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Aspecto de edificio la noche de la inauguración. (Foto: Raúl Estrella / El Universal)
C iudad Juárez, Chihuahua. Lunes 24 de noviembre de 2008. (RanchoNEWS).- El rector de la UNAM, José Narro Robles, inauguró hoy el Museo Universitario de Arte Contemporáneo en el Centro Cultural Universitario en la ciudad de México; y reconoció tanto al ex rector Juan Ramón de la Fuente, como impulsor del proyecto, así como al arquitecto Teodoro González de León por la realización de esta obra, que completa también el plan maestro del Centro Cultural Universitario. Reproducimos aquí los trabajos de Merry MacMasters para La Jornada y de Sandra Licona para El Universal:
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es una institución comprometida con la integralidad del quehacer artístico y cultural, afirmó ayer el rector José Narro Robles, en el acto inaugural del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).
Para nosotros, continuó, «el tema tiene que ver con la formación de recursos humanos, con la creación artística, con la investigación en el campo y con la difusión del quehacer, tanto de lo nacional como lo internacional».
El museo es un magnífico espacio, una extraordinaria posibilidad para dar salida a las expresiones de muchos, para convocar a quienes requieren de alimento para el espíritu, dijo Narro ante Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal; Francisco Bolívar Zapata, presidente en turno de la Junta de Gobierno de la UNAM; Miguel Alemán Velasco, presidente de la campaña pro equipamiento del MUAC; Juan Ramón de la Fuente, presidente de la Asociación Internacional de Universidades de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, ex rector de la UNAM y a quien Narro Robles reconoció como «el líder universitario del proyecto».
También presentes estuvieron Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM; Teodoro González de León, responsable del proyecto arquitectónico del museo; Alfredo Harp Helú, vicepresidente de Fundación UNAM, y Graciela de la Torre, directora de Artes Visuales de la UNAM, entre muchas otras personalidades que abarrotaron el recinto.
Caldera rugiente
En representación del gremio artístico, la escultora Helen Escobedo expresó con emoción: «¡Qué maravilla estar hoy en un nuevo museo universitario cuya colección y museografía muero de ganas por ver!» El acto la remitió a 1961, cuando a sus 27 años la nombraron jefa del Departamento de Artes Plásticas de la Dirección General de Difusión Cultural de la UNAM, para organizar exposiciones en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA).
Recordó que entonces la Escuela Nacional de Artes Plásticas tenía su sede en la calle de Academia, «no había artistas jóvenes, no formaban parte de aquella caldera de energía estudiantil que rugía por la UNAM y sigue rugiendo».
Escobedo pidió del nuevo espacio «audacia y libertad, tanto en la formación de la colección como en sus conceptos museográficos y museológicos».
Puntualizó: «deseo que conciban exposiciones que nos marquen, que sean inevitables, que dejen huella, que el MUAC, de la mano del MUCA, su kunsthalle, convoque a la participación, a la interdisciplina y a públicos diversos. Que el prestigio internacional de la UNAM crezca aún más a partir de hoy gracias a su compromiso con las artes».
Museo del «siglo XXI»
El MUAC requirió una inversión de 250 millones de pesos en obra civil y posee la colección pública más amplia a partir de 1952. Un total de 290 obras fueron adquiridas para sumarse a la colección existente de mil 138 piezas.
El MUAC, no obstante, no está concebido para hablar sólo de la historia del arte, sino conceptualizado interdisciplinariamente como «un museo del siglo XXI», expresó Graciela de la Torre, directora de Artes Visuales de la UNAM.
Desde su proceso de planificación, las primeras reflexiones indicaban que habría que alejarse del museo tradicional, es decir, «didáctico, grandilocuente, nacionalista, monolítico, que se siente sabio, de cursos lineales y todopoderoso».
Se quiso hacer otro modelo de museo, crear un nuevo paradigma en cuanto a cómo se dicen las cosas y qué es lo que se hace.
En este «posmuseo» el edificio, diseñado por Teodoro González de León, está concebido como un territorio dinámico, abierto, flexible, y al visitante como «un viajero dentro del espacio museístico».
En el cruce de los pasillos/calles toda decisión es la correcta. Aquí no habrá visitas guiadas, sino herramientas que provocan experiencias significativas que construye el propio visitante.
Los ciclos curatoriales del MUAC se desarrollarán en torno a los grandes temas de reflexión de la actualidad.
Siempre habrá la presencia de la colección, luego estaría el concepto de interdisciplina (como está en la UNAM puede vincularse con los institutos y las facultades) y finalmente cada una de las exposiciones presentadas en cualquiera de los ciclos hasta ahora van a resonar unas y otras.
