martes, marzo 09, 2021

Libros / «Morderse la lengua. Corrección política y posverdad» de Darío Villanueva

Darío Villanueva. (Foto: José Antonio Fernández)

C iudad Juárez, Chihuahua. 9 de marzo de 2021. (RanchoNEWS).-El exdirector de la Real Academia Española Darío Villanueva (Villalba, Lugo, 1950) acaba de publicar Morderse la lengua. Corrección política y posverdad (Espasa), un libro en el que trata estos dos fenómenos en auge que «tocan de lleno la relación entre lengua y sociedad», explica a El Cultural. Y al escribirlo ha hecho precisamente lo contrario de lo que dice su título. Si hablamos de corrección política, Villanueva no se muerde la lengua. Y si hablamos de posverdad, el autor se niega a «comulgar con ruedas de molino», otro dicho popular con el que podría haber titulado este libro en el que habla de otros fenómenos adyacentes a estos dos, como la «tolerancia represiva», la cultura de la «cancelación», el «sentimentalismo tóxico», la «deconstrucción de los cánones» y otras cuestiones que caracterizan a nuestra época líquida, que llama «la era Post», todo ello con referencias al «doblepensar» y la «neolengua» de la famosa distopía orwelliana 1984.

A estas alturas ya sabemos bien que el lenguaje de la corrección política es aquel que trata de no herir la sensibilidad de ningún colectivo. «Es el territorio del eufemismo, del circunloquio y sobre todo de la censura», asegura Villanueva, muy crítico con este tipo de lenguaje impuesto. ¿Significa eso que deberíamos hablar siempre libremente y sin miramientos de ningún tipo? «Nos mordemos la lengua continuamente de manera voluntaria por razón de cortesía, de oportunidad, de respeto, de conveniencia. Otra cosa es tener que morderse la lengua obligatoriamente porque nos lo imponen», considera el ocupante del sillón D de la RAE, que no solo aborda los aspectos netamente lingüísticos de estos fenómenos, sino que se adentra en el terreno de la psicología social, la política y vierte sus propias opiniones al respecto. De hecho, relaciona la corrección política con «la cultura de la cancelación», esa tendencia a vetar —o intentarlo— en todos los ámbitos de la esfera pública a quien no respete las leyes de la corrección política. Pasa continuamente. Lo hemos visto hace poco, con J. K. Rowling, acusada de tránsfoba por burlarse del uso del término «persona menstruante» en vez de «mujer» y cuyos libros han sido vetados en muchas librerías. Villanueva pone otro caso más extremo «y tristísimo»: el del profesor Antonio Calvo, que enseñaba español en Princeton y fue despedido por «acoso sexual verbal» por decirle a un alumno que dejara de «tocarse los cojones». Cuatro días después se suicidó.

Una nota de Fernando Díaz Quijano para El Cultural