C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de agosto de 2016. (RanchoNEWS).- Son libros de bella factura. Pasta dura, camisa (ésas sobrecubiertas que llevan los libros elegantes), papel sedoso. Lo mejor es lo de adentro: libros inmortales y obras de arte, escribe Concepción Moreno para El Economista desde la Ciudad de México.
Mirlo, nuevo sello editorial, nace para traer los mejores libros a un público amplio.
«Tratamos de que sean libros que todos puedan disfrutar», dice Juan Pablo Tovar Ruiz, uno de los editores encargados del sello. Son 20 títulos, entre ellos El gran Gatsby, Muerte en Venecia, El extranjero, o El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde.
Alejandro Sordo fue el curador de la selección. Se puede hablar de curaduría en este caso porque no se trató solamente de elegir los títulos, sino también de una selección de artistas que hicieron la traducción visual de cada texto.
¿Qué quiere decir «traducción visual», en qué es diferente a una simple ilustración? Jahel Leal Merediz, la otra editora del sello, lo explica: «Pedimos a cada artista que hiciera una lectura minuciosa del texto y que lo reinterpretara con libertad». Algunas reinterpretaciones son más abstractas que otras (de ahí el hecho de que se traten de más allá de pura ilustración), pero en general la traducciones visuales son figurativas pues se trata de hacerlas accesibles al público.
Los editores le enseñan a esta reportera diversos títulos: Felipe Ehrenberg hace, en su versión de Jekyll y el señor Hyde, un uso intrigante de tintas. En El extranjero Boris Viskin hace la versión más abstracta de toda la colección. Héctor Valdivia juega con luz y colores para acompañar, de manera sugerente y extraña, los cuentos de H. P. Lovecraft. Dice Jahel sobre el trabajo de Valdivia: «Está muy inspirado en Remedios Varo, muy surrealista. Son los mismos personajes de Valdivia pero en el mundo de Lovecraft».
Un nuevo comienzo
Mirlo es un sello que deviene de Editores Mexicano Unidos (EMU). Pero ahí donde los libros de Editores son sencillos y hasta feos, los de Mirlo son casi libros objeto. Parecen estas ediciones lujosas que le han dado un lugar a Sexto Piso o que han hecho legendaria a Siruela.
«Queremos desmarcarnos de EMU», dice Juan Pablo, «nuestros libros son como un nuevo comienzo. Tenemos varios planes, que no sean sólo estos 20 títulos, también publicar otras colecciones».
El trabajo ha sido intenso, apenas en un año han producido la colección. Todos los libros son traducciones directas nuevas (el equipo de traducción, explica Jahel, está conformado casi sólo por mujeres: «Es verdad que las mujeres somos más hábiles con el lenguaje –ríe–» y el trabajo de los artistas plásticos fue cuidado con amor por el curador Alejandro Sordo).
Sordo eligió a cada creador pensando en cuáles mundos y técnicas irían mejor con cada clásico. Cada título lleva un pequeño texto curatorial de Sordo y un prólogo por algún investigador o autor de renombre, comentario que pretende hacer la obra una discusión con el lector, invitar a una nueva lectura del título ya conocido.
De los 20 libros, apenas dos mujeres fueron invitadas al trabajo visual con la obra. Dicen los editores que Sordo hizo la selección y fue un asunto fortuito que sólo dos féminas fueran invitadas. Amor Muñoz traduce La señora Dalloway de Virginia Woolf y Gabriela Jiménez trabajó El diario de Ana Frank.
«Usamos la experiencia de EMU, sus vías de distribución, sus contactos», dice Juan Pablo Tovar. «Pero queremos crear caminos nuevos».
Algunos proyectos más vienen en camino. Por lo pronto nacerá la colección Tinta Viva, selección de títulos principalmente dirigidos a un público universitario, que costarán apenas 80 pesos. «Algunos de los textos serán inéditos en español», explica Jahel Leal; «por ejemplo, las cartas de amor entre Virginia Woolf y Vita Sackville-West y un libro muy curioso que es colaboración entre Lovecraft y Houdini».
Con un tiraje de 5,000 ejemplares por título, Mirlo es una invitación al asombro, una iniciativa totalmente mexicana. Mirlo merece un lugar en nuestros libreros.
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