C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de agosto de 2016. (RanchoNEWS).- La fe de bautismo de Renato Leduc (1895-1986) firmada el 25 de abril de 1896 en la Parroquia San Agustín de las Cuevas, boletas de primaria con sus calificaciones desde 1902, sus nombramientos en la Escuela Anexa a los Telégrafos Federales a partir de 1909, unas 150 cartas personales, decenas de misivas que le enviaban sus lectores, fotos, postales, manuscritos de sus poemas y hasta el acta de divorcio de la pintora surrealista Leonora Carrington, fechada el 5 de enero de 1945, escribe Virginia Bautista para Excélsior desde la Ciudad de México.
Son documentos que ha encontrado Patricia Leduc (1949) en el archivo de su padre –que custodia desde su muerte, el 2 de agosto de 1986–, que le han dado «sorpresas increíbles» y le permiten revalorarlo, afirma en entrevista con Excélsior, como un «hombre ordenado» y un «periodista combativo», pues también conserva los números de los diversos periódicos que dirigió.
«Ha sido maravilloso descubrir que un tipo como mi papá, de quien se creía que era desordenado, bohemio, era muy ordenado y guardaba todo. Algunos de sus papeles tienen más de cien años y están en perfecto estado», añade.
Archivados por la economista en folders, en orden cronológico, algunos con un índice que los describe, pero aún sin catalogar y analizar, los papeles del poeta y periodista son un tesoro aún inexplorado por los investigadores.
Entre las cartas del autor del famoso poema que evoca la «Sabia virtud de conocer el tiempo…» destacan las que le envió a su madre Amalia desde París, entre 1934 y 1941, y las que le mandaron escritores como Pablo Neruda y José Gorostiza.
Patricia Leduc adelanta que un primer producto de la consulta de este acervo será la Iconografía que prepara junto con el investigador Juan Leyva, donde reunirá unas 184 fotografías de su padre, acompañadas de pequeños textos que destaquen la importancia del momento y de los personajes que aparecen en ellas.
«Ya llevo 154, me falta documentar 30. Espero tenerlas listas el próximo año», señala la también licenciada en Letras Hispánicas por la UNAM.
Tras sumergirse en los secretos del telegrafista de la División del Norte, comandada por Francisco Villa, la escritora piensa que hace falta revalorarlo como periodista, porque su obra literaria «está bien publicada y los jóvenes la siguen leyendo».
Leduc, pasión periodística
En entrevista, la hija de Renato Leduc, afirma que la imagen de su padre se ha desviado sólo hacia la poesía y la bohemia; ella quiere que se vea como un aguerrido periodista que siempre estuvo del lado de los más necesitados. Ya trabaja en la organización de su archivo personal
«Creo que su papel como periodista no ha sido muy estudiado. Ha predominado la leyenda, pero falta un trabajo de largo aliento sobre su oficio periodístico», afirma Patricia Leduc sobre su padre el poeta Renato Leduc (1895-1986).
La heredera del archivo del también narrador explica en entrevista que, durante los 30 años que han transcurrido después de su muerte, ha sido evocado como el telegrafista de Pacho Villa, el último bohemio, el que se casó con la pintora Leonora Carrington para protegerla de la persecución nazi trayéndola a México o el que rechazó a la diva del cine María Félix.
«Pero yo quisiera que fuera recordado más como un periodista combativo que estuvo siempre al servicio de las causas de la gente más necesitada», agrega.
Dice que don Renato empezó a ejercer este oficio hacia 1943 o 1944, a su regreso de Francia, donde trabajó durante siete años en una delegación fiscal de Hacienda que le pagaba a los diplomáticos mexicanos.
«Cuando volvió no sabía dónde trabajar y se hizo periodista. Digamos que el destino lo empujó. Conoció a Jorge Piñó Sandoval, el reportero estrella de Excélsior, y él lo animó a que escribiera. El periodismo fue primero su fuente de vida, y después su pasión», añade.
Cuenta que el autor de las novelas Los banquetes y El corsario beige colaboró, además de en El Periódico de la Vida Nacional, en la cadena de diarios García Valseca, el Diario de México, las revistas Siempre!, Hoy y Política y el dominical Claridades.
«Tengo decenas de cartas que le enviaba la gente para denunciar, quejarse, felicitarlo por los artículos y también para criticarlo. Tenía una relación muy estrecha con sus lectores. Como vivió la Revolución y vio las injusticias, tomó partido por los obreros y campesinos», recuerda.
Leduc también dirigió o codirigió periódicos independientes como Presente, El Apretado y Momento de México, recuerda su hija; en ellos dio rienda suelta a su espíritu crítico y buen humor.
«De Presente publicó 36 números en 1940, en alianza con Piñó Sandoval. Fue para criticar la corrupción del gobierno alemanista. Provocó un escándalo. Les quemaron la imprenta.
