Louis Armstrong durante una actuación en Niza (Francia) a finales de los 40. (Foto: DOT TIME RECORDS)
C iudad Juárez, Chihuahua. 6 de diciembre de 2017. (RanchoNEWS).- En 1956, el productor de Metro Goldwyn Meyer Sol C. Siegel ofreció un cuarto de millón de dólares a Cole Porter para que escribiese las canciones de la película High Society, un remake musical de Historias de Filadelfia protagonizada por Bing Crosby, Grace Kelly y Frank Sinatra, nada menos. Cuando Porter supo que en la película aparecería también Louis Armstrong, decidió que tenía que escribir una canción en clave de jazz especialmente para él. Así nació Now You Has Jazz, un tema en el que un sofisticado Bing Crosby interactúa con los All Stars de Armstrong explicando qué es el jazz de forma tan ingenua y simple como, desde cierto punto de vista, adecuada. Porque ¿hay algo que evoque mejor el espíritu del jazz a un neófito que aquel infeccioso latido musical que Louis Armstrong cocinó en Nueva Orleans, llevó después a Chicago y, finalmente, a la eternidad? Yahvé M. de la Cavada escribe para el suplemento Babelia de El País.
A Armstrong le llamaban Satchmo por el gran tamaño de su boca, pero muchos músicos y amigos también le llamaban Pops, un apodo que representa perfectamente su papel de padre de gran parte de la música americana moderna y embajador principal del jazz que él mismo desarrolló como pocos en la historia del género. Fue la gran Billie Holiday quien aparentemente le adjudicó ese apodo, y es difícil imaginar qué podría sentir la cantante cuando Armstrong, en 1952, le dedicaba un sentido A Kiss To Build a Dream On en un pequeño club de San Francisco, estando ella entre el público. Esa dedicatoria y esa interpretación, junto a muchas otras joyas nunca publicadas del trompetista, se editan ahora por primera vez en The Nightclubs, segundo disco del proyecto con el que el sello californiano Dot Time está rescatando valiosísimo material inédito salido de los archivos privados de Armstrong. Como su propio nombre indica, este trabajo recopila tomas grabadas en un contexto poco documentado del Armstrong de los cincuenta: el de actuaciones en pequeños clubes, al calor de audiencias reducidas y cercanas, todas ellas con diferentes encarnaciones de sus All Stars entre 1950 y 1958, en las que aparecen nombres como Trummy Young, Billy Kyle, Arvell Shaw o dos clarinetistas tan diferentes como Edmond Hall y el ellingtoniano Barney Bigard.
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