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La fotógrafa muestra en su mesa de trabajo algunas de las fotografías que ella tomó a mujeres desnudas. (Foto: Cristopher Rogel Blanquet)
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iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Mientras que en la mesa retoca y puntea imágenes en blanco y negro porque «como la foto no es digital no lleva photoshop», Paulina Lavista cuenta que preparar dos exposiciones —una para la galería X Espacio de Arte y otra para el Centro Literario Xavier Villaurrutia— la hace feliz porque la pone a hacer memoria y a convencerse de nuevo de lo importante que ha sido integrar el archivo de su trabajo. Una nota de Sonia Sierra para El Universal:
Es la memoria, depositada en sus cuadernos de pastas gruesas y de gran tamaño, la que abre la puerta a nuevas ideas para exposiciones como éstas o para libros. Por eso afirma que las 21 fotos de desnudos que exhibe en X Espacio de Arte la estuvieron «esperando» para ser mostradas. Por y para estas 21 fotos ha regresado al cuarto oscuro y las ha hecho en plata, a la manera antigua. Esa exposición está dedicada a su hijo Pablo Elizondo.
Fotógrafa por cerca de medio siglo, Lavista ha creado una obra que guarda en unos 100 mil negativos y que abarca el paisaje mexicano, los muchos rostros de su sociedad y el retrato de personajes de su cultura y artes. Hoy se dedica más al documental y aunque reconoce que le gustaría seguir tomando fotos, señala que la tecnología le facilita muchos procesos y que la archivística le brinda campos de investigación.
«Esto que presento es una cosa de gusto personal. Dije: ‘es el momento de sacar del polvo estos desnudos’. La magia de la fotografía es que los negativos están intactos. Estamos demostrando, los fotógrafos antiguos, que el negativo es lo más importante porque se puede reproducir ad infinitum esa foto».
El desnudo es otro de los grandes temas que ocupa su archivo visual. «El desnudo lo empecé a hacer porque me tocó a la puerta en 1972 una modelo preciosa y me dijo, en inglés, que quería que le tomara fotos; traía un chango sin cola, de Tailandia o Madagascar. Se llamaba Robin y quería que le tomara fotos desnuda; estaba yo muy chiquilla, tendría 27 años. Pero fue una modelo que llegó para quedarse porque me modeló muchas veces. Medía 1.90 metros y con el pelo hasta las corvas». En la muestra aparece Robin y también una mujer negra, otra más «llenita» y una cuyo nombre Lavista no recuerda.
«Cuando tengo una mujer desnuda al frente, me da un arquetipo y el arquetipo me remite a ciertas claves de la cultura, entonces me daba un Botticcelli, a veces un Kertész. No puedo decir exactamente qué es lo que me hace disparar esa foto, pero sí creo que las mujeres generalmente pertenecemos a un arquetipo: la rubia despampanante, la negra sensual, la cubana nalgona; va como entrando en un contexto la mujer».
Luego inició un capítulo muy distinto en el retrato de desnudos, con bailarinas, ficheras, actrices. Estos desnudos, que no están en la muestra, marcaron una faceta muy importante en su carrera, disciplina, diálogo con la modelo. Eran desnudos que se publicaban en la revista de los voceadores, Su otro yo (publicación que luego tendría otros nombres). Retrató actrices y cabareteras: a Isela Vega, María Sorté —cuyas fotos después le recogieron—, Rebeca Silva, Meche Carreño, Irene Moreno, Rossy Mendoza, la Princesa Yamal, la Princesa Lea, Lyn May y Gloriela, entre muchas otras… Llegó a conformar un archivo de miles de diapositivas.
La clave del desnudo es posar, considera Lavista, pero en segundo término se trata de conseguir una comunicación que no siempre es sencilla de lograr.
«Me favoreció el hecho de que era mujer. Que una mujer se desnude ante una mujer es más fácil, porque no va el pudor ni el deseo del hombre. Aunque no niego que puede haber cierto deseo lésbico mío, porque me estoy regocijando con el cuerpo y excitando, de alguna manera con ese cuerpo, pero más bien pienso que al hacer eso había cierto reflejo mío, es decir, yo soy esa mujer que se está desnudando ante la cámara y que, a lo mejor, en cierto instante es más bella que en otro. Al desnudo han sucumbido todos los artistas: Picasso, Matisse, Goya, Velázquez, porque el cuerpo humano es bellísimo, es una maravilla. Es una forma del erotismo maravilloso el desnudarse, pero desnudarse ante el hecho estético del mismo cuerpo. No es nada más porque está desnuda».
Fue una década la que trabajó haciendo esas fotos para la revista de los voceadores; se llevó aproximadamente 80 portadas.
«Ese era un trabajo para ser publicado, que tenía que tener ciertas características: un atractivo, una sensualidad, una fama de la mujer; era maravilloso ir por Tepito, por ciertos sitios donde hay talleres mecánicos, de artesanías, de zapateros, y ver colgadas mis fotos porque hicimos un poster triple. Era muy difícil, trabajaba con transparencias de color, de asa cien, en interiores, luchando con la luz. Ellas me querían mucho; yo era muy cuidadosa, trataba de que no se les vieran las cicatrices, las cirugías».
La magia de la fotografía
A días de cumplir 69 años, Lavista trabaja sobre la mesa. «Me encanta la magia de la fotografía», dice de pronto y apunta que no es un mero asunto de física: «Hay una circunstancia física donde lo que está afuera se mete adentro de un espacio oscuro, pero es una magia que todavía no puedo pasar por alto».
Su vida al lado del escritor Salvador Elizondo le enseñó la importancia de documentar y archivar su obra. Así ha formado «Pie de Foto», sección sobre escritores con textos del que fuera su esposo y fotos suyas, que publica EL UNIVERSAL.
Sus retratos de escritores son también motivo de la exposición que mañana inaugura en el Centro Literario Xavier Villaurrutia del INBA. En la exposición Crónica personal: la vidaliteraria en México (1968-2000), «están Borges, Norman Miller, Adolfo Bioy Casares, Juan Goytisolo, y mexicanos, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan Rulfo que era muy amigo mío, Arreola, José Emilio muy joven, Salvador en muchos momentos, Bárbara Jacobs, Julieta Campos…»
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viernes, mayo 30, 2014
Literatura / México: Conversación con Juan Villoro
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«Los escritores somos como la caja negra de los aviones». (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 24 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).-Juan Villoro es narrador, ensayista, cronista, dramaturgo, traductor, editor, tiene una memoria prodigiosa y un impecable sentido del humor. En febrero de este año ingresó a El Colegio Nacional con el discurso titulado «Históricas pequeñeces: vertientes narrativas en la obra de Ramón López Velarde», que fue respondido por el antropólogo Eduardo Matos Moctezuma. Una nota de José Luis Martínez para Milenio:
En su intervención, Matos Moctezuma destacó la «versatilidad impresionante» de Villoro y agregó: «nada en el mundo de las palabras le es ajeno, de su pluma brotan palabras que retratan situaciones y personajes que transitan por la vida con su propia carga y cargas ajenas».
¿De dónde viene la literatura de Villoro, esa gran capacidad para mirar el mundo a través del cristal del humor y conciliar lo culto con lo popular? La siguiente conversación intenta responder esa pregunta.
El humor siempre está presente en tu literatura.
El humor es una manera de respirar, es consustancial a la persona que mira el mundo y creo que no hay nada más pesado que alguien que se quiere hacer el chistoso. Desgraciadamente, en la cultura mexicana no ha tenido un espacio privilegiado; han existido escritores con notable sentido del humor como Juan José Arreola, Salvador Novo, Carlos Monsiváis, pero no ha sido una constante de nuestra literatura.
Cuando hizo su titánica antología La poesía mexicana del siglo XX, Monsiváis decía en el prólogo que la gran asignatura pendiente de nuestra literatura era el humor. Porque era una literatura que se podía preciar de tener grandes hallazgos, pero todos eran serios, dramáticos, desgarrados, y es que rara vez la literatura mexicana le ha apostado a la ligereza o al humor. Basta ver los títulos de algunas obras clásicas: El luto humano, Los días enmascarados, El laberinto de la soledad, Muerte sin fin, Nostalgia de la muerte, El Llano en llamas: todos aluden a situaciones tensas, desgarradas, límite.
Yo me formé de manera irregular leyendo más cómics que libros. Disfrutando, por ejemplo, La familia Burrón, Los Supersabios, Los Supermachos, La pequeña Lulú; viendo las series de la época de oro de la televisión —Mi marciano favorito, El súper agente 86, La isla de Gilligan—; o escuchando las narraciones deportivas de Ángel Fernández, «El Mago» Septién y «Sony» Alarcón. En todos estos discursos de lo popular, el sentido del humor resultaba esencial. Era imposible oír un partido de futbol narrado por uno de estos cronistas o leer una historieta de estos caricaturistas [Gabriel Vargas, Germán Butze, Rius, Marge], sin entrar en contacto con el sentido del humor.
El caldo de cultivo que tenía para acercarme al mundo de la representación y de la palabra estaba impregnado de sentido del humor y a mí me parecía, por temperamento, que eso era muy deseable. No sabía que la literatura mexicana era muy seria.
El primer libro que yo leí por interés y por vocación de lector fue De perfil de José Agustín, irreverente y con mucho sentido del humor. Empecé a escribir en la estela de José Agustín, siguiendo sus procedimientos, en los cuales los albures, la picardía cotidiana, el humor callejero, eran esenciales, y lo asocié, también de manera muy libre, con lo que yo había recibido de estímulos en la televisión, las narraciones de los locutores, los cómics.
Luego, cuando Jorge Ibargüengoitia empezó a publicar en el Excélsior de Julio Scherer, encontré, digámoslo así, una manera autorizada, legítima, de entender que el humor es un atributo de la inteligencia; o sea, no es simple y sencillamente algo que esté destinado a hacer reír a las personas, sino que te revela algo oculto de la realidad.
Augusto Monterroso decía: «El verdadero fin del humorista es hacer pensar y, a veces, hasta hacer reír». A él le parecía más importante que el humor te hiciera pensar y luego te provocara una carcajada, si eso era necesario o posible. Pero lo importante para él era que el humor te revelara otra forma de entender la realidad.
Entonces, de manera intuitiva, caótica, informal, estos gustos, estos procedimientos y mi propio temperamento me llevaron a hacer un tipo de literatura en la que, de pronto, aparece el humor.
Que ha sido cultivado sobre todo en la literatura inglesa.
Es bien difícil ser un clásico de la literatura inglesa sin sentido del humor. De Shakespeare en adelante el humor es casi un sello de calidad de la literatura inglesa. En Joyce, Wilde, en la mayoría de los autores en los que podamos pensar, el sentido del humor es lo que le da un extra a la literatura inglesa. Para nosotros, en cambio, más bien ha sido una excepción —desde el punto de vista literario, no en la cultura popular.
Por otra parte, se confunde el humor con el chiste.
Eso es muy frecuente. Entre los cómicos de Televisa, por ejemplo, resulta extraordinariamente ridículo que la figura del «joto», del afeminado, por el simple hecho del amaneramiento sea chistosa; o el chiste de pastelazo, la humillación física de alguna persona; el clasismo, que está muy marcado en la televisión mexicana; o los albures, que me parecen un síntoma de primitivismo cultural (cuando en otros países ven al Compayito, tal vez imaginan que los mexicanos tenemos unas obsesiones sexuales muy primitivas).
Todo esto forma parte de esa zona del humor que es el humor por decreto —y que incluso en la tele te lo enfatizan con las risas enlatadas; hacen un chiste pésimo pero aparece la risa grabada y entonces, por decreto, eso fue chistoso—. El verdadero sentido del humor es muy distinto, es algo que está ahí como un experimento, a algunos les da risa, a otros no, pero lo importante es que te revele una manera diferente de ver la realidad.
En tu literatura hay humor, pero también música.
La literatura es una forma de la música. Cuando lees a un autor que te gusta, hay un sentido eufónico de las palabras absolutamente único. Cuando uno escucha los discos en los que Juan Carlos Onetti lee sus cuentos, te das cuenta que de esa respiración asmática, pausada, de un hombre que está fumando y tiene una visión melancólica del mundo, depende mucho la manera en que leía sus propios textos. Onetti tenía un ritmo interior extraordinario, que transmitía a su escritura con la textura melódica de una composición de jazz.
Lo mismo hacía Julio Cortazar, que era tan aficionado al jazz y a quien le interesaba de pronto que sus textos tuvieran ese grado de lirismo que puede tener la improvisación de un virtuoso del saxofón. Yo creo que la literatura está muy impregnada de musicalidad, pero es una música que se escucha en silencio.
La auténtica música te puede servir mucho como patrón y como estímulo para tu propia musicalidad. A mí me interesa, en ese sentido, como un compás percusivo, como una armonía, como un trasfondo de mi propio ritmo en las palabras.
