.
El escritor francés presenta en España Ella y él, un homenaje a las comedías del cine clásico de Hollywood. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El escritor francés afincado en Nueva York Marc Lévy (Boulogne-Billancourt, Francia, 1961), a su paso por la Feria del Libro de Madrid, este año dedicada a la literatura francesa, atiende a El Cultural en el Instituto Francés para hablarnos de la novela que presenta ahora en España, Ella y él (Planeta), un spin-off de su primer libro, Ojalá fuera cierto, que fue un enorme éxito de ventas en todo el mundo. La conexión entre aquella y esta es Paul, un escritor profundamente pudoroso que establece una relación con una actriz llamada Mia a través de una web de contactos. Lévy homenajea a las comedias del cine clásico de Hollywood y añade una muesca más a una prolífica carrera que se contabiliza a libro por año. Javier Yuste lo entrevista para El Cultural.
¿Qué le ha parecido la Feria del Libro de Madrid en su primera visita?
La adoro. Me encanta que sea al aire libre y me encanta la distribución de las casetas, como si fueran pequeños pueblos de un inmenso país. La afluencia de público es impresionante, la Feria está llena de vida y tengo unas ganas inmensas ya de volver. En Madrid además se come muy bien y la gente es muy simpática así que puedes ir diciéndome las fechas de la Feria del año que viene...
Presenta ahora en España Ella y él mientras está promocionando otro libro ya en Francia... ¿Cómo se vive esta circunstancia?
Es difícil. A veces me cuesta entender de qué libro me están preguntando cuando voy de promoción a un determinado país, experimento esa especie de decalaje. Pero también tiene su lado bueno ya que me permite volver a encontrarme con personajes tan queridos como Paul y Mia. Cuando se habla de un libro, se habla de personajes y ellos son mis amigos. Incluso estoy empezando a pergeñar estos días una segunda parte para ellos.
¿Cuál fue el origen de Ella y él?
El origen es múltiple. Por un lado tenía ganas de escribir una comedia elegante, con ese humor tan característico de las comedias americanas de los años 50, con Cary Grant o Audrey Hepburn, gente normal que destila una gran elegancia en el alma. Son personajes que intentan demostrar por todos los medios que son personas muy fuertes y seguras de sí mismas, pero en realidad son súper frágiles. Después el origen está también relacionado con mi primer libro, Ojala fuera cierto, en el que aparecía Paul. Era un personaje secundario, pero se me había quedado en la cabeza y tenía la certeza de que no se había dicho todo sobre él. Era proactivo tanto en aquel libro como en la continuación del mismo Volver a verte, pero siempre en un segundo plano. No destaca por la valentía y por eso me parecía que era interesante darle el protagonismo. Cuando alguien menciona una frase de alguno de sus libros, ya que es escritor, él siempre dice que es de otro. Es esa clase de persona.
¿Cuál es el principal conflicto para Paul en este libro?
Duda de su legitimidad. Es un personaje que escribe para cubrir su pudor enfermizo y piensa que si alguien lo descubre, quedará como un impostor.
¿Comparte con este personaje más rasgos que con otros que ha creado por el hecho de dedicarse ambos a lo mismo?
Si, claro, sobre todo compartimos lo que te comentaba antes: el pudor.
Escribe una novela prácticamente cada año. ¿Dónde está el secreto?
En el trabajo. Me gustaría decir que es una forma de inteligencia particular pero en realidad no es más que el trabajo.
¿Cómo es el proceso?
Escribir es muy difícil porque hay que pasar mucho tiempo soñando. Hay que soñar teniendo el espíritu muy abierto e imaginando aquello que puede ser posible. En la vida siempre hay que estar atento a los pequeños detalles y escuchar detenidamente. Por ejemplo, es curioso que en los intercambios cotidianos de palabras siempre seamos hipócritas. Si le preguntas a alguien '¿cómo estás?' realmente te da igual la respuesta. Además si fueras sincero y le contarás a alguien la verdad, probablemente que tu vida es un desastre, no sé cómo reaccionaría tu interlocutor. Pero lo interesante para un escritor es que se produzca un diálogo. La relación de un escritor con sus personajes es similar, tiene que estar atento a todo, a cada detalle y mentira.
Pese a poner énfasis en lo cotidiano casi todas sus novelas dejan margen para lo imposible y lo inesperado...
Muchas veces uno va en el tren y piensa que estaría genial que pasara cualquier cosa. Ahí entra en juego la imaginación, que está muy relacionada con el aburrimiento. Un día iba en el metro con dos personas sentadas justo enfrente y teníamos por delante un viaje de media hora. Empecé a imaginar que ella se giraba y le decía a la persona que estaba sentada a su lado que se acababa de enamorar locamente de él. Empiezas a imaginar y se acaba el aburrimiento. En este desequilibrio puede entrar lo imposible siempre y cuando retengas solo aquello que pueda aportar algo a la historia.
Ha cambiado mucho de registro en sus novelas...
Sí, nunca quise encerrarme en un único género. Tengo mucha suerte y pienso que para mantenerla tengo que trabajar muchísimo. Por respeto a todos mis lectores no quería escribir siempre la misma historia. Por eso tomo riesgos, porque nada me hace más feliz que cuando viene un lector y me pregunta a dónde lo voy a llevar este año. A mí es lo que me gusta de directores de cine como Woody Allen o Pedro Almodóvar. Me encanta explorar géneros.
¿Qué se siente al contar con el favor de los lectores?
Solamente felicidad. Soy consciente de que no he inventado ninguna cura de nada, pero la alegría de escribir algo reside en poder compartirlo con mucha gente. Sin embargo, estarías falseando la historia si piensas en esto mientras escribes. El momento de escribir es el momento de estar conectado con los personajes, igual que un director de una película está concentrado con la historia y no está filmando al público. El resto del año es una felicidad inmensa.
¿Cómo cree que será la novela del futuro?
Hay que pensar un poco en el momento en el que vivimos: internet, contenidos gratis, videos, series... En la época de mis padres veían una película y el resto del tiempo se aburrían a morir y la lectura era la única escapatoria para muchos. Ahora estamos conectados todo el tiempo, incluso por la noche. Mucha gente vaticinó que esto acabaría con la lectura pero viendo por ejemplo la Feria del Libro llena a rebosar, está claro que la lectura mantiene esa magia. Dentro de 200, 300 o 500 años se seguirá leyendo. No importa el soporte, al final solo cuentan las historias.
REGRESAR A LA REVISTA
martes, mayo 31, 2016
Noticias / Polonia: El Gobierno polaco quiere entregar a Roman Polanski a Estados Unidos
.
El cineasta. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El Gobierno polaco ha anunciado que va a recurrir la decisión del Tribunal Supremo del país en contra de la extradición del cineasta Roman Polanski, de 83 años, a Estados Unidos, donde está condenado desde 1977 por abuso de menores. El ministro de Justicia y fiscal general de Polonia, Zbigniew Ziobro, ha anunciado la intención de impulsar el proceso de entrega a las autoridades norteamericanas. El director de cine, que reside habitualmente en París -tiene también nacionalidad francesa y Francia no tiene acuerdo de extradición con EE UU- mantiene una batalla judicial de casi 40 años con Estados Unidos, que parecía haber acabado, al menos en Polonia, el pasado noviembre. Una nota de la redacción de El País.
«He decidido presentar un recurso contra la sentencia del Tribunal Supremo que decidió no extraditar a Polanski a EE UU, que le acusa de un terrible delito contra la infancia, de la violación de una niña», ha dicho el ministro, según la agencia estatal de noticias PAP.
La noticia llega meses después de que la propia fiscalía de Cracovia (Polonia) decidiera en noviembre no recurrir la sentencia que rechazó la petición de extradición a Estados Unidos del cineasta, que tiene piso en Cracovia, ciudad en la que pasó parte de su infancia y donde estuvo la semana pasada.
El abogado de Polanski se esperaba una decisión como esta del Gobierno polaco, dirigido por la ultraconservadora Beata Szydlo: «Ziobro dijo que lo iba a hacer, pero de momento preferimos no comentar nada hasta saber si ya ha recurrido o si está a punto de hacerlo», ha declarado el letrado Jerzy Stachowicz a la agencia France Presse
EE UU solicitó al país la detención de Polanski en 2014, durante una notoria visita del director a Varsovia, aunque entonces las autoridades hicieron caso omiso. Fue el pasado enero, tras una nueva petición estadounidense, cuando la Fiscalía de Cracovia decidió aplicar el tratado de extradición bilateral sin condiciones, aunque desechó detener al cineasta, como habían pedido las autoridades norteamericanas.
La pesadilla para el oscarizado director se remonta a 1977, cuando fue denunciado por violación a Samantha Geimer, de 13 años, después de una sesión fotográfica en la casa de Jack Nicholson en Los Ángeles. Tras declararse culpable, fue puesto en libertad bajo fianza tras pasar 42 días en la cárcel. Huyó de Estados Unidos al año siguiente, mientras estaba en libertad bajo fianza de 2.500 dólares, pensando que el juez anularía el acuerdo y lo enviaría a prisión durante años.
Aunque el cineasta llegó hace años a un acuerdo económico con Geimer (esta retiró los cargos) y cree que sus décadas de exilio ya han sido suficiente castigo, el pasado diciembre un tribunal de Los Ángeles rechazó la petición de su defensa para cerrar definitivamente el caso, lo que le impide en la práctica pisar Estados Unidos.
REGRESAR A LA REVISTA
El cineasta. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El Gobierno polaco ha anunciado que va a recurrir la decisión del Tribunal Supremo del país en contra de la extradición del cineasta Roman Polanski, de 83 años, a Estados Unidos, donde está condenado desde 1977 por abuso de menores. El ministro de Justicia y fiscal general de Polonia, Zbigniew Ziobro, ha anunciado la intención de impulsar el proceso de entrega a las autoridades norteamericanas. El director de cine, que reside habitualmente en París -tiene también nacionalidad francesa y Francia no tiene acuerdo de extradición con EE UU- mantiene una batalla judicial de casi 40 años con Estados Unidos, que parecía haber acabado, al menos en Polonia, el pasado noviembre. Una nota de la redacción de El País.
«He decidido presentar un recurso contra la sentencia del Tribunal Supremo que decidió no extraditar a Polanski a EE UU, que le acusa de un terrible delito contra la infancia, de la violación de una niña», ha dicho el ministro, según la agencia estatal de noticias PAP.
La noticia llega meses después de que la propia fiscalía de Cracovia (Polonia) decidiera en noviembre no recurrir la sentencia que rechazó la petición de extradición a Estados Unidos del cineasta, que tiene piso en Cracovia, ciudad en la que pasó parte de su infancia y donde estuvo la semana pasada.
El abogado de Polanski se esperaba una decisión como esta del Gobierno polaco, dirigido por la ultraconservadora Beata Szydlo: «Ziobro dijo que lo iba a hacer, pero de momento preferimos no comentar nada hasta saber si ya ha recurrido o si está a punto de hacerlo», ha declarado el letrado Jerzy Stachowicz a la agencia France Presse
EE UU solicitó al país la detención de Polanski en 2014, durante una notoria visita del director a Varsovia, aunque entonces las autoridades hicieron caso omiso. Fue el pasado enero, tras una nueva petición estadounidense, cuando la Fiscalía de Cracovia decidió aplicar el tratado de extradición bilateral sin condiciones, aunque desechó detener al cineasta, como habían pedido las autoridades norteamericanas.
La pesadilla para el oscarizado director se remonta a 1977, cuando fue denunciado por violación a Samantha Geimer, de 13 años, después de una sesión fotográfica en la casa de Jack Nicholson en Los Ángeles. Tras declararse culpable, fue puesto en libertad bajo fianza tras pasar 42 días en la cárcel. Huyó de Estados Unidos al año siguiente, mientras estaba en libertad bajo fianza de 2.500 dólares, pensando que el juez anularía el acuerdo y lo enviaría a prisión durante años.
Aunque el cineasta llegó hace años a un acuerdo económico con Geimer (esta retiró los cargos) y cree que sus décadas de exilio ya han sido suficiente castigo, el pasado diciembre un tribunal de Los Ángeles rechazó la petición de su defensa para cerrar definitivamente el caso, lo que le impide en la práctica pisar Estados Unidos.
REGRESAR A LA REVISTA
Cine / México: La Cineteca abrirá sus puertas a la exposición «Stanley Kubrick»
.
Imagen de Naranja Mecánica. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Luego de presentarse en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, la exposición Stanley Kubrick, organizada por el Deutsches Filmmuseum Frankfurt am Main, en colaboración con Christiane Kubrick y Jan Harlan, llegará en diciembre a la Cineteca Nacional. Una entrega de Notimex.
Así lo adelantó a Notimex Alejandro Pelayo, director de la Cineteca Nacional, quien aseguró que aunque ya está curada, «nosotros la montamos y adaptaremos a los tres pisos de nuestra galería».
Se trata de la retrospectiva de uno de los iconos de la historia del cine internacional que muestra de manera cronológica su carrera cinematográfica, desde sus primeras fotografías, hasta su último filme, Ojos bien cerrados (1999).
La exhibición se compone de mil objetos, entre fotografías, modelos, posters, guiones, cámaras, maquetas, objetos y diseños de vestuario y producción, que repasan de manera cronológica la carrera de Kubrick, uno de los cineastas con mayor influencia en el Séptimo Arte, fue pionero en efectos especiales y avances tecnológicos en cámaras de cine.
Asimismo, exhibirá cada una de sus películas: guiones, borradores, cuadernos, correspondencia, documentos de investigación de preproducción, cientos de fotografías, vestuarios y accesorios, así como objetos únicos como el hijo de las estrellas y el traje de mono de 2001: Odisea del espacio (1968).