Nota previa
Con un año de retraso, esta semana por fin abrirá sus puertas el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), ubicado a la entrada del Centro Cultural Universitario (CCU), para que ahora sí las artes visuales participen a la par con la música, el teatro, la danza, la literatura y el cine en la máxima casa de estudios.
Con una superficie total de 13 mil 947 metros cuadrados de construcción, de los cuales 3 mil 286 metros serán para exhibiciones, el museo fue encargado al arquitecto Teodoro González de León –ganó el concurso por invitación– por el anterior rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente; el entonces coordinador de Difusión Cultural, Gerardo Estrada, y el coordinador de Proyectos Especiales, Felipe Leal.
El rector de la UNAM, José Narro, en primer plano durante la apertura oficial del naciente espacio museístico. (Foto: Carlos Ramos Mamahua / La Jornada)
En su momento, Graciela de la Torre, directora de Artes Visuales de la UNAM, señaló a La Jornada (13-II-07) la falta de un museo de arte contemporáneo en México: «el país se lo merece. Y, la universidad asume la responsabilidad, como ha hecho en otras ocasiones, de hablar de su historia».
Hoy habrá un «recorrido inaugural», para el cual se anuncia la presencia del rector actual, José Narro. La inauguración oficial será el miércoles 26, a las 18:30 horas.
El retraso en la apertura el MUAC al parecer no afectó las anunciadas cuatro exposiciones inaugurales que, más allá de la del acervo, son «cero locales», indicó De la Torre en la misma entrevista, porque «si algo es implícito en el arte contemporáneo es su globalidad».
Respecto de Recursos incontrolables y otros desplazamientos naturales, selección del acervo de arte contemporáneo del MUAC, curado por Olivier Debroise, crítico de arte fallecido el pasado mayo, cabe recordar que a la par de construir un museo, la universidad propuso integrar una colección pública de arte contemporáneo de la que ha carecido el país.
Siguen las colectivas internacionales El reino de Coloso: el lugar del asedio en la época de la imagen, curada por José Luis Barrios, y Las líneas de la mano, curada por Jimena Acosta.
Fachada del Museo. (Foto: Archivo)
La única muestra individual es Cantos cívicos: un proyecto de NILC, en colaboración con Miguel Ventura y curada por Juan de Nieves. Este proyecto, de «sitio específico interdisciplinario», debutó el 9 de febrero de 2007 en el Espai d’art contemporani de Castelló, España.
Cabe anotar que Miguel Ventura (San Antonio, Texas, 1954), radicado en México desde 1976, ha elaborado un cuerpo de obra a partir de la creación de una suerte de mundo paralelo en el que imperan nuevas reglas de poder y transfiguraciones genéricas: el Nuevo Consejo Interterritorial de Lenguas (NILC, por sus siglas en inglés).
En un principio Ventura pensó en traer la misma exposición al MUAC, pero «como pasó tanto tiempo quise retrabajarla. No me gusta presentar lo mismo, es muy aburrido; además, quería contextualizar la exposición para México».
Los protagonistas de Cantos cívicos son 80 ratas blancas de laboratorio. La curadora Patricia Sloane sugirió el proyecto para el museo, «básicamente porque cumplía con ciertos intereses que los responsables tenían para esta sala, porque, como ya había trabajado con sicólogos y veterinarios de la UNAM, estaba hecho a la medida de sus intereses».
Ventura agrega que –a diferencia de lo que se hizo en España– los roedores estarán dentro de la sala, en un bioterio.
El proyecto suena impactante. ¿Por qué las ratas?
Desde que me invitó, Juan de Nieves me dijo: «vamos a hacer un proyecto originado en Castelló». Algo que me interesó fue la presencia de inmigrantes rumanos. Me llamó la atención que España, país cerrado a la inmigración desde hace siglos, apenas en las décadas recientes se abrió a este fenómeno mundial.
Castelló, ciudad de 150 mil habitantes, tiene una población de 40 mil rumanos. De allí surgió la metáfora de la ratas, compañeros del hombre desde siempre, pero no queridos ni invitados.
¿En qué consiste la muestra?
Para empezar, es una rocola (o cerebro) para ratas entrenadas en atravesar un laberinto bastante complejo. Si no son entrenadas, las ratas se quedan paralizadas y les da miedo. Mediante sensores de movimiento se activarán ciertos focos que van a señalar qué canciones entonarán los dos coros y una orquesta.
A Ventura le llamó la atención invertir el papel de poder que «tenemos con los animales y las ratas en particular. En vez de que decidamos qué quieren hacer las ratas, ellas van a decidir el movimiento de los coros (a manera de performance) sobre gradas móviles que se van a desplazar por los lados».
En Castelló los coros (adultos y niños) interpretaban grandes éxitos, himnos nazis y canciones falangistas.
