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martes, noviembre 20, 2007

Libros / China: Reeditan la enciclopedia más antigua del mundo

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La colección bibliográfica data de del siglo XV. (Foto: EFE)

P ekín, Lunes 12 de noviembre de 2007. (EFE).- La Biblioteca Nacional acaba de reeditar la enciclopedia más antigua de la Historia, el Canon de Yongle, que recopilaba todo el saber de la civilización china hasta el siglo XV, trescientos años antes del sueño de Diderot.

Dos mil académicos trabajaron a las órdenes del emperador Yongle (1402-1424), que reinó durante la dinastía Ming, hasta compilar 8 mil obras que incluían todo el saber chino hasta entonces en Agricultura, Arte, Astronomía, Literatura, Historia, Medicina, Religión, Ciencias y Tecnología.

El colosal trabajo fue llevado a cabo en la universidad de la entonces capital imperial, Nankín, entre 1407 y 1408, hasta reunir 22 mil 877 rollos distribuidos en 11 mil 095 volúmenes, una obra imposible de reimprimir con sus 40 metros cúbicos materiales, por lo que tuvo que hacerse una segunda copia manuscrita.

Yongle trasladó la capital a Pekín en 1421 y se llevó su Canon.

A partir de entonces, el destino del Yongle Dadian (en mandarín) estuvo marcado por continuos desastres. En 1557 el emperador Jiajing realizó una tercera copia tras salvarlo por los pelos de un incendio en la Ciudad Prohibida.

Algunas teorías señalan que Jiajing se llevó la copia original a la tumba, ya que la copia desapareció de los archivos históricos de forma misteriosa con el fin de la floreciente dinastía Ming en 1644.

Las otras copias fueron mermando hasta que la mayor parte de los 800 volúmenes restantes ardieron en un incendio durante la Rebelión de los Bóxer (1900).

«En China tenemos registrados 164 volúmenes del Yongle, la mayor parte de lo que se conserva en el mundo», explicó a Efe Xu Shu, editor de la Biblioteca Nacional.

Entre las «joyas» del Canon que han sobrevivido en China se encuentra la «Historia Antigua de los Cinco Reinos» (Jiu Wudai Shi): «No existe una copia en ningún otro lugar», asegura Xu.

«El mayor número de volúmenes existentes del Canon de Yongle están en China, Japón, Estados Unidos y Reino Unido», explicó a Efe Sören Edgren, director editorial del Proyecto Libros Chinos Únicos de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, EU).

Unos 60 volúmenes del Canon se conservan en Taiwán, menos de 40 en Japón, entre 3 y 5 en Reino Unido y hasta 3 en EU.

Las autoridades chinas están trabajando contrarreloj para salvar este incalculable legado histórico reeditándolo en foto-facsímil, y una buena parte de él se pudo ver hasta hoy en la Biblioteca Nacional de China en la mayor exposición de este tipo desde la creación de la República Popular en 1949.

La exposición mostraba 15 mil volúmenes clásicos en facsímil, entre ellos parte de los llamados «cuatro tesoros»: el propio Canon de Yongle, los Manuscritos de Dunhuang, el Zhaocheng Tripitaka (el Canon Budista Chino) y el Siku Quanshu («Libros completos de las cuatro bibliotecas imperiales»).

El Siku Quanshu (500 de cuyos 36 mil 381 volúmenes estaban recogidos en el Yongle) fue la ambición del emperador manchú Qianlong, que quiso demostrar en 1773 la superioridad de su dinastía (la Qing) reuniendo una obra más vasta que el Canon de Yongle.

Explican los organizadores de la muestra que estas obras son «la riqueza espiritual de China», la civilización más antigua del mundo, aunque hoy en día no quede prácticamente nada de ellas.

«Hemos perdido la mayor parte del periodo que va entre la Dinastía Shang (618) hasta la Qing (1644). De las dinastías Song (960-1279) y Yuan (1272-1360) no queda casi nada», agregan.

En 1985 la mayor parte de este legado, unos 30 mil volúmenes, estaban registrados en la Biblioteca Nacional.

En la exposición, «Libros antiguos de China reeditados», se mostraron biografías, documentos históricos, obras de literatura, filosofía y religión de las dinastías Tang, Song, Jin, Ming y Qing.

Señala Sören Edgren que, además de las pérdidas registradas hasta el siglo XX, algunas «publicaciones antiguas en pequeñas colecciones privadas que no estaban depositadas en bibliotecas y museos fueron dañadas o perdidas durante la Revolución Cultural» (1966-1976).

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