»Luego, de 1951 a 1952, sacó El Apretado, junto con Antonio Arias Bernal, contra la candidatura a la presidencia de la República que pretendía hacer Fernando Casas Alemán. Y Momento de México nació para criticar al presidente Adolfo Ruiz Cortínez. Lanzó el primer número el 12 de octubre de 1954, y el último el 28 de septiembre de 1956.
»Revisando los artículos y leyendo las cartas de la gente no veo que las cosas hayan cambiado. Estamos igual o peor. Las quejas son las mismas: los despojos y la corrupción de los funcionarios», concluye.
La hija del autor de El aula (1929) espera que el acervo de su padre despierte el interés de los investigadores, «porque hay mil temas que se pueden seguir aquí». Por lo pronto, añade, la UNAM le ha ofrecido asesoría para su catalogación y conservación.
Un hombre de la calle
Patricia Leduc recuerda a don Renato de una manera especial. «Conmigo tuvo una relación muy cercana. Lo evoco como un papá no muy apapachoso, porque nunca lo fue, era hombre de la calle, afectuoso a su manera.
«Tenía su oficina en Antonio Caso. Ahí siempre recibía a la gente, a los campesinos, obreros, intelectuales, a los carniceros del rastro de Tacubaya. Lo recuerdo como un hombre muy generoso, porque siempre estuvo al servicio de mucha gente», señala.
La estudiosa de 67 años de edad es la única hija del segundo matrimonio del poeta, con Amalia Romero, 30 años menor que él. «Su primera esposa fue Altagracia Gómez, con quien tuvo tres hijos: Renato, que ya murió, Alicia, de 89 años, y Héctor, quien vive en Monterrey. Con mi mamá se casó en 1948, ella tenía 23 años y él 53, era mucha la diferencia».
Quien cuidó al vate viajero durante la última década de su vida piensa que se tiene una falsa imagen de él.
«No era borracho ni cínico, como algunos le han llamado; aunque sí era malhablado, pero no vulgar. Alguien lo acusó de misógino, no lo era, amaba a las mujeres y ellas lo perseguían. Pero sin duda fue producto del siglo XIX, tuvo que trabajar desde los 13 años de edad y aún así se acercó a la literatura y aprendió el francés».
Indica que Renato Leduc estuvo lúcido hasta el final de su vida. «Incluso, a sus 90 años, escribió unos últimos poemas para despedirse de la poesía».
Leduc fue convertido en poeta por decreto presidencial
Tras vivir la Revolución mexicana como telegrafista de la División del Norte comandada por el general Francisco Villa, y estar siempre cerca de los campesinos y obreros, el poeta Renato Leduc se sentía con todo el derecho y la libertad de opinar sobre este movimiento.
Por eso, en enero de 1960, se animó a declarar en Caracas, Venezuela, cuenta su hija Patricia Leduc, que la Revolución mexicana había muerto y que había sido usufructuada por un grupo. Lo que causó consternación.
Meses después, el entonces presidente Adolfo López Mateos llegó a Caracas en una gira de trabajo y le preguntaron sobre lo dicho por Leduc. El mandatario cuestionó a la prensa sobre quién era el periodista y cuando le dijeron que Leduc respondió: «¡Ah!, no, Renato es un poeta».
En México, Leduc reviró: «Yo agradezco al señor presidente su respuesta porque no me desmintió. Fue una salida airosa y en eso considero que estuvo en su papel. Por lo demás, es halagüeño ser poeta por decreto presidencial».
Patricia detalla que estas declaraciones motivaron «una hostilización» hacia su padre por parte del «secretario particular del presidente». Sólo así, la economista se explica que el 10 de agosto de 1960 haya sido publicada en la portada de la segunda edición de Últimas noticias de Excélsior una fotografía falsa de su padre participando en una marcha de maestros.
La imagen vertical, donde el poeta aparece con sombrero y botas, lleva el pie de foto: «Renato Leduc, acompañado de su discípulo, el niño orador de Xochimilco, Mario Pérez y Pérez, participó en los desórdenes de ayer, en traje de campaña, incitando a la agresión».
En su momento, el escritor aclaró que el retrato no era suyo y que el pie de foto era falso. «El más superficial examen muestra que se trata de una fotografía retocada y, por añadidura, en forma absolutamente burda e inepta», según consta en la carta que publicó el semanario Éxito, en su número del 14 al 20 de agosto de 1960.
«Era un señor que se parecía a mi papá. Recuerdo que él usaba siempre traje sin corbata y zapatos cafés. En la vida lo vi con botas, no era él, y menos con un niño», agrega Patricia.
Tras la publicación de esta fotografía, don Renato dejó de colaborar en Excélsior. Por eso, su hija se sorprendió verla de nuevo en las páginas de El Periódico de la Vida Nacional el pasado 31 de julio, acompañando una nota que conmemoraba su 30 aniversario luctuoso. Esto se debió a un error de catalogación que ya fue corregido.
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