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Adriana Reyes Roel, 1985. (Foto: Nacho Guerrero)
C hihuahua,Chih, 4 de diciembre, 2007. (Redacción/Mas noticias).- El Gobierno del Estado de Chihuahua a través del Instituto Chihuahuense de la Cultura y Casa Redonda Museo Chihuahuense de Arte Contemporáneo tiene el honor de invitar a la comunidad chihuahuense a la inauguración de la muestra fotográfica titulada Miradas que (no) matan, a efectuarse este jueves 6 de diciembre, a las 20:30 horas, con vino de honor.
La exposición Miradas que (no) matan es un homenaje a los hombres y mujeres fotógrafos que con sus miradas congelaron el tiempo y otorgaron cierta inmortalidad a todo aquello que fue enfocado con sus lentes. Ellos y ellas son: Nacho Guerrero, Héctor Jaramillo, David Lauer, Mayra Martell, Gabriela Ortíz, Luly Sosa y Gerard Tournebize.
El director de Casa Redonda Museo Chihuahuense de Arte Contemporáneo, Mtro. José Pedro Gaytán Valadez, explica que la exposición Miradas que (no) matan:
Comprende la visión de un grupo de fotógrafos chihuahuenses que desde principios de los años setenta, en algunos casos, comenzaron a registrar los personajes, edificios, monumentos y paisajes de su entorno regional. Lo interesante fue, que este grupo de fotógrafos, siempre se inclinaron por crear imágenes muy artísticas. Afortunadamente con el paso de los años, esta generación de creadores se ha hecho más numerosa.
Los primeros se convirtieron en maestros de los más jóvenes y así sucesivamente se fue nutriendo la cartera de artistas de la lente.
A principios de los años setenta, Nacho Guerrero no se separaba de su camarita para aportar información visual al periódico escolar del Centro de Estudios Generales (CEG). Además, ya buscaba obra de otros fotógrafos para organizarles exposiciones dentro de las aulas.
Por esas fechas, Violeta Martínez hacía lo propio desde la Alianza Francesa, donde participaba del interesante programa de actividades culturales que el director, Jean Luis Silvy, promovía entre el estudiantado. Silvy animaba a Violeta y a otros alumnos para que abrazaran los diferentes caminos de la creación artísticas.
Nacho Guerrero seguía experimentando y Violeta también. Pocos años después se acercó a Violeta un joven estudiante de Medicina. Su nombre, Elías Holguín. El número de fotógrafos iba creciendo. Elías enseñó a varios el oficio de fotógrafo. Era un joven muy animoso para emprender proyectos artísticos.
En otro espacio, lejano a la Escuela de Medicina, estaba la Escuela de Filosofía y Letras. A finales de los setenta, Manuel Gabriel Ortíz Servín, entonces alumno de filosofía, asombraba a sus compañeros con imágenes muy desconcertantes. En la misma escuela, Héctor Jaramillo, estudiante de Letras, ya había asombrado a todo el alumnado con sus poemas y también con su narrativa. Además, Jaramillo decidió incursionar en el teatro y en la fotografía, actividad ésta última a la que le ha dedicado más tiempo. Por otra parte estaba su vocación de maestro. Dos de sus discípulas se cuentan entre las mejores fotógrafas de Chihuahua: Itzel Aguilera y Lourdes Sosa. Itzel ganó fama nacional con imágenes cotidianas de los menonitas, actualmente radica en la ciudad de México. Lourdes sigue tomando clases y experimentando en Austin y San Antonio, Texas (EUA).
A principios de los años ochenta, Chihuahua se convertía en una ciudad cosmopolita. Ya se escuchaba mencionar una misteriosa profesión, la de modelo. Varias hermosas mujeres posaban para Nacho Guerrero, Elías Holguín, Héctor Jaramillo y Gabriel Ortíz. Se anexa a la lista Remigio Córdova, quien también gustaba de retratar bellas modelos. Incluso se llegaron a generar conflictos entre ellos por acercarse a sus modelos que consideraban exclusivas. Entre estas bellezas se recuerda a Marina de la Mora, Adriana Reyes, Gabriela Roel y Lorena Villatoro, entre otras.
Por otro lado, están los fotógrafos que llegaron a Chihuahua para quedarse. De Francia llegó Gerard Tournebize y de la Unión Americana, David Lauer. Tournebize ha dedicado mucho de su trabajo a fotografiar las etnias que viven en la Sierra Tarahumara. Lauer, igual de inquieto que Gerard, busca develar los secretos, sobre todo, del desierto.
Finalmente, la fotógrafa más joven de este grupo es Mayra Martell. Se podría decir que es la heredera de todo ese bagage artístico que fueron atesorando los fotógrafos anteriores. Además, ella lo dice con mucho orgullo, es la única que ha tomado la carrera de fotógrafa en las aulas de diferentes escuelas. Los resultados que está logrando confirman su preparación y su calidad de artista.
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