C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de noviembre de 2021. (RanchoNEWS).- La vida tiene momentos trascendentes. A mí me gusta definirlos como «instantes de eternidad», a pesar de la tensión que implica la asociación de lo efímero con la permanencia de la memoria. Aprovecho el espacio para confesarles que uno de estos intervalos de infinitud me alcanzó hace varios años, cuando, después de un exhaustivo curso propedéutico y al menos tres entrevistas, fui aceptada en el posgrado de la UNAM.
En aquellos años yo era una historiadora del arte en ciernes para la que no había nada igual que transitar por los pasillos de edificio de la Facultad de Filosofía y Letras y ser testigo de la apropiación de espacios, las pintas, los mítines y todo lo que constituye el pulso esencial de las universidades autónomas, fundamentadas en la democracia y en el autogobierno.
El texto de Linda Atach es publicado por La Razón