Vista de sala de la exposición. (Foto: RanchoNEWS)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 18 de octubre de 2023. (RanchoNEWS).- l artista mexicano Juan Soriano hizo dos exposiciones en España, en Madrid, mientras estuvo vivo. Una de cuadros de pequeño formato en el Reina Sofia, en 1997, y otra de retratos en el Círculo de Bellas Artes. En esta última se colgaron algunos de los retratos y estudios que Soriano pintó –de manera obsesiva– de Lupe Marín, quien fuera mujer de Diego Rivera, el gran muralista. Todavía hay nuevas interpretaciones sobre esa obsesión de Soriano por Marín, desde amores secretos, más bien improbables, hasta el intento contumaz por pintar a la mujer que tal vez le hubiera gustado ser al artista mexicano, escribe J.J. Armas Marcelo en El Cultural.
Es el caso que Soriano es un artista lleno de leyendas sobre el que algunos escritores de gran prestigio volcaron su talento exegético tras ser hipnotizados hasta la fascinación por la obra del jalisciense. Escritores como Octavio Paz y Sergio Pitol, además de Carlos Monsiváis o Elena Poniatowska –tan de moda ahora por sus últimas confesiones sobre Arreola–, intentaron interpretar en palabras muchas de las obras de Soriano, considerado un «niño eterno», un «enfant terrible», un incansable artista al que sólo le interesaba estar encerrado en su estudio pintando sin parar, como si estuviera inventando un mundo superior al que bullía en el exterior de su casa.
Soriano siempre fue considerado un autodidacta, un pintor hecho a sí mismo que convocaba a los dioses seculares mexicanos para crear ese mundo tan suyo, que lo ha hecho pasar por encima del tiempo y los años con una extraña nitidez y resistencia. Nacido en 1920, se ganó a pulso desde muy joven estar entre los grandes y ser considerado par de los mejores. Aunque poco o nada tuviera que ver con los grandes muralistas de su época, el citado Rivera, Orozco o Siqueiros, más entregados en sus pinturas a ciertas simbologías ideológicas y populistas, muy del gusto de la época, cuando México, en plena Segunda Guerra Mundial, llegó a ser un refugio de libertad para tantos profesores, artistas, escritores y simples ciudadanos que huían de Europa, de los campos de concentración y de la muerte.