Vista de sala con la obra Zone of Zero. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de diciembre de 2016. (RanchoNEWS).-Kimsooja (Taegu, Corea del Sur, 1957) es una de las artistas coreanas más reputadas en el panorama artístico. Conocida por sus performances y e intervenciones de carácter social, muchas de sus obras las titula en dos partes. La primera To Breathe (respirar) seguida de algo que lo delimita y define. «Respirar es vivir, reflejarse, sentir, expresar, aceptar, dejar que los demás entren en mí intentado que todo momento sea presente», define Kimsooja. Respirar es igual a sentirse vivo. En ese sentirse vivo la artista expone en el CAC de Málaga dos piezas pertinentemente escogidas para estos momentos de intriga, violencia y suspense que vivimos. To Breathe: Zone of Zero y To Breathe: The Flags. «La vida empieza desde nuestro cuerpo y nuestra mente, se relaciona con lo que vemos y termina en el mismo lugar en el que arranca todo», añade. Saioa Camarzana la entrevista para El Cultural.
Las mil lámparas de flores de loto que conforman Zone of Zero es un proyecto que empezó en 2003 cuando invitaron a la artista a participar y a hacer una instalación site specific en el Palais Rameau en Lille para la exposición Flower Power. «El título de la muestra tiene connotaciones del movimiento de resistencia a la violencia, una protesta por la paz en el mundo de los años 60 y 70 que se dio en Estados Unidos», explica. Con origen en la oposición a la guerra de Vietnam la expresión la empleó por primera vez Allen Ginsberg en 1965 «para transformar las protestas en espectáculos de paz vistiendo flores con bordados de colores vibrante, distribuyendo flores al público para convertirse, así en los flower children».
El poder de las flores podría ser una traducción al castellano. Algo que le ha servido de inspiración para Zone of Zero. ¿Qué subyace en esa instalación?
Esta palabra y el significado de Flower Power me inspiraron para hacer otras acciones de resistencia usando lámparas que utilizan en los templos budistas coreanos, una flor de pureza y belleza que florece del barro, como símbolo de paz y no violencia. Fue un año después de que empezara la guerra de Irak, de que todo el mundo empezara a sufrir de nuevo con la destrucción masiva, con los conflictos violentos y la guerra entre el mundo islámico y cristiano, lo cual me resulta el comienzo de la III Guerra Mundial.
¿Se trata de la creación de un espacio pacífico, una zona cero donde no haya conflictos, un lugar ideal en el que vivir?
He querido crear un lugar donde no haya más conflictos, ni guerras. Un estado armonioso de coexistencia, una zona utópica al fin y al cabo. Escuchar la mezcla de tres cantos religiosos; el budista, el cristiano y el islámico, representa la creencia de un sonido diferente y armonioso. Creo en la mezcla de estos como un diálogo y no como el lugar de un conflicto.
To Breath: The Flags
Parece un momento adecuado para exponer esta pieza porque vivimos un momento caótico, lleno de episodios violentos. ¿Diría que su arte es una herramienta que puede ser utilizada como crítica social?
Mi labor principal no es la crítica social si bien es cierto que gran parte de mi práctica está basada en la contemplación de la condición humana conectada al reflejo de uno mismo y del otro. Manteniendo mi posición como pintora, este compromiso de la humanidad acarrea la crítica social pero de una manera pasiva y no violenta. El reflejo de la humanidad y las preguntas existenciales han evolucionado en paralelo a mi estética y mi acercamiento formal en hacer el arte desde entonces.
Con The Flags la exposición toma un matiz político. Y subyace la idea de viaje entendido más allá de los límites del turismo. ¿Se esconde detrás de todo ello la idea de explorar el mundo en el que vivimos?
Fue en 2012 cuando el comité de los Juegos Olímpicos pidió una pieza para la que concebí la primera versión de To Breath Olympics superponiendo las 204 banderas nacionales que participaban en los juegos. La pieza solo incluía las naciones oficiales que estaban en los Juegos e hice una pieza con la esperanza de que esos países coexistieran a un nivel equitativo como una unidad armoniosa más allá de los conflictos, raza o competición. Pero me di cuenta pronto de que debería hacer una declaración con todas las naciones que proclaman su estatus de país, sin jerarquía alguna, como Corea del Norte, Tibet, Escocia... así que uní las 246 banderas que encontré y las superpuse digitalmente en orden alfabético de modo que todas juntas se convirtieran en un Mundo Utópico armonioso y pacífico como una sola nación.
Esa intención de crear una sola gran nación, pacífica y armoniosa acabaría con los límites territoriales. ¿Existen los límites más allá de los territoriales? Y en el caso del arte, ¿existen esas barreras?
Mientras la humanidad continúe el arte seguirá reaccionando sobre su propia realidad. Las naciones existen con el límite de su territorio y las personas individuales luchan no solo con esos límites sino también con el límite del tiempo. Pero eso mismo es lo que nos permite retar nuestras propias barreras para crear algo significativo. Al final, la diversidad creativa individual solo crecerá como un jardín de vida o sociedad. Pero, ¿quién sabe si la misma habilidad humana no terminará por deshabilitar su propia creatividad?
En ese sentido, ¿cuál es el principal papel del arte?
El principal papel del arte tiene que ser diferente para cada artista pero cada uno persigue su propia liberación o salvación de aquello que le aprisiona y ahoga. Puede ser libertad de expresión, libertad de uno mismo o de la sociedad.
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