En el caso muy concreto de la música de rock, me llamaba la atención el mundo que convocaba. Me volví aficionado, más que a los conjuntos y sus composiciones, al cambio de vida que estaba proponiendo, me interesaba muchísimo la contracultura y la posibilidad de entender que la juventud había dejado de ser una categoría biológica para convertirse en una categoría social, y que a partir de los años sesenta había formas específicas de ser joven: amabas como joven, te vestías como joven, tenías religiones de joven, hacías viajes de joven, tenías un lenguaje de joven.
Si antes los jóvenes eran adultos en miniatura —todavía en los años cincuenta los veías vestidos de traje, tratando de imitar a sus padres desde la presentación hasta la conducta—, en los sesenta esto se trastoca por completo y ser joven ya es un universo diferente. Esa revolución del comportamiento me cautivó. Lo que me interesaba, cuando empezaba a escribir crítica de rock, cuando escribía los guiones del programa El lado oscuro de la luna, era justamente captar ese contexto; cómo la gente estaba tratando de reinventar el mundo con el pretexto de la música; la música era un pretexto de siete notas para irte de tu casa, para viajar a la India, para volverte vegetariano, para descubrir que el zodiaco te tenía una sorpresa reservada.
Ese tipo de cambios de destino y de vida fueron los que a mí me parecieron extraordinarios en esa época y quise ser testigo de ello. Escribí un librito, Tiempo transcurrido, que trata un poco de este tipo de situaciones.
José Agustín hace la escritura del joven para el joven.
Además hizo una cosa muy interesante porque, en Estados Unidos y en Inglaterra, la música de rock era tan potente que los jóvenes podían encontrar mensajes de renovación y de cambio exclusivamente en ella. Escuchabas a Bob Dylan o años después a The Clash y había una serie de mensajes que podían cambiar tu manera de entender el universo.
En México esto no fue posible. Las tocadas de rock estaban prohibidas, no había conciertos, los cafés cantantes se habían cerrado, las revistas de rock zozobraban o muchas veces eran censuradas. Entonces ocurrió un fenómeno de sustitución y los escritores de «la onda», con José Agustín a la cabeza, cumplieron ese cometido. En el México de los años sesenta, si tú leías De perfil, La tumba, Se está haciendo tarde (final en laguna), de José Agustín, o una obra de teatro espléndida como Círculo vicioso, te dabas cuenta de que todos los discursos, los temas, los cambios de comportamiento de la juventud estaban en esos textos.
Los mexicanos tuvimos mucho mayor acceso a la contracultura a través de la literatura que a través del rock, porque no hubo muchos grupos de rock que la encabezaran. Ha habido grupos de éxito como El Tri, pero es otro tipo de fenómeno. Ellos empezaron como un grupo que cantaba en inglés, Three Souls in My Mind, luego se desclasaron y se convirtieron en un fenómeno irónico, popular, muy interesante, pero menos complejo que la literatura de José Agustín.
En México ese compromiso contracultural lo hizo la literatura de una manera muy anticipada. España tuvo que esperar casi veinte años para que surgieran escritores como Ray Loriga, Chile otro tanto para que surgiera un escritor como Alberto Fuguet, Argentina para que apareciera Rodrigo Fresán, y México tuvo de inmediato a su escritor contracultural en los años sesenta, que fue José Agustín. Eso es muy significativo.
Como escritor, además de José Agustín, ¿quiénes han sido tus modelos?
Han sido muchos. En el campo de la mezcla entre lo culto y lo popular, en México fue esencial Carlos Monsiváis —en 1954 escribía de los poetas del modernismo y al mismo tiempo de un músico cubano como Bola de Nieve.
En aquel tiempo Umberto Eco, en Italia, comienza a hacer una exploración muy interesante de la cultura popular, ocupándose de los cómics, de los grafitis y de discursos que los semiólogos no habían tomado en cuenta.
En Francia, Roland Barthes en su libro Mitologías habla de la lucha libre, de los juguetes, de los menús, de la moda, y empieza a entender que la realidad es un discurso decodificable y que debemos ocuparnos de todas las formas de representación.
Este tipos de autores me marcaron mucho, si no ellos de manera inmediata, sí el tipo de búsquedas que perseguían, porque yo creo que no podemos entender nuestra realidad si no comprendemos las formas que la representan.
El deporte es una manera de representar nuestra realidad. Para conocer una época hay que saber cómo se entretiene la gente, qué ilusiones colectivas y qué frustraciones delega en actividades específicas; y fenómenos como el carnaval, el futbol, la lucha libre, el box, en fin, veinte mil cosas parecidas te dan una manera de representar nuestra realidad, y sería absurdo soslayarlas. Sobre todo a partir del momento en que vivimos en la sociedad de masas. Cuando la cultura deja de ser un asunto de consumo de las elites ilustradas y hay dos o tres tipos de consumo cultural, como el de las elites ilustradas, que sigue existiendo tal cual, descubres el de la gente que recibe todo tipo de influencias culturales a través de los medios electrónicos, de los periódicos, de las redes sociales. Entonces hay distintas formas de entender la realidad. No podemos comprender lo que somos sin atender a estas formas de representación, tan compartidas y tan decisivas para muchas personas.
Has dicho que tu literatura está hecha de memoria.
Me parece que la memoria es el gran compromiso que tenemos los escritores con el paso del tiempo. Escribimos para atesorar cosas, para demostrarnos que no han ocurrido en vano. Al final de Moby Dick, el narrador, Ismael, se salva del naufragio y les dice a los lectores: «Ustedes se preguntarán por qué me salvé yo y todos los demás murieron. Bueno, porque alguien tenía que contar la historia». Siempre es necesario contar la historia. Los escritores somos como la caja negra de los aviones. Todo se puede destruir menos la caja negra; esa memoria es importante.
Pasaron las guerras napoleónicas, la II Guerra Mundial, la Guerra Civil española, ahora la guerra del narcotráfico en México y quedarán testimonios memoriosos de eso. Yo creo que la memoria también nos permite establecer un tribunal moral, que no siempre ocurre en el mundo de los hechos. El mundo padece demasiadas injusticias y no siempre la gente que ha sido víctima de un abuso, de un ultraje, recibe una compensación. Con el tiempo, contar las historias de estas personas es una manera compensatoria de hacer justicia; esto no repara lo que se perdió, pero por lo menos impide que se olvide.
Yo creo que el olvido es un castigo muchas veces peor que la injusticia. Las víctimas del Holocausto no van a regresar a través de los testimonios que se han escrito, pero el hecho de que existan estos testimonios hace que no las olvidemos. Recordar es uno de los grandes compromisos de la literatura. A fin de cuentas se trata de una de las pocas actividades humanas en las que, todos los días, conversamos con los difuntos. Abres un libro de Shakespeare y está más vivo que nunca, y te conmueves con la suerte de Julieta como la de la chica adolescente que acabas de conocer. Eso es algo muy importante en la literatura, que está hecha de tiempo, de memoria.
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«Los escritores somos como la caja negra de los aviones». (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 24 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).-Juan Villoro es narrador, ensayista, cronista, dramaturgo, traductor, editor, tiene una memoria prodigiosa y un impecable sentido del humor. En febrero de este año ingresó a El Colegio Nacional con el discurso titulado «Históricas pequeñeces: vertientes narrativas en la obra de Ramón López Velarde», que fue respondido por el antropólogo Eduardo Matos Moctezuma. Una nota de José Luis Martínez para Milenio:
En su intervención, Matos Moctezuma destacó la «versatilidad impresionante» de Villoro y agregó: «nada en el mundo de las palabras le es ajeno, de su pluma brotan palabras que retratan situaciones y personajes que transitan por la vida con su propia carga y cargas ajenas».
¿De dónde viene la literatura de Villoro, esa gran capacidad para mirar el mundo a través del cristal del humor y conciliar lo culto con lo popular? La siguiente conversación intenta responder esa pregunta.
El humor siempre está presente en tu literatura.
El humor es una manera de respirar, es consustancial a la persona que mira el mundo y creo que no hay nada más pesado que alguien que se quiere hacer el chistoso. Desgraciadamente, en la cultura mexicana no ha tenido un espacio privilegiado; han existido escritores con notable sentido del humor como Juan José Arreola, Salvador Novo, Carlos Monsiváis, pero no ha sido una constante de nuestra literatura.
Cuando hizo su titánica antología La poesía mexicana del siglo XX, Monsiváis decía en el prólogo que la gran asignatura pendiente de nuestra literatura era el humor. Porque era una literatura que se podía preciar de tener grandes hallazgos, pero todos eran serios, dramáticos, desgarrados, y es que rara vez la literatura mexicana le ha apostado a la ligereza o al humor. Basta ver los títulos de algunas obras clásicas: El luto humano, Los días enmascarados, El laberinto de la soledad, Muerte sin fin, Nostalgia de la muerte, El Llano en llamas: todos aluden a situaciones tensas, desgarradas, límite.
Yo me formé de manera irregular leyendo más cómics que libros. Disfrutando, por ejemplo, La familia Burrón, Los Supersabios, Los Supermachos, La pequeña Lulú; viendo las series de la época de oro de la televisión —Mi marciano favorito, El súper agente 86, La isla de Gilligan—; o escuchando las narraciones deportivas de Ángel Fernández, «El Mago» Septién y «Sony» Alarcón. En todos estos discursos de lo popular, el sentido del humor resultaba esencial. Era imposible oír un partido de futbol narrado por uno de estos cronistas o leer una historieta de estos caricaturistas [Gabriel Vargas, Germán Butze, Rius, Marge], sin entrar en contacto con el sentido del humor.
El caldo de cultivo que tenía para acercarme al mundo de la representación y de la palabra estaba impregnado de sentido del humor y a mí me parecía, por temperamento, que eso era muy deseable. No sabía que la literatura mexicana era muy seria.
El primer libro que yo leí por interés y por vocación de lector fue De perfil de José Agustín, irreverente y con mucho sentido del humor. Empecé a escribir en la estela de José Agustín, siguiendo sus procedimientos, en los cuales los albures, la picardía cotidiana, el humor callejero, eran esenciales, y lo asocié, también de manera muy libre, con lo que yo había recibido de estímulos en la televisión, las narraciones de los locutores, los cómics.
Luego, cuando Jorge Ibargüengoitia empezó a publicar en el Excélsior de Julio Scherer, encontré, digámoslo así, una manera autorizada, legítima, de entender que el humor es un atributo de la inteligencia; o sea, no es simple y sencillamente algo que esté destinado a hacer reír a las personas, sino que te revela algo oculto de la realidad.
Augusto Monterroso decía: «El verdadero fin del humorista es hacer pensar y, a veces, hasta hacer reír». A él le parecía más importante que el humor te hiciera pensar y luego te provocara una carcajada, si eso era necesario o posible. Pero lo importante para él era que el humor te revelara otra forma de entender la realidad.
Entonces, de manera intuitiva, caótica, informal, estos gustos, estos procedimientos y mi propio temperamento me llevaron a hacer un tipo de literatura en la que, de pronto, aparece el humor.
Que ha sido cultivado sobre todo en la literatura inglesa.
Es bien difícil ser un clásico de la literatura inglesa sin sentido del humor. De Shakespeare en adelante el humor es casi un sello de calidad de la literatura inglesa. En Joyce, Wilde, en la mayoría de los autores en los que podamos pensar, el sentido del humor es lo que le da un extra a la literatura inglesa. Para nosotros, en cambio, más bien ha sido una excepción —desde el punto de vista literario, no en la cultura popular.
Por otra parte, se confunde el humor con el chiste.
Eso es muy frecuente. Entre los cómicos de Televisa, por ejemplo, resulta extraordinariamente ridículo que la figura del «joto», del afeminado, por el simple hecho del amaneramiento sea chistosa; o el chiste de pastelazo, la humillación física de alguna persona; el clasismo, que está muy marcado en la televisión mexicana; o los albures, que me parecen un síntoma de primitivismo cultural (cuando en otros países ven al Compayito, tal vez imaginan que los mexicanos tenemos unas obsesiones sexuales muy primitivas).
Todo esto forma parte de esa zona del humor que es el humor por decreto —y que incluso en la tele te lo enfatizan con las risas enlatadas; hacen un chiste pésimo pero aparece la risa grabada y entonces, por decreto, eso fue chistoso—. El verdadero sentido del humor es muy distinto, es algo que está ahí como un experimento, a algunos les da risa, a otros no, pero lo importante es que te revele una manera diferente de ver la realidad.
En tu literatura hay humor, pero también música.
La literatura es una forma de la música. Cuando lees a un autor que te gusta, hay un sentido eufónico de las palabras absolutamente único. Cuando uno escucha los discos en los que Juan Carlos Onetti lee sus cuentos, te das cuenta que de esa respiración asmática, pausada, de un hombre que está fumando y tiene una visión melancólica del mundo, depende mucho la manera en que leía sus propios textos. Onetti tenía un ritmo interior extraordinario, que transmitía a su escritura con la textura melódica de una composición de jazz.
