Itsamná
Óscar Enrique Ornelas
La civilización maya ha sido de las más estudiadas durante el último siglo. A nivel general se ha difundido sobre todo su arte. ¿Tenían dioses? Para el investigador francés Claude-François Baudez, la religión maya no fue monolítica. Se vio afectada por el declive de la civilización clásica y por la infiltración de rasgos culturales procedentes del altiplano mexicano.
Tláloc despide a Claude- François Baudez con una lluvia pertinaz. En ese ambiente hú- medo, y luego de dos días de intensa actividad en México, que semeja un autosacrificio dados los atascos del tránsito defeño, el historiador respon- de a las preguntas del reportero sobre su libro Una historia de la religión de los antiguos mayas, coeditado por la UN- AM y por dos centros de investigación franceses.
Baudez se muestra modesto ante su obra que resume 40 años de trabajo. "Como lo indica el título de mi libro -di- ce-, esta es una historia, no la historia, de la religión de los antiguos mayas; desde el principio admito que otras historias son posibles." Pero luego agrega con una carcajada: "¡Naturalmente pienso que la mía es una de las mejores!"
El investigador subraya la palabra historia. Su tesis principal es que la religión maya sufrió mutaciones de acuerdo con los cambios políticos y sociales. "Si esas modificaciones no se han visto es porque no se han buscado", señala. "La ciencia tiene que cambiar igualmente en virtud de la información que tenemos. Cuando sabíamos muy poco de los mayas y de su religión se veía a la sociedad maya como un bloque monolítico que no cambiaba mucho. Pero ahora sabemos bastante. La región maya es una de las más investigadas. Tenemos datos de muchas épocas y nos damos cuenta de que la estructura social, política y militar cambió muchísimo a través del tiempo. Sería muy extraño que tales cambios no tuvieran repercusión sobre los aspectos intelectuales y religiosos de esa civilización."
La religión maya, puntualiza Baudez, "debe ser vista como una estructura dinámica que combina tradiciones y continuidades con una diversidad de cambios".
Para el estudio de la religión de los mayas clásicos, Baudez ha dejado de lado los datos etnográficos y las crónicas coloniales. Tomó en cuenta, únicamente, dice, "los datos arqueológicos y los que proporcionan la iconografía y la epigrafía". Sigue el mismo método para estudiar los periodos de transición: "Es hasta 1250, al empezar el llamado periodo posclásico tardío, cuando se observa mucha homogeneidad. Es hasta entonces cuando podemos darnos la libertad de tomar en cuenta también los códices y las crónicas coloniales."
-¿Cuál es el significado simbólico de los templos mayas?
-En mi opinión, no se puede hablar de dioses en el periodo clásico (250- 950 dC). Estaban los antepasados de los reyes y las grandes fuerzas naturales: la tierra, el sol, el rayo, personajes que intervenían en los mitos y que figuran en los relatos y en las vasijas. Muchos espíritus locales. Pero no aparecen dioses con personalidad definida. No había un panteón maya antes del posclásico tardío. Esto se refleja muy bien en los templos, sobre todo en las pirámides. No hay una sola que tenga en su interior un «ídolo».
-Los templos eran pura propaganda de los gobernantes, por decirlo así...
-En el clásico había un culto muy importante alrededor de la personalidad del rey. Él es el gran sacerdote. Representa a la comunidad y es respon- sable ante los otros mundos. En primer lugar, es responsable ante sus ancestros y tiene una gran responsabilidad para garantizar la continuidad dinástica. Su deber religioso es evitar que el orden cósmico entre en un caos. El sacrificio y el autosacrificio forman parte del rito principal. El rey debe poner el ejemplo, pero también deben sacrificarse los demás personajes con poder. Los beneficios de la naturaleza tienen que ser pagados mediante sacrificios humanos, de animales, ofrendas y a través del derramamiento de la propia sangre (sangrado del pene, de las orejas). La arqueología nos ha mostrado también la importancia de ciertos recorridos o deambulaciones rituales que hacía el rey dentro de un edificio o por la ciudad para reconciliar el espacio y el tiem- po. Es algo que se hacía al final de un periodo para que el mundo no se fuera a parar y el sol siguiera saliendo.
-En su libro usted sugiere que había una religión de la elite y otra popular...
-Pienso que muchos colegas coinciden conmigo. Pasa siempre en las sociedades arcaicas: hay una religión oficial y otra popular. El rey lo hace todo oficialmente. Delega algunas actividades en los sacerdotes, pero en el caso de la época clásica maya éstos no están representados. El rey era como el faraón... Mientras tanto, al campesino las grandes cosas del cosmos le pasaban por arriba; lo que a él le interesaba es que viniera la lluvia y que se garantizaran los rendimientos agrícolas. Por eso había una religión popular de los campesinos. Sus símbolos eran animales como el sapo, por ejemplo, cuyo canto anunciaba la lluvia. Lo que sucede es que los símbolos de la religión oficial fueron plasmados en piedras que no se pudren mientras que los de la religión popular no dejan huellas. Los arqueólogos jamás los van a encontrar, aunque a veces aparece algo. En Copán [Honduras], hay rocas en un cerro donde, de una manera muy burda, aparecen labradas las figuras de un sapo o de un lagarto. Es una especie de altar tosco que muestra el culto popular. Pero de estos vestigios tenemos muy poco.
-¿Cuáles son los principales dioses mayas?
-Los primeros seres que se pueden considerar dioses, unos diez en número, aparecen en Chichén Itzá. Hay una vieja diosa con una vasija. Dioses propiamente dichos aparecen hasta Mayapán. Aumentan de importancia con el decrecimiento del poder político de los reyes y muchos son importados: proceden del altiplano de México. Tenemos un dios de los mercaderes que se parece mucho al de los pochtecas mexicas.
