Rancho Las Voces: Artes Plásticas / La Haya: Las verdaderas raíces que inspiraron a Van Gogh
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miércoles, julio 28, 2021

Artes Plásticas / La Haya: Las verdaderas raíces que inspiraron a Van Gogh

Fotografía tomada en la localidad de Auvers-sur-Oise (norte de París), alrededor de 1907, que muestra las raíces que pintó Van Gogh en su último cuadro.(Foto: Colección Fabrice Dassé)

C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de julio de 2021. (RanchoNEWS).-Una foto hallada por un historiador aficionado y reconocida luego por un arquitecto —ambos franceses— confirma el lugar donde Vincent van Gogh pintó su último cuadro. Tomada en la localidad de Auvers-sur-Oise, al norte de París, alrededor de 1907, muestra las poderosas raíces de acacia que llamaron la atención del artista holandés al final de su vida. Plasmadas en su último lienzo, titulado Raíces de árboles, están en el camino que lleva a la posada Auberge Ravoux, donde falleció a los 37 años, el 29 de julio de 1890, tras pegarse un tiro. Tanto el museo Van Gogh, en Ámsterdam, como el Instituto Van Gogh, en la propia Auvers, afirman «con absoluta certeza» que se trata del enclave donde pintó el cuadro. La nueva imagen se añade a la postal encontrada en 2020 y ambas convierten la zona en una estación de paso para los aficionados. Sin embargo, las raíces están tapadas por una tapia debido a un conflicto que enfrenta al Ayuntamiento y los dueños del terreno.

Este miércoles, Vincent Willem van Gogh, sobrino biznieto del pintor, y Emilie Gordenker, directora del museo del artista en Ámsterdam, han recibido una reproducción de la fotografía de parte del Instituto Van Gogh. Para su director científico, Wouter van der Veen, se trata de un descubrimiento histórico «porque el ángulo de la imagen es muy parecido al escogido por el artista para su obra, y varias de las raíces de esta foto fueron cortadas luego y no aparecen ya en la postal presentada el año pasado», explica, al teléfono. Él encontró en 2020 la postal entre la colección de un vecino de Auvers, y esta segunda foto tiene su propio relato.

Una nota de Isabel Ferrer para El País