Además, la muestra contiene documentación extraída del Stanley Kubrick Archive, incluyendo documentos inéditos que ilustran sus métodos de trabajo como cineasta.
Stanley Kubrick inició su periplo en Alemania y desde entonces ha recorrido distintos países y en México será su segunda oportunidad, luego de que se expusiera el año pasado en un reconocido museo de Monterrey.
REGRESAR A LA REVISTA
Imagen de Naranja Mecánica. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Luego de presentarse en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, la exposición Stanley Kubrick, organizada por el Deutsches Filmmuseum Frankfurt am Main, en colaboración con Christiane Kubrick y Jan Harlan, llegará en diciembre a la Cineteca Nacional. Una entrega de Notimex.
Así lo adelantó a Notimex Alejandro Pelayo, director de la Cineteca Nacional, quien aseguró que aunque ya está curada, «nosotros la montamos y adaptaremos a los tres pisos de nuestra galería».
Se trata de la retrospectiva de uno de los iconos de la historia del cine internacional que muestra de manera cronológica su carrera cinematográfica, desde sus primeras fotografías, hasta su último filme, Ojos bien cerrados (1999).
La exhibición se compone de mil objetos, entre fotografías, modelos, posters, guiones, cámaras, maquetas, objetos y diseños de vestuario y producción, que repasan de manera cronológica la carrera de Kubrick, uno de los cineastas con mayor influencia en el Séptimo Arte, fue pionero en efectos especiales y avances tecnológicos en cámaras de cine.
Asimismo, exhibirá cada una de sus películas: guiones, borradores, cuadernos, correspondencia, documentos de investigación de preproducción, cientos de fotografías, vestuarios y accesorios, así como objetos únicos como el hijo de las estrellas y el traje de mono de 2001: Odisea del espacio (1968).
Además, la muestra contiene documentación extraída del Stanley Kubrick Archive, incluyendo documentos inéditos que ilustran sus métodos de trabajo como cineasta.
Stanley Kubrick inició su periplo en Alemania y desde entonces ha recorrido distintos países y en México será su segunda oportunidad, luego de que se expusiera el año pasado en un reconocido museo de Monterrey.
REGRESAR A LA REVISTA
lunes, mayo 30, 2016
Cine / Entrevista a John Landis
.
El veterano director norteamericano ha visitado España para recibir el premio Maestro del Fantástico que otorga el recién concluido Festival Nocturna. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- La cultura pop de los ochenta viene marcada por la creatividad de un hombre que supo manejarla y transformarla como pocos. John Landis (Chicago, 1950) es el director del vídeo de Thriller, de Michael Jackson, y de un puñado de películas como The Blues Brothers (1980), Un hombre lobo americano en Londres (1981), Entre pillos anda el juego (1983) o El príncipe de Zamunda (1988) así como la serie La dimensión desconocida, que marcaron a fondo la cultura de los 80. Terror y comedia han sido los géneros transitados por un autor que protesta porque «la gente ve una comedia, se parte de risa y cuando les preguntas si les ha parecido buena la película te dicen que regular. Nunca lo entenderé». Risueño y dicharachero, Landis ha visitado España para recibir el premio Maestro del Fantástico que otorga el recién concluido Festival Nocturna. Espantado por el ascenso de Trump, Landis nos explica por qué el Hollywood de hoy es más solemne y aburrido que el de los años 80, los males de internet y la locura de Michael Jackson. Juan Sardá lo entrevista para El Cultural.
En los años 80 el cine de Hollywood estaba lleno de humor. Hoy no hay superhéroe que no arrastre un trauma profundo y doloroso. ¿Se ha vuelto la cultura pop más aburrida?
Hay algunas excepciones. Deadpool no creo que sea maravillosa pero tiene sentido del humor. No me gusta que sea una película tan violenta, pero sí que no se toma tan en serio a sí misma. Internet ha hecho muchas cosas para que todo sea más aburrido y peligroso. La gente habla mucho del acceso a la información pero la mayoría de las veces es información engañosa o falsa. En Estados Unidos tenemos a un personaje grotesco como Trump, eso no pasaría sin internet porque ha hecho a la gente más estúpida. Ya no tienes por qué saber nada, simplemente lo pones en google.
En Entre pillos anda el juego o El príncipe de Zamunda se reía de esa América neoliberal que rinde culto al dinero. ¿El éxito de Trump es la apoteosis de eso?
A Trump lo encuentro grotesco, estoy muy enfadado y preocupado. Pero no solo es en Estados Unidos. En Austria por poco no eligen a un nazi como presidente. Hay signos positivos como el alcalde musulmán de Londres. Cuando ves cómo se trata a los refugiados te quedas de piedra, ¿cómo se puede tener miedo de esta gente? ¡Se están escapando! Es un tiempo extraño. En mi país la economía va bien, tenemos unos impuestos más bajos que en cualquier parte del mundo, ¡y la gente está enfadadísima! No lo entiendo. Creo que cuando Obama ganó la presidencia mucha gente se volvió loca. Hay un componente de racismo. Muchas de las cosas que han hecho los republicanos no tienen sentido como cuando cerraron el Gobierno. Van corriendo como locos diciendo: ¡Hay un negro en la Casa Blanca!
¿Le gusta cómo funciona el cine en tiempos de blockbusters multimillonarios y plataformas de vídeo bajo demanda (VOD)?
El negocio ha cambiado, no solo en Estados Unidos, en todas partes. Ahora mismo se gasta más dinero en promocionar y exhibir la película que en hacerla. Las campañas de marketing a nivel mundial son carísimas. El modelo de distribución es muy distinto. Muchas de mis películas como Entre pillos anda el juego o El príncipe de Zamunda funcionaron mejor el segundo fin de semana que el primero porque era muy importante el boca oreja y los cines les daban un tiempo a las películas para que crecieran. Ahora mismo a la tercera semana la película ya es vieja y lo más importante son los primeros tres días, si no funcionas bien al arrancar desapareces. Eso da mucho poder a gente que da mucho miedo.
¿Ve el futuro negro?
Siempre habrá buenos directores y buenas películas, solo que hay menos. Lo cual es contradictorio porque la tecnología permite hacer películas mucho más baratas. Lo que vemos es que la calidad encuentra otros lugares en los que desarrollarse como la televisión o las plataformas de VOD. Los cineastas tenemos que asumir que la gente ve películas en sus malditos Iphones aunque nos parta el corazón.
Como maestro de la comedia, ¿qué consejos daría a un director novel que quiera hacer reír?
¡Una comedia tiene que ser divertida! Los dos géneros más vapuelados son la comedia y el terror. Ambos tienen en común que requieren una respuesta física, una convulsión, o te ríes o te alteras. Por eso una comedia tiene que ser divertida y una película de terror tiene que dar miedo. Lo más curioso es que estos dos géneros son los que tienen menos respeto cuando son los más difíciles, es mucho más complicado triunfar con una película de terror o una comedia que con un drama. He visto muchas veces al público llorando de la risa y después les preguntas: ¿Te ha gustado? Y te dicen, «bueno». ¿Y es buena? «No». Eso da mucha rabia.
Su vídeo de Thriller cambió la cultura pop y anunció la nueva era del videoclip. ¿Cómo vivió ese fenómeno?
Cuando haces algo no eres consciente del impacto que puede tener. No sabes si le va a gustar a la gente. No es que estuviera pensando que Thriller fuera a cambiar la cultura pop. Michael Jackson me llamó cuando el disco ya llevaba un año en la calle y ya era el más vendido de la historia. Los vídeos de Bille Jean y Beat It habían sido enormes éxitos. A él le había gustado mucho Un hombre lobo americano en París, le gustaba mucho el trabajo de Rick Baker (mítico creador de efectos especiales) y quería convertirse en un monstruo. El quería hacer un corto de catorce minutos que se pudiera estrenar en cines.
¿Qué puede contarnos del proceso de creación?
Michael quería ser un hombre lobo adolescente pero a mí me parecía repetirme. Lo decidimos entre Michael, Rick y yo. No sé muy bien a quién se le ocurrió en algún momento la idea de un «hombre tigre», es un monstruo fantástico. Hasta entonces el vídeo más caro había costado 70 mil dólares y Thriller estaba presupuestado en medio millón. Michael dijo que lo pagaba de su bolsillo, él aun vivía con sus padres. Entonces se nos ocurrió que podíamos tener una hora de contenido si a los quince minutos del vídeo le añadíamos 45 del making off y se lo vendimos a una cadena por satélite que se llamaba Showtime. Entonces me llamó el jefe de MTV furioso y yo le dije que se lo habíamos ofrecido y habían dicho que no. Así que pusieron los 250 mil dólares que faltaban y tuvieron la segunda ventana porque Showtime tenía pocos suscriptores. Mi intención de todos modos es que de alguna manera llegara a los cines y se lo vendimos a Disney para que la exhibieran antes de Fantasia y lo que pasó fue que la gente pagaba la entrada, veían Thriller y se marchaban porque no estaban interesados en Fantasia. Entonces MTV mandó copias a todas las televisiones del mundo lo que para mí fue un fastidio porque quería estrenarla en cines y ya no pudimos pero el vídeo comenzó a estar por todas partes y triplicó sus ventas en unas semanas. Fue una locura.
¿Cómo era Michael Jackson?
El era muy infantil, tenía 22 años pero parecía que tuviera 18 y al mismo tiempo era muy profesional. Después volví a trabajar con él en 1991 para Black or White y había cambiado. Se había hecho cosas raras en su cara, aún me gustaba y seguía teniendo mucho talento, pero estaba muy distinto. Estaba loco.
REGRESAR A LA REVISTA
El veterano director norteamericano ha visitado España para recibir el premio Maestro del Fantástico que otorga el recién concluido Festival Nocturna. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- La cultura pop de los ochenta viene marcada por la creatividad de un hombre que supo manejarla y transformarla como pocos. John Landis (Chicago, 1950) es el director del vídeo de Thriller, de Michael Jackson, y de un puñado de películas como The Blues Brothers (1980), Un hombre lobo americano en Londres (1981), Entre pillos anda el juego (1983) o El príncipe de Zamunda (1988) así como la serie La dimensión desconocida, que marcaron a fondo la cultura de los 80. Terror y comedia han sido los géneros transitados por un autor que protesta porque «la gente ve una comedia, se parte de risa y cuando les preguntas si les ha parecido buena la película te dicen que regular. Nunca lo entenderé». Risueño y dicharachero, Landis ha visitado España para recibir el premio Maestro del Fantástico que otorga el recién concluido Festival Nocturna. Espantado por el ascenso de Trump, Landis nos explica por qué el Hollywood de hoy es más solemne y aburrido que el de los años 80, los males de internet y la locura de Michael Jackson. Juan Sardá lo entrevista para El Cultural.
En los años 80 el cine de Hollywood estaba lleno de humor. Hoy no hay superhéroe que no arrastre un trauma profundo y doloroso. ¿Se ha vuelto la cultura pop más aburrida?
Hay algunas excepciones. Deadpool no creo que sea maravillosa pero tiene sentido del humor. No me gusta que sea una película tan violenta, pero sí que no se toma tan en serio a sí misma. Internet ha hecho muchas cosas para que todo sea más aburrido y peligroso. La gente habla mucho del acceso a la información pero la mayoría de las veces es información engañosa o falsa. En Estados Unidos tenemos a un personaje grotesco como Trump, eso no pasaría sin internet porque ha hecho a la gente más estúpida. Ya no tienes por qué saber nada, simplemente lo pones en google.
En Entre pillos anda el juego o El príncipe de Zamunda se reía de esa América neoliberal que rinde culto al dinero. ¿El éxito de Trump es la apoteosis de eso?
A Trump lo encuentro grotesco, estoy muy enfadado y preocupado. Pero no solo es en Estados Unidos. En Austria por poco no eligen a un nazi como presidente. Hay signos positivos como el alcalde musulmán de Londres. Cuando ves cómo se trata a los refugiados te quedas de piedra, ¿cómo se puede tener miedo de esta gente? ¡Se están escapando! Es un tiempo extraño. En mi país la economía va bien, tenemos unos impuestos más bajos que en cualquier parte del mundo, ¡y la gente está enfadadísima! No lo entiendo. Creo que cuando Obama ganó la presidencia mucha gente se volvió loca. Hay un componente de racismo. Muchas de las cosas que han hecho los republicanos no tienen sentido como cuando cerraron el Gobierno. Van corriendo como locos diciendo: ¡Hay un negro en la Casa Blanca!
¿Le gusta cómo funciona el cine en tiempos de blockbusters multimillonarios y plataformas de vídeo bajo demanda (VOD)?
El negocio ha cambiado, no solo en Estados Unidos, en todas partes. Ahora mismo se gasta más dinero en promocionar y exhibir la película que en hacerla. Las campañas de marketing a nivel mundial son carísimas. El modelo de distribución es muy distinto. Muchas de mis películas como Entre pillos anda el juego o El príncipe de Zamunda funcionaron mejor el segundo fin de semana que el primero porque era muy importante el boca oreja y los cines les daban un tiempo a las películas para que crecieran. Ahora mismo a la tercera semana la película ya es vieja y lo más importante son los primeros tres días, si no funcionas bien al arrancar desapareces. Eso da mucho poder a gente que da mucho miedo.
¿Ve el futuro negro?
Siempre habrá buenos directores y buenas películas, solo que hay menos. Lo cual es contradictorio porque la tecnología permite hacer películas mucho más baratas. Lo que vemos es que la calidad encuentra otros lugares en los que desarrollarse como la televisión o las plataformas de VOD. Los cineastas tenemos que asumir que la gente ve películas en sus malditos Iphones aunque nos parta el corazón.
