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Mano-concha, 1934, Dora Maar. Colección Georges Pompidou. (Foto: Cortesía Museo Amparo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 9 de junio 2009, (RanchoNEWS).- Por primera vez el acervo del museo parisino se exhibirá en un recinto del país. Con el título El sabotaje de lo real. Fotografía surrealista y de vanguardia, el Museo Amparo ofrece 150 obras de esa colección junto con cientos de imágenes de fotógrafos mexicanos. Una nota de Laura Cortés para Milenio:
En los años 30, durante su estancia en México, un joven francés llamado Henri Cartier-Bresson descubría con su cámara los alcances de la fotografía y, también, de su talento. Entre las imágenes que realizó en esa época, se encuentra un retrato de su amiga Guadalupe Marín posando con las nalgas desnudas junto a un excusado.
Aunque Cartier-Bresson adquirió celebridad por sus magistrales imágenes, algunas de ellas han sido muy poco difundidas; es el caso de la tomada en 1934 a la ex esposa de Diego Rivera.
Ocho décadas después el original de esa fotografía junto con otras cientos realizadas por fotógrafos europeos y mexicanos serán exhibidas en la muestra El sabotaje de lo real. Fotografía surrealista y de vanguardia. Visiones cruzadas entre México y Europa, que se presentará en el Museo Amparo de Puebla a partir del próximo viernes y hasta el 31 de agosto.
Gracias a un intercambio cultural con el Centro Georges Pompidou de París, uno de los museos más importantes del mundo que por primera vez presta obras de su colección a un recinto mexicano, la muestra se conforma de 229 fotografías, de las cuales 150 pertenecen al acervo francés y el resto a colecciones mexicanas y estadunidenses. Todas las obras se integran a la vanguardia surrealista que abarca de los años 20 a la década de los 60.
Más que sólo una época, los fotógrafos incluidos tienen en común su cuestionamiento de la realidad y su gusto por transformarla a través de la imagen, usando recursos como el fotomontaje, la iluminación y el collage.
Curada por la mexicana Ángeles Alonso Espinosa y por el francés Quentin Bajac, con museografía de Miguel Cervantes, en esta exposición podrán apreciarse imágenes tan conocidas como La buena fama durmiendo, realizada por Manuel Álvarez Bravo a solicitud del padre del surrealismo, André Bretón, así como obra de autores poco explorados como el poblano Juan Crisóstomo Méndez quien en los años 20 realizó perturbadores desnudos en los que empleaba velos, antifaces y otros objetos para la composición de sus imágenes. Por parte de los artistas europeos, se exhibirán (algunas por primera vez en México) obras originales de autores como Man Ray, Brassai o Marcel Marien, entre otros.
Teatro del crimen, metáforas del cuerpo y objetos fetiche forman parte de la temática de esta exposición, que ocupará 13 salas y se dividirá en tres áreas: poética urbana, cuerpos desacordados y cosas soñadas.
Sobre El sabotaje de lo real, José Antonio Rodríguez, quien escribió algunos ensayos para el catálogo de la muestra, destaca que «México no había tenido antes una exposición de tal magnitud, donde todas son obras originales, con impresiones hechas por el autor».
El crítico de fotografía señala que un gran número de imágenes no se habían visto antes en México y otras sólo han sido «escasamente» vistas. «A Man Ray, por ejemplo, no lo hemos visto con obras originales». Otro aspecto sobresaliente, en su opinión, «es la confrontación de los artistas vanguardistas europeos con los mexicanos también vanguardistas», una vertiente tampoco explorada.
El surrealismo en México
Luego de sus visitas a México, André Bretón aseguró que era «el lugar del surrealismo por excelencia». En 1939, fascinado por el país, Breton organizó en la Galería Renou & Colle de París, una exposición dedicada a México, donde incluyó obras de Manuel Álvarez Bravo, Frida Kahlo y José Guadalupe Posada.
A partir de entonces, fotógrafos franceses como Raoul Ubac y Henri Cartier-Bresson viajaron a México propiciando una retroalimentación con creadores como Manuel Álvarez Bravo y Agustín Jiménez.
Aunque otros artistas mexicanos no trabajaron directamente con los artistas europeos, sí se alimentaron de la producción surrealista; es el caso de Lola Álvarez Bravo, Kati Horna (nacida en Hungría, nacionalizada mexicana) e incluso Nacho López, «quien ingresó tardíamente a la revolución surrealista», explica Rodríguez. En El sabotaje de lo real se incluye obra de fotógrafos mexicanos no necesariamente considerados surrealistas, pero que sí comparten elementos de esa corriente.
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