Lo mismo hacía Julio Cortazar, que era tan aficionado al jazz y a quien le interesaba de pronto que sus textos tuvieran ese grado de lirismo que puede tener la improvisación de un virtuoso del saxofón. Yo creo que la literatura está muy impregnada de musicalidad, pero es una música que se escucha en silencio.
La auténtica música te puede servir mucho como patrón y como estímulo para tu propia musicalidad. A mí me interesa, en ese sentido, como un compás percusivo, como una armonía, como un trasfondo de mi propio ritmo en las palabras.
En el caso muy concreto de la música de rock, me llamaba la atención el mundo que convocaba. Me volví aficionado, más que a los conjuntos y sus composiciones, al cambio de vida que estaba proponiendo, me interesaba muchísimo la contracultura y la posibilidad de entender que la juventud había dejado de ser una categoría biológica para convertirse en una categoría social, y que a partir de los años sesenta había formas específicas de ser joven: amabas como joven, te vestías como joven, tenías religiones de joven, hacías viajes de joven, tenías un lenguaje de joven.
Si antes los jóvenes eran adultos en miniatura —todavía en los años cincuenta los veías vestidos de traje, tratando de imitar a sus padres desde la presentación hasta la conducta—, en los sesenta esto se trastoca por completo y ser joven ya es un universo diferente. Esa revolución del comportamiento me cautivó. Lo que me interesaba, cuando empezaba a escribir crítica de rock, cuando escribía los guiones del programa El lado oscuro de la luna, era justamente captar ese contexto; cómo la gente estaba tratando de reinventar el mundo con el pretexto de la música; la música era un pretexto de siete notas para irte de tu casa, para viajar a la India, para volverte vegetariano, para descubrir que el zodiaco te tenía una sorpresa reservada.
Ese tipo de cambios de destino y de vida fueron los que a mí me parecieron extraordinarios en esa época y quise ser testigo de ello. Escribí un librito, Tiempo transcurrido, que trata un poco de este tipo de situaciones.
José Agustín hace la escritura del joven para el joven.
Además hizo una cosa muy interesante porque, en Estados Unidos y en Inglaterra, la música de rock era tan potente que los jóvenes podían encontrar mensajes de renovación y de cambio exclusivamente en ella. Escuchabas a Bob Dylan o años después a The Clash y había una serie de mensajes que podían cambiar tu manera de entender el universo.
En México esto no fue posible. Las tocadas de rock estaban prohibidas, no había conciertos, los cafés cantantes se habían cerrado, las revistas de rock zozobraban o muchas veces eran censuradas. Entonces ocurrió un fenómeno de sustitución y los escritores de «la onda», con José Agustín a la cabeza, cumplieron ese cometido. En el México de los años sesenta, si tú leías De perfil, La tumba, Se está haciendo tarde (final en laguna), de José Agustín, o una obra de teatro espléndida como Círculo vicioso, te dabas cuenta de que todos los discursos, los temas, los cambios de comportamiento de la juventud estaban en esos textos.
Los mexicanos tuvimos mucho mayor acceso a la contracultura a través de la literatura que a través del rock, porque no hubo muchos grupos de rock que la encabezaran. Ha habido grupos de éxito como El Tri, pero es otro tipo de fenómeno. Ellos empezaron como un grupo que cantaba en inglés, Three Souls in My Mind, luego se desclasaron y se convirtieron en un fenómeno irónico, popular, muy interesante, pero menos complejo que la literatura de José Agustín.
En México ese compromiso contracultural lo hizo la literatura de una manera muy anticipada. España tuvo que esperar casi veinte años para que surgieran escritores como Ray Loriga, Chile otro tanto para que surgiera un escritor como Alberto Fuguet, Argentina para que apareciera Rodrigo Fresán, y México tuvo de inmediato a su escritor contracultural en los años sesenta, que fue José Agustín. Eso es muy significativo.
Como escritor, además de José Agustín, ¿quiénes han sido tus modelos?
Han sido muchos. En el campo de la mezcla entre lo culto y lo popular, en México fue esencial Carlos Monsiváis —en 1954 escribía de los poetas del modernismo y al mismo tiempo de un músico cubano como Bola de Nieve.
En aquel tiempo Umberto Eco, en Italia, comienza a hacer una exploración muy interesante de la cultura popular, ocupándose de los cómics, de los grafitis y de discursos que los semiólogos no habían tomado en cuenta.
En Francia, Roland Barthes en su libro Mitologías habla de la lucha libre, de los juguetes, de los menús, de la moda, y empieza a entender que la realidad es un discurso decodificable y que debemos ocuparnos de todas las formas de representación.
Este tipos de autores me marcaron mucho, si no ellos de manera inmediata, sí el tipo de búsquedas que perseguían, porque yo creo que no podemos entender nuestra realidad si no comprendemos las formas que la representan.
El deporte es una manera de representar nuestra realidad. Para conocer una época hay que saber cómo se entretiene la gente, qué ilusiones colectivas y qué frustraciones delega en actividades específicas; y fenómenos como el carnaval, el futbol, la lucha libre, el box, en fin, veinte mil cosas parecidas te dan una manera de representar nuestra realidad, y sería absurdo soslayarlas. Sobre todo a partir del momento en que vivimos en la sociedad de masas. Cuando la cultura deja de ser un asunto de consumo de las elites ilustradas y hay dos o tres tipos de consumo cultural, como el de las elites ilustradas, que sigue existiendo tal cual, descubres el de la gente que recibe todo tipo de influencias culturales a través de los medios electrónicos, de los periódicos, de las redes sociales. Entonces hay distintas formas de entender la realidad. No podemos comprender lo que somos sin atender a estas formas de representación, tan compartidas y tan decisivas para muchas personas.
Has dicho que tu literatura está hecha de memoria.
Me parece que la memoria es el gran compromiso que tenemos los escritores con el paso del tiempo. Escribimos para atesorar cosas, para demostrarnos que no han ocurrido en vano. Al final de Moby Dick, el narrador, Ismael, se salva del naufragio y les dice a los lectores: «Ustedes se preguntarán por qué me salvé yo y todos los demás murieron. Bueno, porque alguien tenía que contar la historia». Siempre es necesario contar la historia. Los escritores somos como la caja negra de los aviones. Todo se puede destruir menos la caja negra; esa memoria es importante.
Pasaron las guerras napoleónicas, la II Guerra Mundial, la Guerra Civil española, ahora la guerra del narcotráfico en México y quedarán testimonios memoriosos de eso. Yo creo que la memoria también nos permite establecer un tribunal moral, que no siempre ocurre en el mundo de los hechos. El mundo padece demasiadas injusticias y no siempre la gente que ha sido víctima de un abuso, de un ultraje, recibe una compensación. Con el tiempo, contar las historias de estas personas es una manera compensatoria de hacer justicia; esto no repara lo que se perdió, pero por lo menos impide que se olvide.
Yo creo que el olvido es un castigo muchas veces peor que la injusticia. Las víctimas del Holocausto no van a regresar a través de los testimonios que se han escrito, pero el hecho de que existan estos testimonios hace que no las olvidemos. Recordar es uno de los grandes compromisos de la literatura. A fin de cuentas se trata de una de las pocas actividades humanas en las que, todos los días, conversamos con los difuntos. Abres un libro de Shakespeare y está más vivo que nunca, y te conmueves con la suerte de Julieta como la de la chica adolescente que acabas de conocer. Eso es algo muy importante en la literatura, que está hecha de tiempo, de memoria.
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jueves, mayo 29, 2014
Fotoperiodismo / Robin Van Lonkhuijsen: «Lego bricks, sculpture»
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The Netherlands, 05/27/2014.-A sculpture made out of Lego bricks, is displayed during the exhibition The Art of Brick held at the Amsterdam EXPO, in Amsterdam. The exhibition by New York-based artist Nathan Sawaya presents more than 70 artworks and opens for the public from May 29 on.
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The Netherlands, 05/27/2014.-A sculpture made out of Lego bricks, is displayed during the exhibition The Art of Brick held at the Amsterdam EXPO, in Amsterdam. The exhibition by New York-based artist Nathan Sawaya presents more than 70 artworks and opens for the public from May 29 on.
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Fotoperiodismo / Gerry Broome: «Bouquet of flowers»
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Winston-Salem 05/28/2014.- A bouquet of flowers and a magazine showing Maya Angelou on the cover lies outside a gate at the home of Angelou. Angelou, a Renaissance woman and cultural pioneer, has died, Wake Forest University said in a statement.
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Revista Rancho Las Voces: Últimas Noticias
Revista Rancho Las Voces: Últimas Noticias: Buenos días desde la redacción de la revista Rancho Las Voces en Ciudad Juárez, Chihuahua. Temperatura máxima para hoy: 35°C - 95°F. / Dólar...
Fotografía / México: Retoman obras en el Centro de la Imagen
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La directora del centro de la imagen Itala Schmetlz al término de su mensaje por el 20 aniversario del recinto. (Foto: Jorge Serratos)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Una inversión de 60 millones para el Centro de la Imagen, que se destinará a las obras de infraestructura y a la adquisición de equipos para digitalización, mobiliario y acondicionamiento de bóvedas, fue anunciada por el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, la noche de este miércoles en un acto conmemorativo del 20 aniversario de este espacio, informa Sonia Sierra de El Universal desde la Ciudad de México.
En el Centro de la Imagen, cuya actividad cultural se ha visto reducida desde 2012 cuando se cerró para una remodelación que dejó inconclusa la anterior administración de Conaculta, se reunieron fotógrafos de distintas generaciones, como Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Pedro Valtierra, Lourdes Almeida, al igual que investigadores como Alfonso Morales, uno de los integrantes del Centro de la Imagen que fueron reconocidos por su trayectoria en el marco de estos 20 años.
Dar continuidad a los trabajos de preservación y difusión del Centro, continuar con la revista Luna Córnea, con eventos como Fotoseptiembre y la Bienal de Fotografía, fueron temas reiterados por Tovar, quien dijo que a través del Fonca se entregarán recursos para proyectos de los fotógrafos.
Para terminar todas las obras de la Ciudadela, precisó el funcionario a los periodistas, hacen falta 108 millones. Acotó que de esos 108 millones, 21 se destinarán a terminar la obra física del Centro del Centro de la Imagen, que estará lista para el segundo semestre de 2015.
Agregó que otros 40 millones de pesos se destinarán a la compra de equipos: «Se crearán nuevas bóvedas, nuevos espacios de exposición y áreas para talleres de fotografía». Las bóvedas, detalló, permitirán acoger exposiciones históricas que hasta ahora no era posible presentar aquí, y que parte del presupuesto se ocupará para la compra de equipos de digitalización.
Dio a conocer también que, a través del Fonca, se abrirá en los próximos días una convocatoria para la realización de fotolibros a la que se destinarán cinco millones de pesos para 16 proyectos específicos.
Respecto a las obras de infraestructura, señaló que el arquitecto Isaac Broid, quien originalmente había hecho el proyecto de remodelación, continuará los trabajos «de acuerdo a nuevas necesidades y adecuación de espacios, y para ampliar la superficie expositiva».
El propio Broid precisó que no es necesario cambiar el proyecto, sino continuar con la propuesta que contempla unir la Biblioteca con el Centro de la Imagen, generar nuevas áreas de exposiciones y de talleres.
En un comunicado, el Centro de la Imagen precisó que las obras de infraestructura comprenderán la construcción de una bóveda y una biblioteca para sus acervos bibliográfico, fotográfico y documental; y que se contará con dos nuevos espacios de exposición: uno al aire libre y otro en el patio del sureste de La Ciudadela.
Rafael Tovar informó que este año se concluirán las obras de infraestructura de la Cineteca, el Centro Cultural Elena Garro, las que faltan de la Ciudadela y las de Estudios Churubusco.
La versión de Milenio
Ciudad de México, 29 de mayo de 2014. (Leticia Sánchez Medel).-El arquitecto Isaac Broid fue recontratado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) con la intención de que termine lo que nunca empezó: la restauración y ampliación de las instalaciones del Centro de la Imagen, tras las desavenencias que tuvo con la anterior titular del Consejo, Consuelo Sáizar. Esa situación, aunada a la falta de recursos, contribuyó a que este recinto permaneciera cerrado durante dos años.
Se trata del mismo proyecto que Broid dio a conocer en marzo de 2012, solo que ahora la inversión anunciada no es de 30 millones sino del doble, 60 millones de pesos.
«No hay cambios en el proyecto original porque todavía está vigente, dado que es un espacio que los fotógrafos tienen como referencia y no creo que sea necesario cambiarlo, sino continuar con la misma propuesta y uniendo la Biblioteca con el Centro de la Imagen».