Como maestro de la comedia, ¿qué consejos daría a un director novel que quiera hacer reír?
¡Una comedia tiene que ser divertida! Los dos géneros más vapuelados son la comedia y el terror. Ambos tienen en común que requieren una respuesta física, una convulsión, o te ríes o te alteras. Por eso una comedia tiene que ser divertida y una película de terror tiene que dar miedo. Lo más curioso es que estos dos géneros son los que tienen menos respeto cuando son los más difíciles, es mucho más complicado triunfar con una película de terror o una comedia que con un drama. He visto muchas veces al público llorando de la risa y después les preguntas: ¿Te ha gustado? Y te dicen, «bueno». ¿Y es buena? «No». Eso da mucha rabia.
Su vídeo de Thriller cambió la cultura pop y anunció la nueva era del videoclip. ¿Cómo vivió ese fenómeno?
Cuando haces algo no eres consciente del impacto que puede tener. No sabes si le va a gustar a la gente. No es que estuviera pensando que Thriller fuera a cambiar la cultura pop. Michael Jackson me llamó cuando el disco ya llevaba un año en la calle y ya era el más vendido de la historia. Los vídeos de Bille Jean y Beat It habían sido enormes éxitos. A él le había gustado mucho Un hombre lobo americano en París, le gustaba mucho el trabajo de Rick Baker (mítico creador de efectos especiales) y quería convertirse en un monstruo. El quería hacer un corto de catorce minutos que se pudiera estrenar en cines.
¿Qué puede contarnos del proceso de creación?
Michael quería ser un hombre lobo adolescente pero a mí me parecía repetirme. Lo decidimos entre Michael, Rick y yo. No sé muy bien a quién se le ocurrió en algún momento la idea de un «hombre tigre», es un monstruo fantástico. Hasta entonces el vídeo más caro había costado 70 mil dólares y Thriller estaba presupuestado en medio millón. Michael dijo que lo pagaba de su bolsillo, él aun vivía con sus padres. Entonces se nos ocurrió que podíamos tener una hora de contenido si a los quince minutos del vídeo le añadíamos 45 del making off y se lo vendimos a una cadena por satélite que se llamaba Showtime. Entonces me llamó el jefe de MTV furioso y yo le dije que se lo habíamos ofrecido y habían dicho que no. Así que pusieron los 250 mil dólares que faltaban y tuvieron la segunda ventana porque Showtime tenía pocos suscriptores. Mi intención de todos modos es que de alguna manera llegara a los cines y se lo vendimos a Disney para que la exhibieran antes de Fantasia y lo que pasó fue que la gente pagaba la entrada, veían Thriller y se marchaban porque no estaban interesados en Fantasia. Entonces MTV mandó copias a todas las televisiones del mundo lo que para mí fue un fastidio porque quería estrenarla en cines y ya no pudimos pero el vídeo comenzó a estar por todas partes y triplicó sus ventas en unas semanas. Fue una locura.
¿Cómo era Michael Jackson?
El era muy infantil, tenía 22 años pero parecía que tuviera 18 y al mismo tiempo era muy profesional. Después volví a trabajar con él en 1991 para Black or White y había cambiado. Se había hecho cosas raras en su cara, aún me gustaba y seguía teniendo mucho talento, pero estaba muy distinto. Estaba loco.
REGRESAR A LA REVISTA
Noticias / Chihuahua: Organiza ICHICULT Seminario de Intervención y Gestión Cultural
.
Momento de un seminario pasado. (Foto: ICHICULT)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El Instituto Chihuahuense de la Cultura invita a creadores, promotores y gestores culturales, así como al público en general, a inscribirse en el Seminario de Intervención y Gestión Cultural que dará inicio el próximo jueves 9 de junio. Informa prensa del Ichicult.
El Seminario está encaminado en dar a conocer los procedimientos correctos para realizar un proyecto que tenga la intención de generar un cambio sociocultural en la comunidad, así como integrar a un mayor número de promotores a favor de su desarrollo a través de capacitación dirigida a la creación adecuada de proyectos que puedan aplicar a las diferentes convocatorias locales y estatales.
El Seminario de Intervención y Gestión Cultural consta de cinco módulos, que serán impartidos por seis instructores. El primero titulado Intervención y cambio sociocultural dará inicio del 9 al 11 de junio, impartido por la Lic. Jimena Velazco para abordar los objetivos que los participantes tienen sobre algún proyecto en particular y sus efectos, asimismo trabajará con el diagnóstico los días 23, 24 y 25 de junio.
Una vez que se aterricen los objetivos, comenzará la parte medular del seminario con la elaboración de Proyectos con la orientación a cargo de la Lic. Cinthia Piñón e Irám González; posteriormente se realizará la evaluación y corrección de estos.
La capacitación concluirá con el tema de la Procuración de Fondos como opción para que los creadores no dependan de recursos que otorgan instituciones gubernamentales a través de convocatorias o programas, puesto que existen empresas y organizaciones privadas e independientes que apoyan acciones y proyectos socioculturales.
Son un total de 76 horas en las que se trabajará en la Sala de Video-Conferencia del ICHICULT a partir del jueves 09 de junio hasta el sábado 16 de julio con tres sesiones por semana: jueves y viernes de 16:00 a 20:00 horas y los sábados de 9:00 a 13:00 horas.
La inscripción es gratuita y permanecerá abierta hasta el 7 de julio, con cupo limitado. Los interesados deberán acudir con la responsable del seminario, la Lic. Margarita Flores coordinadora operativa del Sistema de Información y Capacitación Cultural en el departamento de Políticas Culturales con la Sociedad del ICHICULT en Av. División del Norte y Av. Universidad en la Col. Altavista o comunicarse al Tel. (614) 214-4800 ext. 203.
REGRESAR A LA REVISTA
Momento de un seminario pasado. (Foto: ICHICULT)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El Instituto Chihuahuense de la Cultura invita a creadores, promotores y gestores culturales, así como al público en general, a inscribirse en el Seminario de Intervención y Gestión Cultural que dará inicio el próximo jueves 9 de junio. Informa prensa del Ichicult.
El Seminario está encaminado en dar a conocer los procedimientos correctos para realizar un proyecto que tenga la intención de generar un cambio sociocultural en la comunidad, así como integrar a un mayor número de promotores a favor de su desarrollo a través de capacitación dirigida a la creación adecuada de proyectos que puedan aplicar a las diferentes convocatorias locales y estatales.
El Seminario de Intervención y Gestión Cultural consta de cinco módulos, que serán impartidos por seis instructores. El primero titulado Intervención y cambio sociocultural dará inicio del 9 al 11 de junio, impartido por la Lic. Jimena Velazco para abordar los objetivos que los participantes tienen sobre algún proyecto en particular y sus efectos, asimismo trabajará con el diagnóstico los días 23, 24 y 25 de junio.
Una vez que se aterricen los objetivos, comenzará la parte medular del seminario con la elaboración de Proyectos con la orientación a cargo de la Lic. Cinthia Piñón e Irám González; posteriormente se realizará la evaluación y corrección de estos.
La capacitación concluirá con el tema de la Procuración de Fondos como opción para que los creadores no dependan de recursos que otorgan instituciones gubernamentales a través de convocatorias o programas, puesto que existen empresas y organizaciones privadas e independientes que apoyan acciones y proyectos socioculturales.
Son un total de 76 horas en las que se trabajará en la Sala de Video-Conferencia del ICHICULT a partir del jueves 09 de junio hasta el sábado 16 de julio con tres sesiones por semana: jueves y viernes de 16:00 a 20:00 horas y los sábados de 9:00 a 13:00 horas.
La inscripción es gratuita y permanecerá abierta hasta el 7 de julio, con cupo limitado. Los interesados deberán acudir con la responsable del seminario, la Lic. Margarita Flores coordinadora operativa del Sistema de Información y Capacitación Cultural en el departamento de Políticas Culturales con la Sociedad del ICHICULT en Av. División del Norte y Av. Universidad en la Col. Altavista o comunicarse al Tel. (614) 214-4800 ext. 203.
REGRESAR A LA REVISTA
Artes Plásticas / México: Inauguran «Arqueología: Biología» de Anish Kapoor
.
«Como artista yo no tengo nada que decir», dijo ayer el artista indo-británico en la charla previa a la apertura de Arqueología: Biología. (Foto: Jaime Boites)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- La fantasía del objeto, su ambivalencia, su ser y su estar, «el objeto que se auto-manifiesta, que se auto-crea» es lo que interesa e intriga al artista indo-británico Anish Kapoor (1954). Virginia Bautista reporta para Excélsior.
Pero también el no objeto, el espacio vacío para llenarlo de oscuridad o de espejos, la nada que atemoriza, la materia que no se ve pero se intuye, como en un iceberg, las potencialidades de la no masa y la ilusión del color.
El escultor busca todos estos conceptos en la materia con que confecciona sus esculturas monumentales, confesó ayer en el conversatorio que tuvo ante más de 500 jóvenes en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), donde se inauguró la muestra Arqueología: Biología, la primera en América Latina, que reúne 23 de sus obras.
«También es importante decir desde el principio que como artista yo no tengo un mensaje, no tengo nada que decir. Más bien quiero abstraerme, quiero estar fuera de la ecuación.
«Tal vez sea imposible que un autor no sea parte de la ecuación, pero lo que sí sé, lo que he aprendido, es que las ideas son absolutamente irrelevantes: ¿a quién le importa lo que yo sé? Todos sabemos algo. Es como si el artista tuviera que aprender de alguna forma a ir más allá de lo que sabe», comentó.
Quien exhibe en tres salas del MUAC una selección de su trabajo creativo realizado de 1980 a 2016 confesó que siempre está tratando de conectarse con la idea de que «la oscuridad es una condición que todos conocemos, no es sólo el apagar la luz o el vacío, es como si contuviéramos un espacio más grande que nosotros mismos, más oscuro de lo que podemos imaginar y que vive en la frontera del temor».
Para el creador de piezas como Mi patria roja, la estética y el miedo son muy cercanos. «Son obras peligrosas y profundas, el salto al vacío que evocan no es una propuesta estética, realmente es muy peligroso».
Kapoor contó que siempre trabaja en su estudio, al que va diario. «Tengo un horario de trabajo y una vida común y corriente y sólo con eso viene el contacto y el significado. Este quehacer diario me llevó a momentos de invención. Lo que yo sé no interesa, sino lo que puede salir del proceso.
«Cuando uno tiene algo que decir lo dice, pero esa correspondencia poética, el potencial entre el significado y el objeto en sí es algo que me interesa profundamente, porque lo veo como un proceso abierto y creativo», explicó.
Pide también que su espectador sea creativo. «Eso no significa que hacemos arte para un observador, no se puede hacer esto, sólo se puede hacer arte para uno mismo. Hay claramente un espacio entre los dos y es activo, para mí eso es esencial», añadió.
El egresado de la Chelsea School of Art habló del tiempo y del espacio, de cómo este último se puede voltear hacia fuera o hacia adentro, de que el exterior y el interior no son la misma cosa y cómo la mayor parte del universo es materia oscura.
Después de casi dos horas de compartir sus conceptos y proyectar imágenes de su obra en el espacio público de diversos países, acompañado al final por el investigador y crítico de arte Cuauhtémoc Medina y por la curadora de la muestra Catherine Lampert, Kapoor inauguró la exposición en medio de una multitud que esperaba ansiosa.
Miles de personas se volcaron a las salas para observar las esculturas que fueron transportadas en tres barcos y 20 contenedores desde Southampton, Reino Unido. Después de hacer una larga fila, los espectadores recorrían con prisa las piezas y no resistían el deseo de tomarse numerosas selfies, sobre todo frente a las que tenían espejos. Esta obsesión de pararse de manera constante en grupo frente a las obras afectaba el disfrute de éstas.
Piedras, grietas, pequeñas montañas de figuras de cemento, bloques de colores y oquedades que invitan a perderse en la nada fue el universo que descubrieron los visitantes que recorrieron el primer día los más de dos mil metros de exhibición.
El MUAC se ubica en Insurgentes Sur 3000, en el Centro Cultural Universitario.
REGRESAR A LA REVISTA
«Como artista yo no tengo nada que decir», dijo ayer el artista indo-británico en la charla previa a la apertura de Arqueología: Biología. (Foto: Jaime Boites)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- La fantasía del objeto, su ambivalencia, su ser y su estar, «el objeto que se auto-manifiesta, que se auto-crea» es lo que interesa e intriga al artista indo-británico Anish Kapoor (1954). Virginia Bautista reporta para Excélsior.
Pero también el no objeto, el espacio vacío para llenarlo de oscuridad o de espejos, la nada que atemoriza, la materia que no se ve pero se intuye, como en un iceberg, las potencialidades de la no masa y la ilusión del color.
El escultor busca todos estos conceptos en la materia con que confecciona sus esculturas monumentales, confesó ayer en el conversatorio que tuvo ante más de 500 jóvenes en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), donde se inauguró la muestra Arqueología: Biología, la primera en América Latina, que reúne 23 de sus obras.
«También es importante decir desde el principio que como artista yo no tengo un mensaje, no tengo nada que decir. Más bien quiero abstraerme, quiero estar fuera de la ecuación.
«Tal vez sea imposible que un autor no sea parte de la ecuación, pero lo que sí sé, lo que he aprendido, es que las ideas son absolutamente irrelevantes: ¿a quién le importa lo que yo sé? Todos sabemos algo. Es como si el artista tuviera que aprender de alguna forma a ir más allá de lo que sabe», comentó.
