C iudad Juárez, Chihuahua. 11 de julio de 2021. (RanchoNEWS).- En la década de 1970, un grupo de cazadores se tropezó con ocho cuerpos de 500 años de antigüedad preservados por el clima del Ártico cerca de Qilakitsoq, un asentamiento inuit abandonado en el noroeste de Groenlandia. Tiempo después, cuando los científicos fotografiaron con película infrarroja a las momias, descubrieron algo fascinante: cinco de los seis cuerpos de mujeres tenían delicadas líneas, puntos y arcos tatuados en sus rostros.
Durante miles de años, los tatuajes fueron más que una simple decoración corporal para los inuit y otras culturas indígenas. Eran símbolos de pertenencia, representaban rituales de entrada a la adultez, invocaban creencias espirituales u otorgaban poderes que se podían convocar durante el parto o la caza. Sin embargo, a partir del siglo XVII, los misioneros y colonos decididos a «civilizar» a los pueblos indígenas prohibieron los tatuajes en todas las comunidades, excepto las más remotas.
El texto de Krista Langlois es publicado por The New York Times