Ese presupuesto de 60 millones, aclaró Broid, «no tienen que ver estrictamente con la arquitectura: incluye también el mobiliario, los archivos, el aire acondicionado y otras cuestiones de equipamiento».
Listo hasta 2015
Prácticamente han iniciado ya los trabajos en el Centro de la Imagen, los cuales concluirán hasta el segundo semestre del 2015, dijo Rafael Tovar y de Teresa, titular del Conaculta, al anunciar el nuevo Proyecto Centro de la Imagen 2014, que incluye la parte arquitectónica, de infraestructura y académica para reactivar este recinto, dirigido actualmente por Itala Schmelz.
Ante la comunidad fotográfica que se dio cita en el recinto para conmemorar las dos décadas de existencia del Centro de la Imagen –entre quienes se encontraban Graciela Iturbide, Alejandro Castellanos y Pedro Meyer–, Tovar y de Teresa indicó que para terminar La Ciudadela y la Biblioteca de México hacen falta 108 millones; de esa suma, 21 millones serán para este recinto.
«Tenemos calculado entonces 21 millones para terminar la obra física y 40 millones de pesos para el equipamiento del Centro de la Imagen».
Esos 108 millones no estaban presupuestados, precisó, sino que esos recursos que el Conaculta destinará para terminar en definitiva estas obras salieron de una gestión con la Secretaría de Hacienda.
«Lo que sí terminaremos en este año son las obras de la Cineteca Nacional, Estudios Churubusco, el Centro Cultural Elena Garro y, por supuesto, de La Ciudadela».
Aunque el Centro de la Imagen permanecerá cerrado, indicó que la idea es continuar Fotoseptiembre, aunque se realice en otro espacio, que podría ser la misma Biblioteca, en la propia Ciudadela.
Asimismo, Tovar y de Teresa adelantó que el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) lanzará en las próximas semanas la convocatoria como una forma de mantener vivo el interés y el apoyo a los fotógrafos, para la creación de «Fotolibros». Serán 5 millones de pesos para 16 proyectos, cada uno de los cuales recibirá en promedio 300 mil pesos.
Retomar la idea
Después de tanto tiempo, la nueva administración cultural dio a conocer que retomará el proyecto del arquitecto Broid, que comprende la construcción de una bóveda y una biblioteca, además de una galería al aire libre en el patio ubicado al sureste de La Ciudadela (que ya está listo).
Asimismo se hará la conexión entre la Biblioteca de México y el Centro de la Imagen, con el fin de crear un circuito que permitirá al público transitar del libro a la foto y de la imagen a la palabra.
Antecedentes
El proyecto anunciado en marzo de 2012 por Consuelo Sáizar se le encomendó a Isaac Broid, y consistía en la ampliación de las bóvedas y las áreas de exposiciones, así como en el diseño de una galería abierta y un Patio de la Luz.
Habría una inversión de 30 millones de pesos, pero lo único que se hizo fue el desazolve del Centro de la Imagen, que sufría inundaciones de aguas negras, así como la galería al aire libre.
El arquitecto aprovechó el foro del 20 aniversario del Centro de la Imagen para precisar que el desencuentro con la anterior titular del Conaculta se debió a que el proyecto que se pretendía construir no era el suyo: «Yo lo que dije fue que el Conaculta tenía todo el derecho de hacer lo que considerara pertinente. Pero que también que de mi parte era necesario aclarar que eso que se iba a hacer no era mi proyecto».
Lo que se hará ahora será la construcción de más espacios para la conservación de archivos y para investigación, así como integrar la Biblioteca con el Centro de la Imagen a través del Patio de la Imagen con la finalidad de que La Ciudadela sea un solo proyecto cultural.
Realizaciones
En sus 20 años el Centro de la Imagen ha realizado:
- Más de 400 exposiciones.
- 34 números publicados de Luna Córnea.
- 15 ediciones de la Bienal de Fotografía.
- 10 festivales Fotoseptiembre.
- 400 talleres.
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La directora del centro de la imagen Itala Schmetlz al término de su mensaje por el 20 aniversario del recinto. (Foto: Jorge Serratos)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Una inversión de 60 millones para el Centro de la Imagen, que se destinará a las obras de infraestructura y a la adquisición de equipos para digitalización, mobiliario y acondicionamiento de bóvedas, fue anunciada por el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, la noche de este miércoles en un acto conmemorativo del 20 aniversario de este espacio, informa Sonia Sierra de El Universal desde la Ciudad de México.
En el Centro de la Imagen, cuya actividad cultural se ha visto reducida desde 2012 cuando se cerró para una remodelación que dejó inconclusa la anterior administración de Conaculta, se reunieron fotógrafos de distintas generaciones, como Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Pedro Valtierra, Lourdes Almeida, al igual que investigadores como Alfonso Morales, uno de los integrantes del Centro de la Imagen que fueron reconocidos por su trayectoria en el marco de estos 20 años.
Dar continuidad a los trabajos de preservación y difusión del Centro, continuar con la revista Luna Córnea, con eventos como Fotoseptiembre y la Bienal de Fotografía, fueron temas reiterados por Tovar, quien dijo que a través del Fonca se entregarán recursos para proyectos de los fotógrafos.
Para terminar todas las obras de la Ciudadela, precisó el funcionario a los periodistas, hacen falta 108 millones. Acotó que de esos 108 millones, 21 se destinarán a terminar la obra física del Centro del Centro de la Imagen, que estará lista para el segundo semestre de 2015.
Agregó que otros 40 millones de pesos se destinarán a la compra de equipos: «Se crearán nuevas bóvedas, nuevos espacios de exposición y áreas para talleres de fotografía». Las bóvedas, detalló, permitirán acoger exposiciones históricas que hasta ahora no era posible presentar aquí, y que parte del presupuesto se ocupará para la compra de equipos de digitalización.
Dio a conocer también que, a través del Fonca, se abrirá en los próximos días una convocatoria para la realización de fotolibros a la que se destinarán cinco millones de pesos para 16 proyectos específicos.
Respecto a las obras de infraestructura, señaló que el arquitecto Isaac Broid, quien originalmente había hecho el proyecto de remodelación, continuará los trabajos «de acuerdo a nuevas necesidades y adecuación de espacios, y para ampliar la superficie expositiva».
El propio Broid precisó que no es necesario cambiar el proyecto, sino continuar con la propuesta que contempla unir la Biblioteca con el Centro de la Imagen, generar nuevas áreas de exposiciones y de talleres.
En un comunicado, el Centro de la Imagen precisó que las obras de infraestructura comprenderán la construcción de una bóveda y una biblioteca para sus acervos bibliográfico, fotográfico y documental; y que se contará con dos nuevos espacios de exposición: uno al aire libre y otro en el patio del sureste de La Ciudadela.
Rafael Tovar informó que este año se concluirán las obras de infraestructura de la Cineteca, el Centro Cultural Elena Garro, las que faltan de la Ciudadela y las de Estudios Churubusco.
La versión de Milenio
Ciudad de México, 29 de mayo de 2014. (Leticia Sánchez Medel).-El arquitecto Isaac Broid fue recontratado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) con la intención de que termine lo que nunca empezó: la restauración y ampliación de las instalaciones del Centro de la Imagen, tras las desavenencias que tuvo con la anterior titular del Consejo, Consuelo Sáizar. Esa situación, aunada a la falta de recursos, contribuyó a que este recinto permaneciera cerrado durante dos años.
Se trata del mismo proyecto que Broid dio a conocer en marzo de 2012, solo que ahora la inversión anunciada no es de 30 millones sino del doble, 60 millones de pesos.
«No hay cambios en el proyecto original porque todavía está vigente, dado que es un espacio que los fotógrafos tienen como referencia y no creo que sea necesario cambiarlo, sino continuar con la misma propuesta y uniendo la Biblioteca con el Centro de la Imagen».
Ese presupuesto de 60 millones, aclaró Broid, «no tienen que ver estrictamente con la arquitectura: incluye también el mobiliario, los archivos, el aire acondicionado y otras cuestiones de equipamiento».
Listo hasta 2015
Prácticamente han iniciado ya los trabajos en el Centro de la Imagen, los cuales concluirán hasta el segundo semestre del 2015, dijo Rafael Tovar y de Teresa, titular del Conaculta, al anunciar el nuevo Proyecto Centro de la Imagen 2014, que incluye la parte arquitectónica, de infraestructura y académica para reactivar este recinto, dirigido actualmente por Itala Schmelz.
Ante la comunidad fotográfica que se dio cita en el recinto para conmemorar las dos décadas de existencia del Centro de la Imagen –entre quienes se encontraban Graciela Iturbide, Alejandro Castellanos y Pedro Meyer–, Tovar y de Teresa indicó que para terminar La Ciudadela y la Biblioteca de México hacen falta 108 millones; de esa suma, 21 millones serán para este recinto.
«Tenemos calculado entonces 21 millones para terminar la obra física y 40 millones de pesos para el equipamiento del Centro de la Imagen».
Esos 108 millones no estaban presupuestados, precisó, sino que esos recursos que el Conaculta destinará para terminar en definitiva estas obras salieron de una gestión con la Secretaría de Hacienda.
«Lo que sí terminaremos en este año son las obras de la Cineteca Nacional, Estudios Churubusco, el Centro Cultural Elena Garro y, por supuesto, de La Ciudadela».
Aunque el Centro de la Imagen permanecerá cerrado, indicó que la idea es continuar Fotoseptiembre, aunque se realice en otro espacio, que podría ser la misma Biblioteca, en la propia Ciudadela.
Asimismo, Tovar y de Teresa adelantó que el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) lanzará en las próximas semanas la convocatoria como una forma de mantener vivo el interés y el apoyo a los fotógrafos, para la creación de «Fotolibros». Serán 5 millones de pesos para 16 proyectos, cada uno de los cuales recibirá en promedio 300 mil pesos.
Retomar la idea
Después de tanto tiempo, la nueva administración cultural dio a conocer que retomará el proyecto del arquitecto Broid, que comprende la construcción de una bóveda y una biblioteca, además de una galería al aire libre en el patio ubicado al sureste de La Ciudadela (que ya está listo).
Asimismo se hará la conexión entre la Biblioteca de México y el Centro de la Imagen, con el fin de crear un circuito que permitirá al público transitar del libro a la foto y de la imagen a la palabra.
Antecedentes
El proyecto anunciado en marzo de 2012 por Consuelo Sáizar se le encomendó a Isaac Broid, y consistía en la ampliación de las bóvedas y las áreas de exposiciones, así como en el diseño de una galería abierta y un Patio de la Luz.
Habría una inversión de 30 millones de pesos, pero lo único que se hizo fue el desazolve del Centro de la Imagen, que sufría inundaciones de aguas negras, así como la galería al aire libre.
El arquitecto aprovechó el foro del 20 aniversario del Centro de la Imagen para precisar que el desencuentro con la anterior titular del Conaculta se debió a que el proyecto que se pretendía construir no era el suyo: «Yo lo que dije fue que el Conaculta tenía todo el derecho de hacer lo que considerara pertinente. Pero que también que de mi parte era necesario aclarar que eso que se iba a hacer no era mi proyecto».
Lo que se hará ahora será la construcción de más espacios para la conservación de archivos y para investigación, así como integrar la Biblioteca con el Centro de la Imagen a través del Patio de la Imagen con la finalidad de que La Ciudadela sea un solo proyecto cultural.
Realizaciones
En sus 20 años el Centro de la Imagen ha realizado:
- Más de 400 exposiciones.
- 34 números publicados de Luna Córnea.
- 15 ediciones de la Bienal de Fotografía.
- 10 festivales Fotoseptiembre.
- 400 talleres.
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miércoles, mayo 28, 2014
Radio / Javier Solís: «Entrega total»
Para volver a escuchar le recomendamos que pulse el botón de PLAY
En RADIO Rancho Las Voces... Javier Solís... interpreta... Entrega total... en RADIO Rancho Las Voces... Sea por bien o sea por mal...
Entrega total
Letra
Esta vez
ya no soporto
la terrible soledad
yo no te impongo condición
tú harás conmigo lo que quieras
bien o mal.
Llévame
de ser posible
hasta la misma eternidad
donde perdure nuestro amor
por que tu eres
toda mi felicidad.
Coro*
llévame si quieres
hasta el fondo del dolor
hazlo como quieras
por maldad o por amor.
Pero esta vez
quiero entregarme
a ti en una forma total
no con un beso nada más
quiero ser tuyo
sea por bien o sea por mal
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Poesía / Carmen Alardín: «¿POR QUÉ TE EMPEÑAS LLUVIA?...»
¿Por qué te empeñas lluvia?
en quedarte en los ojos
y navegar sonriendo en las almohadas?
¿Por qué te empeñas lluvia en esconderte
en corolas de sueño y despertarte
convertida en rocío?
¿Por qué te ocultas siempre en sugestivos
puntos de mar perdido entre la hierba?