Quien exhibe en tres salas del MUAC una selección de su trabajo creativo realizado de 1980 a 2016 confesó que siempre está tratando de conectarse con la idea de que «la oscuridad es una condición que todos conocemos, no es sólo el apagar la luz o el vacío, es como si contuviéramos un espacio más grande que nosotros mismos, más oscuro de lo que podemos imaginar y que vive en la frontera del temor».
Para el creador de piezas como Mi patria roja, la estética y el miedo son muy cercanos. «Son obras peligrosas y profundas, el salto al vacío que evocan no es una propuesta estética, realmente es muy peligroso».
Kapoor contó que siempre trabaja en su estudio, al que va diario. «Tengo un horario de trabajo y una vida común y corriente y sólo con eso viene el contacto y el significado. Este quehacer diario me llevó a momentos de invención. Lo que yo sé no interesa, sino lo que puede salir del proceso.
«Cuando uno tiene algo que decir lo dice, pero esa correspondencia poética, el potencial entre el significado y el objeto en sí es algo que me interesa profundamente, porque lo veo como un proceso abierto y creativo», explicó.
Pide también que su espectador sea creativo. «Eso no significa que hacemos arte para un observador, no se puede hacer esto, sólo se puede hacer arte para uno mismo. Hay claramente un espacio entre los dos y es activo, para mí eso es esencial», añadió.
El egresado de la Chelsea School of Art habló del tiempo y del espacio, de cómo este último se puede voltear hacia fuera o hacia adentro, de que el exterior y el interior no son la misma cosa y cómo la mayor parte del universo es materia oscura.
Después de casi dos horas de compartir sus conceptos y proyectar imágenes de su obra en el espacio público de diversos países, acompañado al final por el investigador y crítico de arte Cuauhtémoc Medina y por la curadora de la muestra Catherine Lampert, Kapoor inauguró la exposición en medio de una multitud que esperaba ansiosa.
Miles de personas se volcaron a las salas para observar las esculturas que fueron transportadas en tres barcos y 20 contenedores desde Southampton, Reino Unido. Después de hacer una larga fila, los espectadores recorrían con prisa las piezas y no resistían el deseo de tomarse numerosas selfies, sobre todo frente a las que tenían espejos. Esta obsesión de pararse de manera constante en grupo frente a las obras afectaba el disfrute de éstas.
Piedras, grietas, pequeñas montañas de figuras de cemento, bloques de colores y oquedades que invitan a perderse en la nada fue el universo que descubrieron los visitantes que recorrieron el primer día los más de dos mil metros de exhibición.
El MUAC se ubica en Insurgentes Sur 3000, en el Centro Cultural Universitario.
REGRESAR A LA REVISTA
Literatura / Entrevista a Alberto Fuguet
.
«Me encantan las historias de ‘los hijos de’ que se caen, que son víctimas del éxito de sus padres.» (Foto: Rafael Yohai)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El escritor chileno publicó una novela extrema y adictiva, por el modo en que desmonta las vanidades del mundillo editorial y literario a la vez que explora las posibilidades del amor. Dos de sus personajes están inspirados en Carlos Fuentes y su hijo. Silvina Friera lo entrevista para Página/12.
El hijo díscolo morirá por «colapso y deshidratación» en una discotheque de Santiago de Chile. El drama se intuye al principio, cuando Alf Garzón, editor especializado en no ficción, homosexual de poco más de cuarenta años obsesionado con la idea de que había empezado su declive, tiene que acompañar al hijo del escritor Rafael Restrepo Carvajal durante una gira de prensa por un libro superfluo o innecesario –como tantos de los que se publican hoy– que organiza la editorial Alfaguara, antes de ser absorbida por Penguin Random House Mondadori. El padre, hasta el menos espabilado lo descubriría, es una suerte de remedo de Carlos Fuentes. El hijo es un fotógrafo y poeta salvaje y maldito, exactamente lo opuesto a su «canonizado» padre. «Qué diría si viera la colección de retratos de anos que tengo. Mi padre es todo un caso –plantea Rafa Restrepo Santos–. Quiso hacer una carrera legítima, cuando la gracia es destrozarla. Siempre. A partir de cero. Siempre. Dejar obra pero no obsesionarse con ella. Una vida literaria o artística no es una escalera como esta donde estamos apoyando el culo ahora usted y yo: es un resbalín. La gracia es caer, no construir o repetirse». El escritor chileno Alberto Fuguet compone en Sudor (Literatura Random House) una novela extrema y adictiva por el modo en que desmonta las farsas y vanidades del mundillo editorial y literario a la vez que explora las posibilidades del amor y los encuentros a través de Grindr, la aplicación móvil de la comunidad gay. El hermano menor de esta novela de más de 600 páginas es No ficción, una especie de «libro de cámara» sobre la historia de Alex, un escritor exitoso, y Renzo, ex asistente de dirección que escribe reseñas sobre películas clase B, quienes se reúnen una noche para ajustar cuentas sobre una relación ambigua que dejó orgullos lastimados y cicatrices de un amor no correspondido.
Como restos de un naufragio lingüístico, cuando Fuguet habla con Página/12 emergen palabras y expresiones en inglés. Aunque nació en Santiago de Chile en 1964, sus padres se llevaron al recién nacido a Los Ángeles (Estados Unidos), donde vivió hasta los 11 años. Volver al Chile de la dictadura de Augusto Pinochet sin poder pronunciar una sola palabra en español fue demasiado traumático. Los libros representaron una tabla de salvación para flotar y aprender a nadar en una nueva lengua. «No ficción es una novela con mucha intimidad y poca carne que trata de contestarle a la autoficción tan fragmentada y delicada, que es poco frontal. Muchos de esos libros me parece que no son del todo verdad». El escritor chileno reconoce que se siente un editor «frustrado». «Un editor es psicólogo, es papá, es contenedor, a veces prestamista. Me gustan y me caen bien los editores y me parecía más interesante que un escritor. En Sudor me interesaba entrar por el editor más que darle todo el spotlight al escritor, que está sobre iluminado y no siempre se lo merece. Sin ir más lejos, me encantó la película Spotlight porque muestra que el periodismo es hecho por todos. Obviamente que la literatura no está hecha por todos, pero un escritor le debe mucho al entorno».
El editor Alf Garzón es también un hombre enamorado o seducido por la figura del hijo, de Rafa Restrepo. ¿Por qué narrar la historia desde la perspectiva del editor?
Siempre me preocupó cómo trabajó el presente Scott Fitzgerald y la era del jazz. Me llama la atención que El gran gatsby no es narrada por el gran gatsby; es narrada por alguien que no es demasiado interesante, tiene una voz y es capaz de contar. Es nuestro narrador, no es el mejor de los personajes, no tiene nada de gran, y puede palidecer al lado del gran gatsby. Yo quise hacer eso: un narrador que sea un tipo enamorado, medio perverso y que está lleno de ansiedad, que tiene cuarenta y tantos, pero que en muchas cosas se comporta como un chico de veinte, que tiene un roommate, que siempre anda saliendo con chicos menores. Quería escribir una historia gay que no fuera una tragedia, que no fuera una cosa de marginalización que termina con alguien acuchillado bajo los puentes. Y que fuera un hombre de letras, pero que no fuera un tipo aburrido que sólo lee. Me interesaba que tuviera sangre, pelos, sudor… Me parece que en el mundo literario hay demasiados personajes que lo único que hacen es leer, como la idea de (Jorge Luis) Borges, el «confieso que he leído». Pero mucho antes de Alf, lo que me gatilló el libro fue Carlos Fuentes y su hijo, padre e hijo famosos.
¿Qué le interesaba explorar de ese vínculo entre padre e «hijo de»?
Creo que es difícil ser hijo y es difícil ser padre. En un momento traté de pensar que pasaría si yo fuera muy estructurado y mi hijo me saliera tan rebelde. Obviamente que está escrita desde el hijo: me cae súper bien Rafa Restrepo. Me encantan las historias de «los hijos de» que se caen, que son víctimas del éxito de sus padres. Yo quedé muy impresionado de que un escritor como Carlos Fuentes hiciera un libro con su hijo. Lo vi hace más de veinte años de lejos, le pedí un autógrafo y me arrepiento. Me di cuenta de que todo el mundo le pedía un autógrafo al padre, a pesar de que el libro de fotos no era bueno y era del hijo. Me pareció que ese chico tenía algo maldito, que nadie lo tomaba en cuenta. De repente, a los dos años, el hijo de Fuentes se murió. Rafa Restrepo está inspirado en el hijo de Carlos Fuentes. Pero más que en Carlos Fuentes Lemus, la novela está inspirada en una gira mítica y un libro terminado.
¿Por qué se arrepintió de pedirle un autógrafo a Carlos Fuentes?
Me arrepentí de no haberle pedido al chico porque yo siento que tengo una deuda con él. Algunos creen que tratarlo de gay es como insultarlo, cuando me parece que ser gay no es un insulto. Mi impresión es que él no era gay, tampoco quise investigar para que mi imaginación no estuviera atada. Me pareció un personaje entre guapo y abandonado, y sobre todo con su padre tan impresionantemente fuerte. Yo nunca me sentí tan fuerte, quizá ahora soy más fuerte. Pero en el 98, yo me sentía que había sobrevivido a la literatura y a mis primeros libros. Me arrepiento porque hubiera tenido un libro con más valor, hubiera tenido algo de él. De lo que no estoy arrepentido es que las veces que Carlos Fuentes vino a Chile no le pedí autógrafos y tampoco acepté ir a cenar. Pero sí iba a sus charlas como un voyerista; una vez me tocó filmar a su lado, pero no lo saludé. No quería tener ningún lazo porque sabía que algún día iba a escribir de él. No quería tener ninguna interferencia ni que me sedujera porque decían que era encantador. Quería que la imaginación trabajara.
¿Quería escribir el hijo de Carlos Fuentes?
¿Estamos hablando del verdadero o del falso? (risas). El mío sí y lo defiendo porque creo que es un gran poeta porno que escribe en inglés, como un poeta maldito, una especie de (Arthur) Rimbaud entre mexicano y parisino. Como fotógrafo también apuesto a que es mejor fotógrafo de imágenes porno que de jet set. No sé si el verdadero hijo de Carlos Fuentes quiso escribir. Dicen que escribió, pero nunca escribió en español. Con los años que han pasado, para mí al menos está claro que (Mario) Vargas Llosa es un grande, pero no sé si Fuentes era tan grande. Creo que fue un escritor importante, canónico, uno de los mexicanos más importantes internacionalmente. El hijo escribía en inglés. Lo curioso es que después de muerto logró cosas que ningún poeta vivo argentino va a lograr y menos de su edad: publicó en Fondo de Cultura Económica y todos sus poemarios, que no son muchos, en Seix Barral, traducidos por el padre, que también es un poco extraño. Se puede tomar como un gesto de amor del padre ante el hijo muerto, o también uno puede dudar y preguntarse hasta qué punto se manipularon esos poemas. Esos poemas vienen con epílogos y prólogos de gente como (Juan) Goytisolo, Tomás Eloy Martínez… O sea que este chico se rodeó de una compañía de notables impresionantes que no cualquier poeta que anda circulando por ahí tendría. Un poeta generalmente es un muerto de hambre que no publica en Seix Barral o en Fondo de Cultura Económica. En mi novela el chico es un artista loco y el tipo de arte que hace no les interesa a los padres. En el mundo real no sé… Rafa es un personaje totalmente mío y es ese tipo de gente que me cae bien. Tiene algo de maldito y de «pobre niño rico».
¿Cuál es atractivo del «pobre niño rico»?
Me interesa la fragilidad, pero también la fuerza, en el sentido de decir: «mira, tú puedes decir lo que quieras de mí, pero yo tengo más dinero que tú y lo voy a usar, yo tengo poder y lo voy a usar». No es lo mismo «niño rico de país pobre» que «pobre niño rico». El que es afortunado lo aprovecha: no puede arreglar el mundo, pero se va a arreglar él. Si puede viajar en primera clase lo va a hacer, si puede robar, roba; si atropella a alguien no va preso porque va a mover todas sus influencias… Ahí hay algo repelente que literariamente es fascinante porque la mayoría de la gente no se siente con esa seguridad, con ese poder.
Sudor refiere al fin de una época, cuando la editorial Alfaguara es comprada por Penguin Random House Mondadori. ¿Cómo definiría ese fin de época?
Creo que es el fin de la independencia, el fin de una cierta inocencia, a pesar de todo, como que llegó el siglo XXI de verdad. Las redes sociales son fascinantes, son increíbles; mira qué modernos somos, pero tampoco nos satisfacen tanto. Con Tinder y Grindr, ¿puedes encontrar realmente el amor de tu vida? ¿Estamos realmente juntos? Alf baila mucho, suda mucho, lo pasa bien, pero al final está enamorado de alguien que no lo toma en cuenta. El lazo entre Rafa y Alf en Santiago es de rock and roll, pero también de contención, de acompañarse, de armar una especie de sociedad. Rafa cumple el rol de niño privilegiado, de querer ser el tipo que lo va a cambiar. La novela es sobre el fin de una cierta inocencia y la hora de abrir los ojos. Eso le pasa a Alf: que abre más los ojos. Me gusta el fin de algo. Es el fin de una época porque por mucho que estos grandes conglomerados editoriales tienen más dinero y son más poderosos, también tienen una economía más de guerra. La idea del escritor como todo poderoso creo ya no existe porque, entre otras cosas, te dicen que «no vendes cuatro ejemplares».
¿Qué espacios queda para la rebeldía o la disidencia?
