento se sienten desnudos ante la cámara.

¿Qué te transmiten o qué vesen esas caras deterioradas por el tiempo, en las miradas tristes y en las sonrisas vacilantes de las personas que has fotografiado? ¿Cómo cobran vida en tus retratos?

Lo que yo veo no está en las fotografías. Lo que veo son personas con una experiencia de la vida. Personas con las que puedo hablar, con las que puedo reír y a las que puedo abrazar. He compartido muy buenos momentos con ellos. En las fotografías quiero mostrar solo una pequeña parte del tiempo que hemos pasado juntos. Aunque por otra parte, las instantáneas también pretenden enseñar quienes eran, quienes son y lo que van a ser.

¿Podrías contarnos si alguno de estos retratos esconde una historia personal que te haya parecido especial, fascinante o interesante?

Hay tantas que se podría escribir un libro con todas ellas. Me resulta muy difícil elegir solo una que me haya parecido especial. Además, mi intención no es contar la historia que hay detrás de cada retrato. Lo único que quiero es que la gente que los mire imagine lo que puede haber en cada uno de esos rostros.



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