El manuscrito de El evangelio según Jesuscristo (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 13 de diciembre de 2016. (RanchoNEWS).- «¡Já chega!» (¡Ya basta!); una empleada de la Fundación Saramago no puede reprimir su desconsuelo por la pérdida de los papeles del hombre que da nombre a su fundación. Contenedores de madera se van llenando de manuscritos del único premio Nobel portugués. Originales, documentos históricos, preparativos de novelas, correspondencia, cuadernos de notas... los papeles de Saramago salen de su fundación para irse un poco más allá de Lisboa, a la Biblioteca Nacional. El traslado lo había dejado escrito el Nobel, pero no por eso deja de causar dolor entre los empleados de la fundación. Javier Martín reporta desde Lisboa para El País.
«Estaba previsto, pero se iba aplazando», explica la directora de la fundación del Nobel, Pilar del Río, que fue su mujer. «José en vida ya iba donando papeles a la Biblioteca. Allí están el original del diploma del Nobel y el original de El año de la muerte de Ricardo Reis; pero ahora llegó el momento de que repose allí todo su legado».
Al hacer inventario se ha desempolvado la correspondencia entre dos maestros de la narrativa y comunistas impenitentes, Saramago y Jorge Amado. «Está catalogadas perfectamente todas las cartas, y curiosamente, a la vez nos han remitido desde Brasil el proyecto para editar un libro con ellas, casi es una novela. Y queremos crear una casa común luso-brasileña- Será la Casa Amado Saramago».
Del Río acaricia por última vez El evangelio según Jesucristo antes de que se selle en un cajón de madera a prueba de mitómanos (que Saramago los tiene). Este sábado, coincidiendo, con el 18º aniversario de su Nobel, se exhibirá en la Biblioteca Nacional. Relevará, nada menos, que a la exposición sobre Cervantes.
«Es una donación y sin retribución económica», explica Del Río. «Siguiendo el espíritu de José que pensaba que había que dar las cosas que pueden tener interés».
El interés de lo que abandona la fundación para pasear hasta la Biblioteca es superlativo. «Son sus primeros escritos, es decir sus manuscritos; que cada vez habrá menos pues se acaba escribiendo en ordenador. Es un legado que permite apreciar el trabajo del escritor, con sus correcciones, anotaciones, permite saber la evolución de una novela y la evolución del propio creador. Entregamos la joya de la corona».
Del Río no cree que la Fundación se resienta por esta pérdida. «La generosidad no empobrece, enriquece, y más temprano que tarde tenía que llegar. Tampoco teníamos en exhibición los originales. Lo que no va a estar era lo que no se veía. La labor de la fundación es colaborar con las Bibliotecas de otros países, proyectar la obra de Saramago y colaborar con otras casa de escritores, y así seguiremos».
La entrega del legado no afecta a A casa, el hogar del Nobel en Lanzarote, donde escribió Ensayo sobre la ceguera. «La casa, con sus libros, sus cuadros y sus muebles, seguirá igual. El manuscrito nunca estuvo allí, pero el espíritu del libro solo se respira en esas paredes», explica la viuda de Saramago, que hace un mes recibió el Premio Luso-Español de las Artes. «Su biblioteca tampoco tiene valor. No es temática, es la de un lector curioso y, además, comprador de ediciones baratas, aunque quizás hojeándolos se puedan encontrar anotaciones personales».
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