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El Paraíso de Tintoretto, una de las obras más emblemáticas de la Colección Thyssen-Bornemisza, a su regreso su ubicación habitual en el hall del museo. (Foto: Luis Sevillano)
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iudad Juárez, Chihuahua. 4 de marzo de 2013. (RanchoNEWS).- El Paraíso, espectacular lienzo con el que Tintoretto quiso rivalizar con la mismísima capilla Sixtina de Miguel Ángel, ha regresado esta mañana a su emplazamiento habitual, al final de la galería que da entrada al Museo Thyssen en Madrid, tras una restauración de casi dos años, subvencionada por el proyecto de conservación de arte de Bank of America Merril Lynch. Una nota de Iker Seisdedos para El País:
En una operación de tintes cinematográficos, el equipo de brigadas de la pinacoteca ha trasladado el enorme cuadro ante la vista de un nutrido grupo de periodistas y empleados del centro. Están ciertamente poco acostumbrados a trabajar con público, pero esta vez era distinta. Después de todo, la última fase de la restauración (la más artesanal, la que llega tras las radiografías, las fotografías y reflectografías infrarrojas y los análisis químicos) se ha practicado a la vista de los visitantes.
Desde julio, Susana Pérez y Alejandra Martos, del equipo de restauración del Thyssen, han trabajado ante el público en una suerte de vitrina a la entrada del edificio para corregir faltas, retirar repintes y devolver en suma todo su esplendor a la obra maestra de Tintoretto, una de las más importantes de la colección.
Guillermo Solana, director artístico del museo lo ha comparado con «un reality contemporáneo» y con uno de esos «teatros anatómicos» en los que los estudiantes de cirugía observan una operación en directo y se ha felicitado por la decisión de efectuar los trabajos a la vista de todos: «Hemos conseguido una relación más íntima, diría que hasta física, entre el museo y los visitantes, justo ahora que celebramos el veinte aniversario».
Una vez que los brigadas, perseguidos por un enjambre de fotógrafos y camarógrafos, han acarreado el cuadro para cubrir la distancia entre la UVI artística y el emplazamiento final, una máquina hidráulica ha elevado el lienzo de tamaño extraordinario (169,5 x 494 cm). Este Paraíso, en el que se representan los círculos concéntricos de la gloria, fue el segundo de los dos bocetos presentados hacia 1588 por Tintoretto al Senado veneciano, que buscaba decorar la pared que remata la estancia principal del palacio de los Dux, la sala del Gran Consejo.
Con el cuadro bien asegurado en la pared, ha llegado el momento de los reconocimientos (al banco benefactor, claro, que ya apoyó la restauración en el Reina Sofía de la Mujer en azul, de Picasso). También, la hora de compartir los secretos que toda restauración saca a la luz. Esta ha servido para confirmar la sobrenatural destreza técnica de Tintoretto, que pintó todas las figuras desnudas, en un «inusual alarde anatómico», para después vestirlas con el pincel, según ha revelado Ubaldo Sedano, restaurador jefe de la pinacoteca.
Pero sobre todo ha sido el momento de acercarse al cuadro y contemplar de cerca esos azules y amarillos subidos, la sensacional distribución de los espacios y los gestos y el genio delicadamente desmayado de Tintoretto, que desde hoy luce en el Thyssen en perfecto estado de revista.
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