La civilización maya ha sido de las más estudiadas durante el último siglo. A nivel general se ha difundido sobre todo su arte. ¿Tenían dioses? Para el investigador francés Claude-François Baudez, la religión maya no fue monolítica. Se vio afectada por el declive de la civilización clásica y por la infiltración de rasgos culturales procedentes del altiplano mexicano.
Tláloc despide a Claude- François Baudez con una lluvia pertinaz. En ese ambiente hú- medo, y luego de dos días de intensa actividad en México, que semeja un autosacrificio dados los atascos del tránsito defeño, el historiador respon- de a las preguntas del reportero sobre su libro Una historia de la religión de los antiguos mayas, coeditado por la UN- AM y por dos centros de investigación franceses.
Baudez se muestra modesto ante su obra que resume 40 años de trabajo. "Como lo indica el título de mi libro -di- ce-, esta es una historia, no la historia, de la religión de los antiguos mayas; desde el principio admito que otras historias son posibles." Pero luego agrega con una carcajada: "¡Naturalmente pienso que la mía es una de las mejores!"
El investigador subraya la palabra historia. Su tesis principal es que la religión maya sufrió mutaciones de acuerdo con los cambios políticos y sociales. "Si esas modificaciones no se han visto es porque no se han buscado", señala. "La ciencia tiene que cambiar igualmente en virtud de la información que tenemos. Cuando sabíamos muy poco de los mayas y de su religión se veía a la sociedad maya como un bloque monolítico que no cambiaba mucho. Pero ahora sabemos bastante. La región maya es una de las más investigadas. Tenemos datos de muchas épocas y nos damos cuenta de que la estructura social, política y militar cambió muchísimo a través del tiempo. Sería muy extraño que tales cambios no tuvieran repercusión sobre los aspectos intelectuales y religiosos de esa civilización."
La religión maya, puntualiza Baudez, "debe ser vista como una estructura dinámica que combina tradiciones y continuidades con una diversidad de cambios".
Para el estudio de la religión de los mayas clásicos, Baudez ha dejado de lado los datos etnográficos y las crónicas coloniales. Tomó en cuenta, únicamente, dice, "los datos arqueológicos y los que proporcionan la iconografía y la epigrafía". Sigue el mismo método para estudiar los periodos de transición: "Es hasta 1250, al empezar el llamado periodo posclásico tardío, cuando se observa mucha homogeneidad. Es hasta entonces cuando podemos darnos la libertad de tomar en cuenta también los códices y las crónicas coloniales."
-¿Cuál es el significado simbólico de los templos mayas?
-En mi opinión, no se puede hablar de dioses en el periodo clásico (250- 950 dC). Estaban los antepasados de los reyes y las grandes fuerzas naturales: la tierra, el sol, el rayo, personajes que intervenían en los mitos y que figuran en los relatos y en las vasijas. Muchos espíritus locales. Pero no aparecen dioses con personalidad definida. No había un panteón maya antes del posclásico tardío. Esto se refleja muy bien en los templos, sobre todo en las pirámides. No hay una sola que tenga en su interior un «ídolo».
-Los templos eran pura propaganda de los gobernantes, por decirlo así...
-En el clásico había un culto muy importante alrededor de la personalidad del rey. Él es el gran sacerdote. Representa a la comunidad y es respon- sable ante los otros mundos. En primer lugar, es responsable ante sus ancestros y tiene una gran responsabilidad para garantizar la continuidad dinástica. Su deber religioso es evitar que el orden cósmico entre en un caos. El sacrificio y el autosacrificio forman parte del rito principal. El rey debe poner el ejemplo, pero también deben sacrificarse los demás personajes con poder. Los beneficios de la naturaleza tienen que ser pagados mediante sacrificios humanos, de animales, ofrendas y a través del derramamiento de la propia sangre (sangrado del pene, de las orejas). La arqueología nos ha mostrado también la importancia de ciertos recorridos o deambulaciones rituales que hacía el rey dentro de un edificio o por la ciudad para reconciliar el espacio y el tiem- po. Es algo que se hacía al final de un periodo para que el mundo no se fuera a parar y el sol siguiera saliendo.
-En su libro usted sugiere que había una religión de la elite y otra popular...
-Pienso que muchos colegas coinciden conmigo. Pasa siempre en las sociedades arcaicas: hay una religión oficial y otra popular. El rey lo hace todo oficialmente. Delega algunas actividades en los sacerdotes, pero en el caso de la época clásica maya éstos no están representados. El rey era como el faraón... Mientras tanto, al campesino las grandes cosas del cosmos le pasaban por arriba; lo que a él le interesaba es que viniera la lluvia y que se garantizaran los rendimientos agrícolas. Por eso había una religión popular de los campesinos. Sus símbolos eran animales como el sapo, por ejemplo, cuyo canto anunciaba la lluvia. Lo que sucede es que los símbolos de la religión oficial fueron plasmados en piedras que no se pudren mientras que los de la religión popular no dejan huellas. Los arqueólogos jamás los van a encontrar, aunque a veces aparece algo. En Copán [Honduras], hay rocas en un cerro donde, de una manera muy burda, aparecen labradas las figuras de un sapo o de un lagarto. Es una especie de altar tosco que muestra el culto popular. Pero de estos vestigios tenemos muy poco.
-¿Cuáles son los principales dioses mayas?
-Los primeros seres que se pueden considerar dioses, unos diez en número, aparecen en Chichén Itzá. Hay una vieja diosa con una vasija. Dioses propiamente dichos aparecen hasta Mayapán. Aumentan de importancia con el decrecimiento del poder político de los reyes y muchos son importados: proceden del altiplano de México. Tenemos un dios de los mercaderes que se parece mucho al de los pochtecas mexicas.