Retrato de Luis Buñuel por Salvador Dalí, 1924. Museo Reina Sofía (Foto: RanchoNEWS)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 29 de julio de 2023. (RanchoNEWS).- «Es imposible prolongar el cine de Buñuel. Con él, se terminó Buñuel», decía Carlos Saura. Y nada parece más cierto, pero la tentación de rastrear los ecos que su obra haya podido dejar en otros creadores y en otros trabajos de la cinematografía española es tan irresistible como ciertas las huellas que podemos encontrar si acercamos un poco la lupa y miramos más de cerca, escribe Heredero en
El Cultural.
Podemos partir en este recorrido de un acontecimiento fundamental que tiene lugar en 1961: el regreso del cineasta a España para rodar aquí Viridiana, lo que permite a algunos estudiantes de la Escuela de Cine (futuros adalides del Nuevo Cine Español) entrar en contacto con el mítico exiliado, convertido así en una referencia fílmica esencial para ellos. Y quizás para el aragonés Carlos Saura mucho más que para los demás.
Casi de inmediato, este último no duda en reservar el personaje del verdugo en Llanto por un bandido (1963) para ser interpretado por su admirado mentor. Las huellas de Buñuel se harán luego bien visibles en La caza (1965), incluido el guiño a Ensayo de un crimen (1955) mediante la quema de un maniquí con un insecto clavado en el pecho. Después Saura dedica explícitamente a Buñuel Peppermint Frappé (1967), donde los tambores de Calanda aparecen en una secuencia de tono onírico y cuyo protagonista fija su objeto de deseo en los pies y las piernas de las mujeres.