Árbol de copal, al fondo, uno de los edificios de Guiengola. (Foto: INAH Oaxaca)
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iudad Juárez, Chihuahua. 18 de febrero de 2025. (RanchoNEWS).- Poco antes de la llegada de los españoles, la cultura zapoteca estaba cerca de su ocaso. Esta civilización mesoamericana que dominó las regiones mexicanas de Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz había perdido su esplendor, acuciada por la presión de los mixtecos primero y los mexicas después, lo que les obligó a emigrar hacia el sur, escribe David Ruiz Marull en La Vanguardia.
Para el siglo XV, las luchas se concentraban en ganar el control de las rutas comerciales hacia Chiapas, Veracruz y Guatemala. Los zapotecos optaron por una estrategia clara: Había que fundar cuarteles fortificados para soldados entre los valles centrales y la costa del Pacífico. Y una de esas plazas fuertes fue Guiengola (o ‘piedra grande’).
El sitio probablemente estuvo habitado entre los años 1350 y 1500, contribuyendo a mantener el control político y social sobre la región del istmo de Tehuantepec. Durante décadas todo el mundo pudo ser testigo de sus murallas, casas, canchas de juego de pelota, tumbas y un gran Palacio con estanques artificiales y terrazas. Lo que nadie sabía era que había mucho más escondido.