lunes, noviembre 20, 2017

Fotografía / México: Rogelio Cuéllar clasifica ya su acervo fotográfico de 50 años

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María Luisa Severiano
La idea es que el público vea las fotos a la manera de «una hoja de contacto prácticamente», tanto investigadores, periodistas y editores como personas interesadas en adquirir alguna, explica Rogelio Cuéllar (CDMX, 1950), en su casa, en entrevista con La Jornada. (Foto: María Luisa Severiano)

C iudad Juárez, Chihuahua. 16 de noviembre de 2017. (RanchoNEWS).- El fotógrafo Rogelio Cuéllar (CDMX, 1950) siempre se ha planteado que su archivo permanezca en México. Merry MacMasters reporta para La Jornada.

«Que me lo compren y esté vivo. No quiero que se quede embodegado en una institución. Quiero vivir de mi archivo en vida», afirma en entrevista con La Jornada.

Por ello considera que con 250 retratos de la literatura mexicana: Colección Rogelio Cuéllar, proyecto que consiste en rescatar, preservar y difundir las fotografías de igual número de escritores nacionales y latinoamericanos tomadas durante medio siglo, se adelanta a la clasificación de su vasto acervo.

La página web rogeliocuellar.mx, que tiene acceso a esta base de datos, se dará a conocer hoy el Centro de la Imagen, en un acto que se inscribe en la celebración en 2018 por su medio siglo de fotógrafo.

Al respecto, Cuéllar explica que es una iniciativa organizada por Juan Carlos Oliver, diseñador de Ediciones Era, quien siempre le pedía fotos que de momento no encontraba.

Oliver propuso que fueran 250, y digitalizar 10 mil negativos; sin embargo después de 10 meses de trabajo se alcanzó la suma de 400 y más de 50 mil negativos «sólo de escritores», porque de los artistas la cantidad «fácil» se duplica, apunta María Luisa Passarge, asesora del proyecto. Valeria Vega se encargó de la investigación y catalogación.

Las fotos fueron seleccionadas por Cuéllar, porque sería imposible incluir todas las que ha tomado, pues tan sólo de Carlos Fuentes son 2 mil 289 negativos; de Octavio Paz, mil 800; de José Emilio Pacheco, mil 308; de Jaime Sabines, mil 255; de Carlos Monsiváis, mil 200, hasta el momento, sin contar lo que llama el archivo cruzado, es decir, tomas hechas en alguna conferencia, mesa redonda o coloquio.

La idea, adelanta Cuéllar, es que el público vea las fotos a la manera de una hoja de contacto prácticamente, tanto investigadores, periodistas, editores, como personas interesadas en adquirir alguna.

Tienen una ficha técnica mínima: nombre del retratado, lugar de nacimiento, fallecimiento si es el caso, tipo de obra que hace y los formatos de los negativos. Las imágenes están en baja resolución y no llevan sello de agua, para utilizar se deben comprar los derechos.

También se pretende que el proyecto se amplíe hacia los múltiples universos que Cuéllar ha trabajado.

Respecto de los temas que han llamado la atención del fotógrafo, asevera: «Fundamentalmente mi época de reportero gráfico, los movimientos sociales que me tocaron desde el 68, luego cuando se fundó el Partido Socialista Unificado de México, el Partido de los Trabajadores, el Partido de la Revolución Democrática, las campañas electorales de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid –Hector García contrataba a un grupo de fotógrafos, entonces íbamos–. Luego, mi paso por la revista Proceso, La Jornada, y antes la foto que hice para Sucesos para todos, mi época de Revista de revistas. Tengo buen bagaje de fotoperiodismo».

Interés por la fotografía callejera

En 2018 cuando se conmemore el medio siglo del movimiento estudiantil del 68, Rogelio Cuéllar tiene fotos «no del 2 de octubre, aunque sí de días antes y posteriores, y de todas las manifestaciones y mesas redondas que hubo porque trabajaba en el área de difusión cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tengo todo, menos la marcha que encabezó el rector Javier Barros».

También están los rubros de los artistas, el desnudo, el paisaje urbano y rural, los reportajes, la fotografía de autor y su proyecto Huellas de una presencia, que continúa. «En cada viaje camino y fotografió, en el sentido de la tradición de Manuel Álvarez Bravo y Henri Cartier-Bresson. Es la fotografía callejera que me gusta mucho».

Cuéllar desde que comenzó tuvo la «intuición» de que la fotografía tenía un valor como documento histórico, entonces clasificaba su trabajo. En esta era digital no ha abandonado lo analógico, así que suele llevar tanto su cámara Hasselblad, como una digital.

Reconoce que lo digital lo ha rebasado en cuanto a clasificación: «Ahora me dan mucha inseguridad los soportes de lo digital; en cambio, tengo negativos de los años 60 del siglo pasado que están impecables. Lo digital, apunta, tiene ventajas en cuanto a inmediatez y la transmisión de la información».

Para 250 retratos de la literatura mexicana se contó con un apoyo del programa de coinversión del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 2016-2017. El proyecto también será el «detonador» de una serie de exposiciones, publicaciones y actividades que organizan María Luisa Passarge y la escultora Isadora Cuéllar, hija del fotógrafo, que comenzarán el año entrante para festejar sus 50 años en ese arte. Para 2019 se pretende montar una exposición en el Museo del Palacio de Bellas Artes.


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