Rancho Las Voces: Caricatura / España: 30 años sin Hergé
(7) Luis Mateo Díez - Premio Cervantes

lunes, marzo 04, 2013

Caricatura / España: 30 años sin Hergé

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Hergé en su estudio, trabajando en una página de Tintín. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de marzo de 2013. (RanchoNEWS).- Este domingo es un día muy especial para los que no pudieron dejar guardado en la infancia su amor por el pelirrojo del flequillo, por el reportero intrépido que viajaba por lugares lejanos acompañado del fox terrier Milú. El 3 de marzo de hace 30 años fallecía cerca de Bruselas Georges Prosper Remi, Hergé, el padre de Tintín y el responsable de que muchos quisieran colgarse la cámara al cuello. Una nota de Virginia Hernández para El Mundo:

El dibujante belga que inventó la 'línea clara' —y al que no hace mucho rindieron tributo Steven Spielberg y Peter Jackson con la película Tintín. El secreto del unicornio, de la que ya se prepara segunda entrega— murió a los 75 años y con él se llevó a su héroe, ya que no permitió que un 'heredero' siguiese publicando nuevas historias. 

Fue el 10 de enero de 1929 cuando el joven Tintín viajaba a la Unión Soviética a denunciar el Comunismo, a través de las páginas de Le Petit Vingtième, y el 3 de marzo de 1983 cuando el historietista tuvo que dejar inacabada Tintín y el Arte Alfa. Cinco décadas repletas de aventuras que hoy son el objeto de deseo de muchos 'tintinófilos'.

Coleccionistas que se afanan en conseguir lo inalcanzable relacionado con el periodista, sean figuritas, sellos o primeras ediciones, y enamorados que pasan gran parte de su tiempo libre enganchados a sus vivencias. Hace cuatro años, cuando se conmemoraba el 80 aniversario de Tintín, un grupo de estos adictos decidió formar una asociación a la que bautizaron como ¡Mil Rayos!, un homenaje al malhablado capitán Haddock. Cada año organizan un encuentro que, en este 2013, se celebró el fin de semana anterior en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid.

Su cita recordaba los 30 años transcurridos desde la muerte de Hergé, que ilustraban con un cartel en el que los personajes estaban de espaldas, como huérfanos. Allí analizaron si siguen vigentes los principios que guardaba el personaje e, incluso, la importancia de los decorados de las viñetas con los que Hergé no sólo acompañaba a los personajes, sino que ofrecía otras lecturas.

«Hicimos también una exposición sobre las publicaciones más notables de Hergé y charlamos sobre los valores de Tintín 30 años después», destaca el presidente de ¡Mil Rayos!, Fernando Rodríguez, que recuerda que se quedó colgado de Tintín por «enseñarnos la verdadera amistad»: «Me enganchó porque es la aventura por la aventura y porque no pide nada a cambio, por su filantropía. Nos mostró el mundo y todos esos valores, que están presentes en unos guiones maravillosos del maestro Hergé».

Su compañero en la junta directiva, Pedro Rey, también destaca esos paisajes lejanos y «lo intrigantes que eran algunas de sus aventuras». De niño, se quedó con eso. Ya de adulto y con muchas horas con Tintín entre las manos fue más allá: «Con el tiempo descubres otros aspectos de la obra y aprendes a apreciar aventuras que antes pasaban desapercibidas o no llegabas a entender». Rey, informático de profesión, mantiene un blog sobre Tintín y atesora una colección de esas de las que se puede presumir. «Disfruto mucho del tiempo que le dedico. El coleccionista ya es algo más complicado, porque siempre hay una limitación de recursos que hace que no se pueda tener todo lo que a uno le gustaría», asegura.

Y este 3 de marzo será momento de pensar en Hergé y en su legado: «Es un día para acordarse, pero a los que nos gusta Tintín no necesitamos algo especial, casi siempre está presente», asegura. El presidente de la asociación, Fernando Rodríguez, aprovecha para que los candidatos a 'tintinófilos' le hagan un hueco más importante en sus vidas: «Animamos a todos los lectores a adentrarse en el maravilloso mundo de Tintín. Nuestra asociación ¡Mil Rayos! está para ayudar a la gente en el camino hacia la tintinofilia». Una pasión que, seguro, alegraría a Hergé.

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