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El arquitecto fotografiado en Casa Àsia, ante la maqueta de las torres de la Fira, nueva puerta del recinto y de Barcelona. (Foto: Ana Jiménez)
C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de marzo de 2009. (RanchoNEWS).- «Cuando la trama es muy densa, cuando la reja es omnipresente, nos sentimos entre rejas / Siempre me pregunto si lo que construyo es demasiado parcial, si lo aprobará la gente / La arquitectura no es más que un árbol, debe crecer en concordancia con su entorno», son algunas de las respuestas de Toyo Ito a la entrevista de Llàtzer Moix para La Vanguardia:
El acceso a Barcelona desde el aeropuerto está ahora marcado por las dos torres del arquitecto Toyo Ito que dan entrada al recinto de la Fira en Pedrosa: un rascacielos rojo de formas sinuosas, y otro de planta cuadrada, blanco y rojo. Toyo Ito, que hoy inaugura su fachada para el edificio de apartamentos Suites Avenue en el paseo de Gràcia, ante la Pedrera, presentó ayer una exposición sobre su obra española en Casa Àsia.
Estamos en tiempos de crisis, de cambio. ¿Cómo le afectan a usted y a su arquitectura?
Me afectan, como a todos, pero menos, porque la mayoría de mis clientes son institucionales. En los últimos años, pródigos en obras icónicas y excesos formales, la arquitectura ha recibido gran atención mediática.
¿Qué opina de estos años?
La arquitectura comercial ha llevado a los iconos, y los iconos han llevado al expresionismo. No creo que haya sido mi caso, porque mis clientes son, como le decía, públicos, y en la arquitectura pública hay programas estrictos. Yo intento construir edificios en los que la gente se sienta cómoda y circule con libertad.
¿Cree que las crisis ofrecen nuevas oportunidades?
Sí. Empecé a trabajar en 1971, con 30 años. Pronto llegó la crisis del petróleo. No tuve encargos hasta cumplir los 45. Mis sueños se vieron destrozados. Pero fue durante esos años duros cuando yo decidí, pese a todo, dedicarme a la arquitectura. Y le diré, por experiencia, que quienes son capaces de sobreponerse a periodos adversos tienen posibilidades de llegar a alguna parte.
Como arquitecto, ¿qué preguntas intenta responder?
La arquitectura se puede entender como algo similar a la literatura. Se parte de una teoría propia y luego se va construyendo una obra que tiene muchos ingredientes sociales. Siguiendo ese proceso, siempre me pregunto si la idea en la que me baso para construir es demasiado parcial, si logrará la aprobación de la gente. Otros colegas siguen una línea predeterminada. Yo decido en función de cada proyecto, aun a riesgo de vivir en la duda.
En su exposición muestra diversos trabajos españoles. ¿Qué puede decir acerca de su experiencia en España?
He aprendido mucho aquí. En esta sociedad el arquitecto es considerado y respetado. En Japón no pasa esto. De modo que trabajar en España me ha dado valentía. Su trabajo en Barcelona es peculiar.
¿Qué le pidió la Fira?
La obra de la Fira es el mayor proyecto que tengo en España. No empieza de cero. Debía ensamblar piezas preexistentes y otras nuevas. Es un proyecto urbano. Quise reflejar un espacio fluido. La gente se pregunta por qué diseñó una torre redonda y roja, y otra cuadrada y bicolor. Eso tiene que ver con mi proyecto para la mediateca Sendai, en Japón. Aquel era un edificio cúbico, con unas columnas orgánicas redondeadas en su interior. Aquí siempre quise hacer una torre de planta redonda y otra de planta cuadrada, pero, esta última, con un alma redonda. Respecto al color rojo, es el color de la tierra. Es un color apasionado, alegre. Y casa bien con Barcelona.
Barcelona es una ciudad marcada por la uniformidad del Eixample. Pero en poco tiempo ha visto crecer un downtown, con numerosas torres, en el Fòrum y otro en l'Hospitalet.
A mí tampoco me gustan demasiado las alturas: prefiero estar cerca del suelo y en el centro de la actividad. Pero el crecimiento en altura puede ser necesario. Ahora bien, no me gustan las aglomeraciones de rascacielos, la pérdida de horizontes. Cuando la trama es muy densa, cuando la reja es omnipresente, el ciudadano se puede sentir entre rejas.
Las ciudades fueron de sus habitantes. Ahora compiten en una liga global. ¿Qué hacen los arquitectos para conservar la ciudad como ámbito habitable?
La arquitectura no es mucho más que un árbol. Los árboles crecen en concordancia con su entorno. Pero algunos arquitectos construyen sin considerar su entorno, creando un orden particular. Yo no lo hago, porque creo que sólo hacemos bien el trabajo cuando lo acomodamos al entorno.
Torres Fira (layentanainmobiliaria)
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