Nada sabe tu canto transparente
pero avanzas y esperas,
y estás pensando que jamás la muerte
secará tus caminos.
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en quedarte en los ojos
y navegar sonriendo en las almohadas?
¿Por qué te empeñas lluvia en esconderte
en corolas de sueño y despertarte
convertida en rocío?
¿Por qué te ocultas siempre en sugestivos
puntos de mar perdido entre la hierba?
Nada sabe tu canto transparente
pero avanzas y esperas,
y estás pensando que jamás la muerte
secará tus caminos.
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Poesía / Carmen Alardín: «VIENES LLUVIA, ES VERDAD, PERO LOS RÍOS...»
Vienes lluvia, es verdad, pero los ríos
jamás se posesionan de tu aroma.
Llegas sonora y apareces triste,
con ritos de nostalgia al despertar.
Después de que el relámpago libera
con su pasión tus cárceles moradas,
vienes Lluvia, te vas y nos devuelves
más luminoso el cielo que robaste.
Yergues tu vara mágica de trigo
modelando el milagro del sendero,
y escribes en el lago profecías
de interminables círculos cautivos.
Llegas interrogando lo que sabes
y no te deja de asombrar la tierra.
Lluvia de pozos tristes que contempla
la cicatriz del mundo:
¿cuántas heridas faltan al silencio
para sentirse mar?
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jamás se posesionan de tu aroma.
Llegas sonora y apareces triste,
con ritos de nostalgia al despertar.
Después de que el relámpago libera
con su pasión tus cárceles moradas,
vienes Lluvia, te vas y nos devuelves
más luminoso el cielo que robaste.
Yergues tu vara mágica de trigo
modelando el milagro del sendero,
y escribes en el lago profecías
de interminables círculos cautivos.
Llegas interrogando lo que sabes
y no te deja de asombrar la tierra.
Lluvia de pozos tristes que contempla
la cicatriz del mundo:
¿cuántas heridas faltan al silencio
para sentirse mar?
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Poesía / Carmen Alardín: «SIN PALABRAS QUIERO GUARDARTE...»
Sin palabras quiero guardarte,
sin memoria, sin espectros,
sin ningún más allá que nos pregunte,
sin ningún más acá que nos conteste.
Guardarte elemental y simplemente
como un poco de lluvia en el tejado,
o el caracol retiene, según cuentan,
el sonido del mar.
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sin memoria, sin espectros,
sin ningún más allá que nos pregunte,
sin ningún más acá que nos conteste.
Guardarte elemental y simplemente
como un poco de lluvia en el tejado,
o el caracol retiene, según cuentan,
el sonido del mar.
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Obituario / Carmen Alardín
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La poetisa mexicana. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- El Instituto Nacional de Bellas Artes expresa sus condolencias por la muerte de la poeta mexicana Carmen Alardín, acaecido en su domicilio de la Ciudad de México, a los 80 años de edad. Considerada como una de las figuras más importantes de la poesía mexicana, los restos de Carmen Alardín están siendo velados este sábado en la Agencia J. García López de Coyoacán, informa el periódico mexicano Vanguardia.
La obra de Carmen Alardín trascendió los límites preestablecidos de la belleza, porque logró encontrar la escencia de la vida para reflejarla por medio de su poesía. Al respecto, René Avilés Favila, describió: «Sólo sé que cada vez que Carmen mira a su alrededor encuentra poesía, y si no la hay, la inventa con su prodigiosa pluma».
Para Carmen Alardín, una de las mejores formas de acabar con el estrés, la desventura, la impotencia y la frustración, siempre fue la poesía, por lo que la solución que encontraba en esos momentos, fue escribir.
Se considera que su comienzo en la literatura se dio en 1957, cuando participó en un taller literario coordinado por Juan José Arreola. Cuando se celebraron sus 55 años de labor poética, afirmó: «Sentir que si no se escribe, se muere o estalla, aunque los poemas sirven para nada, se disfrutan y punto, lo que sí sirve es la palabra (…), nadie pone en el periódico se solicitan poetas».
Carmen Alardín nació en Tampico, Tamaulipas, el 5 de julio de 1933. Poeta. Estudió letras alemanas, la maestría en letras mexicanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y una especialización en el Goethe Institut de Munich, Alemania. Su poesía ha sido grabada en la colección Voz Viva de México, UNAM, 1990. Fue colaboradora de El Nacional, Katarsis, Letras Potosinas y Unomásuno.
De 1996 al año 2000 fue directora de la revista Armas y Letras, editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, de la que fue consejera editorial. Becaria de Televisa en Londres, 1979. En 1984 recibió el Premio Nacional de Poesía Xavier Villaurrutia por su libro de poesía La violencia del otoño. En 1989 el gobierno de Nuevo León le otorgó la Medalla al Mérito Cívico por su labor en favor de la literatura, coordinando talleres literarios para niños y adultos en las bibliotecas públicas y en las colonias populares. En 1999 recibió el Premio a Las Artes, en la rama de Letras, que otorga la Universidad Autónoma de Nuevo León. Su obra literaria aparece en múltiples antologías, entre ellas Poetas tamaulipecas de siglo XX, La violencia del otoño y Los primeros once.
En su honor, fue creado el Premio Regional de Poesía Carmen Alardín por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), que es otorgado desde 2004.
Entre su obra publicada figuran los libros de poesía El canto frágil (1951), Pórtico labriego (1953), Celda de viento (1957), Después del sueño (1960), Todo se deja así (1964), No pude detener los elefantes (1971, 2002), Canto para un amor sin fe (1976, 1977). Entreacto (1982), La violencia del otoño (1984), Carmen Alardín (1991), La libertad inútil y algunas noches (1992), Caracol de río (2000), Miradas paralelas (2004).
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La poetisa mexicana. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- El Instituto Nacional de Bellas Artes expresa sus condolencias por la muerte de la poeta mexicana Carmen Alardín, acaecido en su domicilio de la Ciudad de México, a los 80 años de edad. Considerada como una de las figuras más importantes de la poesía mexicana, los restos de Carmen Alardín están siendo velados este sábado en la Agencia J. García López de Coyoacán, informa el periódico mexicano Vanguardia.
La obra de Carmen Alardín trascendió los límites preestablecidos de la belleza, porque logró encontrar la escencia de la vida para reflejarla por medio de su poesía. Al respecto, René Avilés Favila, describió: «Sólo sé que cada vez que Carmen mira a su alrededor encuentra poesía, y si no la hay, la inventa con su prodigiosa pluma».
Para Carmen Alardín, una de las mejores formas de acabar con el estrés, la desventura, la impotencia y la frustración, siempre fue la poesía, por lo que la solución que encontraba en esos momentos, fue escribir.
Se considera que su comienzo en la literatura se dio en 1957, cuando participó en un taller literario coordinado por Juan José Arreola. Cuando se celebraron sus 55 años de labor poética, afirmó: «Sentir que si no se escribe, se muere o estalla, aunque los poemas sirven para nada, se disfrutan y punto, lo que sí sirve es la palabra (…), nadie pone en el periódico se solicitan poetas».
Carmen Alardín nació en Tampico, Tamaulipas, el 5 de julio de 1933. Poeta. Estudió letras alemanas, la maestría en letras mexicanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y una especialización en el Goethe Institut de Munich, Alemania. Su poesía ha sido grabada en la colección Voz Viva de México, UNAM, 1990. Fue colaboradora de El Nacional, Katarsis, Letras Potosinas y Unomásuno.
De 1996 al año 2000 fue directora de la revista Armas y Letras, editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, de la que fue consejera editorial. Becaria de Televisa en Londres, 1979. En 1984 recibió el Premio Nacional de Poesía Xavier Villaurrutia por su libro de poesía La violencia del otoño. En 1989 el gobierno de Nuevo León le otorgó la Medalla al Mérito Cívico por su labor en favor de la literatura, coordinando talleres literarios para niños y adultos en las bibliotecas públicas y en las colonias populares. En 1999 recibió el Premio a Las Artes, en la rama de Letras, que otorga la Universidad Autónoma de Nuevo León. Su obra literaria aparece en múltiples antologías, entre ellas Poetas tamaulipecas de siglo XX, La violencia del otoño y Los primeros once.
En su honor, fue creado el Premio Regional de Poesía Carmen Alardín por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), que es otorgado desde 2004.
Entre su obra publicada figuran los libros de poesía El canto frágil (1951), Pórtico labriego (1953), Celda de viento (1957), Después del sueño (1960), Todo se deja así (1964), No pude detener los elefantes (1971, 2002), Canto para un amor sin fe (1976, 1977). Entreacto (1982), La violencia del otoño (1984), Carmen Alardín (1991), La libertad inútil y algunas noches (1992), Caracol de río (2000), Miradas paralelas (2004).
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Poesía / Maya Angelou: «Alone»
Lying, thinking
Last night
How to find my soul a home
Where water is not thirsty
And bread loaf is not stone
I came up with one thing
And I don’t believe I’m wrong
That nobody,
But nobody
Can make it out here alone.
Alone, all alone
Nobody, but nobody
Can make it out here alone.
There are some millionaires
With money they can’t use
Their wives run round like banshees
Their children sing the blues
They’ve got expensive doctors
To cure their hearts of stone.
But nobody
No, nobody
Can make it out here alone.
Alone, all alone
Nobody, but nobody
Can make it out here alone.
Now if you listen closely
I’ll tell you what I know
Storm clouds are gathering
The wind is gonna blow
The race of man is suffering
And I can hear the moan,
‘Cause nobody,
But nobody
Can make it out here alone.
Alone, all alone
Nobody, but nobody
Can make it out here alone.
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Last night
How to find my soul a home
Where water is not thirsty
And bread loaf is not stone
I came up with one thing
And I don’t believe I’m wrong
That nobody,
But nobody
Can make it out here alone.
Alone, all alone
Nobody, but nobody
Can make it out here alone.
There are some millionaires
With money they can’t use
Their wives run round like banshees
Their children sing the blues
They’ve got expensive doctors
To cure their hearts of stone.
But nobody
No, nobody
Can make it out here alone.
Alone, all alone
Nobody, but nobody
Can make it out here alone.
Now if you listen closely
I’ll tell you what I know
Storm clouds are gathering
The wind is gonna blow
The race of man is suffering
And I can hear the moan,
‘Cause nobody,
But nobody
Can make it out here alone.
Alone, all alone
Nobody, but nobody
Can make it out here alone.
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Poesía / Maya Angelou: «Touched by an Angel / Tocados por un ángel»
We, unaccustomed to courage
exiles from delight
live coiled in shells of loneliness
until love leaves its high holy temple
and comes into our sight
to liberate us into life.
Love arrives
and in its train come ecstasies
old memories of pleasure
ancient histories of pain.
Yet if we are bold,
love strikes away the chains of fear
from our souls.
We are weaned from our timidity
In the flush of love's light
we dare be brave
And suddenly we see
that love costs all we are
and will ever be.
Yet it is only love
which sets us free.
Nosotros, desacostumbrados al valor
exiliados del placer
enroscados en la caparazón de la soledad
hasta que el amor baja de su templo sagrado
y se presenta a nuestros ojos
para liberarnos a la vida.
Llega el amor
y en su tren vienen éxtasis
viejos recuerdos de gozo
antiguas historias de dolor.
Y si somos audaces,
el amor arranca de nuestras almas
las cadenas del miedo.
Al calor de la luz del amor
abandonamos nuestra timidez
nos atrevemos a ser valientes
Y de pronto vemos que el amor
nos cuesta todo lo que somos
y todo lo que podemos ser.
Y sin embargo es el amor
lo único que nos libera.
Versión en castellano de Sandra Toro
REGRESAR A LA REVISTA
exiles from delight
live coiled in shells of loneliness
until love leaves its high holy temple
and comes into our sight
to liberate us into life.
Love arrives
and in its train come ecstasies
old memories of pleasure
ancient histories of pain.
Yet if we are bold,
love strikes away the chains of fear
from our souls.
We are weaned from our timidity
In the flush of love's light
we dare be brave
And suddenly we see
that love costs all we are
and will ever be.
Yet it is only love
which sets us free.
Nosotros, desacostumbrados al valor
exiliados del placer
enroscados en la caparazón de la soledad
hasta que el amor baja de su templo sagrado
y se presenta a nuestros ojos
para liberarnos a la vida.
Llega el amor
y en su tren vienen éxtasis
viejos recuerdos de gozo
antiguas historias de dolor.
Y si somos audaces,
el amor arranca de nuestras almas
las cadenas del miedo.
Al calor de la luz del amor
abandonamos nuestra timidez
nos atrevemos a ser valientes
Y de pronto vemos que el amor
nos cuesta todo lo que somos
y todo lo que podemos ser.
Y sin embargo es el amor
lo único que nos libera.
