lunes, mayo 30, 2016

Artes Plásticas / México: Inauguran «Arqueología: Biología» de Anish Kapoor

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«Como artista yo no tengo nada que decir», dijo ayer el artista indo-británico en la charla previa a la apertura de Arqueología: Biología. (Foto: Jaime Boites)

C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- La fantasía del objeto, su ambivalencia, su ser y su estar, «el objeto que se auto-manifiesta, que se auto-crea» es lo que interesa e intriga al artista indo-británico Anish Kapoor (1954). Virginia Bautista reporta para Excélsior.

Pero también el no objeto, el espacio vacío para llenarlo de oscuridad o de espejos, la nada que atemoriza, la materia que no se ve pero se intuye, como en un iceberg, las potencialidades de la no masa y la ilusión del color.

El escultor busca todos estos conceptos en la materia con que confecciona sus esculturas monumentales, confesó ayer en el conversatorio que tuvo ante más de 500 jóvenes en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), donde se inauguró la muestra Arqueología: Biología, la primera en América Latina, que reúne 23 de sus obras.

«También es importante decir desde el principio que como artista yo no tengo un mensaje, no tengo nada que decir. Más bien quiero abstraerme, quiero estar fuera de la ecuación.

«Tal vez sea imposible que un autor no sea parte de la ecuación, pero lo que sí sé, lo que he aprendido, es que las ideas son absolutamente irrelevantes: ¿a quién le importa lo que yo sé? Todos sabemos algo. Es como si el artista tuviera que aprender de alguna forma a ir más allá de lo que sabe», comentó.

Quien exhibe en tres salas del MUAC una selección de su trabajo creativo realizado de 1980 a 2016 confesó que siempre está tratando de conectarse con la idea de que «la oscuridad es una condición que todos conocemos, no es sólo el apagar la luz o el vacío, es como si contuviéramos un espacio más grande que nosotros mismos, más oscuro de lo que podemos imaginar y que vive en la frontera del temor».

Para el creador de piezas como Mi patria roja, la estética y el miedo son muy cercanos. «Son obras peligrosas y profundas, el salto al vacío que evocan no es una propuesta estética, realmente es muy peligroso».

Kapoor contó que siempre trabaja en su estudio, al que va diario. «Tengo un horario de trabajo y una vida común y corriente y sólo con eso viene el contacto y el significado. Este quehacer diario me llevó a momentos de invención. Lo que yo sé no interesa, sino lo que puede salir del proceso.

«Cuando uno tiene algo que decir lo dice, pero esa correspondencia poética, el potencial entre el significado y el objeto en sí es algo que me interesa profundamente, porque lo veo como un proceso abierto y creativo», explicó.

Pide también que su espectador sea creativo. «Eso no significa que hacemos arte para un observador, no se puede hacer esto, sólo se puede hacer arte para uno mismo. Hay claramente un espacio entre los dos y es activo, para mí eso es esencial», añadió.

El egresado de la Chelsea School of Art habló del tiempo y del espacio, de cómo este último se puede voltear hacia fuera o hacia adentro, de que el exterior y el interior no son la misma cosa y cómo la mayor parte del universo es materia oscura.

Después de casi dos horas de compartir sus conceptos y proyectar imágenes de su obra en el espacio público de diversos países, acompañado al final por el investigador y crítico de arte Cuauhtémoc Medina y por la curadora de la muestra Catherine Lampert, Kapoor inauguró la exposición en medio de una multitud que esperaba ansiosa.

Miles de personas se volcaron a las salas para observar las esculturas que fueron transportadas en tres barcos y 20 contenedores desde Southampton, Reino Unido. Después de hacer una larga fila, los espectadores recorrían con prisa las piezas y no resistían el deseo de tomarse numerosas selfies, sobre todo frente a las que tenían espejos. Esta obsesión de pararse de manera constante en grupo frente a las obras afectaba el disfrute de éstas.

Piedras, grietas, pequeñas montañas de figuras de cemento, bloques de colores y oquedades que invitan a perderse en la nada fue el universo que descubrieron los visitantes que recorrieron el primer día los más de dos mil metros de exhibición.

El MUAC se ubica en Insurgentes Sur 3000, en el Centro Cultural Universitario.


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