Edificio de la CU en construcción. (Foto: RMV / RanchoNEWS)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 9 de junio de 2010. (RMV / RanchoNEWS).- El chofer del camión de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) lo pone en marcha, estaba estacionado casi frente a la fachada de rectoría, en la calle Henry Dunant. Son las 9:03 horas. Nos dirigimos hacia el predio que ocupará la Ciudad Universitaria (CU), como a 33 kilómetros hacia el sureste de este punto. El vehículo lo ocupamos periodistas juarenses que hemos sido expresamente invitados para constatar el avance del proyecto, crítico por sí solo, porque la meta es que en agosto de este año la infraestructura inicial esté dispuesta para dar cabida a 720 alumnos que cursarán ahí su primer semestre, en diversas carreras.
En los dos últimos asientos del ala derecha viajan el rector Jorge Quintana Silveyra y el secretario de Desarrollo Urbano y Ecología de Chihuahua, César Toledo. La presencia del rector –aunque siempre bienvenida, es un hombre sencillo, afable, que incluso gusta de bromear con nosotros– no deja de causar suspicacia en algunos compañeros. En el camino nos enteraríamos de la razón. Muy pronto el camión accede al Boulevard Cuatro Siglos que transcurre al borde del Río Bravo, nos dirigimos hacia el este.
No obstante la conversación con mi compañero de asiento, una persona amante de la radio hecho en la radio juarense y ahora al servicio de la UACJ, en el fondo de mi mente me viene el recuerdo del 27 de agosto del año pasado, cuando fui invitado a la ceremonia de la colocación de la primera piedra de la Ciudad del Conocimiento. Esa vez, aunque ofrecimos la información con toda oportunidad y veracidad en la edición 89 (ver) de la Revista Rancho Las Voces, me quedé con ganas de escribir una crónica, la dinámica del trabajo que realizo en la revista me lo impidió –para mi consternación. Aunque persisten imágenes de aquel acto.
La primera es más bien una sensación: el gobernador Reyes Baeza, el presidente municipal Reyes Ferriz y el rector Quinta Silveyra, y sus invitados, en medio de un páramo abiertamente desértico, como «Oñates» contemporáneos, fundacionales y trascendentes, develando una absurda primera piedra –a ojos ignorantes– de lo que será la Ciudad del Conocimiento, un proyecto tan avanzado que creo que nuestra sociedad todavía no termina de comprender.
La otra imagen, más poderosa aún, es una fotografía que tomé. En aquel páramo habían llevado sobre la plataforma de un tráiler muestras de la vegetación que será cultivada en este desarrollo urbano. Ahí había ejemplares de sotol, ocotillo, hiedra, huisache, junípero, pino encino, palo verde, laurel, cerezo méxico, madroño, yucca, etc.
Aquí cabe una disgresión. Minutos antes de abordar el camión, descendiendo las escaleras del edificio de rectoría, al lado del director general de Difusión Cultural y Divulgación Científica, Servando Pineda Jaimes, me acuerdo que había tenido la idea de solicitarle este viaje desde hace meses y le comenté:
–Qué bueno que planearon este recorrido. Yo había pensado...
Y Servando me interrumpe:
–Maestro, discúlpeme, no necesitamos estas presunciones matutinas de su parte aquí... ¿Cómo que había «pensado»?
Mi risa me hace recordar que estoy al lado de un buen amigo de hace muchos años, cuyo icono del centenario de la Revolución Mexicana es Homero Simpson cruzado con cananas y sombrero ad hoc.
El camión avanza por el Boulevard Independencia, luego el Boulevard Fundadores, hemos recorrido cerca de 40 minutos, entonces el rector se levanta de su asiento, se coloca en medio del pasillo y señala a la distancia el nuevo edificio del Instituto Técnológico Regional de Ciudad Juárez, ya dentro del terreno de la Ciudad del Conocimiento, y conversa con nosotros, en particular con los corresponsales de La Jornada y El Financiero, Rubén Villalpando y Luis Carlos Cano. Conversación que reproducimos a continuación.
Luego el Ing. Rafael Luévano (del despacho de ingenieros Portillo y Young, de la ciudad de Chihuahua) nos explica que se está empleando la construcción prefabricada tipo «candelero» para poder cumplir con los tiempos de entrega estipulados. Sigue un recorrido por la obra donde laboran alrededor de 200 trabajadores. Una foto del recuerdo y, de regreso, una escala en la primera piedra de la Ciudad del Conocimiento.
Rescato la pregunta que hizo al rector mi compañero Villalpando (que pudo haberla planteado de la misma manera cualquiera de nosotros):
–¿A qué distancia de Juárez estamos aquí?
–¡Estamos en Juárez! –contesta el rector.
Y para mí, viejo residente del Barrio Cuauhtémoc, la ciudad se me ha quedado, al mismo tiempo, muy grande y muy chica.
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(Fotos: RMV / RanchoNEWS)
(Fotos: RMV / RanchoNEWS)