Versión en castellano de Sandra Toro
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Literatura / España: Balcells se fusiona con Wylie y blinda su retiro
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Mario Vargas Llosa en la cena celebrada en el Museo de la Danza de Estocolmo. (Foto: El Confidencial)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- La agente literaria más importante de este país se retira y lo hace con un acuerdo que revolucionará el sector editorial. Carmen Balcells (Santa Fe de Segarra, Lérida, 1930) había puesto fecha para poner fin a la trayectoria más brillante en la representación de escritores en castellano: el uno de junio. Fuentes cercanas a la casa de la agente, confirman que en el día de ayer se ha llegado a un acuerdo de asociación con el agente literario más importante del mundo, Andrew Wylie (El Chacal). La empresa pasará a llamarse Balcells&Wylie, informa Peio H. Riaño para El Confidencial.
El norteamericano de 67 años declaraba recientemente, en una entrevista al periódico La Nación, con motivo de la Feria del Libro de Buenos Aires, que le interesaban los derechos de autores fallecidos porque «dan autoridad». Y añadía: «La familia García Márquez y Carmen Balcells, su agente de toda la vida, son como uña y carne. No hay nada que hacer. La mujer y los hijos de García Márquez van a seguir con Carmen Balcells». De esta manera, consigue gestionar los derechos del autor colombiano, además de la cartera más importante de autores en castellano.
Según nota hecha pública por la agencia: «Nos hemos seguido y admirado mutuamente durante años, y deseamos trabajar estrechamente a partir de hoy. Nuestro objetivo es dar mayor fuerza, alcance y duración a la representación de los clientes, y estamos entusiasmados y totalmente comprometidos con las oportunidades que se nos presentan».
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Mario Vargas Llosa en la cena celebrada en el Museo de la Danza de Estocolmo. (Foto: El Confidencial)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- La agente literaria más importante de este país se retira y lo hace con un acuerdo que revolucionará el sector editorial. Carmen Balcells (Santa Fe de Segarra, Lérida, 1930) había puesto fecha para poner fin a la trayectoria más brillante en la representación de escritores en castellano: el uno de junio. Fuentes cercanas a la casa de la agente, confirman que en el día de ayer se ha llegado a un acuerdo de asociación con el agente literario más importante del mundo, Andrew Wylie (El Chacal). La empresa pasará a llamarse Balcells&Wylie, informa Peio H. Riaño para El Confidencial.
El norteamericano de 67 años declaraba recientemente, en una entrevista al periódico La Nación, con motivo de la Feria del Libro de Buenos Aires, que le interesaban los derechos de autores fallecidos porque «dan autoridad». Y añadía: «La familia García Márquez y Carmen Balcells, su agente de toda la vida, son como uña y carne. No hay nada que hacer. La mujer y los hijos de García Márquez van a seguir con Carmen Balcells». De esta manera, consigue gestionar los derechos del autor colombiano, además de la cartera más importante de autores en castellano.
Según nota hecha pública por la agencia: «Nos hemos seguido y admirado mutuamente durante años, y deseamos trabajar estrechamente a partir de hoy. Nuestro objetivo es dar mayor fuerza, alcance y duración a la representación de los clientes, y estamos entusiasmados y totalmente comprometidos con las oportunidades que se nos presentan».
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Visor Fronterizo / RMV: «Planta Tratadora de Agua Residual Valle de Juárez»
PLANTA TRATADORA DE AGUA RESIDUAL VALLE DE JUÁREZ
(Foto: JMAS)
(Foto: JMAS)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2014. (Redacción / RanchoNEWS).- Esta mañana fue inaugurada la Planta Tratadora de Agua Residual Valle de Juárez, ubicada en el poblado de San Isidro, con la que –junto a las otrs cuatro en operación– se logra el 100 por ciento de tratamiento de aguas negras en esta urbe, siendo así la primera ciudad fronteriza en conseguirlo y la tercera en el país, después de Monterrey y Aguascalientes.
La Junta Municipal de Aguas y Saneamiento (JMAS) expresó lo siguiente en un comunicado:
Para la creación de la Planta Tratadora de Aguas Residuales Valle de Juárez, ubicada en el poblado de San Isidro, fueron invertidos cerca de 200 millones de pesos, tiene capacidad para sanear 500 litros por segundo, que sumado al líquido que se trata en las otras cuatro plantas, en total se le dará tratamiento secundario a 4,187 litros por segundo.
En la Planta Tratadora de Agua Residual Valle de Juárez, se instalaron cuatro módulos con capacidad de 500 litros cada uno, para en un futuro sanear 2,000 litros de agua por segundo.
Con la inauguración de este quinto inmueble, Ciudad Juárez no sólo tendrá los edificios para sanear el 100 por ciento de las aguas negras, sino contará la capacidad instalada para hacer el tratamiento secundario de éstas, colocándola en uno de los pocos lugares en el país que realiza esto.
Uno de los grandes beneficios que trae el funcionamiento de la Planta Tratadora de Agua Residual Valle de Juárez, es que como no tiene tanque de almacenamiento, tras sanearla, será enviada directamente al riego de sorgo, la alfalfa y todo el sembradío relacionado con el forraje, agricultura existente en Riveras del Bravo, Oriente XXI, Zaragoza y San Isidro.
En el presídium, encabezado por el gobernador César Duarte Jáquez, estuvieron Enrique Serrano Escobar, presidente municipal; Carlos Hermosillo Arteaga, presidente de la Junta Central de Agua y Saneamiento; Fernando Uriarte Zazueta, presidente de la JMAS; Gerónimo Gutiérrez Fernández, director general del Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAN); Óscar Hernández López, subdirector de Agua Potable.
También el diputado Fernando Rodríguez Giner, representante del Congreso del Estado; Kamel Athie Flores, presidente de la Comisión de Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados; Óscar Pimentel González, coordinador general de Atención a Emergencias y Consejos de Cuenca, así como Alex LeBarón González, delegado estatal de Conagua, entre otros.
REGRESAR A LA REVISTALa Junta Municipal de Aguas y Saneamiento (JMAS) expresó lo siguiente en un comunicado:
Para la creación de la Planta Tratadora de Aguas Residuales Valle de Juárez, ubicada en el poblado de San Isidro, fueron invertidos cerca de 200 millones de pesos, tiene capacidad para sanear 500 litros por segundo, que sumado al líquido que se trata en las otras cuatro plantas, en total se le dará tratamiento secundario a 4,187 litros por segundo.
En la Planta Tratadora de Agua Residual Valle de Juárez, se instalaron cuatro módulos con capacidad de 500 litros cada uno, para en un futuro sanear 2,000 litros de agua por segundo.
Con la inauguración de este quinto inmueble, Ciudad Juárez no sólo tendrá los edificios para sanear el 100 por ciento de las aguas negras, sino contará la capacidad instalada para hacer el tratamiento secundario de éstas, colocándola en uno de los pocos lugares en el país que realiza esto.
Uno de los grandes beneficios que trae el funcionamiento de la Planta Tratadora de Agua Residual Valle de Juárez, es que como no tiene tanque de almacenamiento, tras sanearla, será enviada directamente al riego de sorgo, la alfalfa y todo el sembradío relacionado con el forraje, agricultura existente en Riveras del Bravo, Oriente XXI, Zaragoza y San Isidro.
En el presídium, encabezado por el gobernador César Duarte Jáquez, estuvieron Enrique Serrano Escobar, presidente municipal; Carlos Hermosillo Arteaga, presidente de la Junta Central de Agua y Saneamiento; Fernando Uriarte Zazueta, presidente de la JMAS; Gerónimo Gutiérrez Fernández, director general del Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAN); Óscar Hernández López, subdirector de Agua Potable.
También el diputado Fernando Rodríguez Giner, representante del Congreso del Estado; Kamel Athie Flores, presidente de la Comisión de Agua Potable y Saneamiento de la Cámara de Diputados; Óscar Pimentel González, coordinador general de Atención a Emergencias y Consejos de Cuenca, así como Alex LeBarón González, delegado estatal de Conagua, entre otros.
Obituario / Maya Angelou
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La poetisa y novelista estadounidense. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- La poetisa y novelista estadounidense Maya Angelou, considerada uno de las más prolíficas autoras de raza negra en décadas recientes, falleció hoy a los 86 años de edad, informó su agente Helen Braan, informa la agencia Notimex.
Angelou, quien en el 2010 recibió la Medalla de la Libertad, de manos del presidente Barack Obama, murió en su casa de Winston-Salem, Carolina del Norte, sin que hasta el momento se hayan precisado las causas de su deceso.
Nacida en Saint Louis, Missouri, el 4 de abril de 1928, de una madre que ejerció la prostitución durante parte de su infancia, Angelou creció en la pobreza en la zona rural de Arkansas, antes de convertirse en una de las más celebradas poetisas del siglo pasado.
Una tragedia a edad temprana, su violación a manos del novio de su madre, quien fue muerto a golpes por una turba, la marcó desde temprana edad, como lo narró en su novela autobiográfica I know why the caged bird sing (Sé por qué el pájaro enjaulado canta).
Angelou, quien tuvo a su cargo la invocación poética durante la toma de posesión del presidente Bill Clinton, en 1993, tuvo una vida multifacética ya que además fue una activista por los derechos civiles, actriz y cantante, aunque también trabajó como mesera.
En años recientes se desempeñó como profesora de Literatura y estudios americanos en la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, que está mañana confirmó su muerte.
Aunque nunca pisó una universidad como estudiante, Angelou recibió más de 30 doctorados honorarios a lo largo de su vida, reconociendo su trabajo literario, resumido en parte en los más de 12 de libros de poemas y novelas que escribió.
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La poetisa y novelista estadounidense. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- La poetisa y novelista estadounidense Maya Angelou, considerada uno de las más prolíficas autoras de raza negra en décadas recientes, falleció hoy a los 86 años de edad, informó su agente Helen Braan, informa la agencia Notimex.
Angelou, quien en el 2010 recibió la Medalla de la Libertad, de manos del presidente Barack Obama, murió en su casa de Winston-Salem, Carolina del Norte, sin que hasta el momento se hayan precisado las causas de su deceso.
Nacida en Saint Louis, Missouri, el 4 de abril de 1928, de una madre que ejerció la prostitución durante parte de su infancia, Angelou creció en la pobreza en la zona rural de Arkansas, antes de convertirse en una de las más celebradas poetisas del siglo pasado.
Una tragedia a edad temprana, su violación a manos del novio de su madre, quien fue muerto a golpes por una turba, la marcó desde temprana edad, como lo narró en su novela autobiográfica I know why the caged bird sing (Sé por qué el pájaro enjaulado canta).
Angelou, quien tuvo a su cargo la invocación poética durante la toma de posesión del presidente Bill Clinton, en 1993, tuvo una vida multifacética ya que además fue una activista por los derechos civiles, actriz y cantante, aunque también trabajó como mesera.
En años recientes se desempeñó como profesora de Literatura y estudios americanos en la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, que está mañana confirmó su muerte.
Aunque nunca pisó una universidad como estudiante, Angelou recibió más de 30 doctorados honorarios a lo largo de su vida, reconociendo su trabajo literario, resumido en parte en los más de 12 de libros de poemas y novelas que escribió.
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Caricatura / México: Exposición «¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista del Siglo XX»
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Una ilustración de Audiffred. (Foto: El Universal)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Entre los centenares de cartones, historietas, dibujos, editoriales gráficos y portadas que Andrés Audiffred publicó en El Universal y El Universal Ilustrado, su casa desde 1927 hasta su muerte –ocurrida el 8 de diciembre de 1958–, destaca una muy singular: «El Señor Pestaña», una historieta en la que narró las peripecias de un mexicano clasemediero que viaja por el mundo acompañado de su fiel amigo «Chon Prieto», escribe Yanet Aguilar Sosa para El Universal.
El artista nacido en la ciudad de México el 30 de noviembre de 1895, considerado uno de los de los grandes exponentes de la caricatura costumbrista mexicana, protagoniza la nueva exposición del Museo El Estanquillo: ¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista del Siglo XX, que representa un acto de justicia. «Es un gran artista, es un extraordinario dibujante y no es posible que no sea recordado. Es un gran dibujante que marcó a su época y no es posible que lo tengamos en el olvido», señala Rafael Barajas «El Fisgón», curador de la exposición.
De Andrés Audiffred sorprende su calidad estilística, su gama amplia de trabajo que pasó por dibujo, caricatura, historieta, retrato y tira cómica; también sorprende su profundidad para entender lo que era lo mexicano en ese país en plena postrevolución, su habilidad para crear personajes que hoy son símbolo de lo mexicano: «La changuita», «El Peladito», «El Payo», «El Tarzán», «El Maje», «El Rorro», «La Chicha», «El Perro», «El Roto», «El Cantinflitas» y «El Gacho», y que él sabía capturar de un sólo trazo.
