Amarillo-rojo-azul. (1925) (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de octubre de 2015. (RanchoNEWS).- Bajo el sobrio título de Kandinsky, una retrospectiva se descubre una de las grandes exposiciones sobre el gran teórico del arte abstracto y uno de sus fundadores. La muestra, que se acaba de inaugurar en Centro-Centro de Madrid, estará abierta hasta el 28 de febrero y ofrece 80 obras (la mayoría, pinturas) y documentos de este artista que revolucionó la historia del arte. Reporta desde Madrid J. M. Plaza para El Mundo.
Todas ellas están tomadas de los fondos del Centro Pompidou de París, que atesora el mayor legado del pintor y proceden de la colección personal del artista, ya que fueron donadas por su viuda Nina.
En este sentido, Angela Lampe, comisaria de la exposición, destaca la intimidad de la muestra que nos adentra en el lado más personal de Kandinsky, a lo que ha favorecido la disposición (como paneles de una colmena) del espacio de Centro-Centro. «Al pasear entre estas obras y documentos, el visitante respira el mundo de Kandinsky. Sentimos muy cerca al artista, su vida, sus ideas, sus libros... »
Ciudad antigua II (1902)
La exposición se divide en cuatro partes y ocho salas, que ofrecen de forma cronológica la evolución de una trayectoria artística, enmarcada en cuatro geografías sucesivas: Munich, de 1896 a 1914, ciudad a donde Kandinsky llegó para estudiar pintura (se inició a la tardía edad de 33 años). Aquí se muestran pequeños paisajes y obras coloristas, todas ellas figurativas y en una línea postimpresionista.
Es en esta etapa (verano de 1908 en Murnau) cuando el artista empieza a usar colores antinaturales para fijar la realidad, y el paisaje se convierte en un pretexto para experimentar sobre las formas y el color. La semilla del arte abstracto estaba sembrada. En Munich escribe De lo espiritual en el arte, un análisis teórico de sus experimentaciones artísticas.
«Kandinsky no llega a la abstracción a través del arte, sino de la música de Shönberg, cuyos conciertos le impresionaron. En la correspondencia que mantuvieron ambos se aprecia la evolución, las connotaciones y las divergencias entre la música y la pintura», señala la comisaria.
Improvisación III (1909)
En este periodo tiene lugar la aventura de El jinete azul (nombre tomado de uno de sus cuadros), junto a Franz Marc. Es cuando Kandinsky pinta su primera obra abstracta, Dans le cercle, una acuarela de 1911, que actualmente se encuentra en el museo de la capital de Georgia. «Es algo reciente. Se descubrió en 1999 y en el dorso figura escrito 'la primera obra abstracta'», según Angela Lampe.
La comisaria no se atreve a afirmar que Kandinsky sea el creador del arte abstracto, ya que en aquella época había otras artistas como Malevitch, Mondrian, Delaunay, Picabia..., que avanzaban en la misma dirección, pero sí señala que Kandinsky fue quien experimentó de una manera más consciente y el teórico imprescindible de este movimiento.
Tras la Primera Guerra Mundial, el artista regresa a Rusia, y aquí se inicia la segunda parte de la exposición de Madrid. Fue un periodo en el que se casó, se implicó en la Revolución de Octubre, volvió brevemente a la figuración y luego se sumerge definitivamente en el arte abstracto. No fue fácil para el pintor. «Recibió muchas críticas», cuenta la comisaria. «Entonces no se comprendía el arte abstracto, se pensaba que era una broma y se burlaban de él». En este apartado, y en el siguiente, el visitante puede apreciar las obras más conocidas o reconocibles de Kandinsky.
En blanco II (1923)
La tercera parte de la exposición (1921-1933) nos muestra su vuelta a Alemania y su paso por la Bauhaus, la famosa escuela de arquitectura y de arte, donde Kandinsky dio clases, publicó Punto y línea sobre el plano y experimentó sobre la relación entre los colores y los planos. También, como se ve en la sala, aparecen sus cuadros con las primeras formas orgánicas, tipo amebas, que prolongará en su nueva etapa.
Tras el cierre de la Bauhaus por los nazis, Kandinsky se traslada a París. Este es uno de los periodos más desconocidos del pintor y de los más sorprendentes para el público. En la exposición se aprecia una pintura en tonos pasteles y figuritas que recuerda a Joan Miró. Y es que en París, donde vivió de 1933 hasta su muerte en 1944, Kandinsky tuvo buena relación con el pintor catalán. «Miró le influyó o, cuando se conocieron, ambos pintores coincidían en sus investigaciones artísticas», dice la comisaria. «Con Picasso fue distinto. Se cruzaron en algún momento, pero no hubo buena relación entre ellos»
Kandinsky vivió en lo alto de un edificio desde el que se veía el cielo de París, y esta visión influyó en su nueva pintura más colorida, apacible y ligera.
Cielo azul (1940)
En aquella época, Picasso era la estrella, y Kandinsky un pintor que aún no había alcanzado la gloria artística que lograría poco después de su muerte.
Para Angela Lande hubo tres momentos claves que sirvieron para encumbrarlo: la exposición que se hizo en Estados Unidos a finales de los años cuarenta; los números de Cahiers d'Art que le dedicó Christian Zervos y los artículos y textos que sobre el pintor escribió Will Grohmann uno de los más prestigiosos críticos del pasado siglo.
Kandinsky, una retrospectiva, es una exposición itinerante que ha estado antes en Milán, donde fue vista por 200.000 visitantes, y Estados Unidos, y constituye una ocasión excepcional para adentrarnos en la obra y el mundo de uno de los pintores capitales y del que existen muy pocas obras en España.
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