C iudad Juárez, Chihuahua. 16 de junio de 2022. (RanchoNEWS).- Que la fotografía es una tecnología asociada históricamente a la verdad, es un hecho. Pero lo cierto es que su relación con dicha certidumbre duró poco; el tiempo que tardaron sus pioneros en adoptar el medio como forma de expresión artística. La cámara, lejos de mantener al fotógrafo confinado al servicio de lo veraz, ha resultado un buen instrumento para trascender la realidad. Algo que pronto comprendieron Jojakim Cortis y Adrian Sonderegger, quienes, en su estudio y mediante, primero, la deconstrucción de algunas de las imágenes más famosas de la historia del medio fotográfico, ahondan en la naturaleza y en el significado de la fotografía; en su capacidad de fascinar y al tiempo desconcertar, de mostrar tanto como esconden, y de entretener al tiempo que estimulan a su público.
Mediante la construcción de una maqueta de una de las Torres Gemelas, envuelta en una densa torre de humo, el dúo de artistas suizos logra en un principio trasladar al espectador al escenario del bárbaro atentado del 11-S. Sin embargo, dicha ilusión visual quedará anulada al fotografiar esos precisos modelos junto a los distintos utensilios utilizados por los fotógrafos para reconstruir la escena. El juego entre la realidad y la ficción y entre el pasado y el presente, impregna las naturalezas muertas que componen Icons, la más conocida de las series fotográficas firmadas por Cortis & Sonderegger, en la cual revisitan instantáneas tan legendarias como Muerte de un miliciano, realizada por Robert Capa durante la Guerra Civil. Una imagen tan famosa como polémica, sobre la cual persisten los debates acerca de su supuesta escenificación, e incluso sobre su autoría. La serie también incluye el montaje de Vista desde una ventana en Le Gras, de Joseph Nicéphore Niépce, la fotografía más antigua que se conserva, así como el de La plaza de Tiananmen, de Stuart Franklin, y la de Detrás de la estación de St. Lazare, de Henri Cartier-Bresson. La reconstrucción de la imagen tomada por un desconocido turista en Indonesia, en 2004, nos traslada al instante antes de que un tsunami convirtiera el paraíso en un infierno y asimismo encontraremos la reproducción de la huella de Buzz Aldrin, que él mismo fotografió mientras pisaba por primera vez la luna.
Una nota de Gloria Crespo MacLennan para Babelia de El País