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Álvaro Mutis y Gabriel García Márquez durante el homenaje al primero, en la FIL (Foto:Arturo Campos Cedillo)
G uadalajara, Jal., 25 de noviembre, 2007. (Ericka Montaño Garfias/ La Jornada).- «¡Cuánto queremos a Álvaro Mutis!» Con esas palabras Gabriel García Márquez cerró el homenaje que se le rindió este domingo a Álvaro Mutis, en un auditorio que no alcanzó a dar cabida a las más de 2 mil personas que se dieron cita para ver a los dos grandes escritores colombianos en el auditorio Juan Rulfo de la FIL de Guadalajara.
La esperanza era que ambos rompieran el pacto que, como amigos, hicieron hace muchos años, no hablar bien ni mal del otro en público. Un pacto que se ha roto, al menos, en dos ocasiones. Ayer se rompió de nuevo.
Dijo el premio Nobel: «Es un acto tan serio, tan entrañable, que creo que iría contra nuestros principios y contra nuestra amistad que dijera algo más de lo que vine a decir, que es: ¡Cuánto queremos a Álvaro Mutis!»
Los aplausos dieron paso entonces al mensaje, breve aunque esperado, del homenajeado. «En estas circunstancias en que estoy ahora sintiendo toda esta ola maravillosa de cariño, firme, sincero, auténtico, realmente ahí sí, como dicen los famosos oradores, no tengo palabras. Es que no tengo palabras, estoy muy conmocionado, muy emocionado y bueno, sólo me queda contarle un día a Maqcroll toda esta tarde magnífica que hemos pasado ustedes y yo. Un abrazo para todos».
Después de la ministra de Cultura de Colombia, Paula Marcela Moreno Zapata; del ex presidentes colombiano Belisario Betancur; de Álvaro Castaño, director de la radiodifusora colombiana HJCK, y de los autores mexicanos Ignacio Padilla y Jorge Volpi, los aplausos y gritos anunciaron la llegada de Gabo.
Unos cuantos minutos más tarde se repitió la dosis cuando miles de ojos ubicaron la figura de Álvaro Mutis. Y así, ya todos en sus lugares, la ceremonia comenzó con las palabras de la ministra Moreno Zapata:
«El autor ha venido dejando su huella por mar y tierra como Maqroll, el gaviero, quien viaja en una incansable búsqueda. ¿Cuánto de Mutis hay en Maqroll y cuánto del maestro en el gaviero? Sólo me queda en nombre de una nación agradecerle por su poesía y su prosa. Por su obra y grandeza de su sencillez sólo me queda decirle, muchas gracias».
El ex presidente Belisario Betancur retomó aquel viejo documento con el que Gabo celebró los 70 años de Mutis hace una década. Texto que reza: «Mi amigo Mutis, Álvaro y yo habíamos hecho el pacto de no hablar en público el uno del otro, ni bien ni mal, como una vacuna contra la viruela de los elogios mutuos, hace 10 años justos y en este mismo sitio él violó aquel pacto de salubridad social sólo porque no le gustó el peluquero que le recomendé, he esperando para comerme el plato frío de la venganza…»
En esa lectura, García Márquez recordó que su primer encuentro con Mutis ocurrió años antes de lo que ellos mismos recordaban, o cuando Mutis le dio el libro de Juan Rulfo «para que aprendas. Nunca imaginó en la que se había metido, pues con eso aprendí a escribir siempre de otro modo y a no contar de lo que estaba escribiendo». O de algunos de los riesgos que Mutis había corrido en sus oficios «raros e innumerables», como cuando «a los 18 años, como locutor, un marido celoso lo esperó armado en la esquina porque creía haber detectado mensajes cifrados a su esposa en las presentaciones que él improvisaba en sus programas», o aquella en la que «se equivocó de película y en vez de un documental de niños huérfanos les proyectó una comedia pornográfica de monjas y soldados enmascarados bajo un título inocente, El cultivo del naranjo» a un grupo de mujeres conservadoras.
Siguieron desgranándose las anécdotas para después darle al homenajeado un regalo especial, una pieza para violonchelo, la Suite número tres en do mayor de las sonatas de Bach para violoncelo, interpretada por el músico mexicano Carlos Prieto. Otro regalo fue un libro homenaje que reúne textos, imágenes y audio de las intervenciones de Mutis.
Ya horas antes, ÁlvaroMutis había roto su silencio, y en un encuentro con la prensa nacional e internacional, habló un poco de su vida, de su obra, del exilio, de la violencia en su país.
No se preocupa por lo que ocurre con lo que ha escrito, por eso su hijo, el poeta Santiago Mutis, se dedica a buscar y recopilar esos documentos. Gracias a ese trabajo en los próximos meses estarán listos dos nuevos libros: uno de ellos reúne los textos que ÁlvaroMutis escribió a los 22 o 23 años sobre autores mexicanos, poetas, músicos y fotógrafos; el segundo con traducciones de poesía.
Respecto de la violencia en su país natal, Mutis señaló, «no existe una fórmula o un sistema para salir de esa situación, el mundo todo está viviendo una violencia terrible, lo que está sucediendo en Irak y otros lugares, vivimos una suerte de liquidación de la especie humana en el mundo. La situación de Colombia forma parte de esa crisis mundial».
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