C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de abril de 2022. (RanchoNEWS).- Creemos que los universitarios, por serlo, son lectores autónomos y adictos a los libros. Lo cierto es que se trata de un ideal más que de una realidad. Ésta es muy diferente, pero, para admitirla, fue necesario que algunos centros de educación superior se atrevieran a ventilar la verdad en lugar de ocultarla. Años antes, ya Gabriel Zaid había vaticinado, con su imbatible ironía, que si los universitarios fuesen realmente lectores los míseros tirajes de mil ejemplares de un libro no tardarían diez años en agotarse y habría un auge de lectura nunca visto.
La Red Internacional de Universidades Lectoras (RIUL), fundada en 2006 y que hoy está integrada por más de cuarenta centros de educación superior de España, Portugal, Rusia, Italia, Argentina, Brasil, México, Chile, Nicaragua, El Salvador y Venezuela, admitió, por vez primera, que las universidades necesitaban urgentemente, más allá de la «alfabetización académica» de rigor, la práctica continua y aun placentera de la lectura, ahí donde siempre se da como supuesto que leer es cosa que todos los universitarios practican con habilidad y no sólo por obligación, sino especialmente por la pasión del conocimiento y por el placer que depara la lectura misma, sea ésta informativa, estética, técnica o científica.
El texto de Juan Domingo Argüelles es publicado por el suplemento El Cultural de La Razón