Julia Roberts y Lucas Hedges, en un fotograma de la película. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de diciembre de 2018. (RanchoNEWS).-Un centro comercial es uno de esos no-lugares que no engendran memoria, ni culpa… a no ser que uno entre en su interior con un particular cargamento de dolor traído de casa. Un cargamento que, en suma, condicione su mirada. Es lo que les ocurre, por diversos motivos, a Ben Burns y a su madre Holly, encarnados respectivamente por Lucas Hedges y Julia Roberts en este trabajo que sortea todos los riesgos de caer en el maniqueísmo y en el sensacionalismo emocional potencialmente contenidos en su sencilla premisa: él es un joven que acaba de simular un permiso en su cura de rehabilitación para volver al hogar familiar durante las fechas navideñas; ella es la afectuosa, pero impenitente guardiana de ese hijo a la deriva que avanza por la cuerda floja de una recaída siempre latente. Para Ben, el centro comercial es una jungla de tentaciones atisbadas por el rabillo del ojo. Para Holly será el territorio en el que cumplir una ceremonia de justicia poética, aunque el enemigo ya no sea capaz de descifrar tanto rencor. En una de las secuencias que da la medida del arriesgado tono de la película, esa madre protectora se enfrenta al médico, enfermo de Alzheimer, que abrió la puerta a las adicciones de su hijo.
Una reseña de Jordi Costa para El País
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