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Carta al hijo
Que tus piernas sean ligeras
y tus brazos fuertes,
que sea cierto
y sea dulce
el trabajo que nace de tus manos.
Limpios tus ojos
y hondos
como en tiempos tus oídos claros
se abrirán al ritmo de la música.
Que tu corazón permanezca batiente
cuando nadie quede
en el campo de batalla.
Que tus movimientos y formas
delaten el color de tu alma.
Que tu nombre sea el de todos.
Tu cuerpo cuidará de tu cuerpo;
tu espíritu cuida de ti
y de nosotros.
Izamiento
Izar una vela,
extender un lienzo de blancura
que se inflame sin arder
ni reventarse.
Una vela blanca desplegada
contra el fondo azul
para avanzar y dividir las aguas
al costado derecho,
al costado izquierdo.
Y levantar una bandera
hacia el punto más alto de la ondulación,
llamando la bandera al frente
con la fuerza del viento
que no sopla en los himnos.
Quiero salir a la calle,
con ambas manos levantar
sobre mí, un pedazo de tela
para navegar entre la multitud;
izar un pedazo de tela,
un estandarte en blanco
por las batallas que no tienen nombre
y por la luz ondea en mí.
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