Un doctor prescribe otras noventa sanguijuelas para un enfermo en cama; algunos caballeros se agolpan alrededor. Litografía a color de C.J. Traviès, c. 1827. (Foto: Wellcome Collection. Attribution 4.0 International (CC BY 4.0))
C iudad Juárez, Chihuahua. 20 de marzo de 2020. (RanchoNEWS).- Una de las muertes más famosas entre los escritores es la de Antón Chéjov. Se ha contado en sus muchas biografías y se recuerda sobre todo por el cuento «Errand», de Raymond Carver, que fue el último de sus cuentos. Chéjov tenía casi un par de décadas con tuberculosis, una enfermedad entonces incurable. El tratamiento recomendado era buscarse aires más frescos y limpios que los hallados en las ciudades. De tal suerte, el escritor ruso fue a un balneario alemán con la esperanza de alargar sus días. Pero ahí encontró su última escena. La mujer llama de emergencia al doctor y éste, viendo la inminencia de la muerte, manda pedir una botella de champaña. «Hace mucho que no bebía champaña», dijo Chéjov. Apuró la copa y dio su espíritu, quiero decir que se murió.
En español, el cuento de Carver se llama «Tres rosas amarillas», pues «Mandado» o «Encargo» le sonó al traductor o editor poco atractivo y, sin embargo, las dos opciones anuladas son más chejovianas y, por lo tanto, más carverianas.
El texto de David Toscana es publicado por Letras Libres
El texto