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El editor español. (Foto: EFE)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 14 de junio 2010. (RanchoNEWS).- Curiosamente el vampiro siempre ha sido un monstruo aristocrático, pero a Jacobo Siruela el gusto por esta criatura le llegó de otros territorios, los de su faceta de editor. Fue a comienzos de los 90 cuando preparó una antología de cuentos por la que tuvo que conocer la literatura vampírica en profundidad. Poco seguidor de las modas, su atracción por estos seres en lo literario se relaciona, más bien, con el carácter que tienen de mito moderno. Atendiendo a criterios de calidad estética y de originalidad temática amplía ahora con Atalanta esa antología que recorre al vampiro en todas sus variantes. Los relatos añadidos son de Derleth, Aickman y Matheson. Una nota de M.C. para El Cultural:
¿De dónde viene su interés por los vampiros? ¿Por qué cree que están tan de moda?
En 1992 preparé una antología de vampiros después de leer muchos cuentos del tema. Había pedido a Juan Perucho que prologara la edición, y él no podía debido a sus compromisos y el plazo que le daba. De modo que, como había tenido que leer mucho al respecto y el tema me había atrapado, decidí encargarme de ello, lo cual hizo que quisiera documentarme más. En realidad no sigo las modas. Nunca me han interesado. El vampiro es más que una moda. Es un mito moderno, y como tal resurge con fuerza cada cinco años. Esta antología tiene más de 18 años de vida. Es increíble, pero a lo largo de este tiempo lo he visto rebrotar, a través de la película de Coppola, las novelas de Anne Rice, etc., etc.
¿Qué criterio siguió para añadir los nuevos textos?
Criterios de calidad estética y de originalidad temática. Las antologías a veces suelen ser muy monótonas, y he procurado mostrar el mito con todas sus variantes, tanto temáticas como de género; así hay cuentos, una novela corta o nouvelle, una poesía y hasta un fragmento de un novelón. He pretendido enseñar la evolución del mito, desde la figuras románticas y aristocráticas del siglo XIX hasta las irrupciones terroríficas más contemporáneas de una ambigua presencia maléfica, que cada vez se hace más psicológica.
¿Podría destacar algunas características de los autores y relatos añadidos? ¿Y en general, cuál cree que tiene mayor peso literario?
El cuento de Derleth introduce una variante nueva, el de una figura monstruosa de la que sólo conocemos su magnetismo irresistible, por cómo se entregan sus víctimas a ella, y los trágicos efectos que tienen sobre ellas. El cuento de Matheson –el mítico autor de Soy leyenda y de La increíble historia del hombre menguante– tiene su interés en que, a pesar de que el vampiro está perfectamente en la vida contemporánea a través de un niño perturbado y morboso, el aura mítica y misteriosa del vampiro que logra su esplendor, por ejemplo, en los primeros capítulos del Drácula, irrumpe al final del cuento. Creo que el cuento más delicado y redondo literariamente es el de Robert Aickman, que ganó un premio importante en su época. En este relato una joven, que viaja por Italia con sus padres durante el siglo XIX, nos va explicando en su diario, sin ella ser consciente de ello, acerca de las perniciosas consecuencias psicológicas que le ha producido un encuentro fortuito que tuvo con un vampiro después de una fiesta –aunque nada aquí se diga explícitamente– que la está volviendo cada vez más perversa.
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