En medio estará el bioterio donde vivirán los roedores, el espacio del laberinto y una colección con «cantidad de artefactos».
Ventura quiso crear una gruta alrededor del bioterio con objetos como una colección de retratos nazis, colchas estadunidenses con el elemento de la esvástica, animales disecados, que sirviera de plataforma para lanzar «ciertas críticas sociales».
Explica: «Hay una pequeña revisión de textos de José Vasconcelos cuando el partido nazi le dio dinero para hacer una revista aquí, la cual fue censurada por Gobernación en 1941. No se trata de desprestigiar a Vasconcelos, sino de hablar de la complejidad de los personajes y la demostración de lealtades hacia un partido».
Cantos cívicos cuenta con 120 metros lineales de paredes de mamparas con el mar de objetos, que también contiene un libro nazi de primaria.
Son tabúes que «ya es hora de revisar», porque el que se mete dentro de un cajón no quiere decir que «no es peligroso». Acota: «Vivimos momentos muy peligrosos. El neoliberalismo, sus manifestaciones y esta falta de regularización, lo que hacen es que simplemente otra vez estas medidas sean muy fascistas».
Una perspectiva del edificio. (Foto: Barry Domínguez / La Jornada)
Nuevo museo para arte contemporáneo, una nota de Sandra Licona para El Universal
Hace casi 30 años que en México no se construía un museo de arte contemporáneo, desde que en mayo de 1981 abrió sus puertas el Internacional Rufino Tamayo.
El ciclo se rompió ayer con la apertura del nuevo Museo Universitario Arte Contemporáneo (MuAC), a partir del cual «se redefinirá la vocación de todos los espacios que dedica la UNAM» a este rubro (MUCA, Eco y Chopo), aunque todavía no se sabe cómo.
Con este recinto, cuyo diseño arquitectónico estuvo en manos de Teodoro González de León, quien optó por una obra «dinámica, abierta, minimalista, blanca y envuelta por la luz», se completa también el plan maestro del Centro Cultural Universitario, que fue concebido en 1975 con el propósito de que cada una de las disciplinas artísticas contara con espacios idóneos para su ejecución.
Una plaza que acerca a todos estos espacios entre sí y siete salas de exhibición, que van entre los seis, nueve y 12 metros de altura, constituyen la esencia del nuevo edificio, cuyo acervo congrega obras representativas de las múltiples tendencias y corrientes surgidas en México a partir de 1952 y a la fecha, y para el que la UNAM adquirió 290 piezas que se suman a las mil 138 que ya existían de arte contemporáneo.
Un detalle de la obra de Teodoro González de León. (Foto: Barry Domínguez / La Jornada)
Sealtiel Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, insistió en que «con este museo nos replanteamos la vocación de todos nuestros espacios, debemos evaluar nuestra necesidades, implica una labor muy importante, no tenemos prisa en hacerlo».
Dijo que el MUCA, que sería «el museo más afectado», tiene unos meses con exposiciones, tiempo que ocuparán para «replantear» su vocación, aunque «tampoco habrá grandes cambios, abriremos Chopo el año entrante y sí habrá cambios en el Eco», ya que su director, Guillermo Santamarina, será el coordinador curatorial del nuevo museo.
Por el momento, el MuAC dependerá de la coordinación de Artes Plásticas de la UNAM, a cargo de Graciela de la Torre, quien dijo que la universidad realizó más de 600 pruebas de protocolo para asegurarse de que todo funcionara perfectamente en el nuevo museo.
«La obra se entregó en agosto, nunca tuvo una gotera y las piezas entraron cuando el recinto estuvo libre de polvo y con la temperatura adecuada».
De la Torre hizo énfasis en que se conformó una colección razonada, cuyas obras «hablan de la importancia del arte contemporáneo», amén de que se realizó «una campaña para recaudar fondos y dotar de infraestructura al recinto».
Una de las salas del recinto muestra Balones Acelerados, de Gabriel Orozco. (Foto: Iván Stephens)
Dijo que el museo fue diseñado con una noción cartográfica, para un visitante «inteligente» que puede perderse, sin visitas guiadas, sin exposiciones permanentes y más bien pensado para ciclos curatoriales, muy anclados en la colección.
El MuAC abre sus puertas con cuatro exposiciones: Recursos incontrolables y otros desplazamientos naturales, curada por Olivier Debroise, quien antes de su muerte hizo una primera lectura de la colección; El reino de Coloso..., Cantos cívicos, una instalación que involucra la intervención de unas 80 ratas, y Las líneas de la mano.
La coordinadora de Artes Plásticas de la UNAM insistió en que el MuAC es un «posmuseo», que no sólo informará, sino que provocará experiencias y construirá aprendizajes significativos entre sus visitantes.