lunes, septiembre 05, 2016

Artes Plásticas / México: Sin proyecto ni convocatoria; Pabellón de México, Bienal de Venecia

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La Secretaría de Cultura y el INBA han retrasado nuevamente la publicación de la convocatoria para representar al país en el encuentro de arte más antiguo e influyente del mundo. (Foto: Edgar Hernández)

C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de septiembre de 2016. (RanchoNEWS).- México va, nuevamente, con retraso a la 57ª. Bienal de Venecia. Faltan nueve meses para la apertura del encuentro (mayo 2017) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) no ha publicado la convocatoria para seleccionar el proyecto que ocupará el pabellón Sala de Armas, en el Antiguo Complejo Naval y Militar conocido como Arsenal. Una condición recurrente en la representación mexicana y concretamente en las últimas dos ediciones a cargo de María Cristina García Cepeda, directora del INBA. Sonia Ávila reporta desde la ciudad de México para Excélsior.

Países latinoamericanos como Chile o Argentina comenzaron el proceso para elegir su proyecto desde mayo de este año, y a nivel internacional 27 pabellones nacionales ya anunciaron su programación oficial: Irak, Israel, Taiwán, Singapur, Finlandia, Malta, Nueva Zelanda, entre otros.

Mientras tanto, García Cepeda dijo a Excélsior que «pronto» se anunciará la convocatoria; pero no precisó fecha. «Estamos ya por sacar la información, la convocatoria, estamos a tiempo».

Curadores y artistas, que han participado en ediciones anteriores, no opinan lo mismo. Aseguran que el plazo se agota para elegir y producir una obra de gran magnitud, y el curador y artista a cargo trabajarán a marchas forzadas sin un motivo válido para el retraso. Esta situación refleja que a una década de que México reanudó su participación en la Bienal de Venecia (2007), y con un pabellón comprometido por 20 años, no existe una estructura que dé continuidad al proyecto.

En ello coinciden los curadores Cuauhtémoc Medina y Bárbara Perea, y el artista Rafael Lozano-Hemmer, quienes dicen no existe un argumento para demorar el proceso. Medina, quien curó el Pabellón de México en la edición 53ª. con obra de Teresa Margolles, considera que es una falla sistemática: «Este país lleva a la fecha casi diez años con el compromiso de hacer el pabellón, y uno supone que después de una década tiene que haber un orden mínimo. No hay oficina, pública o privada, que a una década de tropiezos pueda no haber aprendido algo».

García Cepeda argumentó que el retraso de la convocatoria fue porque esperaba el anuncio de la curadora oficial y del tema general. Pero este argumento no se sostiene porque el Consejo Directivo de la bienal nombró el 22 de enero pasado, hace siete meses, a Christine Macel como directora artística de la 57a Exposición Internacional de Arte. Además, la propuesta curatorial de los pabellones nacionales es independiente a la exposición internacional.

«La mayoría de los países tiene seleccionados a sus artistas con uno o dos años de antelación para darles oportunidad de desarrollar un proyecto acorde con la importancia del acontecimiento. Es absurdo esperar hasta ahora para sacar la convocatoria», señala Lozano-Hemmer, artista que reabrió la participación de México con el proyecto Algunas cosas pasan más veces que todo el tiempo (2007).

Repetir el patrón de retraso es, para los entrevistados, una muestra de la ineficacia de las administración cultural. En 2013, Cordiox, el proyecto de Ariel Guzik con la curaduría de Itala Schmelz, se anunció en febrero de ese mismo año; y en cuatro meses se produjo la instalación que se montó en la ex-iglesia de San Lorenzo. Tania Candiani y Luis Felipe Ortega, quienes participaron en 2015 con Possessing Nature, se construyó en seis meses; su anuncio fue en noviembre de 2014.

El próximo proyecto tendrá un calendario similar. «Preocupa que está el convenio de usar el pabellón en el Arsenal firmado por 20 años, pero es todavía un proceso de ensayo y error, y con las reformas de la Secretaría de Cultura, me imagino que provoca los retrasos, imagino que los recursos no fluyen con celeridad», señala Perea.

Medina participó como jurado en la selección del proyecto para el pabellón de Chile y contó que desde mayo se abrió la convocatoria; en agosto se realizó la entrevista con curadores preseleccionados y el viernes pasado se anunció al artista y curador ganadores. «Estamos hablando de un proceso que tomó cuatro meses de desarrollo. Es muy extraño que teniendo el espacio comprometido sin que haya habido golpe de Estado o la caída de un encargado que pudiera ser excusa, la gente del aparato de gobierno de México diga ya merito».

La participación de México en la bienal ha estado marcada por acuerdos no cumplidos. En 2012, Teresa Vicencio, exdirectora del INBA, y Alessandra Vettori, directora de la Dirección Patrimonio y Casa de Venecia, firmaron un convenio de comodato para que México ocupara la ex-iglesia de San Lorenzo como sede durante nueve años que empezarían a contar en 2015.

Pero con la llegada de Rafael Tovar y de Teresa al desaparecido Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), este convenio se deshizo por falta de presupuesto para dar mantenimiento al espacio del siglo VI. Entonces en 2013, el INBA firmó con la Fondazioine La Biennale di Venezia otro acuerdo para ocupar la Sala de Armas en el antiguo complejo naval y militar el Arsenal, como pabellón de México. (Excélsior, 2/JUNIO/2014)

El gobierno mexicano hizo un único pago de 21 millones 444 mil pesos, y es responsable del espacio de 250 metros desde mayo de 2014. El INBA no podrá cancelar el acuerdo hasta el cuarto año transcurrido (2018), y en tal caso deberá avisar a la Fondazione al menos con 24 meses de anticipación. Con ello se descartó el contrato de comodato que la administración de Consuelo Sáizar hizo con la comuna de Venecia para tener la ex-iglesia de San Lorenzo.

Limitar el plazo a unos meses para la conceptualización, la producción y el montaje de una instalación de gran formato resulta un trabajo de riesgo. En el sentido quedar como un proyecto de menor calidad, no contar con materiales necesarios y concluir con retraso los recursos complementarios como catálogo de exposición. Bárbara Perea recuerda que mucho material de construcción de la pieza deben adquirirse en Venecia, y llegar tarde significa no alcanzar proveedores. «Yo siento el tiempo justo, si tuviéramos un proyecto definido y lanzarse a la producción serían suficientes estos meses, pero empezar desde la convocatoria no», opina.

Lozano-Hemmer añade que los artistas mexicanos sufren una desventaja comparativa con colegas de otros países. Además, la incapacidad de hacer las cosas a tiempo significa que los costos se encarecen. La falta de profesionalismo en la organización del pabellón, provoca desánimo en los artistas candidatos a participar, opina Medina. Se convierte en un trabajo de riesgo, y en algún momento el concurso de selección quedará desierto, afirma.


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