Yo creo que el boom se equivocó al tratar de llegar a todos. Me parece que ser rebelde hoy es tratar de no llegar a todos, no ser un best seller, tratar de ser más de nicho. En mi caso, escribir un libro gay, contemporáneo, un poco porno, en una editorial grande, es ser rebelde. Puedo aprovechar lo que me da una editorial grande, como estar acá en la Argentina, y saber que esto no me lo puede dar una editorial pequeña. Sudor no es un típico best seller internacional. Tratar de escribir para todos me parece poco rebelde. Escribir una novela gay y explícita hoy incluso sigue pareciendo rebelde. Uno pensaría que no. Pero la gente me dice que es fuerte, «esto no es literatura, es pop»… Tampoco hay que ser rebelde sin causa, pero hay que ser un poco rebelde para ser escritor. Me aburren muchos los escritores que quieren ser bendecidos por el establishment y por la crítica. Creo que hay que aprender del cine y de la música. Una gran estrella del reggaetón no está tratando de seducir a los músicos de jazz. La idea del escritor inmenso que todo el mundo lo leía, ya no ocurre. El único que queda es Vargas Llosa, que sigue escribiendo bien.
Aunque Vargas Llosa ya escribió lo mejor de su obra y el resto sean añadidos, un escritor no puede ser perfecto en todos sus libros, ¿no?
Sí, estoy de acuerdo. Y no por eso debería renunciar a escribir. Sudor es un libro ambicioso, como antiguo pero moderno: 600 páginas y muchos personajes. Quería escribir sobre el hoy, que me parece que es clave; con tanta Internet, con tanta información, a veces el presente se pierde. La labor del escritor consiste en escribir despachos desde el presente. La literatura puede darle un orden a lo que no estamos entendiendo del todo.
Quizá pueda resultar disparatado, pero al principio de Sudor Rafa Restrepo tiene algo del mundo infrarrealista, no tanto de Roberto Bolaño, sino más de Mario Santiago Paspaquiaro…
Por sus paseos por el D.F. y esas cosas, sí, sí, sí… Un escritor tiene que ser como un poeta, tiene que vivir peligrosamente, tiene que ser salvaje. Hay que escribir como si fueras a morir mañana, hay que correr riesgos y pensar que puedes seducir al otro. Una cosa que me atrae de Bolaño es que era un gran escritor, era un salvaje y sin embargo era leído. Hay una cosa punk que me atrae de México, mientras que en el cono sur estamos más preocupados por las formas y somos más peinaditos (risas).
REGRESAR A LA REVISTA
«Me encantan las historias de ‘los hijos de’ que se caen, que son víctimas del éxito de sus padres.» (Foto: Rafael Yohai)
C iudad Juárez, Chihuahua. 30 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El escritor chileno publicó una novela extrema y adictiva, por el modo en que desmonta las vanidades del mundillo editorial y literario a la vez que explora las posibilidades del amor. Dos de sus personajes están inspirados en Carlos Fuentes y su hijo. Silvina Friera lo entrevista para Página/12.
El hijo díscolo morirá por «colapso y deshidratación» en una discotheque de Santiago de Chile. El drama se intuye al principio, cuando Alf Garzón, editor especializado en no ficción, homosexual de poco más de cuarenta años obsesionado con la idea de que había empezado su declive, tiene que acompañar al hijo del escritor Rafael Restrepo Carvajal durante una gira de prensa por un libro superfluo o innecesario –como tantos de los que se publican hoy– que organiza la editorial Alfaguara, antes de ser absorbida por Penguin Random House Mondadori. El padre, hasta el menos espabilado lo descubriría, es una suerte de remedo de Carlos Fuentes. El hijo es un fotógrafo y poeta salvaje y maldito, exactamente lo opuesto a su «canonizado» padre. «Qué diría si viera la colección de retratos de anos que tengo. Mi padre es todo un caso –plantea Rafa Restrepo Santos–. Quiso hacer una carrera legítima, cuando la gracia es destrozarla. Siempre. A partir de cero. Siempre. Dejar obra pero no obsesionarse con ella. Una vida literaria o artística no es una escalera como esta donde estamos apoyando el culo ahora usted y yo: es un resbalín. La gracia es caer, no construir o repetirse». El escritor chileno Alberto Fuguet compone en Sudor (Literatura Random House) una novela extrema y adictiva por el modo en que desmonta las farsas y vanidades del mundillo editorial y literario a la vez que explora las posibilidades del amor y los encuentros a través de Grindr, la aplicación móvil de la comunidad gay. El hermano menor de esta novela de más de 600 páginas es No ficción, una especie de «libro de cámara» sobre la historia de Alex, un escritor exitoso, y Renzo, ex asistente de dirección que escribe reseñas sobre películas clase B, quienes se reúnen una noche para ajustar cuentas sobre una relación ambigua que dejó orgullos lastimados y cicatrices de un amor no correspondido.
Como restos de un naufragio lingüístico, cuando Fuguet habla con Página/12 emergen palabras y expresiones en inglés. Aunque nació en Santiago de Chile en 1964, sus padres se llevaron al recién nacido a Los Ángeles (Estados Unidos), donde vivió hasta los 11 años. Volver al Chile de la dictadura de Augusto Pinochet sin poder pronunciar una sola palabra en español fue demasiado traumático. Los libros representaron una tabla de salvación para flotar y aprender a nadar en una nueva lengua. «No ficción es una novela con mucha intimidad y poca carne que trata de contestarle a la autoficción tan fragmentada y delicada, que es poco frontal. Muchos de esos libros me parece que no son del todo verdad». El escritor chileno reconoce que se siente un editor «frustrado». «Un editor es psicólogo, es papá, es contenedor, a veces prestamista. Me gustan y me caen bien los editores y me parecía más interesante que un escritor. En Sudor me interesaba entrar por el editor más que darle todo el spotlight al escritor, que está sobre iluminado y no siempre se lo merece. Sin ir más lejos, me encantó la película Spotlight porque muestra que el periodismo es hecho por todos. Obviamente que la literatura no está hecha por todos, pero un escritor le debe mucho al entorno».
El editor Alf Garzón es también un hombre enamorado o seducido por la figura del hijo, de Rafa Restrepo. ¿Por qué narrar la historia desde la perspectiva del editor?
Siempre me preocupó cómo trabajó el presente Scott Fitzgerald y la era del jazz. Me llama la atención que El gran gatsby no es narrada por el gran gatsby; es narrada por alguien que no es demasiado interesante, tiene una voz y es capaz de contar. Es nuestro narrador, no es el mejor de los personajes, no tiene nada de gran, y puede palidecer al lado del gran gatsby. Yo quise hacer eso: un narrador que sea un tipo enamorado, medio perverso y que está lleno de ansiedad, que tiene cuarenta y tantos, pero que en muchas cosas se comporta como un chico de veinte, que tiene un roommate, que siempre anda saliendo con chicos menores. Quería escribir una historia gay que no fuera una tragedia, que no fuera una cosa de marginalización que termina con alguien acuchillado bajo los puentes. Y que fuera un hombre de letras, pero que no fuera un tipo aburrido que sólo lee. Me interesaba que tuviera sangre, pelos, sudor… Me parece que en el mundo literario hay demasiados personajes que lo único que hacen es leer, como la idea de (Jorge Luis) Borges, el «confieso que he leído». Pero mucho antes de Alf, lo que me gatilló el libro fue Carlos Fuentes y su hijo, padre e hijo famosos.
¿Qué le interesaba explorar de ese vínculo entre padre e «hijo de»?
Creo que es difícil ser hijo y es difícil ser padre. En un momento traté de pensar que pasaría si yo fuera muy estructurado y mi hijo me saliera tan rebelde. Obviamente que está escrita desde el hijo: me cae súper bien Rafa Restrepo. Me encantan las historias de «los hijos de» que se caen, que son víctimas del éxito de sus padres. Yo quedé muy impresionado de que un escritor como Carlos Fuentes hiciera un libro con su hijo. Lo vi hace más de veinte años de lejos, le pedí un autógrafo y me arrepiento. Me di cuenta de que todo el mundo le pedía un autógrafo al padre, a pesar de que el libro de fotos no era bueno y era del hijo. Me pareció que ese chico tenía algo maldito, que nadie lo tomaba en cuenta. De repente, a los dos años, el hijo de Fuentes se murió. Rafa Restrepo está inspirado en el hijo de Carlos Fuentes. Pero más que en Carlos Fuentes Lemus, la novela está inspirada en una gira mítica y un libro terminado.
¿Por qué se arrepintió de pedirle un autógrafo a Carlos Fuentes?
Me arrepentí de no haberle pedido al chico porque yo siento que tengo una deuda con él. Algunos creen que tratarlo de gay es como insultarlo, cuando me parece que ser gay no es un insulto. Mi impresión es que él no era gay, tampoco quise investigar para que mi imaginación no estuviera atada. Me pareció un personaje entre guapo y abandonado, y sobre todo con su padre tan impresionantemente fuerte. Yo nunca me sentí tan fuerte, quizá ahora soy más fuerte. Pero en el 98, yo me sentía que había sobrevivido a la literatura y a mis primeros libros. Me arrepiento porque hubiera tenido un libro con más valor, hubiera tenido algo de él. De lo que no estoy arrepentido es que las veces que Carlos Fuentes vino a Chile no le pedí autógrafos y tampoco acepté ir a cenar. Pero sí iba a sus charlas como un voyerista; una vez me tocó filmar a su lado, pero no lo saludé. No quería tener ningún lazo porque sabía que algún día iba a escribir de él. No quería tener ninguna interferencia ni que me sedujera porque decían que era encantador. Quería que la imaginación trabajara.
¿Quería escribir el hijo de Carlos Fuentes?
¿Estamos hablando del verdadero o del falso? (risas). El mío sí y lo defiendo porque creo que es un gran poeta porno que escribe en inglés, como un poeta maldito, una especie de (Arthur) Rimbaud entre mexicano y parisino. Como fotógrafo también apuesto a que es mejor fotógrafo de imágenes porno que de jet set. No sé si el verdadero hijo de Carlos Fuentes quiso escribir. Dicen que escribió, pero nunca escribió en español. Con los años que han pasado, para mí al menos está claro que (Mario) Vargas Llosa es un grande, pero no sé si Fuentes era tan grande. Creo que fue un escritor importante, canónico, uno de los mexicanos más importantes internacionalmente. El hijo escribía en inglés. Lo curioso es que después de muerto logró cosas que ningún poeta vivo argentino va a lograr y menos de su edad: publicó en Fondo de Cultura Económica y todos sus poemarios, que no son muchos, en Seix Barral, traducidos por el padre, que también es un poco extraño. Se puede tomar como un gesto de amor del padre ante el hijo muerto, o también uno puede dudar y preguntarse hasta qué punto se manipularon esos poemas. Esos poemas vienen con epílogos y prólogos de gente como (Juan) Goytisolo, Tomás Eloy Martínez… O sea que este chico se rodeó de una compañía de notables impresionantes que no cualquier poeta que anda circulando por ahí tendría. Un poeta generalmente es un muerto de hambre que no publica en Seix Barral o en Fondo de Cultura Económica. En mi novela el chico es un artista loco y el tipo de arte que hace no les interesa a los padres. En el mundo real no sé… Rafa es un personaje totalmente mío y es ese tipo de gente que me cae bien. Tiene algo de maldito y de «pobre niño rico».
¿Cuál es atractivo del «pobre niño rico»?
Me interesa la fragilidad, pero también la fuerza, en el sentido de decir: «mira, tú puedes decir lo que quieras de mí, pero yo tengo más dinero que tú y lo voy a usar, yo tengo poder y lo voy a usar». No es lo mismo «niño rico de país pobre» que «pobre niño rico». El que es afortunado lo aprovecha: no puede arreglar el mundo, pero se va a arreglar él. Si puede viajar en primera clase lo va a hacer, si puede robar, roba; si atropella a alguien no va preso porque va a mover todas sus influencias… Ahí hay algo repelente que literariamente es fascinante porque la mayoría de la gente no se siente con esa seguridad, con ese poder.
Sudor refiere al fin de una época, cuando la editorial Alfaguara es comprada por Penguin Random House Mondadori. ¿Cómo definiría ese fin de época?
Creo que es el fin de la independencia, el fin de una cierta inocencia, a pesar de todo, como que llegó el siglo XXI de verdad. Las redes sociales son fascinantes, son increíbles; mira qué modernos somos, pero tampoco nos satisfacen tanto. Con Tinder y Grindr, ¿puedes encontrar realmente el amor de tu vida? ¿Estamos realmente juntos? Alf baila mucho, suda mucho, lo pasa bien, pero al final está enamorado de alguien que no lo toma en cuenta. El lazo entre Rafa y Alf en Santiago es de rock and roll, pero también de contención, de acompañarse, de armar una especie de sociedad. Rafa cumple el rol de niño privilegiado, de querer ser el tipo que lo va a cambiar. La novela es sobre el fin de una cierta inocencia y la hora de abrir los ojos. Eso le pasa a Alf: que abre más los ojos. Me gusta el fin de algo. Es el fin de una época porque por mucho que estos grandes conglomerados editoriales tienen más dinero y son más poderosos, también tienen una economía más de guerra. La idea del escritor como todo poderoso creo ya no existe porque, entre otras cosas, te dicen que «no vendes cuatro ejemplares».
¿Qué espacios queda para la rebeldía o la disidencia?
