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Página manuscrita del «Cantar». (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 26 de marzo de 2009. (RanchoNEWS).- Desde Madrid, la agencia EFE informa que Dolores Oliver sostiene que fue un poeta árabe quien la escribió aunque es considerada la primera obra en lengua española:
El Cantar del Mío Cid, considerada la primera obra extensa de la literatura española en lengua romance y que relata las gestas del célebre héroe castellano en plena Reconquista, no es tan español como se ha creído siempre, sino que fue creado por un poeta árabe, según una académica española.
La profesora de Estudios Árabes e Islámicos Dolores Oliver sostiene en su libro «El Cantar del Mío Cid: génesis y autoría árabe», que se presenta hoy en la Casa Árabe de Madrid, que fue el poeta y jurista árabe Abu I-Walid al-Waqqashi quien ideó el famoso poema épico como una obra de propaganda política.
«Hay un pacto entre ellos» –afirma Oliver en una entrevista– según el cual el poeta crea el poema «para inmortalizar» al Cid y éste, a cambio, se compromete a «respetar las creencias de los musulmanes» de Valencia, conquistada por Rodrigo Díaz de Vivar a los árabes y de donde es nombrado señor.
Al Waqqashi, al que cronistas cristianos y musulmanes describen «como uno de los hombres más inteligentes y sabios de su tiempo», compone en la corte valenciana la obra, que «se empezó a recitar en el 1095», después de que el Cid entrase en la ciudad, que había estado bajo dominio árabe desde el siglo VIII, según esta tesis.
Oliver comenzó a estudiar la autoría del poema anónimo de forma «casual», tras ser invitada a participar en 1984 en un seminario.
«Entonces me puse a leer el `Cantar`, que había leído en mis años de estudiante, y a medida que lo iba leyendo, empecé a decir: `Esto ha salido de la mente de un árabe`», relata Oliver, que confiesa que ni ella misma se creía en principio esta teoría y que, incluso, estuvo durante dos años sin tocar el tema «porque le tenía miedo».
Rodrigo Díaz de Vivar. (Foto: Archivo)
Pero la tesis del autor árabe volvía de forma recurrente a su labor investigadora hasta que se embarcó en el reto de demostrarla convencida de que «la única respuesta a todos los contenidos del Cantar era un poeta árabe al servicio de un señor castellano».
«Como poeta, su nacimiento y formación le permitía describir preciosas batallas, como son las del `Cantar`, y tocar tópicos de la poesía beduina», afirma la profesora.
Entre los argumentos a favor de su teoría destaca, a juicio de la autora, el clima religioso descrito en el poema.
«Un poema donde los cristianos no son los buenos y los musulmanes no son los malos, tiene que ser escrito en época de tolerancia, en época del Cid», afirma Oliver, que destaca que, tras la muerte del Campeador, en 1099, «empieza a haber un sentimiento de animadversión» hacia los musulmanes.
Por ello, desde su punto de vista, el «Cantar» no pudo ser compuesto ni en 1207, que tradicionalmente se ha considerado la fecha oficial, ni en 1140, como defendía el filólogo e historiador español Ramón Menéndez Pidal.
Otro argumento esgrimido por Oliver es que la existencia de poetas en las cortes que cantaran las gestas de los señores es una costumbre propia de Al Andalus (denominación de la zona de España ocupada por los árabes en la Edad Media), donde todos los soberanos «tienen un poeta que cante sus glorias».
«El Cid, que había estado en la corte de Sevilla, en la de Zaragoza ¿va a ser tan tonto de no aprovecharse de ese arma política?», se pregunta la autora.
Un tercer razonamiento es el arte de la guerra descrito en el poema, donde aparece una técnica ecuestre de lucha «que solamente realizaban con éxito los almorávides», definido en el «Cantar» como una «arrancada» y que, en opinión de Oliver, no es otra cosa que una «haraka».
Oliver bromea sobre la recepción que ha logrado con su tesis –que ha sido «muy bien aceptada por medievalistas o gente que no se ha pasado la vida estudiando al Cid»–, aunque reconoce que también a ella le costó «muchos años» creerla.
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