El coreógrafo estadounidense. (Foto: AP)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de junio 2009. (RanchoNEWS).- El coreógrafo de 90 años se mantiene a la vanguardia mundial en esa disciplina. Su «Plan de legado viviente» durará dos años y, cuando ya no pueda dirigirla, la agrupación será disuelta. La danza, proceso interminable «si es que se aspira a ser algo fresco y vivo», señala. Una nota de AFP:
El coreógrafo Merce Cunningham ha logrado mantenerse, a los 90 años cumplidos, a la vanguardia de la danza mundial, y este Nijinsky estadunidense quiere perpetuar el «legado viviente» de su arte.
Desde una silla de ruedas el legendario coreógrafo, considerado uno de los más grandes en vida, sigue dirigiendo en el West Village de Nueva York su propia compañía de danza, fundada en 1953 como un laboratorio del movimiento, abierto a la innovación y la experimentación.
«Mi idea siempre ha sido el movimiento físico humano», dijo Cunningham al anunciar hace dos semanas su «Plan de legado viviente», que incluye una última gira mundial de dos años de la compañía de danza cuando ya no pueda dirigirla, tras lo cual será disuelta de manera definitiva.
Los 14 bailarines dibujan con el cuerpo arcos en el espacio, se inmovilizan y luego vuelven a experimentar nuevos movimientos donde la creatividad individual cumple un papel importante, aunque sin improvisación.
La originalidad de Cunningham es que su danza no está atada a una narrativa, no expresa explícitamente una situación concreta o un sentimiento, sino que persigue ante todo la belleza del movimiento puro.
Más de 200 coreografías
«La carrera de Merce se caracteriza por un deseo constante de expandir las fronteras creativas y explorar nueva ideas», explicó Trevor Carlson, director ejecutivo de la Fundación Cunningham de Danza.
Nacido en 1919 en Centralia, estado de Washington, Cunningham estudió ballet en Seattle antes de ser solista en la compañía de la pionera estadunidense de la danza moderna Martha Graham, entre 1939 y 1945.
En 1944 se produjo el encuentro que marcaría su vida personal y artística, al realizar un primer espectáculo individual con música del compositor John Cage, quien sería su pareja hasta su muerte, casi medio siglo después en 1992.
Desde la fundación de la compañía de danza que lleva su nombre, Cunningham creó más de 200 coreografías, muchas de las cuales fueron presentadas en giras que lo hicieron famoso en todo el mundo.
Su nueva creación, lanzada este año, se titula Casi noventa, espectáculo de 90 minutos sobre música de guitarras eléctricas y ruido industrial compuesta por una banda de rock integrada entre otros por Paul Jones (ex Led Zeppelin).
Según Trevor Carlson, la idea de un «Plan de legado viviente» busca evitar la suerte corrida por la compañia de Martha Graham, sumida en sórdidas batallas legales que opacaron su herencia artística tras su muerte, en 1991.
Un fondo quedará exclusivamente a cargo de los derechos de autor y de la preservación del legado del coreógrafo para facilitar su transmisión a otras compañías de danza y a las generaciones posteriores.
«Trato de enseñar mi técnica a estudiantes y bailarines, pero de una forma que deja lugar a la individualidad. Me gustaría que el fondo siga haciéndolo, porque la danza es un proceso que nunca debe terminar si es que aspira a ser algo fresco y vivo», explicó Cunningham.
Dotado con un fondo de 8 millones de dólares, el plan incluye programas de enseñanza de danza y la creación de cápsulas de danza audiovisuales en soporte digital con cada una de las creaciones importantes de Cunningham.
La gira mundial final de la compañía, tras la desaparición física del artista o su incapacidad para dirigirla, será una última oportunidad para el mundo entero de ver un florilegio de su obra interpretado por sus bailarines.
Merce Cunningham fijó hasta el precio único que costarán en Nueva York las entradas al espectáculo de despedida: sólo 10 dólares.
Galería
Merce Cunningham; el coreógrafo y bailarín con Carolyn Brown durante un ensayo de su compañía en Londres, en julio de 1964. (Foto: Ap)
Bailarines de esa agrupación, fundada en 1953, en una escena de Océano, montaje que presentaron en Nueva York, en 2005. (Foto: Ap)
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