Yo creo que el boom se equivocó al tratar de llegar a todos. Me parece que ser rebelde hoy es tratar de no llegar a todos, no ser un best seller, tratar de ser más de nicho. En mi caso, escribir un libro gay, contemporáneo, un poco porno, en una editorial grande, es ser rebelde. Puedo aprovechar lo que me da una editorial grande, como estar acá en la Argentina, y saber que esto no me lo puede dar una editorial pequeña. Sudor no es un típico best seller internacional. Tratar de escribir para todos me parece poco rebelde. Escribir una novela gay y explícita hoy incluso sigue pareciendo rebelde. Uno pensaría que no. Pero la gente me dice que es fuerte, «esto no es literatura, es pop»… Tampoco hay que ser rebelde sin causa, pero hay que ser un poco rebelde para ser escritor. Me aburren muchos los escritores que quieren ser bendecidos por el establishment y por la crítica. Creo que hay que aprender del cine y de la música. Una gran estrella del reggaetón no está tratando de seducir a los músicos de jazz. La idea del escritor inmenso que todo el mundo lo leía, ya no ocurre. El único que queda es Vargas Llosa, que sigue escribiendo bien.
Aunque Vargas Llosa ya escribió lo mejor de su obra y el resto sean añadidos, un escritor no puede ser perfecto en todos sus libros, ¿no?
Sí, estoy de acuerdo. Y no por eso debería renunciar a escribir. Sudor es un libro ambicioso, como antiguo pero moderno: 600 páginas y muchos personajes. Quería escribir sobre el hoy, que me parece que es clave; con tanta Internet, con tanta información, a veces el presente se pierde. La labor del escritor consiste en escribir despachos desde el presente. La literatura puede darle un orden a lo que no estamos entendiendo del todo.
Quizá pueda resultar disparatado, pero al principio de Sudor Rafa Restrepo tiene algo del mundo infrarrealista, no tanto de Roberto Bolaño, sino más de Mario Santiago Paspaquiaro…
Por sus paseos por el D.F. y esas cosas, sí, sí, sí… Un escritor tiene que ser como un poeta, tiene que vivir peligrosamente, tiene que ser salvaje. Hay que escribir como si fueras a morir mañana, hay que correr riesgos y pensar que puedes seducir al otro. Una cosa que me atrae de Bolaño es que era un gran escritor, era un salvaje y sin embargo era leído. Hay una cosa punk que me atrae de México, mientras que en el cono sur estamos más preocupados por las formas y somos más peinaditos (risas).
REGRESAR A LA REVISTA
Obituario / Giorgio Albertazzi
.
Giorgio Albertazzi, en 2011, en un momento de Cercando Picasso (Buscando a Picasso). (Foto: T. Le Pera.)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El actor y director italiano Giorgio Albertazzi ha muerto esta mañana a los 92 años de una dolencia cardiaca grave. El mítico actor se encontraba en la casa de su mujer, Pia De Tolomei di Lippa, con quien se había casado en 2007. Según han expresado sus familiares en un comunicado dado a conocer por el diario La Repubblica no habrá funeral sino una amistosa despedida civil. Una nota de Roger Salas para El País.
Giorgio Albertazzi había nacido en Fiesole el 20 de agosto de 1923, debutando en 1949 con un titulo de Shakespeare, Troilo y Cressida. dirigido por Luchino Visconti. Apenas dos anos después fue descubierto para el cine con el filme de Leonardo Cortese Articolo 519 Codice Penale. A lo largo de su carrera acumuló grandes papeles protagónicos y éxitos, desde el Don Camillo de Julien Duvivier a El mercader de Venecia de Pierre Billon y Giorgio Capitani.
Casi al mismo tiempo su debut en la radio y en la naciente televisión le dieron una notoriedad estelar, con programas de gran altura actoral como Delito y castigo, 1954, dirigido por Franco Enrico. Dos años después en 1956 con Espectros, de Ibsen, tiene otro gran éxito en televisión, esta vez dirigido por Marco Ferrero. En 1961 forma parte del elenco del filme Muerte de un bandido, y no abandonó la pequeña pantalla donde se prodigó en títulos con Rey Lear de Shakespeare o El tio Vania de Chéjov. Después sí se dedico por entero al teatro. Hay que reseñar su aparición en 1964 el teatro Old Vic de Londres en un Hamlet dirigido por Franco Zefirelli. También hizo en La Scala de Milán un Edipo Rey con música incidental de Andrea Gabrieli y dirección de Giorgio De Lullo. En su extenso catalogo ocupa un lugar señero el Peer Gynt de Henry Ibsen estrenado en el Teatro de La Fenice de Venecia con la música de Edgard Grieg.
En 1994 Albertazzi funda el Laboratorio de Artes Escenicas de Volterra, donde se forman decenas de nuevos actores y de donde surgen algunos prometedores directores. En 1996 hizo un timido intento de ingreso en la vida política que no tuvo éxito y por fin en 2003 es nominado director del Teatro de Roma. La tardia pero fructífera colaboración con Dario Fo deja una serie de espectáculos con formato de conferencia y cercanos a las lecciones magistrales donde se revisaba la historia del teatro en Italia.
Uno de sus grandes roles de madurez fue el del emperador en Memorias de Adriano, espectáculo ideado por Maurizio Scaparro sobre el libro homónimo de Marguerite Yourcenar y que dio la vuelta al mundo. Originalmente el papel del esclavo bitinio favorito y amante de emperador lo hizo el bailarin francés Eric Vu An, y después este rol fue hecho en numerosas giras por el español Ygor Yebra.
El ultimo gran estreno que presencié de Giorgio Albertazzi fue en el Teatro Quirino de Roma en marzo de 2011 encarnando al pintor Pablo Picasso. En escena estaba acompañado de las bailarinas de la compañía de Martha Graham y se sentía como pez en el agua. Su Picasso era conmovedor y tenía mucho de autobiográfico, el artista mas allá de la madurez, diríase que al final de su vida especulando sobre las pasiones, la carne y el transito. Dirigido por Antonio Calenda, con quien ya había hecho un fantástico montaje sobre Apollinaire, en Cercando Picasso Giorgio Albertazzi ponía voz una vez más a su muy amado Federico Garcia Lorca con la recitación de la legendaria conferencia sobre el flamenco.
En declaraciones de hoy a este diario Maurizio Scaparro ha dicho que con la muerte de Albertazzi se pierde a un actor moderno, capaz de hacerle entender a los jóvenes como será el teatro del futuro. La ultima vez que lo vi, recientemente, Giorgio había perdido algo que siempre tenía: le faltaba ya la curiosidad por el futuro.
REGRESAR A LA REVISTA
Giorgio Albertazzi, en 2011, en un momento de Cercando Picasso (Buscando a Picasso). (Foto: T. Le Pera.)
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- El actor y director italiano Giorgio Albertazzi ha muerto esta mañana a los 92 años de una dolencia cardiaca grave. El mítico actor se encontraba en la casa de su mujer, Pia De Tolomei di Lippa, con quien se había casado en 2007. Según han expresado sus familiares en un comunicado dado a conocer por el diario La Repubblica no habrá funeral sino una amistosa despedida civil. Una nota de Roger Salas para El País.
Giorgio Albertazzi había nacido en Fiesole el 20 de agosto de 1923, debutando en 1949 con un titulo de Shakespeare, Troilo y Cressida. dirigido por Luchino Visconti. Apenas dos anos después fue descubierto para el cine con el filme de Leonardo Cortese Articolo 519 Codice Penale. A lo largo de su carrera acumuló grandes papeles protagónicos y éxitos, desde el Don Camillo de Julien Duvivier a El mercader de Venecia de Pierre Billon y Giorgio Capitani.
Casi al mismo tiempo su debut en la radio y en la naciente televisión le dieron una notoriedad estelar, con programas de gran altura actoral como Delito y castigo, 1954, dirigido por Franco Enrico. Dos años después en 1956 con Espectros, de Ibsen, tiene otro gran éxito en televisión, esta vez dirigido por Marco Ferrero. En 1961 forma parte del elenco del filme Muerte de un bandido, y no abandonó la pequeña pantalla donde se prodigó en títulos con Rey Lear de Shakespeare o El tio Vania de Chéjov. Después sí se dedico por entero al teatro. Hay que reseñar su aparición en 1964 el teatro Old Vic de Londres en un Hamlet dirigido por Franco Zefirelli. También hizo en La Scala de Milán un Edipo Rey con música incidental de Andrea Gabrieli y dirección de Giorgio De Lullo. En su extenso catalogo ocupa un lugar señero el Peer Gynt de Henry Ibsen estrenado en el Teatro de La Fenice de Venecia con la música de Edgard Grieg.
Albertazzi, en Memorias de Adriano, en 2005.
En 1994 Albertazzi funda el Laboratorio de Artes Escenicas de Volterra, donde se forman decenas de nuevos actores y de donde surgen algunos prometedores directores. En 1996 hizo un timido intento de ingreso en la vida política que no tuvo éxito y por fin en 2003 es nominado director del Teatro de Roma. La tardia pero fructífera colaboración con Dario Fo deja una serie de espectáculos con formato de conferencia y cercanos a las lecciones magistrales donde se revisaba la historia del teatro en Italia.
Uno de sus grandes roles de madurez fue el del emperador en Memorias de Adriano, espectáculo ideado por Maurizio Scaparro sobre el libro homónimo de Marguerite Yourcenar y que dio la vuelta al mundo. Originalmente el papel del esclavo bitinio favorito y amante de emperador lo hizo el bailarin francés Eric Vu An, y después este rol fue hecho en numerosas giras por el español Ygor Yebra.
El ultimo gran estreno que presencié de Giorgio Albertazzi fue en el Teatro Quirino de Roma en marzo de 2011 encarnando al pintor Pablo Picasso. En escena estaba acompañado de las bailarinas de la compañía de Martha Graham y se sentía como pez en el agua. Su Picasso era conmovedor y tenía mucho de autobiográfico, el artista mas allá de la madurez, diríase que al final de su vida especulando sobre las pasiones, la carne y el transito. Dirigido por Antonio Calenda, con quien ya había hecho un fantástico montaje sobre Apollinaire, en Cercando Picasso Giorgio Albertazzi ponía voz una vez más a su muy amado Federico Garcia Lorca con la recitación de la legendaria conferencia sobre el flamenco.
En declaraciones de hoy a este diario Maurizio Scaparro ha dicho que con la muerte de Albertazzi se pierde a un actor moderno, capaz de hacerle entender a los jóvenes como será el teatro del futuro. La ultima vez que lo vi, recientemente, Giorgio había perdido algo que siempre tenía: le faltaba ya la curiosidad por el futuro.
REGRESAR A LA REVISTA
domingo, mayo 29, 2016
Fotografía / México:Hace un siglo nació el fotógrafo Armando Salas Portugal
.
Las letras fueron su otra pasión. Decía: «Si la fotografía es pintar con luz, escribir es pintar con palabras». (Foto: Cortesía de la Fundación Salas Portugal. )
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Armando Salas Portugal caminó selvas, playas, sitios arqueológicos, volcanes, campos y desiertos; fotografió las obras arquitectónicas más importantes del siglo pasado de figuras como Luis Barragán, Teodoro González de León, Mathias Goeritz, Félix Candela o Mario Pani, pero también la mirada de los lacandones, de los campesinos, las formas de figuras prehispánicas, de la roca, el hielo y los árboles. Un fotógrafo que hizo del paisaje el centro de su obra y de la experimentación una constante y de quien este domingo se cumplen 100 años de su nacimiento, que se conmemoran fuera de los reflectores oficiales. Ericka Montaño Garfias reporta para La Jornada.
Conocer su historia es adentrarse en el mundo de un hombre que desde los seis años se preocupó y ocupó de la memoria; que estudió química, especializado en esencias y perfumería en Estados Unidos; que regresó a México, puso una perfumería en la calle de Chihuahua y comenzó a recorrer el país con sus cámaras y tripiés a la espalda para convertirse en uno de los mejores fotógrafos del país. Que además no se conformó con fotografiar: otra de sus pasiones fue la escritura, y con la combinación de ambas creó un registro de ese México que ya no es.
Digitalizado, sólo 15%
«Nació hace 100 años, pero la fecha es para anunciar el inicio de los próximos 100 en la difusión de su obra y su archivo, subrayó Armando Salas Peralta, hijo del artista, quien dirige la Fundación Armando Salas Portugal, establecida hace 15 años. Esta institución, integrada como una asociación civil sin fines de lucro, tiene por misión la preservación, investigación y difusión del acervo del fotógrafo, que no se limita a los 70 mil negativos e impresiones: en él también hay documentos, correspondencia, diarios, las colecciones que formó cuando era niño, su escritorio, su biblioteca de más de 2 mil ejemplares, artículos, poesía, su equipo fotográfico y el laboratorio, aún en funcionamiento, todo ello dentro de la Casa Estudio Armando Salas Portugal, en la calle de Bucareli, sede de la fundación.
«Han sido 15 años de trabajo intensivo en la catalogación, casi sin apoyos. Me metí al archivo sin tener idea de nada. Tenemos un tesoro, una mina fantástica que la fundación quiere conservar, difundir y compartir. Ya estamos preparados para iniciar la investigación profesional del archivo, adelantó. Para lograrlo ahora se abocarán a obtener recursos para la creación del Centro de Investigación y Documentación de la Fundación Armando Salas Portugal y para digitalizar el archivo, materia en la que sólo se tiene un avance de 15 por ciento.
«Por eso decimos que el centenario va a durar 100 años. No estamos subidos al podio oficial, estamos ocupados con la creación del centro de documentación y en la organización de exposiciones. Todos los elementos que tenemos servirán para articular una ventana para asomarnos a los acervos. No tenemos prisa por festejar este siglo y estamos abiertos a la colaboración con otras instituciones», precisó, aunque hasta ahora no se ha logrado un acercamiento formal con, por ejemplo, la Secretaría de Cultura federal.
