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La artista juarense en 1993. (Foto: Diario de Juárez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de septiembre de 2015. (De la Redacción / RanchoNEWS).- La artista plástica Adriana Peña Fernández falleció a las 3:00 horas hoy en casa de sus padres, ubicada en al calle Ignacio Mejía de esta ciudad, después de estar en estado de coma por más de un año.
Adriana nació en Ciudad Juárez el 3 de marzo de 1965, sus padres, ambos nativos de esta frontera, son Gabriel Peña y Cristina Fernández, fue la segunda de 5 hermanos, siendo éstos Lourdes, Olivia, Gabriel y Cristina.
Deja huérfano a su hijo Víctor Gabriel (nacido en el 2002).
Su padre, taxista de oficio, al entender su vocación, la empezó a dejar encargada con los viejos pintores del movimiento Jardín del Arte, que se instalaban en el exterior del Museo del INBA, en el ex ProNaF, desde que ella tenía apenas 9 años.
El pintor chihuahuense Mario Parra la describe en ese tiempo como una niña vestida con una bata de un «amarillo chinga retina» y despeinada, haciendo trazos y poniendo manchas, recibiendo pesetas de los turistas gringos porque creían que era algo así como la mascota de los viejos pintores.
Después de cursar su carrera de Trabajo Social (entre 1980 y 1983) su padre le apoya para que se fuera a estudiar en la escuela La Esmeralda de Ciudad de México (1989) y posteriormente a estudiar monotipia en la escuela Help Self Graphics, en los Ángeles, California.
También cursó talleres de Historia del Arte (en Museo Carrillo Gil, 1990) y Grabado en el INBA (1994).
Adriana Peña Fernández, como artista, incursionó en la pintura, la escultura, el grabado y el dibujo.
Tuvo 9 exposiciones individuales y más de 35 colectivas, además de esta frontera, en ciudades mexicanas como Guadalajara, Zacatecas, Monterrey, San Luis Potosí, Chihuahua y la Ciudad de México; en Estados Unidos en Los Ángeles, California, y San Antonio, Texas; y en Dresden, Alemania.
Su arte fue producto de su amor por el color y sus temas eran sumamente existenciales, podían partir de un sueño o del cariño por una sobrina; consiguió lograr un lenguaje plástico propio.
Su obra en su mayoría quedó repartida entre sus amigos. Ésta fue escasa dado que también desarrolló otras actividades alternas.
A los 17 años trabajó impartiendo talleres a niños en Centros Comunitarios. También impartió talleres de artes plásticas, por más de 9 años, en la Academia Municipal de Arte y en el Centro Municipal de las Artes por más de 3 años.
Además trabajó en proyectos de murales urbanos y de cultura popular.
Cursó una licenciatura en Historia de México en la Universidad Autónoma de Ciudad de Juárez, de la cual se graduó con mención honorífica.
Fue una gran promotora del arte local desde su puesto como coordinadora en el área de Artes Plásticas de la Dirección de Cultura en el Gobierno Municipal de Ciudad Juárez (entre 1996 y 1998), puesto del cual fue corrida por el presidente municipal Enrique Flores Almeida (PAN), sustituto de Ramón Galindo (1995-1998), cuando criticó el despilfarro que hizo para beneficiar a una seudo artista plástica llamada Gogys en plena inauguración en el Museo de Arqueología de El Chamizal a su cargo.
En esa ocasión les dijo que ésta era una «obra retrógrada sin propuesta», que todos los asistentes era una «bola de farsantes mentirosos, si nunca en su pinche vida han visto una escultura de calidad» y que «lástima, es mucho bronce echado a perder».
Su despido fue criticado en la prensa por periodistas como Rubén Moreno Valenzuela desde la revista Semanario.
Del 2004 al 2007 fue designada nuevamente directora del Museo de Arqueología de El Chamizal, desde donde hizo una extraordinaria labor de difusión del arte juarense con la siguiente política: promover primero el arte local, después el regional y luego el externo.
Los últimos años de su vida estuvo más concentrada en la crianza de su hijo.
El martes 2 de junio de 2014 sufrió un infarto cerebral, después le practicarían tres operaciones y quedaría en coma desde entonces hasta su fallecimiento.
Su muerte fue muy sentida en la comunidad cultural juarense.
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