Audiffred, colaborador de El Universal –su casa desde los años 20 cuando se convirtió en un «rock star» de la caricatura mexicana–, es uno de los grandes exponentes de la caricatura que permanecía en el olvido. «Audiffred es un caso extraordinario de la caricatura mexicana, es uno de los ídolos rocanroleros de la prensa nacional de los 20, 30, 40 y 50», afirma «El Fisgón», curador de la exposición que reúne cerca de 350 piezas, de las cuales 200 pertenecen a la colección Carlos Monsiváis.
Barajas, además de definirlo como «un artista que hizo la tipología de lo que serían los arquetipos mexicanos», reconoce la importancia de Audiffred en la caricatura y su estancia en El Universal, que lo sitúo como ídolo rocanrolero de la prensa nacional. «Ésa fue su casa, allí va a sacar la mayor parte de sus trabajos. La gente buscaba mucho sus cartones, era una seccioncita de crónicas donde hacía juegos de palabras, retrataba una escena popular, te hablaba sobre qué eran por ejemplo las filas, los puestos, y hacía toda una elucubración cronicada acerca de cómo usábamos los términos, qué tipo de puestos había».
Andrés Audiffred gozó de un éxito inusitado para su tiempo, producto de su estancia en Estados Unidos, donde aprendió las técnicas más eficaces de la caricatura norteamericana muy cercana al cómic. «Él entendió muy bien que la caricatura política era un género que estaba a la mitad entre la prensa escrita y la prensa gráfica y entonces lo trabajaba con mucho cuidado», dice «El Fisgón». Así se convirtió en un caricaturista que fue puente entre la generación de José Guadalupe Posada y «El Chango» Cabral y la de Ábel Quezada y Rius.
Audiffred, ese artista que Monsiváis definía como «el más cruel de los caricaturistas de su tiempo» y por ello se convirtió en su más importante coleccionista, ha permanecido prácticamente en el olvido hasta esta gran exposición –en 1960 el Museo de Arte Moderno lo homenajeó con un pequeña muestra–; un olvido provocado por la propia naturaleza de la caricatura política.
«El Fisgón» asegura que una parte del olvido se debe atribuir al género mismo, las caricaturas políticas están hechas para que la gente las vea tres o cinco segundos y después las tire; es un poco lo que hicimos con el trabajo de Audiffred y con otros caricaturistas, fueron celebrados en su momento y en cuanto dejaron de publicar pasaron al olvido.
En la muestra, las caricaturas, tiras cómicas, bocetos y portadas de revistas de Audiffred se alternan con obras, también costumbristas y nacionalistas, de otros artistas como Miguel Covarrubias, Ernesto García, «El Chango» Cabral, Luis Hidalgo, Antonio Arias Bernal, Carlos Mérida, Juan O’Gorman, Rufino Tamayo y José Clemente Orozco e incluso José Guadalupe Posada.
Obra de gran valor, como lo confirma Salvador Pruneda en el catálogo de la exposición, donde recuerda su paso por El Universal: «Trabajó primero haciendo machotes para fotografías; pero también ilustraciones y caricaturas que se publicaban en las ediciones ordinarias, en los suplementos dominicales y en los números especiales».
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El caricaturista mexicano. (Foto: El Universal)
La versión de Milenio
Ciudad de México, 27 de mayo de 2014. (Jes´su Alejo Santiago).-Durante casi tres décadas, Andrés Audiffred fue uno de los caricaturistas más reconocidos en México, los lectores consumían sus monos de manera ávida, ya fuera en periódicos o en revistas donde aparecieran sus imágenes: para la gente de la primera mitad del siglo XX era casi tan popular como Ernesto García El Chango Cabral.
«Fue uno de los ídolos de la prensa nacional de la década de los 20 a los 50», cuenta Rafael Barajas, El Fisgón, aunque su trabajo poco a poco pasó al olvido, «al punto que hoy la gente prácticamente no lo recuerda; sin embargo, la revisión de su trabajo arroja que se trata de un artista notable, que fue una figura clave dentro de la cultura mexicana del siglo XX».
Con esas palabras, el caricaturista explica la importancia de la exposición ¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista del siglo XX, que albergará el Museo del Estanquillo / Colecciones Carlos Monsiváis. «Es una de las grandes exposiciones que hemos hecho en el recinto, porque rescata a una figura clave del arte popular».
Andrés Audiffred fue uno de los máximos exponentes del costumbrismo en la caricatura en el siglo XX, una tradición que data del siglo XIX, pero que en su caso se nutrió de sus experiencias en Estados Unidos, donde absorbió las enseñanzas de la prensa moderna, a fin de regresar con un estilo esquemático, directo, caricaturesco, «que resulta muy eficaz y con un aprendizaje muy importante de lo que es el cómic».
«Lo que hacía ahí era mezclar narraciones literarias con narraciones gráficas. Retrata a los personajes nacionales con su estilo y tiene un éxito impresionante, se convierte en uno de los ídolos rocanroleros de la prensa nacional», destacó El Fisgón de Audiffred, quien publicó en espacios como Nueva Era, Zig-Zag, Don Timorato, Vea y El Universal.
Identidad nacional
La exposición se integra con alrededor de 350 piezas, unas 200 pertenecientes a la colección del museo, con la cual se apuesta por ofrecer un acercamiento a una crónica divertida y gozosa del México posrevolucionario, mediante pinturas, dibujos, gráfica, fotografía y escultura, tanto de Audiffred como de Luis Hidalgo, Ernesto García Cabral, Antonio Arias Bernal, Carlos Mérida, Juan O’Gorman, Rufino Tamayo y José Clemente Orozco, por mencionar solo a algunos.
«Hay una parte importante de nuestro ser nacional que está ahí retratado. A pesar de que muchos no han leído sobre Audiffred en los últimos 50 años, les aseguro que sus imágenes se les van a hacer conocidas, porque ya pasaron al código genético cultural nacional».
Una de las características de la obra de Audiffred fue retratar los arquetipos de su época: el Tarzán, la Changuita, el Maje, el Payo, a la Rorra, al Mordelón, si bien poco se ha estudiado su trabajo, reconoció El Fisgón, de ahí las dificultades incluso para armar la muestra, «un acto de justicia, no es posible que lo tengamos en el olvido».
«Una parte de ese olvido se debe atribuir al género mismo. Las caricaturas políticas están hechas para que la gente las vea unos segundos y las tire a la basura: fueron celebrados en su momento y en cuanto dejaron de publicar pasaron al olvido», a decir de Rafael Barajas, curador de la exposición.
El mismo Barajas destaca la manera en que encajaron algunos textos de Carlos Monsiváis con las imágenes de Audiffred, pues para documentar la exposición encontraron una serie de pasajes que parecían estar inspirados en los dibujos. «Hay una frase en la que hace una descripción muy precisa de lo que es y lo menciona como el más cruel de los caricaturistas de su tiempo. No es tan cierto, hay otros peores, pero era bastante descarnado en sus comentarios».
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Una ilustración de Audiffred. (Foto: El Universal)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Entre los centenares de cartones, historietas, dibujos, editoriales gráficos y portadas que Andrés Audiffred publicó en El Universal y El Universal Ilustrado, su casa desde 1927 hasta su muerte –ocurrida el 8 de diciembre de 1958–, destaca una muy singular: «El Señor Pestaña», una historieta en la que narró las peripecias de un mexicano clasemediero que viaja por el mundo acompañado de su fiel amigo «Chon Prieto», escribe Yanet Aguilar Sosa para El Universal.
El artista nacido en la ciudad de México el 30 de noviembre de 1895, considerado uno de los de los grandes exponentes de la caricatura costumbrista mexicana, protagoniza la nueva exposición del Museo El Estanquillo: ¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista del Siglo XX, que representa un acto de justicia. «Es un gran artista, es un extraordinario dibujante y no es posible que no sea recordado. Es un gran dibujante que marcó a su época y no es posible que lo tengamos en el olvido», señala Rafael Barajas «El Fisgón», curador de la exposición.
De Andrés Audiffred sorprende su calidad estilística, su gama amplia de trabajo que pasó por dibujo, caricatura, historieta, retrato y tira cómica; también sorprende su profundidad para entender lo que era lo mexicano en ese país en plena postrevolución, su habilidad para crear personajes que hoy son símbolo de lo mexicano: «La changuita», «El Peladito», «El Payo», «El Tarzán», «El Maje», «El Rorro», «La Chicha», «El Perro», «El Roto», «El Cantinflitas» y «El Gacho», y que él sabía capturar de un sólo trazo.
Audiffred, colaborador de El Universal –su casa desde los años 20 cuando se convirtió en un «rock star» de la caricatura mexicana–, es uno de los grandes exponentes de la caricatura que permanecía en el olvido. «Audiffred es un caso extraordinario de la caricatura mexicana, es uno de los ídolos rocanroleros de la prensa nacional de los 20, 30, 40 y 50», afirma «El Fisgón», curador de la exposición que reúne cerca de 350 piezas, de las cuales 200 pertenecen a la colección Carlos Monsiváis.
Barajas, además de definirlo como «un artista que hizo la tipología de lo que serían los arquetipos mexicanos», reconoce la importancia de Audiffred en la caricatura y su estancia en El Universal, que lo sitúo como ídolo rocanrolero de la prensa nacional. «Ésa fue su casa, allí va a sacar la mayor parte de sus trabajos. La gente buscaba mucho sus cartones, era una seccioncita de crónicas donde hacía juegos de palabras, retrataba una escena popular, te hablaba sobre qué eran por ejemplo las filas, los puestos, y hacía toda una elucubración cronicada acerca de cómo usábamos los términos, qué tipo de puestos había».
Andrés Audiffred gozó de un éxito inusitado para su tiempo, producto de su estancia en Estados Unidos, donde aprendió las técnicas más eficaces de la caricatura norteamericana muy cercana al cómic. «Él entendió muy bien que la caricatura política era un género que estaba a la mitad entre la prensa escrita y la prensa gráfica y entonces lo trabajaba con mucho cuidado», dice «El Fisgón». Así se convirtió en un caricaturista que fue puente entre la generación de José Guadalupe Posada y «El Chango» Cabral y la de Ábel Quezada y Rius.
Audiffred, ese artista que Monsiváis definía como «el más cruel de los caricaturistas de su tiempo» y por ello se convirtió en su más importante coleccionista, ha permanecido prácticamente en el olvido hasta esta gran exposición –en 1960 el Museo de Arte Moderno lo homenajeó con un pequeña muestra–; un olvido provocado por la propia naturaleza de la caricatura política.
«El Fisgón» asegura que una parte del olvido se debe atribuir al género mismo, las caricaturas políticas están hechas para que la gente las vea tres o cinco segundos y después las tire; es un poco lo que hicimos con el trabajo de Audiffred y con otros caricaturistas, fueron celebrados en su momento y en cuanto dejaron de publicar pasaron al olvido.
En la muestra, las caricaturas, tiras cómicas, bocetos y portadas de revistas de Audiffred se alternan con obras, también costumbristas y nacionalistas, de otros artistas como Miguel Covarrubias, Ernesto García, «El Chango» Cabral, Luis Hidalgo, Antonio Arias Bernal, Carlos Mérida, Juan O’Gorman, Rufino Tamayo y José Clemente Orozco e incluso José Guadalupe Posada.
Obra de gran valor, como lo confirma Salvador Pruneda en el catálogo de la exposición, donde recuerda su paso por El Universal: «Trabajó primero haciendo machotes para fotografías; pero también ilustraciones y caricaturas que se publicaban en las ediciones ordinarias, en los suplementos dominicales y en los números especiales».
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El caricaturista mexicano. (Foto: El Universal)
La versión de Milenio
Ciudad de México, 27 de mayo de 2014. (Jes´su Alejo Santiago).-Durante casi tres décadas, Andrés Audiffred fue uno de los caricaturistas más reconocidos en México, los lectores consumían sus monos de manera ávida, ya fuera en periódicos o en revistas donde aparecieran sus imágenes: para la gente de la primera mitad del siglo XX era casi tan popular como Ernesto García El Chango Cabral.
«Fue uno de los ídolos de la prensa nacional de la década de los 20 a los 50», cuenta Rafael Barajas, El Fisgón, aunque su trabajo poco a poco pasó al olvido, «al punto que hoy la gente prácticamente no lo recuerda; sin embargo, la revisión de su trabajo arroja que se trata de un artista notable, que fue una figura clave dentro de la cultura mexicana del siglo XX».
Con esas palabras, el caricaturista explica la importancia de la exposición ¡Así somos! Andrés Audiffred y su México. Caricatura costumbrista del siglo XX, que albergará el Museo del Estanquillo / Colecciones Carlos Monsiváis. «Es una de las grandes exposiciones que hemos hecho en el recinto, porque rescata a una figura clave del arte popular».
Andrés Audiffred fue uno de los máximos exponentes del costumbrismo en la caricatura en el siglo XX, una tradición que data del siglo XIX, pero que en su caso se nutrió de sus experiencias en Estados Unidos, donde absorbió las enseñanzas de la prensa moderna, a fin de regresar con un estilo esquemático, directo, caricaturesco, «que resulta muy eficaz y con un aprendizaje muy importante de lo que es el cómic».