Respecto de posibles exposiciones para conmemorar estos 100 años existen diferentes propuestas que se concretarán en los próximos meses, dentro y fuera del país; por lo pronto ya preparan Antiguos reinos de México en el Jardín Borda de Cuernavaca, en colaboración con la Secretaría de Cultura de Morelos.
Armando Salas Portugal nació en Monterrey el 29 de mayo de 1916; cinco años después, su familia se trasladó a la ciudad de México. A los 18 años fue a estudiar la secundaria en Estados Unidos y después la carrera en la Universidad de California en Los Ángeles. En 1934, durante unas vacaciones, tuvo su primer contacto con la fotografía.
«No tuvo maestro. Fue autodidacta», leía mucho de fotografía dada la «vocación científica y de investigación» que siempre lo acompañó, recuerda el director de la fundación.
Varias de sus imágenes adornan las paredes de la Casa Estudio donde se realizó esta entrevista. Afuera la vida no se detiene, la gente va de prisa en coche o a pie, camina sin mirar, ve el teléfono, espera un transporte que no llega, muere de calor. Aquí dentro, en este espacio, el tiempo hace un alto frente a imágenes que invitan a quedarse quieto, observar un detalle del hielo, el agua o la luz, una textura, una escala del gris, cada uno de los tonos que llevan del blanco al negro y viceversa.
La curiosidad de Salas Portugal se plasma en el dominio técnico y experimental de su trabajo, ya sea con iluminación al óleo o con infrarrojos que hacen que los verdes, que en una fotografía blanco y negro aparecen en color negro, se vean blancos, o lo que llamó «fotografía del pensamiento»: imágenes captadas sin cámara, con químicos y métodos secretos que escribió y guardó en un lugar escondido de su estudio. En ellas se adivinan sueños, figuras y forman parte del fondo Fotografía Abstracta, la mayor parte del cual es inédito.
Tan sólo el archivo fotográfico de Salas Portugal, fallecido el 11 de enero de 1995, suma más de 70 mil negativos e impresiones originales, y se divide en siete fondos: Paisaje (Colección selecta de paisaje; El paisaje de México; Laguna, mar y selva, y En las fronteras del firmamento), México eterno (Los pueblos de antes, Personajes, Caminos y caminantes e Iglesias del olvido), Arqueología (Los antiguos reinos de México con imágenes de unos 50 sitios arqueológicos de México, Guatemala y Honduras), Arquitectura (Arquitectura moderna mexicana; Arquitectura y paisaje urbano; Arquitectura colonial y religiosa, y Murales, esculturas y reproducciones de pinturas y grabados antiguos), Fotografía abstracta (Fotografía del pensamiento) y Fondo documental (en el que se encuentran fotografías familiares, autorretratos, viajes y amigos).
Detrás del arte, la intención de registrar
Cada fondo y colección se divide en numerosos subtemas. Algunas de estas imágenes fueron objeto de numerosas exposiciones cuando él vivía (la primera fue en el Palacio de Bellas Artes, a la edad de 28 años, y a ella siguieron varias más en ese recinto y en muchos más en México y el extranjero).
Tras su muerte, la fundación, que ya tiene el estatus de donataria por parte de la Secretaría de Hacienda, ha organizado varias exposiciones individuales y en colaboración que se han presentado en distintas partes de México, así como en Alemania, España, Estados Unidos, Inglaterra, Japón, Bélgica, Francia, Italia y Emiratos Árabes, además de participar en casi 40 publicaciones, entre libros, revistas y ediciones digitales.
«No tomaba fotografías sólo por tomarlas. Detrás de cada una hay una intención de hacer un registro, y la forma de planear su obra siempre fue monumental», expresa Salas Peralta, quien antes de asumir la responsabilidad de este archivo fue empresario y además es músico.
¿Don Armando dejó alguna instrucción sobre su archivo?
Lo único que me dijo de su archivo fue antes de morir. Estaba en cama y me dijo: «Les encargo mucho mi archivo. ¡Cuídenlo porque es muy importante!» Él sabía su relevancia, construyó eso, y estuvo produciendo hasta un año antes de fallecer. Aunque tuvo muchísimas exposiciones dentro y fuera del país, no buscó la fama. Fue discreto y dedicado, no pretencioso.
Desde que comenzó a tomar fotos combinó esa actividad con la escritura, que ya ejercía desde niño (uno de sus primeros textos es una postal a su madre donde ya habla de la memoria) y mantuvo toda su vida. «La combinación entre escritura y fotografía es muy fuerte. Creo que mi padre fue reportando, registrando, como una necesidad casi compulsiva».
Después de todo él decía: «Si la fotografía es pintar con luz, escribir es pintar con palabras».
Salas hizo del paisaje su ejercicio básico y alrededor de 70 por ciento de su obra está dedicada a este género, mientras su trabajo con la arquitectura, que no se limita a su colaboración con Barragán, “fue lo que lo vinculó con su tiempo.
«Logró establecer una relación pasado-presente desde la fotografía, a través de los diferentes campos de su interés visual. No hay nadie que tenga esta multiplicidad (en su obra); está la presencia de este esfuerzo físico de casi tocar los límites, ya sea en la selva o escalando volcanes».
Sus fotografías obligan al espectador a detenerse, a mirar, a sentir. Carlos Montemayor escribió en el libro Armando Salas Portugal: «Quizá la impresión primera y más profunda que tuve de las fotografías de paisaje de Armando Salas Portugal fue cierta sensación de interioridad», y añade en otro párrafo: «Porque la amplitud del paisaje, las nubes, la distancia, los árboles, el follaje, la tierra, los barrancos, adquieren una atmósfera de reflexión, de introspección, que convierten al fotógrafo en interlocutor, o mejor, en el primer testigo deslumbrado con esos milagrosos instantes del mundo en que no solamente es o ha sido, sino que quiere seguir siendo».
Así termina este viaje de cinco horas y media a través del archivo de la fundación, tiempo que apenas sirvió para ver algunos ejemplos de su obra. Si hubiera una cifra no sería ni uno por ciento. Ni siquiera la punta del iceberg; apenas, acaso, rozar la idea de que ahí adelante, en algún lugar, se encuentra ese iceberg. Así de monumental es la obra de Armando Salas Portugal.
REGRESAR A LA REVISTA
Las letras fueron su otra pasión. Decía: «Si la fotografía es pintar con luz, escribir es pintar con palabras». (Foto: Cortesía de la Fundación Salas Portugal. )
C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Armando Salas Portugal caminó selvas, playas, sitios arqueológicos, volcanes, campos y desiertos; fotografió las obras arquitectónicas más importantes del siglo pasado de figuras como Luis Barragán, Teodoro González de León, Mathias Goeritz, Félix Candela o Mario Pani, pero también la mirada de los lacandones, de los campesinos, las formas de figuras prehispánicas, de la roca, el hielo y los árboles. Un fotógrafo que hizo del paisaje el centro de su obra y de la experimentación una constante y de quien este domingo se cumplen 100 años de su nacimiento, que se conmemoran fuera de los reflectores oficiales. Ericka Montaño Garfias reporta para La Jornada.
Conocer su historia es adentrarse en el mundo de un hombre que desde los seis años se preocupó y ocupó de la memoria; que estudió química, especializado en esencias y perfumería en Estados Unidos; que regresó a México, puso una perfumería en la calle de Chihuahua y comenzó a recorrer el país con sus cámaras y tripiés a la espalda para convertirse en uno de los mejores fotógrafos del país. Que además no se conformó con fotografiar: otra de sus pasiones fue la escritura, y con la combinación de ambas creó un registro de ese México que ya no es.
Digitalizado, sólo 15%
«Nació hace 100 años, pero la fecha es para anunciar el inicio de los próximos 100 en la difusión de su obra y su archivo, subrayó Armando Salas Peralta, hijo del artista, quien dirige la Fundación Armando Salas Portugal, establecida hace 15 años. Esta institución, integrada como una asociación civil sin fines de lucro, tiene por misión la preservación, investigación y difusión del acervo del fotógrafo, que no se limita a los 70 mil negativos e impresiones: en él también hay documentos, correspondencia, diarios, las colecciones que formó cuando era niño, su escritorio, su biblioteca de más de 2 mil ejemplares, artículos, poesía, su equipo fotográfico y el laboratorio, aún en funcionamiento, todo ello dentro de la Casa Estudio Armando Salas Portugal, en la calle de Bucareli, sede de la fundación.
«Han sido 15 años de trabajo intensivo en la catalogación, casi sin apoyos. Me metí al archivo sin tener idea de nada. Tenemos un tesoro, una mina fantástica que la fundación quiere conservar, difundir y compartir. Ya estamos preparados para iniciar la investigación profesional del archivo, adelantó. Para lograrlo ahora se abocarán a obtener recursos para la creación del Centro de Investigación y Documentación de la Fundación Armando Salas Portugal y para digitalizar el archivo, materia en la que sólo se tiene un avance de 15 por ciento.
«Por eso decimos que el centenario va a durar 100 años. No estamos subidos al podio oficial, estamos ocupados con la creación del centro de documentación y en la organización de exposiciones. Todos los elementos que tenemos servirán para articular una ventana para asomarnos a los acervos. No tenemos prisa por festejar este siglo y estamos abiertos a la colaboración con otras instituciones», precisó, aunque hasta ahora no se ha logrado un acercamiento formal con, por ejemplo, la Secretaría de Cultura federal.
Respecto de posibles exposiciones para conmemorar estos 100 años existen diferentes propuestas que se concretarán en los próximos meses, dentro y fuera del país; por lo pronto ya preparan Antiguos reinos de México en el Jardín Borda de Cuernavaca, en colaboración con la Secretaría de Cultura de Morelos.
Armando Salas Portugal nació en Monterrey el 29 de mayo de 1916; cinco años después, su familia se trasladó a la ciudad de México. A los 18 años fue a estudiar la secundaria en Estados Unidos y después la carrera en la Universidad de California en Los Ángeles. En 1934, durante unas vacaciones, tuvo su primer contacto con la fotografía.
«No tuvo maestro. Fue autodidacta», leía mucho de fotografía dada la «vocación científica y de investigación» que siempre lo acompañó, recuerda el director de la fundación.
Varias de sus imágenes adornan las paredes de la Casa Estudio donde se realizó esta entrevista. Afuera la vida no se detiene, la gente va de prisa en coche o a pie, camina sin mirar, ve el teléfono, espera un transporte que no llega, muere de calor. Aquí dentro, en este espacio, el tiempo hace un alto frente a imágenes que invitan a quedarse quieto, observar un detalle del hielo, el agua o la luz, una textura, una escala del gris, cada uno de los tonos que llevan del blanco al negro y viceversa.
La curiosidad de Salas Portugal se plasma en el dominio técnico y experimental de su trabajo, ya sea con iluminación al óleo o con infrarrojos que hacen que los verdes, que en una fotografía blanco y negro aparecen en color negro, se vean blancos, o lo que llamó «fotografía del pensamiento»: imágenes captadas sin cámara, con químicos y métodos secretos que escribió y guardó en un lugar escondido de su estudio. En ellas se adivinan sueños, figuras y forman parte del fondo Fotografía Abstracta, la mayor parte del cual es inédito.
Tan sólo el archivo fotográfico de Salas Portugal, fallecido el 11 de enero de 1995, suma más de 70 mil negativos e impresiones originales, y se divide en siete fondos: Paisaje (Colección selecta de paisaje; El paisaje de México; Laguna, mar y selva, y En las fronteras del firmamento), México eterno (Los pueblos de antes, Personajes, Caminos y caminantes e Iglesias del olvido), Arqueología (Los antiguos reinos de México con imágenes de unos 50 sitios arqueológicos de México, Guatemala y Honduras), Arquitectura (Arquitectura moderna mexicana; Arquitectura y paisaje urbano; Arquitectura colonial y religiosa, y Murales, esculturas y reproducciones de pinturas y grabados antiguos), Fotografía abstracta (Fotografía del pensamiento) y Fondo documental (en el que se encuentran fotografías familiares, autorretratos, viajes y amigos).
Detrás del arte, la intención de registrar
Cada fondo y colección se divide en numerosos subtemas. Algunas de estas imágenes fueron objeto de numerosas exposiciones cuando él vivía (la primera fue en el Palacio de Bellas Artes, a la edad de 28 años, y a ella siguieron varias más en ese recinto y en muchos más en México y el extranjero).
Tras su muerte, la fundación, que ya tiene el estatus de donataria por parte de la Secretaría de Hacienda, ha organizado varias exposiciones individuales y en colaboración que se han presentado en distintas partes de México, así como en Alemania, España, Estados Unidos, Inglaterra, Japón, Bélgica, Francia, Italia y Emiratos Árabes, además de participar en casi 40 publicaciones, entre libros, revistas y ediciones digitales.
«No tomaba fotografías sólo por tomarlas. Detrás de cada una hay una intención de hacer un registro, y la forma de planear su obra siempre fue monumental», expresa Salas Peralta, quien antes de asumir la responsabilidad de este archivo fue empresario y además es músico.
¿Don Armando dejó alguna instrucción sobre su archivo?
Lo único que me dijo de su archivo fue antes de morir. Estaba en cama y me dijo: «Les encargo mucho mi archivo. ¡Cuídenlo porque es muy importante!» Él sabía su relevancia, construyó eso, y estuvo produciendo hasta un año antes de fallecer. Aunque tuvo muchísimas exposiciones dentro y fuera del país, no buscó la fama. Fue discreto y dedicado, no pretencioso.
