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Escena de la película. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 6 de septiembre 2008. (Jaime Moreno Valenzuela/RanchoNEWS).- Con la película Entre la tarde y la noche, de Óscar Blancarte, inicia la Muestra Internacional de cine del IV Festival Internacional Chihuahua, en Ciudad Juárez. Óscar Blancarte escribe un guión con grandes pretensiones y busca darle sentido, digamos, a un post realismo mágico, que para mí siempre han sido intentos vanos de narrativa cinematográfica. Su intento de plasmar un par de grandes influencias en él, el cine italiano y Gabriel García Márquez, le obligan a dejar despejadas todas las premisas dadas desde el arranque del film hasta cerrarlas en el final, sin proponer un sentimiento de suspenso.
Su entretejido se le atasca pero aprovecha, gracias a la fotografía, mantenernos en la sala, cuando uno piensa que la energía narrativa se le ha acabado, las metáforas oníricas nos hacen suponer que existe un desenlace. Las imágenes de Mazatlán obligan a un suspiro mientras uno piensa a dónde va esta ensalada.
La historia es sencilla una mujer que se siente obligada a escribir y nunca sabemos que tan afortunada es en ese medio (entendemos al final que no lo es, pero continuemos). Ella ante el gran monstruo de la página en blanco, decide huír, para regresar a la casa de su atormentado padre a terminar lo que se supone es un cuento, el cuento de su vida, entonces debería de ser una novela.
Los necesarios flashbacks que nos muestran la difícil vida de la cándida Minerva y su padre desalmado. Con un héroe como tío, que le provoca escribir sin hacernos saber el por qué, ya que él es un tahúr de poca monta (y será que un alter ego le tocó la puerta a Óscar), el contraste de una candidez y una madurez atormentada que sólo va conseguir ser liberada al conocer la verdad y devolverle al mar a la mujer.
Aquí cabe señalar que las actuaciones no son malas, el casting pudiera ser bueno pero los iconos contrastan. Angélica Aragón que es una buena actriz pero aparece como un remedo en la producción, ya que no le ayuda el concepto de la producción, la madre adúltera es delgada, su padre real es delgado y ella no lo es, la actriz infantil que tiene muchas variantes también es delgada.
Una historia simple que aplica a cualquier lugar del planeta. Un ejercicio de producción que se mantiene, incluso logra presentarnos efectos especiales que se justifican.
El tema del loco del pueblo es mal logrado, y eso será porque no resuelve ni comparte parte de la clave, aun siendo una mala actuación su línea pudiera acercarnos a la trama.
Y entiendo que el faro se haya quedado en deuda, lo permisible es necesario para poder contar una historia.
La gran preocupación del principio por tener un sonido que te inquietara se desvanece al final.
La película se estreno en 1999, es la primera vez que la veo y no conozco al director, un apunte final parece necesario. El problema de los guiones en algunos radica en que son adaptaciones de cuentos o novelas para hacerlas compatibles a la narrativa cinematográfica, algunas funcionan otras lamentablemente no. Un guión original debe de tener menos problemas de producción, como los que se sienten en esta película. Creo que una historia aparentemente sencilla, debe serlo. Y un guión que no lo pretende, necesita ser revisado.
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