«Lo que hacía ahí era mezclar narraciones literarias con narraciones gráficas. Retrata a los personajes nacionales con su estilo y tiene un éxito impresionante, se convierte en uno de los ídolos rocanroleros de la prensa nacional», destacó El Fisgón de Audiffred, quien publicó en espacios como Nueva Era, Zig-Zag, Don Timorato, Vea y El Universal.
Identidad nacional
La exposición se integra con alrededor de 350 piezas, unas 200 pertenecientes a la colección del museo, con la cual se apuesta por ofrecer un acercamiento a una crónica divertida y gozosa del México posrevolucionario, mediante pinturas, dibujos, gráfica, fotografía y escultura, tanto de Audiffred como de Luis Hidalgo, Ernesto García Cabral, Antonio Arias Bernal, Carlos Mérida, Juan O’Gorman, Rufino Tamayo y José Clemente Orozco, por mencionar solo a algunos.
«Hay una parte importante de nuestro ser nacional que está ahí retratado. A pesar de que muchos no han leído sobre Audiffred en los últimos 50 años, les aseguro que sus imágenes se les van a hacer conocidas, porque ya pasaron al código genético cultural nacional».
Una de las características de la obra de Audiffred fue retratar los arquetipos de su época: el Tarzán, la Changuita, el Maje, el Payo, a la Rorra, al Mordelón, si bien poco se ha estudiado su trabajo, reconoció El Fisgón, de ahí las dificultades incluso para armar la muestra, «un acto de justicia, no es posible que lo tengamos en el olvido».
«Una parte de ese olvido se debe atribuir al género mismo. Las caricaturas políticas están hechas para que la gente las vea unos segundos y las tire a la basura: fueron celebrados en su momento y en cuanto dejaron de publicar pasaron al olvido», a decir de Rafael Barajas, curador de la exposición.
El mismo Barajas destaca la manera en que encajaron algunos textos de Carlos Monsiváis con las imágenes de Audiffred, pues para documentar la exposición encontraron una serie de pasajes que parecían estar inspirados en los dibujos. «Hay una frase en la que hace una descripción muy precisa de lo que es y lo menciona como el más cruel de los caricaturistas de su tiempo. No es tan cierto, hay otros peores, pero era bastante descarnado en sus comentarios».
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sábado, mayo 24, 2014
Artes Plásticas / Puebla: El Museo Amparo expone la compleja diversidad cultural de América Latina
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Managua, 1979, fotografía de Marcelo Montecino, impresión cibachrome, de época, colección privada, cortesía de Toluca Fine Art, París. La imagen está incluida en la exposición que hoy se abre al público en el recinto ubicado en el Centro Histórico de la capital poblana. (Foto: Marcelo Montecino)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Un rompecabezas de gran formato hecho a partir de imágenes representativas de la geografía, la historia, los personajes, las minorías o las escenas referentes al folclor de cada país que integra América Latina, donde lo mismo aparece Pelé, un mariachi, el Che Guevara o los edificios prehispánicos, forman la propuesta To Be Continued, de la artista brasileña Regina Silveira. Una nota de Paula Carrizosa para La Jornada:
Con esta obra se inicia la exposición América Latina 1960-2013: fotos + textos que este sábado se inaugura al medio día en el Museo Amparo (calle 2 Sur 708, Centro Histórico).
La muestra reúne más de 400 piezas en soportes como fotografía, collage, fotomontaje, serigrafía, offset, performance y video experimental, creadas por 72 artistas de 11 países latinoamericanos.
Proveniente de Fondation Cartier y de su exposición en París, la muestra propone una compleja perspectiva de la historia de América Latina, sus cuestiones políticas, su censura y violencia mediante un recorrido que gira en torno a cuatro núcleos: Territorios, Ciudades, Informar/ Denunciar y Memoria e identidad, con los que se crea un diálogo entre artistas, geografías y contextos.
Proyecto con la Fondation Cartier
En conferencia de prensa, el director del Museo Amparo, Ramiro Martínez, destacó que América Latina... es resultado de la colaboración entre ese recinto y la Fondation Cartier en un proyecto que comenzó hace casi dos años.
A la par, continuó, responde a la línea de investigación sobre fotografía que se trabaja en el museo poblano desde hace seis años que ha derivado en exposiciones acerca de artistas como Graciela Iturbide, Manuel Álvarez Bravo y Kati Horna.
Por su parte, Leanne Sacramone, curadora de la Fondation Cartier, mencionó que como parte del 30 aniversario de la institución se han montado, en su sede en París, una serie de exposiciones relacionadas con uno de los compromisos de la organización desde su apertura en 1984: el apoyo al arte contemporáneo.
«Ha sido un reto ambicioso pero estamos orgullosos de esta colaboración, de conjuntar a 72 artistas en torno a varios puntos en común con proyectos pluridisciplinarios.
«Ángeles Alonso fue clave en la construcción con una línea teórica, por lo que esperamos que este sea el inicio de una larga colaboración para estar en México, país del que se reconoce su riqueza y diversidad», dijo.
Respecto de esa colaboración, Ángeles Alonso Espinosa, curadora de la muestra, señaló que América Latina 1960-2013: fotos + textos es un ejercicio de diálogos en varios niveles: entre instituciones, entre curadores, entre artistas y ahora entre obra y espectador.
Explicó además que el abordaje del texto y la imagen ocurre en varios sentidos. El primero de ellos, a partir de la relación entre literatura y fotografía que se ha cultivado en Latinoamérica desde los años 60 del siglo pasado.
El segundo caso gira en torno a la influencia de la poesía visual en el arte latinoamericano, a partir del teórico más importante del conceptualismo, Luis Camnitzer, o el caso de Simón Rodríguez –mentor de Bolívar–, quien hizo caligramas al mismo tiempo en que los hacía Stephane Mallarmé en París.
«Los artistas trataron de cambiar el modelo social a partir del lenguaje, de generar metáforas distintas para proponer otras cosas, de aprovechar el lenguaje para romper la linealidad», dijo.
Agregó que la muestra se puede asumir como una «exposición semántica», debido a que los artistas buscan la riqueza de la diversidad, la pluralidad de interpretaciones y el derecho a la diferencia.
Diálogos artistas-generaciones
Ángeles Alonso señaló que la tercera línea se refiere a la cultura de masas de los años 60, donde los artistas vieron en revistas, cartas postales y diarios, medios que servían para cuestionar la historia y la información, a la vez de archivos y formas de significación de su contexto.
Acerca de la temporalidad que se aborda en la exposición, de 1960 a 2013, la curadora explicó que se inicia en los años 60 en referencia a la Revolución cubana que es considerada un momento crucial en la historia de Latinoamérica, a partir de figuras como el Che Guevara y Simón Bolívar, este último con su «sueño» de unificación subcontinental.
«No es una muestra cronológica ni geográfica; hay ejes temáticos que no son arbitrarios ni se impusieron, sino que nacieron en el encuentro, con el planteamiento de preguntas y cuestionamientos similares, con la finalidad de crear diálogos entre artistas y generaciones».
Destaca que a la par de la exposición, Fondation Cartier y el Museo Amparo elaboraron dos proyectos más. El primero fue la edición de un libro-catálogo con las plumas de tres reconocidos artistas, teóricos y/o curadores: Olivier Compagnon, Luis Camnitzer y Alfonso Morales Carrillo; y el segundo fue la realización del documental Revuelta(s), un recorrido de Fredi Casco y Renate Costa por varios países de América Latina durante seis meses, donde recogieron las voces de 30 de los 72 artistas que participan en la muestra.
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Managua, 1979, fotografía de Marcelo Montecino, impresión cibachrome, de época, colección privada, cortesía de Toluca Fine Art, París. La imagen está incluida en la exposición que hoy se abre al público en el recinto ubicado en el Centro Histórico de la capital poblana. (Foto: Marcelo Montecino)
C iudad Juárez, Chihuahua. 23 de mayo de 2014. (RanchoNEWS).- Un rompecabezas de gran formato hecho a partir de imágenes representativas de la geografía, la historia, los personajes, las minorías o las escenas referentes al folclor de cada país que integra América Latina, donde lo mismo aparece Pelé, un mariachi, el Che Guevara o los edificios prehispánicos, forman la propuesta To Be Continued, de la artista brasileña Regina Silveira. Una nota de Paula Carrizosa para La Jornada:
Con esta obra se inicia la exposición América Latina 1960-2013: fotos + textos que este sábado se inaugura al medio día en el Museo Amparo (calle 2 Sur 708, Centro Histórico).
La muestra reúne más de 400 piezas en soportes como fotografía, collage, fotomontaje, serigrafía, offset, performance y video experimental, creadas por 72 artistas de 11 países latinoamericanos.
Proveniente de Fondation Cartier y de su exposición en París, la muestra propone una compleja perspectiva de la historia de América Latina, sus cuestiones políticas, su censura y violencia mediante un recorrido que gira en torno a cuatro núcleos: Territorios, Ciudades, Informar/ Denunciar y Memoria e identidad, con los que se crea un diálogo entre artistas, geografías y contextos.
Proyecto con la Fondation Cartier
En conferencia de prensa, el director del Museo Amparo, Ramiro Martínez, destacó que América Latina... es resultado de la colaboración entre ese recinto y la Fondation Cartier en un proyecto que comenzó hace casi dos años.
A la par, continuó, responde a la línea de investigación sobre fotografía que se trabaja en el museo poblano desde hace seis años que ha derivado en exposiciones acerca de artistas como Graciela Iturbide, Manuel Álvarez Bravo y Kati Horna.
Por su parte, Leanne Sacramone, curadora de la Fondation Cartier, mencionó que como parte del 30 aniversario de la institución se han montado, en su sede en París, una serie de exposiciones relacionadas con uno de los compromisos de la organización desde su apertura en 1984: el apoyo al arte contemporáneo.
«Ha sido un reto ambicioso pero estamos orgullosos de esta colaboración, de conjuntar a 72 artistas en torno a varios puntos en común con proyectos pluridisciplinarios.
«Ángeles Alonso fue clave en la construcción con una línea teórica, por lo que esperamos que este sea el inicio de una larga colaboración para estar en México, país del que se reconoce su riqueza y diversidad», dijo.
Respecto de esa colaboración, Ángeles Alonso Espinosa, curadora de la muestra, señaló que América Latina 1960-2013: fotos + textos es un ejercicio de diálogos en varios niveles: entre instituciones, entre curadores, entre artistas y ahora entre obra y espectador.
Explicó además que el abordaje del texto y la imagen ocurre en varios sentidos. El primero de ellos, a partir de la relación entre literatura y fotografía que se ha cultivado en Latinoamérica desde los años 60 del siglo pasado.
El segundo caso gira en torno a la influencia de la poesía visual en el arte latinoamericano, a partir del teórico más importante del conceptualismo, Luis Camnitzer, o el caso de Simón Rodríguez –mentor de Bolívar–, quien hizo caligramas al mismo tiempo en que los hacía Stephane Mallarmé en París.
«Los artistas trataron de cambiar el modelo social a partir del lenguaje, de generar metáforas distintas para proponer otras cosas, de aprovechar el lenguaje para romper la linealidad», dijo.
Agregó que la muestra se puede asumir como una «exposición semántica», debido a que los artistas buscan la riqueza de la diversidad, la pluralidad de interpretaciones y el derecho a la diferencia.
Diálogos artistas-generaciones
Ángeles Alonso señaló que la tercera línea se refiere a la cultura de masas de los años 60, donde los artistas vieron en revistas, cartas postales y diarios, medios que servían para cuestionar la historia y la información, a la vez de archivos y formas de significación de su contexto.
Acerca de la temporalidad que se aborda en la exposición, de 1960 a 2013, la curadora explicó que se inicia en los años 60 en referencia a la Revolución cubana que es considerada un momento crucial en la historia de Latinoamérica, a partir de figuras como el Che Guevara y Simón Bolívar, este último con su «sueño» de unificación subcontinental.
«No es una muestra cronológica ni geográfica; hay ejes temáticos que no son arbitrarios ni se impusieron, sino que nacieron en el encuentro, con el planteamiento de preguntas y cuestionamientos similares, con la finalidad de crear diálogos entre artistas y generaciones».
Destaca que a la par de la exposición, Fondation Cartier y el Museo Amparo elaboraron dos proyectos más. El primero fue la edición de un libro-catálogo con las plumas de tres reconocidos artistas, teóricos y/o curadores: Olivier Compagnon, Luis Camnitzer y Alfonso Morales Carrillo; y el segundo fue la realización del documental Revuelta(s), un recorrido de Fredi Casco y Renate Costa por varios países de América Latina durante seis meses, donde recogieron las voces de 30 de los 72 artistas que participan en la muestra.
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