Desde que comenzó a tomar fotos combinó esa actividad con la escritura, que ya ejercía desde niño (uno de sus primeros textos es una postal a su madre donde ya habla de la memoria) y mantuvo toda su vida. «La combinación entre escritura y fotografía es muy fuerte. Creo que mi padre fue reportando, registrando, como una necesidad casi compulsiva».
Después de todo él decía: «Si la fotografía es pintar con luz, escribir es pintar con palabras».
Salas hizo del paisaje su ejercicio básico y alrededor de 70 por ciento de su obra está dedicada a este género, mientras su trabajo con la arquitectura, que no se limita a su colaboración con Barragán, “fue lo que lo vinculó con su tiempo.
«Logró establecer una relación pasado-presente desde la fotografía, a través de los diferentes campos de su interés visual. No hay nadie que tenga esta multiplicidad (en su obra); está la presencia de este esfuerzo físico de casi tocar los límites, ya sea en la selva o escalando volcanes».
Sus fotografías obligan al espectador a detenerse, a mirar, a sentir. Carlos Montemayor escribió en el libro Armando Salas Portugal: «Quizá la impresión primera y más profunda que tuve de las fotografías de paisaje de Armando Salas Portugal fue cierta sensación de interioridad», y añade en otro párrafo: «Porque la amplitud del paisaje, las nubes, la distancia, los árboles, el follaje, la tierra, los barrancos, adquieren una atmósfera de reflexión, de introspección, que convierten al fotógrafo en interlocutor, o mejor, en el primer testigo deslumbrado con esos milagrosos instantes del mundo en que no solamente es o ha sido, sino que quiere seguir siendo».
Así termina este viaje de cinco horas y media a través del archivo de la fundación, tiempo que apenas sirvió para ver algunos ejemplos de su obra. Si hubiera una cifra no sería ni uno por ciento. Ni siquiera la punta del iceberg; apenas, acaso, rozar la idea de que ahí adelante, en algún lugar, se encuentra ese iceberg. Así de monumental es la obra de Armando Salas Portugal.
REGRESAR A LA REVISTA
sábado, mayo 28, 2016
viernes, mayo 27, 2016
Cine / Entrevista a Arnaud Desplechin
.
Arnaud Desplechin durante el rodaje de Tres recuerdos de mi juventud. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Siempre ha sido el heredero natural de François Truffaut. Del mismo modo que el legendario autor francés tuvo a su alter ego en la figura de Antoine Doinel, Desplechin se ha transmutado en Paul Dedalus, personaje al que retrató por primera vez en su tercera película, Cómo me disputé mi vida sexual (1996) en la que veíamos su etapa universitaria, enamorado de su novia de toda la vida del pueblo pero sin poder resistir la tentación de dejarse seducir por las sofisticadas parisinas. Juan Sardá lo entrevista para El Cultural.
Veinte años después de aquel filme, Dedalus (apellido de evidentes connotaciones literarias pues es el mismo del protagonista de El retrato del artista adolescente de James Joyce) sigue siendo joven y Desplechin nos quiere contar lo que no vimos en aquella película. Empieza por una infancia marcada por el suicidio de la madre y la cólera del padre y sigue con los primeros escarceos con la eterna Esther. Termina con la encendida correspondencia que comparten los dos amantes cuando el destino los separa.
Ganador del César al mejor director por este filme, a pesar de su posición de privilegio en el parnorama del cine francés, Desplechin solo ha estrenado dos películas en nuestro país, Reyes y reina (2004) y la muy aclamada por la crítica Un cuento de Navidad (2008). El director habla con El Cultural mientras ejerce como jurado del Festival de Cannes, una experiencia que considera «apasionante» porque le ha devuelto a sus tiempos de estudiante. «Es fantástico ver películas y después discutirlas con los compañeros», explica.
La primera pregunta parece evidente. ¿Son Cómo me disputé mi vida sexual y esta Tres recuerdos de juventud autobiográficas?
¡No! Mi vida ha sido mucho más aburrida. Mi madre está viva y yo nunca he estado en Minsk aunque mis hermanos sí hicieron ese viaje, así que hasta cierto punto la película cuenta las aventuras que me hubiera gustado tener y no tuve. Lo que sí me gusta es que el espectador tenga la impresión de que ha visto algo personal. Los hechos no coinciden con los de mi vida pero las emociones sí son sinceras. La película cuenta mis sentimientos.
Vemos a un héroe romántico con ese apellido extraído de la novela de Joyce. ¿Buscaba el clasicismo?
Lo veo como un personaje de Stendhal, un chico demasiado prudente que cambia totalmente cuando se enamora y comienza a sentirse vivo. El amor es una fuerza que lo despierta a la vida pero también se convierte en una enfermedad del corazón. Tiene algo de antropólogo porque es alguien que se estudia... Los jóvenes actores interpretaban ese apellido como «dedal» y para ellos tenía todo el sentido porque está perdido como un dedal.
Cultiva una especie de realismo naíf con algún detalle mágico que recuerda a Fanny y Alexander de Bergman. ¿Fue una influencia?
Totalmente. Vi esa película en el cine cuando era un adolescente y sigue siendo una de las experiencias más importantes de mi vida. Mi primer filme, La vie des morts (1991) roba muchísimas cosas y desde entonces nuna ha dejado de nutrirme. Siempre digo que fue ese título el que me hizo convertirme en director de cine. Toda la base de las historias generacionales viene de allí.
La huella más obvia es la de Truffaut. ¿Lo considera su maestro?
Truffaut dio el mejor consejo de estilo que jamás he escuchado. Hay que filmar como si tuvieras 40 de fiebre. Y eso es lo que yo hago.
Cada una de las tres historias tiene su propia estética. ¿Cómo las preparó?
Me gusta el cine de género y de hecho creo que todo el cine es de género. Entiendo que las películas realistas deben ser realistas y los westerns, westerns. Yo le decía al equipo que tenemos que ir hasta el fondo para lograrlo. En la pequeña parte en la que entramos dentro del terreno del cine de espías, tenía que tener un aire absolutamente reconocible de cine de guerra fría. Cada parte tiene su propio estilo. La primera es cine poético, después tenemos una historia de iniciación clásica y allí el referente es Coppola. Al final, se convierte en una película epistolaria. Me gusta que sean tan distintas y que no peguen demasiado bien. El reto es que cada una sea brutal a su manera y que no se pierda de vista que estamos explicando un solo viaje. Por eso hay una sola canción que suena todo el rato.
Es curioso ese inicio a lo James Bond. La película cambia en seguida de tono.
Quiero que haya un juego y dar pistas falsas. En este filme hablo sobre la identidad y no me gusta que las cosas sean demasiado evidentes o que se conviertan en discursivas. Esa pequeña trama de cine negro nos mete de lleno en ese asunto de la identidad. ¿He sido buena persona o no? Y lo hace con una narración.
Ese amor de Paul por Esther «más grande que la vida» nos sorprende. ¿Quería hacer una película romántica?
Más que romántica es novelesca. Hay algo ligero, no está planteada como una tragedia y aunque los personajes son celosos lo son de una manera pintoresca. Vemos el mundo de Paul pero también el mundo que le rodea, no quería quedarme solo en su retrato porque las vidas de los demás forman parte de la nuestra.
El Paul Dedalus de 50 años es un hombre muy solo y un poco triste. ¿Cómo lo ve?
Hay un juego de equivalencias. Cuando es adolescente es un chico muy serio y de mayor se permite la rabia de la adolescencia que no se autorizó de joven. Con la profesora también vive el duelo por su madre que no tuvo en su momento. Es alguien que vive como un perpetuo exiliado.
Dice una frase que impacta: «Toda mi vida me he preguntado si he sido lo suficientemente bueno para Esther».
Me inclino de rodillas ante Mathieu Amalric por la verdad que le da a esa escena. No puedo ver ese momento sin echarme a llorar. Cuando él la conoce ella es una mujer fuerte y el amor la hace vulnerable. Esa frase resume toda la película.
REGRESAR A LA REVISTA
Arnaud Desplechin durante el rodaje de Tres recuerdos de mi juventud. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 27 de mayo de 2016. (RanchoNEWS).- Siempre ha sido el heredero natural de François Truffaut. Del mismo modo que el legendario autor francés tuvo a su alter ego en la figura de Antoine Doinel, Desplechin se ha transmutado en Paul Dedalus, personaje al que retrató por primera vez en su tercera película, Cómo me disputé mi vida sexual (1996) en la que veíamos su etapa universitaria, enamorado de su novia de toda la vida del pueblo pero sin poder resistir la tentación de dejarse seducir por las sofisticadas parisinas. Juan Sardá lo entrevista para El Cultural.
Veinte años después de aquel filme, Dedalus (apellido de evidentes connotaciones literarias pues es el mismo del protagonista de El retrato del artista adolescente de James Joyce) sigue siendo joven y Desplechin nos quiere contar lo que no vimos en aquella película. Empieza por una infancia marcada por el suicidio de la madre y la cólera del padre y sigue con los primeros escarceos con la eterna Esther. Termina con la encendida correspondencia que comparten los dos amantes cuando el destino los separa.
Ganador del César al mejor director por este filme, a pesar de su posición de privilegio en el parnorama del cine francés, Desplechin solo ha estrenado dos películas en nuestro país, Reyes y reina (2004) y la muy aclamada por la crítica Un cuento de Navidad (2008). El director habla con El Cultural mientras ejerce como jurado del Festival de Cannes, una experiencia que considera «apasionante» porque le ha devuelto a sus tiempos de estudiante. «Es fantástico ver películas y después discutirlas con los compañeros», explica.
La primera pregunta parece evidente. ¿Son Cómo me disputé mi vida sexual y esta Tres recuerdos de juventud autobiográficas?
¡No! Mi vida ha sido mucho más aburrida. Mi madre está viva y yo nunca he estado en Minsk aunque mis hermanos sí hicieron ese viaje, así que hasta cierto punto la película cuenta las aventuras que me hubiera gustado tener y no tuve. Lo que sí me gusta es que el espectador tenga la impresión de que ha visto algo personal. Los hechos no coinciden con los de mi vida pero las emociones sí son sinceras. La película cuenta mis sentimientos.
Vemos a un héroe romántico con ese apellido extraído de la novela de Joyce. ¿Buscaba el clasicismo?
Lo veo como un personaje de Stendhal, un chico demasiado prudente que cambia totalmente cuando se enamora y comienza a sentirse vivo. El amor es una fuerza que lo despierta a la vida pero también se convierte en una enfermedad del corazón. Tiene algo de antropólogo porque es alguien que se estudia... Los jóvenes actores interpretaban ese apellido como «dedal» y para ellos tenía todo el sentido porque está perdido como un dedal.
Cultiva una especie de realismo naíf con algún detalle mágico que recuerda a Fanny y Alexander de Bergman. ¿Fue una influencia?
Totalmente. Vi esa película en el cine cuando era un adolescente y sigue siendo una de las experiencias más importantes de mi vida. Mi primer filme, La vie des morts (1991) roba muchísimas cosas y desde entonces nuna ha dejado de nutrirme. Siempre digo que fue ese título el que me hizo convertirme en director de cine. Toda la base de las historias generacionales viene de allí.
La huella más obvia es la de Truffaut. ¿Lo considera su maestro?
Truffaut dio el mejor consejo de estilo que jamás he escuchado. Hay que filmar como si tuvieras 40 de fiebre. Y eso es lo que yo hago.
Cada una de las tres historias tiene su propia estética. ¿Cómo las preparó?
Me gusta el cine de género y de hecho creo que todo el cine es de género. Entiendo que las películas realistas deben ser realistas y los westerns, westerns. Yo le decía al equipo que tenemos que ir hasta el fondo para lograrlo. En la pequeña parte en la que entramos dentro del terreno del cine de espías, tenía que tener un aire absolutamente reconocible de cine de guerra fría. Cada parte tiene su propio estilo. La primera es cine poético, después tenemos una historia de iniciación clásica y allí el referente es Coppola. Al final, se convierte en una película epistolaria. Me gusta que sean tan distintas y que no peguen demasiado bien. El reto es que cada una sea brutal a su manera y que no se pierda de vista que estamos explicando un solo viaje. Por eso hay una sola canción que suena todo el rato.
Es curioso ese inicio a lo James Bond. La película cambia en seguida de tono.
Quiero que haya un juego y dar pistas falsas. En este filme hablo sobre la identidad y no me gusta que las cosas sean demasiado evidentes o que se conviertan en discursivas. Esa pequeña trama de cine negro nos mete de lleno en ese asunto de la identidad. ¿He sido buena persona o no? Y lo hace con una narración.
Ese amor de Paul por Esther «más grande que la vida» nos sorprende. ¿Quería hacer una película romántica?
Más que romántica es novelesca. Hay algo ligero, no está planteada como una tragedia y aunque los personajes son celosos lo son de una manera pintoresca. Vemos el mundo de Paul pero también el mundo que le rodea, no quería quedarme solo en su retrato porque las vidas de los demás forman parte de la nuestra.
El Paul Dedalus de 50 años es un hombre muy solo y un poco triste. ¿Cómo lo ve?
Hay un juego de equivalencias. Cuando es adolescente es un chico muy serio y de mayor se permite la rabia de la adolescencia que no se autorizó de joven. Con la profesora también vive el duelo por su madre que no tuvo en su momento. Es alguien que vive como un perpetuo exiliado.
Dice una frase que impacta: «Toda mi vida me he preguntado si he sido lo suficientemente bueno para Esther».
Me inclino de rodillas ante Mathieu Amalric por la verdad que le da a esa escena. No puedo ver ese momento sin echarme a llorar. Cuando él la conoce ella es una mujer fuerte y el amor la hace vulnerable. Esa frase resume toda la película.
REGRESAR A LA REVISTA