Paul Gauguin: 'Nevermore', 1897. © The Samuel Courtauld Trust, The Courtauld Gallery, London. (Foto: Bridgeman Images)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 22 de abril de 2023. (RanchoNEWS).- A la National Gallery de Londres le está costando recuperar las cifras prepandémicas de visitantes. Debido a la faraónica reforma en su ala Sainsbury, la superficie para la colección permanente se ha reducido a la mitad y necesita subrayar sus atractivos. Concebida antes del confinamiento, no podemos afirmar que esta opulenta exposición tuviera como objetivo inicial seducir al público perdido, pero su seguro éxito le irá de perlas al museo, reporta Elena Vozmediano en El Cultural.
La comisaria, MaryAnne Stevens, reconoce que su planteamiento es simple: seguir las transformaciones en la pintura y (menos) en la escultura desde 1886, fecha de la última exposición de los Impresionistas, hasta el estallido de la I Guerra Mundial, a través de una renuncia al naturalismo que desembocaría en la abstracción. Lo hace ampliando cronológicamente el estudio clásico de John Rewald, Postimpresionismo: de Van Gogh a Gauguin (1956), que se detenía en 1893, y abre la perspectiva, con un título más comprehensivo –Después del Impresionismo–, para observar qué ocurría no sólo en París sino en otras cuatro ciudades europeas, con el resultado de una panorámica más rica que tiene un desarrollo por fuerza esquemático al contar con «sólo» un centenar de obras de las que un tercio proceden de colecciones privadas. No aporta gran cosa; es básicamente una excusa para reunir a artistas que nos emocionan.
Una terna poco coherente de obras «monumentales», integrada por Puvis de Chavannes (El bosque sagrado), Rodin (Monumento a Balzac) y Cézanne (Las grandes bañistas), nos abre paso a una primera sala en la que nos deslumbran icónicas obras de este último (cuatro, con un bodegón, una Santa Victoria y el retrato de su esposa en rojo), de Van Gogh (cuatro paisajes y una de las versiones de La arlesiana) y de Gauguin (cinco pinturas, entre ellas la Visión del sermón, y tres esculturas). Y con eso ya estaría. Impresionante; pero en Londres no es difícil ver obras de estos faros de la modernidad. A unos pasos, en la Courtauld Gallery, a la entrada de la exposición de Peter Doig que nos demuestra cómo los ecos del postimpresionismo alcanzan a artistas actuales, nos esperan ocho cuadros de Cézanne, dos de Gauguin y un autorretrato de Van Gogh, además de obras de Toulouse-Lautrec, Degas y los puntillistas.