Una mujer Tzotzil golpea a un soldado, Chenalo, Chiapas, 1998. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 1° de marzo de 2020. (RanchoNEWS).- Nacido en Fresnillo, Zacatecas (1955), autor de varias fotografías ya emblemáticas del fotoperiodismo –la imagen de los mineros que protestan desnudos un amanecer en Pachuca, 1985, y la de las indígenas tzotiles que rechazan a soldados del Ejército Mexicano en X’Oyep, Chiapas, Premio Internacional de Periodismo Rey de España 1998, entre otras muchas– habla aquí con frescura de su trayectoria personal y del rigor, disciplina y entrega que exige ese pequeño clic que detiene el mundo.
Nosotros, los Valtierra, un día fuimos los sintierra. No fue en mi niñez, sino tiempo después, cuando comprendí esas líneas de Dante Alighieri al afirmar, en boca de uno de sus personajes, que no hay peor dolor que recordar la abundancia en tiempos de miseria. Mi abuela, mi padre y dos de sus hermanos, eran dueños de 222 hectáreas semiáridas y un buen número de cabezas de ganado. Mi padre y mi tíos pidieron un crédito para comprar más ganado y engordarlo cuando llegaran las lluvias, pero las nubes se aferraron a la ausencia. Una larga sequía asoló la región y nos trajo no sólo vacas flacas, toros y becerros, también hambre y muerte. Nos despojó de cuanto teníamos. Juan Valtierra y Socorro Ruvalcaba abandonaron San Luis de Ábrego, mejor conocido como El Chivo, para refugiarse en Fresnillo con su familia. No es que allí hubiera muchas oportunidades, pero al menos podíamos sobrevivir. Yo tenía doce años de edad –nací en 1955– y éramos ocho hermanos, seríamos nueve, pero ya había muerto una, luego nacerían otros tres en Ciudad de México. Vivimos once y soy el tercero en orden decreciente. Tengo dos hermanas mayores.
José Ángel Leyva lo entrevista para el suplemento La Semanal de La Jornada
La entrevista