C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de febrero de 2021. (RanchoNEWS).- El director Michel Franco (Ciudad de México, 1979) continúa abonando su fama de director controvertido y polémico, pero ahora modificando algunos de los rasgos estilísticos que habían definido su obra. En su nuevo filme, Nuevo orden, ganador del Gran Premio del Jurado en Venecia, la austeridad del diseño de producción, el ritmo pausado y la estaticidad de la cámara desaparecen y dejan paso al movimiento, al nervio y la grandilocuencia. Tampoco hay rastro de los profundos y meticulosos estudios de personaje de filmes como Después de Lucía (2012) o El último paciente: Chronic (2015) y, en esta ocasión, en vez de auscultar temas concretos del ámbito social como el bullying o la eutanasia, Franco hace una enmienda a la totalidad del sistema, una exploración de su lado más oscuro. Este renacimiento autoral desemboca en un filme intenso, poderoso, pero terrible en cuanto a la visión que da del ser humano, hasta el punto de haber generado una gran controversia en México.
Nuevo orden es una distopía que juega a imaginar una revolución de las clases sociales más desfavorecidas contra la élite blanca del país y la posterior represión del alzamiento. El impacto del filme, que se inspira en movimientos como Occupy Wall Street o los chalecos amarillos de Francia, procede de la extrema violencia que recorre el minutaje, una violencia que se presenta de manera cruda y fría. Aunque nada de lo que ocurre en esta película con vocación de espectáculo a gran escala (participaron unos 3.000 extras en total) resulta excesivamente increíble en el país en el que en 2014 desaparecieron 43 estudiantes en Iguala o donde el narcotráfico tiende sus tentáculos a diestro y siniestro hasta corromper todos los estratos de la sociedad.
Una reseña de Javier Yuste para El Cultural